La posada del silencio
El texto de hoy
Despierta tu que duermes y te iluminará Cristo
La tierra entera espera cada día el amanecer, cada día la creación aguarda esa primera luz que es para este cosmos un inmenso júbilo.La tierra nunca se acostumbra al amanecer. La creación lo espera como algo nuevo, imprevisible que le puede llenar por sorpresa.
¡Despierta tu que duermes! En el silencio puede haber como un amanecer, una luz se nos puede hacer presente.
Este sueño es el letargo en que nos hunde la maldad, el egoísmo, el desorden, la ambición...; cuando todo esto va cesando amanece la luz en nuestro corazón y se va haciendo presente un júbilo, se va haciendo presente una paz. El silencio se nos vuelve luz, como un amanecer.
Que todo vaya cesando en el silencio, que todo se vaya consumiendo, quemando, en este amor que es el silencio y será esta hora como una hora de amanecer para ti.
“Despierta tu que duermes y te iluminará Cristo”.
Dejad que el silencio se extienda a todo el cuerpo, que se propague por todo lo que somos. El silencio puede ser vida de nuestro cuerpo. No tengáis miedo a dar silencio a vuestros puntos de vista, a vuestras opiniones, a lo que normalmente pensamos. Nunca debemos detenernos aunque sean hermosos pensamientos, es señal de nuestro egoísmo que busca siempre complacerse.
No tengáis miedo a dejar vuestros sentimientos, ellos van y vienen, vienen y os dejan, dejadles que se vayan; es vuestra superficialidad.
Vivid el silencio con esta confianza. El silencio así es desapego. Pero recuerda que en el silencio te vuelves tu mismo, eres verdaderamente tu mismo. En el silencio por eso vives en comunión con todos y con todas las cosas porque no buscas otra cosa que ese ser íntimo; a veces, son las cosas las que nos aíslan y distancian, a veces son las opiniones las que nos enfrentan con los demás. Cuando todo esto se sosiega y calma tu corazón vives en armonía con el resto de los seres humanos y de la creación. En el silencio te vuelves uno con todas las cosas.
Los dominicos y la Iglesia entera celebran hoy
Beato
Domingo Spadafora (1450-1521)
Presbítero
Dominico, nacido en Randazzo, despreciando cualquier humana grandeza, decidió
honrar y servir al Señor de los Señores entrando en la Orden Dominicana.
Los
habitantes de Monte Crevignone, en el estado de Urbino, decidieron edificar una
Iglesia para dar cobijo a una imagen de la Santísima Virgen, por la que tenían
una gran devoción, pensando que la regentaran unos religiosos que se dedicasen
a la cura espiritual de la población circundante.
Para ello se
dirigieron al Maestro General de los Dominicos, para conseguir que se iniciaran
las obras, siendo elegido Domingo para dirigir la nueva fundación.
Domingo
trabajó diligentemente como guía hasta su muerte, dedicado a la predicación,
siendo considerado como un santo y como tal es venerado desde su muerte, ne
1521.
El Papa Benedicto XV confirmó su culto en 1912.
Abierto el plazo de inscripción para los cursos de formación y postgrado en la Escuela de Teología de San Esteban
La Escuela de Teología “San Esteban” ha abierto el plazo de inscripción para los cursos de formación y postgrado que se impartirán a lo largo del curso académico 2013-2014. La Escuela de Teología viene ofreciendo desde 1977 su servicio doctrinal a cuantos se interesan por una formación seria o buscan un mayor compromiso de su fe. Los cursos pueden realizarse también por asignaturas sueltas. Los alumnos pueden ser oficiales u oyentes. Las clases comenzarán el próximo 2 de octubre, los martes y miércoles de 19.30 a 21.20 horas.
Este año se impartirá el tercer curso de formación de la Escuela que contempla las siguientes asignaturas: Sacramentos de iniciación e Historia del Cristianismo (II), a cargo del prof. Gregorio Celada; Penitencia, Unción, Matrimonio y Orden Sacerdotal, por el prof. Miguel Á. del Río; El Pueblo de Dios, por el prof. Manuel Á. Martínez; Pensamiento paulino, por el prof. Juan Huarte y Ética social y cristiana, por el prof. Ángel Romo.
Respecto al curso de postgrado contempla las asignaturas: La política actual desde la teología; Historia de la Espiritualidad bíblica; Teología de la creación, Teología y ecología; Bioética y Apocalipsis, que serán impartidas por el profesorado: Juan Manuel Almarza, Julián de Cos, Juan José de León, Ángel Romo y Rafael González.
En la programación para el nuevo curso académico se encuentra también un curso breve de 10 horas de duración que se celebrará los días 24-28 de febrero de 2014 a cargo del profesor Jesús Espeja, y lleva por título: “Aproximación a la teología de la liberación”.
Información: 923 261 979
Escuela de Teología "San Esteban"
Facultad de Teología de San Esteban. Plaza Concilio de Trento s/n. SalamancaLa Escuela de Teología «San Esteban», ante esa apremiante necesidad, viene ofreciendo desde el curso 1977-1978 su servicio doctrinal a cuantos se interesan por una formación seria o buscan un mayor compromiso de su fe. Sus objetivos, que mediante el estudio sistemático y con la metodología apropiada aúnan ambas finalidades, procuran la constitución de una verdadera comunidad educadora, en la que todos, formadores y alumnos, asuman su vocación profética en el mundo y respondan a ella.
La Escuela ofrece, además, capacitación oficial reconocida por el episcopado español, para acceder a la enseñanza de la religión en Educación Infantil y Primaria.
