TERCERA SESIÓN DE LAS CONVERSACIONES DE SAN
ESTEBAN
Es necesaria la
integración del kerigma cristiano en el nuevo paradigma científico, que concibe
el universo como un enigma
La sala del Capítulo Nuevo de San Esteban se llenó de
nuevo para escuchar a Javier Monserrat,
jesuita y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, en el Departamento de Psicología
Básica, especializado en Percepción y ciencia de la visión. En esta tercera
sesión de las Conversaciones de San Esteban se buscaban las luces de nuestro
tiempo, en una nueva dimensión en el
diálogo entre religión y ciencia, título de la conferencia.
El director de las Conversaciones Fray Juan
Manuel Almarza Meñica realizó una emotiva presentación, recordando a los seis
mártires de la UCA. Ya han pasado 25 años
y quiero hacer público mi recuerdo nítido de ese día: Estaba yo en Valladolid,
de donde eran dos de ellos, Ignacio Martín-Baró y Segundo Montes de y allí
tenían a toda su familia. …Fui al voluntariado que estaba en la calle Ruiz
Hernández, en una de las dependencias de la residencia de los padres Jesuitas.
Iba con el ánimo de acompañarles con mi sentimiento. Fui a la portería y no
había nadie. Al cabo de un momento apareció el P. Jon Sobrino. Estuvimos solos
casi dos horas. Él sólo sabía decir: “Yo tenía que haber estado allí”. Y yo,
para consolarle sólo sabía repetirle: “Jon tú estabas donde tenías que
estar”... Hablamos muy poco… pero sentí muy cerca su corazón.
Siguió después la presentación, indicando que Javier es un
hombre polifacético en su investigación y en sus actividades que se anudan en
tres hilos: La dimensión evangélica y eclesial, la dimensión de la modernidad, cuya clave es la ciencia y como trasfondo o como objetivo la solidaridad y realización de la justicia. A ellos se añaden la
psicología de la cultura y la filosofía política. En todos estos campos tiene
importantes publicaciones: Epistemología
evolutiva y teoría de la ciencia (1984), Dédalo. La revolución americana
del siglo XXI (2002), Hacia un Nuevo Mundo: filosofía política del
protagonismo histórico emergente de la sociedad civil (2005), Hacia el Nuevo Concilio, El paradigma de la modernidad en la Era de la
Ciencia (2010). En esta última obra sostiene: "El discurso de la Iglesia no puede parecer ridículo, acientífico,
o ininteligible para nuestro tiempo". Juan XXIII comenzó a diseñar el
Concilio Vaticano II con la pretensión de que la Iglesia estudiara y explicara
el cristianismo de siempre, el mensaje de Jesús pero de manera apropiada a
nuestra época. …Pero el Concilio no llegó a realizar todo esto. De ahí que su
gran quehacer, su gran tarea, cómo presentar el cristianismo en nuestra época,
quedó pendiente y daría lugar posteriormente a posiciones divergentes. …En este
sentido, más que hermenéuticas o reinterpretaciones del Concilio Vaticano II
propone recuperar su espíritu en un nuevo concilio en el que el que el programa
del Vaticano II llegara a su cumplimiento…La clave de este planteamiento es que
El mundo creado por Dios no es como se describió en el paradigma antiguo.
Debemos aceptar que el mundo creado
por Dios es tal y como nos lo describe hoy en día la ciencia.
De esa idea partió la conferencia de Javier Monserrat, la integración del kerigma cristiano en el
nuevo paradigma científico, el universo como un enigma. Para ello partió de
la pregunta que responderá afirmativamente: ¿Permite la ciencia una nueva imagen del cristianismo?
La idea inicial es que se vive la experiencia religiosa
dentro de la tradición cristiana, como adhesión personal a la figura de Jesús
de Nazaret, y La creencia que el Dios de la creación se ha revelado en ese
hombre de Nazaret. La razón natural accedemos a esa creación y por la
revelación al misterio de Cristo. La Teología es la comprensión de esa revelación
dada en Jesús de Nazaret. Pero esa explicación del su mensaje lo realiza la
Iglesia asistida por Dios, desde dos pilares, la escritura y la tradición. Ella
establece el Kerigma, los contenidos esenciales de la fe cristiana que se dan
en la escritura. Pero la interpretación del mensaje se realiza desde un tiempo
muy concreto y desde cada cultura a la largo de la historia, para ello es
necesario la hermenéutica. En la historia se han producido diferentes
interpretaciones del Kerigma cristiano: San Agustín, Santo Tomás, Suárez, Duns
Scoto, etc. Siempre, la teología es el kerigma más la hermenéutica o
interpretación en cada momento cultural.
En nuestra cultura, la imagen del universo ha cambiado, con
ello se ha producido una crisis de la
religiosidad cristiana en el mundo moderno. ¿Cuáles son las causas? Se
pregunta el ponente. El kerigma se ha interpretado desde un paradigma
ontológico basado en la cultura greco-romana, donde el universo es patente para
su verdad última, a la razón humana, generando con una filosofía teológica
teocentrista y una dimensión política teocrática. Así la crisis de la religión
cristiana en la modernidad es una crisis de su teocentrismo y de su teocratismo
socio-político.
Al adaptar este paradigma antiguo a la modernidad se ha
producido una crisis, una falta de adecuación. Estamos en un tiempo excepcional, de tránsito del
paradigma antiguo greco-romano, al paradigma de la modernidad. La imagen de
la razón y del universo pueden llegar a una reconciliación, al igual que la
dimensión socio-política y moral. El punto crucial de este tránsito, es la nueva imagen del universo que se nos
impone es la del enigma, un universo abierto e indeterminado, con una
ambivalencia interpretativa. En este nuevo paradigma se producen argumentos de
verosimilitud a favor de la existencia de Dios, pero no son impositivos y las
interpretaciones ateas y agnósticas son también posibles.
Este universo enigmático
es el que Dios ha querido crear, y desde esta realidad de la incertidumbre hay
que entender el Kerigma. Dios no ha puesto al hombre en un universo de
evidencias, sino ante un enigma
metafísico, esto nos abre a una
nueva experiencia moderna del silencio de Dios. En la nueva ciencia, el
universo puede ser interpretado sin Dios y desde este silencio surge la
pregunta por el Dios oculto y el Dios liberador. Un Dios oculto en el enigma
del universo que sólo podemos acceder con argumentos limitados y un Dios liberador
ante el drama de la historia y el problema del sufrimiento. Ser cristiano es
aceptar el misterio de Cristo en el Dios
oculto, misterio de la muerte en la cruz y Dios liberador, misterio de la
resurrección. Todo hombre religioso tiene conciencia de que Dios existe, pero debe aceptar su silencio y su
ocultamiento, pero sabiendo que sólo Dios da la plenitud. Desde esta
realidad, se establece un Teología de la
Kénosis.
Como conclusión de la teología de la kénosis, es la
conciencia de un universo creado por la capacidad de autodonación de Dios a la
libertad humana en la cristología. La modernidad nos presenta una nueva imagen
del cristianismo, pero éste sigue instalado en el paradigma antiguo. Para
adaptarse a esa nueva imagen, la iglesia
está abocada a replantear su hermenéutica desde el paradigma de la modernidad,
pera ello es necesario la convocatoria
de un nuevo Concilio Ecuménico.
El próximo martes, 25 de nov. Hablará Cristina de la Cruz, profesora de Deusto sobre “Perspectivas y orientaciones para el mundo de la empresa y del
trabajo.
Juan Antonio Mateos
Pérez, OP
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