domingo, 28 de julio de 2013

Un espíritu de Pentecostés


Aunque hablamos en muchísimas lenguas diferentes, nos entendemos entre nosotros perfectamente bien, porque el amor, la disposición a escuchar y el deseo de unidad hacen más fácil el entendimiento”. Fr. André Luís Tavares OP, de Brasil
¿Cómo se comunican cien dominicos de diferentes partes del mundo cuando se reúnen para un capítulo general? ¿Cómo hablan entre sí frailes de Kenya, Chile y Vietnam? La respuesta puede parecer sencilla: ¡simplemente hablan en inglés! Después de todo, todo el mundo lo entiende, al menos un poco, ¿no es así? Bueno, en realidad no… Un buen número de frailes no saben una palabra de inglés. En muchos países no se enseña el inglés en las escuelas, casi nunca se usa en los medios de comunicación, de ahí que algunos frailes no lo hayan necesitado hasta ahora. ¿Cuál es, pues, la respuesta? Hace cincuenta años todo el mundo hablaba latín y eso era todo, pero vino el Concilio Vaticano II y en la Iglesia Católica empezaron a usarse muchas otras lenguas distintas. Esto redujo el predominio del latín hasta el punto de que ya no es posible utilizarlo como lengua franca en un Capítulo General.
Nueve de nosotros estábamos desayunando en la misma mesa esta mañana”, dice un participante, “y de repente estábamos usando cinco lenguas al mismo tiempo: inglés, francés, español, alemán y croata… ¡todas al mismo tiempo!” Este sencillo ejemplo describe perfectamente cómo es el modo de comunicarse actualmente en el Capítulo. Según Fr. Laurence Foote, OP, de Australia “aun cuando las tres lenguas oficiales de la Orden son francés, español e inglés, y muchos frailes las usan como su segunda o incluso su tercera lengua, parece que al final se entienden entre ellos por la misma naturaleza de la comunicación humana y debido a aquello de lo que hablamos”.
Sin embargo, los miembros del capítulo están inmensamente agradecidos a todos los intérpretes −también frailes dominicos− que están haciendo lo mejor que pueden para que el funcionamiento del capítulo sea tan fluido como sea posible, Los intérpretes pasan hora tras hora en la traducción simultánea durante las muchas sesiones plenarias, apretados en pequeñas cabinas. Pero sus obligaciones no acaban ahí. Una vez que las sesiones plenarias han terminado, se les asigna a diferentes comités, para que ayuden a que la discusión fluya, aun cuando los miembros del grupo hablen en lenguas diversas. Y cuando el trabajo en grupos ha terminado, los intérpretes tienen que traducir las conclusiones escritas a las tres lenguas oficiales de la Orden: “Lejos de ser la Torre de Babel”, dice Victor Laroche, OP, de los EE.UU, “el Capítulo ofrece diversas oportunidades para la buena comunicación. Además del apoyo de los intérpretes, nuestra identidad compartida nos permite salvar las distancias que puedan existir por causa de los diversos contextos, culturas, edades, etc.
Mirko Vlk

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