Consta de cuatro cursos, de los cuales se impartirán este año los siguientes:
Curso I
• Conocer la Biblia........................
Prof. Eliseo Rodríguez Gutiérrez
• Pentateuco y Libros Históricos ... 15
Prof. Eliseo Rodríguez Gutiérrez
• Libros proféticos ............................ 16
Prof. Rafael González-Blanco
• Visión cristiana del hombre ......... 23
Prof. Emilio Bautista García Álvarez
• Historia del cristianismo (I)........... 14
Prof. Gregorio Celada Luengo
• ¿Qué es la Teología?.....................
Prof. Emilio Bautista García Álvarez
• Revelación y fe............................
Prof. Ricardo de Luis Carballada
• Bases de la ética cristiana ............ 24
Prof. Ángel Romo Fraile
• El hecho religioso.
Religiones no cristianas ................ 20
Prof. Juan José de León Lastra
Curso II
• Jesucristo....................
Prof. Jesús Díaz Sariego
• El misterio de Dios ........................ 32
Prof. Ricardo de Luis Carballada
• Religión y pensamiento
contemporáneo .............................. 20
Prof. Juan José de León Lastra
• Ética de la persona ........................ 20
Prof. Ángel Romo Fraile
• El evangelio de Jesús..................... 32
Prof. Rafael González Blanco
• Escatología y esperanza cristiana 24
Prof. Ricardo de Luis Carballada
CURSO III
• Sacramentos de iniciación ....................20 lecciones
Prof. Gregorio Celada Luengo
• Penitencia, Unción, Matrimonio
y Orden sacerdotal ..............................
Prof. Miguel Ángel del Río
• Historia del cristianismo (II) ....... 20
Prof. Gregorio Celada Luengo
• El Pueblo de Dios..........................
Prof. Manuel Ángel Martínez Juan
• Pensamiento paulino..................... 37
Prof. Juan Huarte Osácar
• Ética social cristiana ..................... 25
Prof. Ángel Romo Fraile
CURSO DE POSTGRADO
• La política actual desde la teología................. 20 lecciones
Prof. Juan Manuel Almarza Meñica
• Historia de la Espiritualidad bíblica................. 20
Prof. Julián De Cos Pérez de Camino
• Teología de la creación. Teología y ecología. 20
Prof. Juan José de León Lastra
• Bioética ..............................
Prof. Ángel Romo Fraile
• Apocalipsis ………………………..............……. 20
Prof. Rafael González Blanco
CURSOS ESPECIALES
Aproximación a la teología de la liberación.
Prof. Jesús Espeja Pardo, O.P.
Del 24 al 28 de febrero (Curso breve de 10 horas)
Descargar programa en PDF
CONVERSACIONES DE SAN ESTEBAN.
DEL 5 DE NOVIEMBRE AL 11 DE FEBRERO
Inauguración del curso de la FESD
El acto tuvo lugar en Madrid en el Colegio Santa María de Yermo el pasado miércoles dos de octubre.
3 de octubre de 2013Contó con la presencia de D. Emilio Díaz, Secretario General de Escuelas Católicas de Madrid, de D. Javier Urra, quien disertó sobre El bello reto de educar en valores, sentimientos y conocimientos, de miembros del Patronato de la FESD, de otros Equipos Directivos de los Colegios de la Fesd en Madrid, de profesores, familias, miembros de la Familia Dominicana y otros muchos amigos. El acto se cerró con una danza representada por el grupo de danza del colegio y un coctel en los locales del colegio.
Recorriendo los objetivos educativo-pastorales que la FESD se ha ido planteando en los últimos años y explicitando el objetivo que se ha concretado para los dos años que siguen, la Hna. Felicidad Bustillo Franco, miembro del Patronato de la FESD, abrió el Acto de Inauguración de curso de la FESD, saludo a los presentes, y declaró inaugurado el curso académico 2013-2014 de todos los centros de la Fundación Educativa Santo Domingo.
Leer el discurso completo de Felicidad Bustillo
Descubriendo las rutas de Bernardo
Bernardo Cuesta fue una de esas personas en las que palabras y hechos, pensamiento y acción, estuvieron indisolublemente unidos. No sólo fue un guía intelectual, sino también un maestro de vida, alguien que abrió caminos, señaló a través de su pensamiento y su acción, rutas por las que vale la pena seguir caminando.
20 de septiembre de 2013Éste es el hilo conductor de la publicación: descubrir las sendas de pensamiento y de acción que él siguió de manera lúcida y coherente. Mostrar que su modo de entender la Iglesia -que siempre consideró su hogar-, el mundo en el que vivió, la Orden a la que amó y mostrar también que su modo de implicarse en ellas y de responder a los problemas y desafíos que dentro de ellas se plantean, siguen siendo válidos y marcan rutas a seguir.
A partir de estos objetivos está estructurado el libro, que tiene tres partes: La primera parte, Semblanza, recoge la excelente síntesis biográfica que Juan Huarte, amigo y compañero, publicó en la revista Ciencia Tomista. Es muy completa y resume perfectamente la trayectoria vital de Bernardo.
La segunda parte, Pensamiento de Bernardo, es la más amplia y recoge algunos textos de Bernardo que expresan su visión de la vida y de algunos problemas que le preocuparon mucho y a los que dedicó estudio y reflexión. Tiene cinco capítulos o apartados: Rutas para entender, vivir y ser Iglesia; Rutas de análisis y propuestas al mundo de hoy; Rutas para ser cristiano en un mundo globalizado y enfermo; Rutas hacia la paz y en favor de la vida; Rutas que recogen y hacen vida la tradición dominicana.
