Juan Antonio Mateos Pérez
Volvemos
después de unos días a vueltas con Unamuno, podemos centrarnos de nuevo, en los
caminos de Pablo. Estamos en el año 50 d.C y Pablo funda en Berea, una pequeña
comunidad cristiana como nos recuerda Hechos (17,10-15; 20,4). Es curioso que
de todas las evangelizaciones de Pablo descritas en Hechos, la de Berea, no
tenga ninguna correspondencia del Apóstol. Predica en la sinagoga, tiene cierto
éxito en ella, es perseguido por los judíos venidos de Tesalónica y marcha.
Pero Timoteo y Silas se quedan en Berea y Pablo marcha solo a Atenas. Senén
Vidal, en su excelente obra de Pablo, de Tarso a Atenas, nos dice que
Pablo estaba preocupado por el estado de las comunidades recientemente fundadas
en Macedonia, decide enviar a Timoteo y a Silvano a visitarlas y animarlas,
quedándose él solo en Atenas (1 Ts 3,1-5; Hch 17,14-15), separándose en aquí en
Berea.
No
sabemos dónde predicó la Buena Noticia Pablo en Berea, ¿fue en el emplazamiento
de la iglesia ortodoxa dedicada a San Pedro y a San Pablo?
Parece
que Pablo al salir de Tesalónica, podría haber seguido por la vía Egnatia, con
la intención de atravesar Iliria, cruzar el Adriático y presentarse en Roma.
Pero puede ser que sus planes no pudieran llevarse a cabo, por el edicto de
Claudio, que expulsaba a los judíos de la ciudad de Roma. Así cambió de rumbo y
se dirigió directamente a Atenas, bordeando la costa de Grecia. El propio Pablo
nos habla de los numerosos intentos de ir a Roma (Rom 1,13; 15,22).
Situada a 65 kilómetros al
suroeste de Tesalónica y a 40 kilómetros del mar Egeo, tiene al sur el monte
Olimpo, la mítica residencia de los principales dioses del antiguo panteón
griego. En la época de Alejandro Magno, crece la ciudad, donde se construirán templos
a los dioses Zeus, Ártemis, Apolo y Atenea, principalmente.
Berea,
fue la primera ciudad de Macedonía que se sometió al poder romano, en el 168 a.
C. El propio general Pompeyo estuvo en la ciudad en el año 49, antes de ser
vencido por César en la batalla de Farsalia, al sur de la actual Larissa. En la
época romana, tiene su máximo desarrollo con Diocleciano, que hace de la ciudad
un importante centro de Macedonía. Este crecimiento es constante ya en el
imperio Bizantino, hasta que la ciudad es conquistada por los Búlgaros. Durante
las cruzadas fue conquistada por los normandos, los francos y hacia el siglo
XIV por los serbios, para pasar después al imperio Otomano hasta 1912.
Hoy
la ciudad conserva sus barrios históricos y monumentos notables, con más de
cincuenta iglesias bizantinas, con lo que se le ha otorgado el título de pequeña Jerusalén. Se puede visitar la Torre de mármol, del siglo III a. C.;
El museo Bizantino o el sitio arqueológico
de San Patapios, con importantes
textos de arte y espiritualidad.
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