El Delegado Permanente de la Orden ante las
Naciones Unidas, Fr. Mike Deeb OP, dirigió una carta a los hermanos y
hermanas dominicos dando cuenta del
cometido y detalles de su servicio y solicitando colaboración para
recibir información y para el trabajo de investigación.
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DOMINICOS
POR LA JUSTICIA Y LA PAZ (ORDEN DE PREDICADORES)
Con ECOSOC Estatuto especial consultativo en las Naciones Unidas
25 de junio de 2014
Estimados hermanos y hermanas,
Reciban un saludo fraterno desde Roma.
Muchos de ustedes saben que el Maestro de la Orden, Fray Bruno Cadoré,
me nombró el pasado mes de enero para suceder a nuestro hermano Olivier
Poquillon como Delegado Permanente de la Orden ante las Naciones Unidas.
El proceso para trasladarme desde Sudáfrica y para organizarme en Roma
ha sido más largo y más lento de lo que yo esperaba sobretodo porque ¡he
tenido que aprender muchas cosas nuevas! Por eso, pidiéndoles disculpas
por esta demora, me pongo en contacto con ustedes para presentarme,
para exponer lo que estoy haciendo y para explorar cómo podemos seguir
colaborando en la misión de la Orden a nivel internacional.
Fray Olivier fijó su sede en Ginebra (como su predecesor, Philippe Le
Blanc). Sin embargo, se decidió que yo debería fijar mi residencia en
Roma para permitir que nuestra misión en las Naciones Unidas esté más
integrada con la labor del Consejo General. Es posible que, a la larga,
yo permanezca la mayor parte del tiempo en Ginebra dado que este Centro
de Naciones Unidas tiene la concentración más grande de organizaciones
internacionales y facilita más el contacto con las delegaciones
gubernamentales. Todo dependerá de los temas que, como Orden, queramos
asumir. A partir de ello, se determinará desde cuál(es) centro(s) de la
ONU se puede desarrollar mejor esta labor. En este sentido, Olivier
estableció bases sólidas y una dirección desde las cuales yo comienzo mi
labor. Por eso, este año he comenzado a visitar la mayoría de los
distintos Centros de la ONU (Nueva York, Viena, París, Nairobi) para
comprender con mayor claridad los mecanismos que ofrece cada uno de
ellos e identificar cuáles que pueden ser útiles para los temas que nos
interesan.
El mandato que se me ha dado es ayudar a la Orden a
predicar de manera más eficaz a las naciones (gobiernos). Es una parte
integral de nuestra misión evangelizadora: llevar la Buena Nueva de
Jesús (la justicia, el perdón, la sanación y la libertad) a los pobres, a
los delincuentes, a los afligidos y los oprimidos (Lc 4,18). El punto
de partida para la contribución de nuestra delegación de la ONU a este
proceso evangelizador es estar en comunicación constante con todos
nuestros hermanos y hermanas, de modo que todos ellos sean conscientes
de que contamos con este instrumento para entrar en diálogo a los más
altos niveles y para abordar cuestiones que resultan difíciles de tratar
a nivel local o nacional. Por eso, para mí es importante estar
informado de lo que los hermanos y hermanas están desarrollando en el
terreno y de los desafíos u obstáculos que encuentran para la
realización de su misión y que requerirían una intervención a nivel
internacional. Por eso, nuestra presencia en la ONU debe estar conectada
de modo integral con lo que todos ustedes están haciendo sobre el
terreno. Siguiendo el principio de subsidiariedad, nos centraremos en
realizar a este nivel lo que no es posible a nivel local.
Ya
he recibido solicitudes de apoyo a las iniciativas de hermanos y
hermanas en su trabajo con indígenas marginadas, víctimas de accidentes
nucleares, refugiados de zonas de guerra, defensores de derechos humanos
amenazados o detenidos, víctimas de la intolerancia religiosa y
migrantes marginados. Además de estas cuestiones, en los últimos años la
delegación se ha centrado en temas como el desarrollo sostenible, los
derechos del niño y el derecho a la educación. Debido a la realidad de
las guerras que nos afecta en tantos lugares, de la pobreza generalizada
y de la explotación económica destructiva en el mundo, pienso que puede
ser importante que nos comprometamos con las cuestiones del desarme y
la limitación del poder de las empresas transnacionales (en relación la
minería, el acaparamiento de tierras, el comercio de armas, etc.). Dada
nuestra capacidad limitada no podremos hacerle frente a todo. Por eso,
tendremos que identificar prioridades claras. Espero que me ayuden a
identificar estas prioridades con mayor precisión haciéndome saber los
temas en los que tanto ustedes como nuestros hermanos y hermanas están
comprometidos y que requieren nuestra intervención.
También
voy a hacer mi mejor esfuerzo para compartir información con ustedes
acerca de lo que está sucediendo a este nivel de manera que todos puedan
ver cómo se relaciona con su realidad local. Esto requerirá mejorar
nuestro uso de los medios de comunicación. Este será un gran reto para
mí y voy a necesitar mucha ayuda ya que mis capacidades en este sentido
son limitadas.
Para hacer frente a estas y otras cuestiones
que surgirán, debo conformar un equipo que tenga la cualificación
necesaria. Espero que todos ustedes me ayuden a identificar personas con
la pasión y las capacidades para ser parte de dicho equipo. Igualmente,
colaboré de cerca con nuestra hermana, Margaret Mayce, que trabaja en
la ONU en Nueva York.
Les pido todo su apoyo y su colaboración
para nuestra presencia en la ONU y en otras organizaciones
internacionales eficaces y útiles en la promoción de nuestra misión
común global. Quisiera pedirles que me puede ayuden en cuatro aspectos:
1. Transmitiendo o enviando esta carta a los demás dominicos y
dominicas (clérigos, religiosos o laicos) de su entidad (pidiéndoles
también que respondan a las solicitudes 3 y 4). 2. Identificando a una
persona que pueda ser un contacto regular entre su entidad y nuestro
equipo de las Naciones Unidas.
3. Enviándome y pidiendo a otros que
me envíen sus historias contando lo que está haciendo en el terreno y
explicando cuáles son los obstáculos que encuentran y que requieren
nuestro apoyo a nivel mundial.
4. Invitando a algún hermano o
hermana que está dispuesta a invertir tiempo y energía en nuestro
trabajo de las Naciones Unidas (a través de la investigación, siguiendo
temas específicos, brindando apoyo tecnológico, siendo parte de un grupo
de expertos, etc) a que se ponga en contacto conmigo:
mike.deeb@un.op.org .
Les agradezco por su atención. ¡Que Dios
bendiga la importante labor que cada uno de ustedes está adelantando!
No olviden orar por mí y por esta misión que se me ha confiado.
Espero con interés recibir noticias suyas.
Su hermano,
Mike Deeb OP
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