La tercera parte, Testimonios, muestran que las sendas que el abrió y siguió dejaron huellas en quienes le conocieron y animan a continuar por ellas o en la misma dirección. Estas voces o testimonios de quienes vivieron con él en la Comunidad de Babilafuente, de las gentes de los pueblos donde ejerció durante más de treinta años su actividad pastoral, de sus compañeros de fatigas en Acción Verapaz, de otros profesores… son el mejor respaldo de su trayectoria vital.
- Más información y materiales en la web de Acción Verapaz
- Adquirir en libro en la Editorial San Esteban
DEL HAY AL DOYAutor:Colección: ALETHEIA
Esta
obra de Carlos Díaz representa una profundización en la filosofía
personalista a partir del diálogo con tres grandes autores de la
filosofía judía: Levinas, Buber y Rosenzweig.
La conclusión a la que se llega es que la vida humana se muestra como un
don, que precisamente se realiza en la propia donación del que recibe.
El sentido de la vida humana es dar el don recibido.
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Paro Minero Indefinido
Pronunciamiento del obispo dominico Mons. Francisco GONZALEZ HERNANDEZ O.P.sobre la situación actual que viven los mineros del Madre de Dios
PRONUNCIAMIENTO
EN VISTA DEL PARO MINERO INDEFINIDO anunciado para desde el 30 de setiembre del presente año, la Iglesia católica por la voz de su Obispo y responsables de sus organismos relacionados con la labor social, quieren hacer conocer su voz para que reine la paz con justicia en esta nuestra región de Madre de Dios.
EN NOMBRE DE NUESTRA RELIGIÓN REAFIRMAMOS CLARAMENTE QUE:
- Es imposible pensar suprimir la extracción minera aurífera de nuestra región.
- Es imposible seguir extrayendo este mineral de la forma actual.
- No se debe destruir las maquinarias de los mineros sino decomisarlas, si es que la ley lo exige.
- El paro minero anunciado debe realizarse con dignidad y paz, exigiendo justicia sin espíritu de venganza, respetando los derechos humanos de todos, tanto por parte de los manifestantes como por parte de las Fuerzas del orden.
RETOMANDO ESTOS PUNTOS:
1. Los minerales son parte de la
creación de Dios para el aprovechamiento humano. La actividad minera
genera empleos indispensables actualmente. Abandonar la pequeña minería
para dar concesiones solamente a grandes empresas, generalmente
extranjeras, sería un grave error social que iría en contra de la
“Inclusión social”, prioridad del Gobierno actual.
2. Por la moral, la ética y el simple sentido común se debe conservar el medio ambiente. Los mineros del oro, salvo en muy pequeños casos, no han hecho hasta ahora ningún esfuerzo libre y voluntario para mitigar los efectos de esta actividad, desde más de quince años que se les viene invitando a hacerlo.
Sin esperar leyes de formalización ellos pueden ya desde ahora:
3. Como escribe el Padre Pable Zabala, párroco de Colorado, en carta abierta al Presidente de la República: “Con bombas no gana el Perú, mejor es incautar para evitar pérdidas y disgustos y este espectáculo tan poco ecológico y contaminante”.
Estos procedimientos violentos despiertan odio y deseos de venganza en los afectados que, en algunos casos, ya estaban en camino de la legalidad.
Simplificando los procedimientos de formalización, el Gobierno debe ayudar a la minería y no combatirla, asumiendo los errores y dejadez del pasado que han llevado a la situación actual.
4. Muchos pobladores no están de acuerdo en que, una vez más, durante las manifestaciones de protesta, se les impide ganar el pan de cada día a causa de medidas violentas, de donde sea que vengan. Lamentamos que, hasta ahora, el diálogo no ha producido los resultados esperados.
2. Por la moral, la ética y el simple sentido común se debe conservar el medio ambiente. Los mineros del oro, salvo en muy pequeños casos, no han hecho hasta ahora ningún esfuerzo libre y voluntario para mitigar los efectos de esta actividad, desde más de quince años que se les viene invitando a hacerlo.
Sin esperar leyes de formalización ellos pueden ya desde ahora:
3. Como escribe el Padre Pable Zabala, párroco de Colorado, en carta abierta al Presidente de la República: “Con bombas no gana el Perú, mejor es incautar para evitar pérdidas y disgustos y este espectáculo tan poco ecológico y contaminante”.
Estos procedimientos violentos despiertan odio y deseos de venganza en los afectados que, en algunos casos, ya estaban en camino de la legalidad.
Simplificando los procedimientos de formalización, el Gobierno debe ayudar a la minería y no combatirla, asumiendo los errores y dejadez del pasado que han llevado a la situación actual.
4. Muchos pobladores no están de acuerdo en que, una vez más, durante las manifestaciones de protesta, se les impide ganar el pan de cada día a causa de medidas violentas, de donde sea que vengan. Lamentamos que, hasta ahora, el diálogo no ha producido los resultados esperados.
- Empadronar y proteger la vida y la salud de sus trabajadores.
- Mejorar las condiciones de vida de los campamentos.
- Recuperar los aceites quemados, los motores y enseres usados, los desechos sólidos y, sobre todo, el mercurio aunque sea por medio de retortas.
- Quedarse en el “corredor minero”, no invadir lugares donde se desarrolla otra actividad incompatible, respetar los lugares muy sensibles (aguajales, espejos de agua etc.) aunque se presume que son ricos en mineral.
Estamos seguros que si los mineros
empiezan a aplicar las medidas mencionadas arriba, ayudados por el
Gobierno con leyes aplicables, la formalización será rápidamente
realizada.
Así todos ganaremos y creemos que se respetará la voluntad de Dios.
Mons. Francisco GONZALEZ HERNANDEZ O.P.
Obispo.
Obispo.
P. Xavier M. ARBEX DE MORSIER
Párroco.
Edith y Filiberto Voluntarios de DVI desde Guatemala
Edith y
Filiberto después de un año de voluntariado en Coban, Guatemalareciben de su Comunidad de Acogida
una placa de reconocimiento por su extensa labor y testimonio de vida durante
un año etregado a su misión de los Hermanos Dominicos de Guatemala a quienes
también agradecemos su acogida a los voluntarios de DVI.
En su carta
de despedida Filiberto se acuerda también de los demás voluntarios y nos dice:
"Muchos
éxitos en tan maravillosa plataforma de amor y servicio a Dios y a la humanidad
como lo es DVI. Por su gentil intermedio, Edith y yo fraternalmente
abrazamos a todos los voluntarios que bajo su liderago y sabiduría se
encuentran en misión en diferentes partes del mundo. Seguiremos orando para que
Jesús y María los acompañen y el Espíritu Santo les de luz y fortaleza."
Carta de
despedida que nos envía Edith
El Santo
Espíritu del Señor la reconforte y avive siempre en su corazón la llama de su
amor.
Estamos hoy
a un día de dejar esta tierra de misión y no quiero partir sin decirle: gracias
infinitas por hacer de mí una mujer portadora del mensaje de Cristo en esta
hermosa tierra donde viven tantas personas llenas esperanzas y sedientas de la
Palabra que es la única que calma la sed de nuestras almas.
Ha sido y
será en mis recuerdos una experiencia hermosa, enriquecedora y, por la gracia
de Dios, muy fructífera. Si al llegar a Guatemala me sentía bendecida, al
terminar el voluntariado acá me siento mil veces más bendecida y
fortalecida por el Señor. En todo momento me sentí por El y María protegida y
acompañada por nuestro padre Santo Domingo. Sabía que también contaba con sus
oraciones.
Le cuento
que cerramos con broche de oro al hacer ayer las Promesas Temporales junto con
Filiberto y dos compañeros más. Fue maravilloso desde todo punto de vista
que la Fraternidad San Vicente Ferrer de Cobán nos haya acogido. Mucho me
ayudaron a crecer y a experimentar la vida en comunidad. Le comparto una foto
de la placa que nos obsequiaron. Es un gesto que nos tiene muy contentos y
agradecidos. Ella habla de la calidad de estos bellos hermanos del
grupo. La foto que le hago llegar es del día de las Promesas y estamos con
el diácono Fr, Fernando Vallejo quie nos organizó la ceremonia.
Todo esto
sobrepasó mis expectativas y me voy muy satisfecha por lo que pude hacer, que
fue con inmenso amor, pero sobre todo por la sabiduría indígena, sus gestos de
amabilidad, también los muchos saberes compartidos con los padres de la
comunidad y por esas caritas de felicidad y dicha de los niños y también
adultos a quienes vine a servir. Estos hermosos sentimientos acabaron de llenar
mi equipaje de regreso.
Reinicio mis
caminos al lado de mis hijos y nietos, pero ya con la compañía de Domingo de
Guzmán quien me ha enseñado que debo contemplar mucho y compartir con los otros
lo contemplado. Esa es una muy bonita tarea que me queda de mi paso por Cobán.
Estoy muy
agradecida con usted por haberme honrado en el Boletín de DVI de Septiembre
haciendo alusión a mis grupos de trabajo. Ese honor es para mis niños. Hoy
mismo pasaré a la casa del apostolado y les dejaré copia del Boletín para que
ellos se vean y sientan tanta alegría y orgullo como yo los sentí.
Mil y mil
gracias. Que el Señor la siga bendiciendo y llenando de sabiduría.
Reciba
saludos de Filiberto.
Un abrazo,
Edith.
(3 de
octubre de 2013)
DSI Boletín Asamblea General 2013
Martes 01 de Octubre de 2013 13:32 | |
Dominican Sisters International comparte su Boletín,
una Edición Especial sobre la última Asamblea General 2013, donde
podrán encontrar interesantes entrevistas a las nuevas integrantes del
Consejo de Coordinación de DSI, ponencias, informes de las Coordinadoras
Continentales del período 2010 - 2013 y una sugestiva galería
fotográfica. DSI Boletín Asamblea General 2013 |
LAS PRIMERAS EXPRESIONES DE LA FE EN JESÚS
[Lección inaugural del curso 2013-14. Facultad de Teología San Esteban]
Santiago Guijarro Oporto
U. Pontificia (Salamanca)
Hace diez años seguramente habría comenzado esta lección hablando de la fe postpascual, porque entonces, y mucho más hace veinte o treinta años, los estudios bíblicos estaban aún muy influidos por la llamada Escuela de la historia de las formas, cuya figura más representativa fue, como todos ustedes saben, Rudolf Bultmann.
Bultmann
y la Escuela de la historia de las formas subrayaron mucho la “ruptura”
entre el período anterior a la pascua y el posterior. Pero hoy esta
visión ha sido radicalmente modificada gracias a la investigación
histórica. Esta investigación nos ha hecho caer en la cuenta, entre
otras cosas, de que la fe en Jesús no tuvo un inicio absoluto en la fe post-pascual, sino que ya antes de la resurrección hubo ciertas manifestaciones de fe en él.
En
los evangelios encontramos, en efecto, numerosas reacciones explícitas
de admiración que de alguna manera expresan ya esa actitud. Quienes lo
escuchan en la sinagoga de Cafarnaún se dan cuenta de que su enseñanza
es diferente, con autoridad, y se admiran de ello (Mc 1,21-28). Por eso,
cuando Jesús expulsa el demonio de aquel hombre, la gente se pregunta: ¿Quién es éste? Y cuando calma la tempestad, los que van en la barca se cuestionan admirados: ¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen? Este
tipo de preguntas encierran un cierto reconocimiento; quienes las hacen
han descubierto en esa persona alguien diferente, extraordinario.
De hecho, cuando Jesús pregunta a sus discípulos acerca de lo que piensa la gente sobre él, unos dicen que es Juan Bautista, otros que es Elías o alguno de los profetas… (Mc
8,27-30). Elías era el único profeta que, al igual que el Patriarca
Henoc, había ascendido al cielo sin haber muerto, y en tiempos de Jesús
se esperaba que volviera para preparar el día del Señor.
En
los evangelios hay también actitudes implícitas que revelan una “fe
discipular”, pues suponen un reconocimiento de la autoridad de Jesús. La
más clara de todas es la que podemos descubrir en el grupo de sus
discípulos más cercanos que, como resultado de la convivencia con él, de
escuchar su enseñanza, de ver cómo actúa con la gente, deciden dejarlo
todo -familia, trabajo, todo aquello que les daba identidad y seguridad-
para seguirle; eso no se hace por una persona cualquiera.
El
discipulado -uno de los rasgos más característicos de la actividad
histórica de Jesús- supone un reconocimiento de que era algo más que un
profeta, alguien a quien se podía seguir compartiendo su estilo de vida y
su proyecto.
Por
tanto, ya en los evangelios, críticamente examinados, encontramos estos
rasgos implícitos y explícitos acerca de lo que James Dunn ha llamado una fe discipular[1].
Las primeras confesiones de fe, de las que voy a hablar más tarde,
tienen sus raíces en estas primeras manifestaciones de una adhesión
personal, de un reconocimiento, de una valoración especial, en la que
también se implica la propia vida; no se trata de algo puramente
intelectual, sino de una relación que lleva a un de cambio de vida.
1. LAS PRIMERAS EXPRESIONES DE LA FE PASCUAL
Ahora
bien, la muerte de Jesús provocó una profunda crisis en el grupo de sus
seguidores y discípulos. También en los evangelios encontramos esta
experiencia; vemos que los discípulos vuelven a su casa y, de hecho, a
Pedro lo encontramos de nuevo en Galilea, dedicado a la pesca (Jn 21).
La muerte de Jesús puso en crisis la fe discipular.
Aquellos discípulos que habían puesto su confianza en Jesús
experimentaron, al verlo crucificado, lo que los psicólogos llaman disonancia cognitiva,
es decir, aquello que ellos creían conocer acerca de Jesús no encajaba
con lo que estaban viendo, pues Jesús había muerto como un malhechor,
como un criminal condenado por la autoridad legítimamente establecida.
Esta disonancia solo se resolvió desde la certeza de que seguía vivo.
Desde
esta certeza, aquellos primeros seguidores suyos explicaron su muerte
de diversas formas. Para unos había ascendido a los cielos –igual que
otros personajes del Antiguo Testamento– desde donde volvería para
ejercer e implantar el dominio de Dios. Para otros, Dios lo había
resucitado de entre los muertos y seguía presente entre sus discípulos.
En los inicios de la fe pascual nos encontramos así, como ha observado
Raymond Brown con dos explicaciones de la muerte de Jesús, que dieron
lugar a dos cristologías: la cristología de la segunda venida y, sobre todo, la cristología de la resurrección, que es la que más aparece en los textos del Nuevo Testamento.[2]
La cristología de la segunda venida es
una explicación muy judía que ha dejado pocos rastros en los textos
cristianos. Pensamos que es muy temprana y que se desarrolló sobre todo
en los ambientes palestinenses. Su expresión más característica es la
invocación ¡Maranatha! ¡Ven, Señor! (1Cor
16,22). Pero aparece también en algunas fórmulas como esta que se ha
conservado en uno de los discursos de Pedro en el libro de los Hechos:
“Por
tanto, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados. Llegarán así tiempos de consuelo de parte del Señor y os
enviará al Mesías que os estaba destinado, a Jesús, a quien el cielo
debe retener hasta que lleguen los tiempos en que todo sea restaurado,
como anunció Dios por boca de los santos profetas en el pasado.” (Hch 3,
19-21).
En
este texto la afirmación fundamental es que la muerte no ha sido la
última palabra; Dios ha reivindicado la causa de Jesús elevándole al
cielo desde donde regresará. En esta teología, el envío del Mesías es un
acontecimiento futuro. En ella se expresa la convicción de que Jesús
había ascendido al cielo junto a Dios y volvería para restaurarlo todo
implantando el reinado mesiánico.
La cristología de la resurrección ha
dejado un rastro mucho más visible en el Nuevo Testamento, sobre todo
en las confesiones de fe que Pablo cita en sus cartas. Estos “credos
primitivos” son los que voy a comentar con más detalle, pero antes de
hacerlo quisiera subrayar que entre la fe discipular y la fe pascual no
hay un “foso infranqueable”, sino un camino, una transición, una
evolución, si se quiere. Esto es muy importante para entender cómo se
formula la primera fe pascual, de la que hablaré enseguida.
Tanto
la cristología de la segunda venida como la cristología de la
resurrección, se expresaron de diversas formas: en el contexto de la
liturgia como fe cantada; en el contexto de la instrucción como fe
confesada; y en el contexto de la vida comunitaria como fe narrada.
La Fe cantada se
expresa en himnos, salmos inspirados, aclamaciones, doxologías,
expresiones de alabanza y gloria a Dios, etc. Aquí se expresa la fe con
mayor libertad, incluso con una cierta exageración, de una manera un
poco hiperbólica.
La fe confesada se
expresa en los credos; se trata de fórmulas matizadas, bastante
medidas, no les sobra nada, dicen lo que quieren decir, son precisas,
menos cambiantes… Desde el comienzo sirvieron como elemento de
identificación de las comunidades de discípulos.
La fe narrada se
expresa, sobre todo, en los recuerdos sobre Jesús. Recuerdos de
acontecimientos puntuales, o más amplios como el relato de la pasión y
que, finalmente dan lugar a los grandes relatos de la fe cristiana que
son los evangelios.
Los
himnos, las confesiones de fe y los primeros relatos sobre Jesús son
muy antiguos. Sin embargo, en ellos se contiene ya una fe muy elaborada.
Larry Hurtado, en un importante libro sobre la evolución de la
cristología más temprana ha llamado la atención sobre este hecho.[3] En
el año 50 d.C. los contenidos fundamentales de la fe están formulados.
Martin Hengel, otro gran estudioso de los comienzos de la cristología
observa que la fe reflejada en estos primeros himnos y credos debió
fraguarse en los años inmediatamente posteriores a la muerte de
Jesús.[4]
2. LOS CREDOS CRISTIANOS MÁS ANTIGUOS
Una
vez ambientados los primeros credos cristianos, paso ahora a la parte
central de mi exposición en la que voy a fijarme, sobre todo, en los
credos anteriores a Pablo. Estos credos, los más antiguos que conocemos,
se encuentran ahora en sus cartas, pero pueden identificarse con
bastante facilidad.
En
ellos han quedado expresadas las convicciones acerca de Jesús que
fueron madurando en los grupos de discípulos después de la crisis de
aquella primera fe discipular. Para mostrar la evolución de esta primera fe, voy a seguir la tipología propuesta en un excelente estudio de Senén Vidal.[5]
Probablemente, la expresión más antigua de la fe pascual tenía la forma de una “beraká pascual” y decía así: Bendito sea Dios que ha resucitado a Jesús de entre los muertos (Rom
4,17; 2Cor 1,9). La forma revela que, en este primer momento, el centro
de la fe no era tanto el hecho de la resurrección, ni siquiera la
persona de Jesús, sino la afirmación de la potencia de Dios, que puede
resucitar a los muertos. Este es el Dios del que Jesús había hablado, un
Dios que es rey y que puede implantar su soberanía.
La
resurrección de Jesús motivó en aquellos primeros discípulos una
convicción acerca de Dios, a quien se bendice al contemplar su poder,
manifestado en un hecho concreto: la resurrección de Jesús; un
acontecimiento que irá cobrando cada vez mayor importancia. Esta
bendición puede considerarse un nexo de unión entre la fe discipular y la fe pascual, pues en ambos casos se confiesa el poder y la soberanía de Dios manifestada en Jesús.
La
mayor parte de las fórmulas de fe que emanan de esta afirmación central
son de tipo narrativo: están centradas en el acontecimiento de la
resurrección. En ellas, Jesús va adquiriendo cada vez más protagonismo.
De ella deriva una fórmula teológica (centrada en Dios): Dios resucitó a Jesús de entre los muertos (Rom 10,9), y también una fórmula cristológica (centrada en Cristo): Jesús murió y resucitó (1 Tes 4,14).
La fórmula teológica tiene todavía como protagonista a Dios. Está muy cercana a la bendición pascual: Creo que Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos. En la fórmula cristológica, al acontecimiento de la resurrección se añade el de la muerte, y el sujeto es Jesús: Creo que Jesús ha muerto y ha resucitado. Estas
fórmulas son la base de los grandes credos que Pablo recoge en sus
cartas. Examinaré brevemente tres de ellos que contienen las
afirmaciones más importantes de la fe pascual.
El credo narrativo de 1 Cor 15, 3-5
Es
una tradición anterior a Pablo: el evangelio que él había recibido en
Antioquía, probablemente, y había transmitido luego a los corintios:
“Os
recuerdo, hermanos, el evangelio que os anuncié, que recibisteis y en
el que habéis perseverado. Es el evangelio que os está salvando, si lo
retenéis tal y como os lo anuncié; de no ser así habríais creído en
vano. Porque yo os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras;
que fue sepultado
que resucitó al tercer día según las Escrituras;
que se apareció a Pedro...
A la escueta fórmula cristológica, Cristo murió y resucitó, se añaden en este credo tres elementos importantes:
- Cada
una de las dos afirmaciones centrales se corrobora con un
acontecimiento histórico que más tarde desarrollarán los relatos
evangélicos. Supone una evolución que trata de dar consistencia a las
afirmaciones fundamentales de la fe: Jesús murió y tenemos certeza de ello porque sabemos que fue sepultado; Jesús resucitó y tenemos certeza de ello porque sabemos que se apareció.
- En
segundo lugar, se afirma que ambos acontecimientos responden a lo
anunciado en las Escrituras; tenemos aquí ya una incipiente exégesis
cristológica, que buscaba descubrir el sentido de estos acontecimientos.
- Por último, se subraya el sentido redentor de la muerte: por nuestros pecados. Es decir, añade una importante connotación salvífica que explica el sentido de la muerte.
Así pasamos de la beraká pascual,
una afirmación sobre Dios, a una confesión más elaborada sobre Jesús,
que supone una reflexión, una profundización en el sentido y el alcance
de su resurrección.
El credo personal de Rom 1,3-4
Esta
segunda confesión de fe no es ya un relato, sino un verdadero credo
centrado en la identidad de Jesús. La mayoría de los estudiosos piensan
que este credo representa una confesión de fe compartida por la mayoría
de los grupos de discípulos de la primera generación. El credo se
encuentra en el mismo saludo de la carta:
“Pablo,
siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol y destinado a proclamar
el evangelio de Dios prometido por medio de sus profetas en las
Escrituras santas acerca de su Hijo,
nacido de la estirpe de David según la carne, y
constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador a
partir de la resurrección de
entre los muertos.
El credo hace dos afirmaciones:
La primera es que Jesús procede de la estirpe de David.
Esto equivale a afirmar que Jesús, como descendiente de David, es el
Mesías prometido por Dios. Pero esta primera afirmación que, según los
evangelios, desempeñó un papel muy importante en la vida de Jesús, es
solo parte de su identidad; se refiere, sobre todo, a su identidad
terrena: nacido… según la carne.
La segunda es que Jesús es Hijo de Dios. Esta es la afirmación más importante. En el credo viene calificada de tres formas: a) Constituido hijo de Dios,
es decir, no por nacimiento, como el hecho de ser de la estirpe de
David, sino por una acción creadora de Dios, de una manera muy parecida a
como Dios engendraba al rey en el momento de su coronación; b) Según el espíritu santificador describe el ámbito contrapuesto a la carne: Mesías según la carne, constituido hijo de Dios según el espíritu santificador; c) A partir de la resurrección de entre los muertos”: es una precisión temporal; según este credo, Jesús fue constituido Hijo de Dios en el momento de la resurrección.
No
debemos olvidar que la fe en Jesús estaba aún en proceso de
configuración; no se ha llegado todavía a la fe cristiana plena, sino
que estamos en los primeros estadios de la fe pascual. A partir de la
experiencia de la resurrección se descubre que Jesús no solo es el
Mesías -
prometido por Dios, sino también el Hijo de Dios, lo cual supone un cambio cualitativo.
En
el trasfondo de esta fórmula –de nuevo estamos en un ambiente muy
judío- hay una elaborada interpretación de una serie de textos del
Antiguo Testamento: 2Sam 7 donde Dios promete suscitar un descendiente a
David –que será el Mesías-, o el salmo 2,7 que dice: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy; los salmos reales escenificaban la adopción del rey por parte de Dios.
La confesión de Jesús como Señor: (Flp 2,9-11; Rom 10,9)
Hay
todavía otra fórmula de tipo personal, que también tiene su origen en
la reflexión sobre los salmos de entronización real; en ella se confiesa
a Jesús como Señor y se subraya, sobre todo, su entronización. Esta
fórmula aparece ya en el himno prepaulino de la carta a los cristianos
de Filipos:
“Por eso Dios lo exaltó
y le dio el nombre que está por encima de todo nombre,
para que ante el nombre de Jesús doble la rodilla
todo lo que hay en los cielos, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua proclame:
Jesús, Mesías, es Señor para gloria de Dios Padre.”
La afirmación central aquí no es ya que Jesús es Hijo de Dios, sino que ahora se le confiesa como Señor. En
un pasaje de la carta a los Romanos (Rom 10,9) aparece esta afirmación
del Señorío de Dios relacionado con la resurrección de Jesús.
“Porque si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor
y crees con tu corazón que Dios lo ha resucitado de entre los muertos, te salvarás.”
Esta
confesión de Jesús como Señor, que tiene su fundamento en la convicción
de que Dios lo ha resucitado de entre los muertos, facilitó a los
primeros cristianos una formulación que, matizando el estricto
monoteísmo judío, comenzaba a expresar el misterio del Dios trinitario:
Dios es solamente uno, pero Jesús comparte su señorío y, por tanto, debe
ser reconocido junto a él como Señor.
3. LA EVOLUCIÓN DE LA CRISTOLOGÍA Y LA IMAGEN CRISTIANA DE DIOS
Para
comprender lo que significan estos primeros credos cristianos, es
necesario tener presente que la fe de Israel, en cuyo seno nació el
cristianismo, era profundamente monoteísta. En este contexto, la
afirmación de que Jesús no solo era el Mesías y el Hijo de Dios, sino
también el Señor que participaba de la condición divina, fácilmente
podía sonar como algo blasfemo.
Sin
embargo, dentro de la tradición de Israel se había ido descubriendo,
desde hacía tiempo, que el Dios transcendente era también un Dios
cercano, no solo en la historia, sino también a través de diversas
mediaciones celestes: su Sabiduría, su Palabra, su Espíritu. Estas
matizaciones hicieron posible la formulación de lo que Larry Hurtado ha
llamado la fe binitaria, una fe que reconoce la condición divina de Jesús junto a Dios.
Las primeras formulaciones de la fe binitaria las
podemos encontrar ya en las cartas de San Pablo; en ellas se sigue
confesando que Dios es uno, pero se afirma al mismo tiempo que Jesús es
Señor (1 Cor 8,5-6):
“Existen,
en verdad, quienes reciben el nombre de dioses, tanto en el cielo como
en la tierra, y ciertamente son muchos esos dioses y señores. Sin
embargo:
Para nosotros solo hay
un Dios, el Padre,
del que procede todo y para quien nosotros existimos, y
un Señor, Jesucristo,
a través del cual existe todo y por quien también nosotros existimos.
En
esta formulación, Pablo integra dentro del monoteísmo judío el
reconocimiento de la condición divina de Jesús que había culminado en la
afirmación: Jesús es Señor. Jesús participa de la vida de Dios, es Dios, pero no se confunde con Dios Padre.
Es
interesante caer en la cuenta de que este progresivo descubrimiento de
la identidad de Jesús conduce, en realidad, a una modificación de la
idea de Dios, haciendo surgir así la imagen del Dios cristiano.
Un solo Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo. Esta afirmación aparece de diversas formas en las cartas de Pablo, donde la encontramos
en expresiones como El Padre de nuestro Señor Jesucristo, que indica la peculiar relación entre el Padre y Jesús, o en los saludos que hace en sus cartas: Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo el Señor (1 Cor, 1,2).
Estamos
en los comienzos de la formulación de la fe cristiana, que supone una
evolución significativa con respecto a la fe discipular e, incluso, con
respecto a las primeras formulaciones de la fe pascual. Cabe, entonces,
preguntarse: ¿Cómo llegaron aquellos primeros discípulos a descubrir que
el profeta en el que habían creído y a quien habían experimentado vivo
en medio de ellos, era el único Señor junto al único Dios?
Esto
solo lo pudieron descubrir desde la certeza interior que les
proporcionó una experiencia religiosa que legitimaba la modificación del
estricto monoteísmo hebreo. Un indicio de que fue así, es el hecho de
que las primeras formulaciones de la fe en Jesús como Señor aparecen en
bendiciones, himnos y aclamaciones, es decir, en un contexto litúrgico.
En
este proceso fue también determinante la reflexión sobre las
Escrituras. El desarrollo de los credos debe mucho a la exégesis
cristológica del Antiguo Testamento, es decir, la interpretación de
textos del AT que les ayudaron a entender quién era Jesús. Detrás de
esta exégesis está la certeza de que las Escrituras se han cumplido en
Jesús.
Los
primitivos credos cristianos testimonian así un estadio decisivo en la
formulación de la fe cristiana. Esta visión de Jesús, el Mesías
prometido por Dios, que murió y resucitó según las Escrituras, y a quien
Dios constituyó su Hijo, precisamente al resucitarlo de entre los
muertos y entronizarlo como Señor junto a él, dio lugar a la confesión
de que Él era el único Señor junto al único Dios, y este será el
fundamento de la fe trinitaria.
[1] J. D. G. Dunn, Redescubrir a Jesús de Nazaret. Lo que la investigación sobre el Jesús histórico ha olvidado, Salamanca 2006, 17-44
[2] R. Brown, Introducción a la cristología del Nuevo Testamento, Salamanca 2001.
[3] L. Hurtado, Señor Jesucristo, Salamanca 2008.
[4] M. Hengel, “Christology and the New Testament Chronology. A Problem in the History of Earliest Christianity”, en: M. Hengel, Between Jesus and Paul, Philadelphia 1983, 29-47
[5] S. Vidal, La resurrección de Jesús en las cartas de Pablo, Salamanca 1982.
Noveno Modo de Orar
Santo Domingo sale al camino con el fin de predicar desde la verdad que es posible un mundo de amor y justicia, de paz y felicidad
Noveno Modo de Orar
En el noveno modo de orar Santo Domingo
se pone en camino. Sale y se enfrenta al día a día de la vida cotidiana;
lo hace desde la autenticidad, en la verdad y la creatividad, todo ello
marcado por un silencio interior profundo. Podemos interpretar a
nuestro padre como un guía en el camino en una sociedad, donde las
personas corrían el riesgo de perder su propia identidad y quedar
aturdidas ante múltiples voces y reclamos. Por medio de la predicación
quiere enseñar a vivir; quiere ayudar a que las personas descubran día a
día cual es la manera más humana de existir.
Santo Domingo tuvo la osadía de unir la
vida comunitaria y la misión, algo que era insólito a la par que
impensable en su época. Al igual que Jesús hiciera con los Apóstoles,
envió en misión a sus frailes de dos en dos. Así lo recogieron las
Constituciones primitivas de los frailes: “Cuando los hermanos tengan
que salir para predicar, recibirán del Prior un compañero según el
prior estime conveniente según sus costumbres o su instrucción.
Entonces, una vez recibida la bendición, saldrán y se comportarán en
todas partes como hombres que desean obtener su salvación y la salvación
de los prójimos. Se comportarán con toda honestidad y espíritu
religioso, como hombres evangélicos, siguiendo las trazas de su
Salvador, hablando sólo con Dios o de Dios”.
Este modo de orar significa que nuestra
forma de vivir tiene que ser testimonio profético, porque denuncia como
lo hacen todos los profetas. Significa que es comprometerse a manifestar
desde la cotidianidad de la vida que otro mundo es posible porque sí
que hay una alternativa. Santo Domingo sale al camino con el fin de
predicar desde la verdad que es posible un mundo de amor y justicia, de
paz y felicidad; donde impere la bondad, la libertad para hacer el bien,
el amor a los últimos y el perdón que hacen visible y creíble al
Creador. Nuestro padre sabe que el camino es para andar y llegar a una
meta, gustando y disfrutando una vida que nos lleve a la felicidad.
Siempre que nos atrevemos a vivir algo de la bondad, la libertad, la
compasión, la alegría que Santo Domingo introdujo en la Orden de
Predicadores, estamos haciendo más creíble a un Dios Comunidad de Amor
que es el fundamento de nuestra esperanza.
(Dibujos de Fr. Félix Hernández OP)
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