miércoles, 26 de noviembre de 2014

Alternativas económicas que sostienen la vida y la liberalizan. Reflexiones para una economía crítica


Cuarta sesión de las Conversaciones de San Esteban, con Cristina de la Cruz, profesora de la Universidad de Deusto.


En el Capítulo Nuevo del convento de San Esteban, se ha celebrado la IV sesión de las Conversaciones de San Esteban, impartidas por la profesora de Deusto Cristina de la Cruz. Nos presentó una reflexión de los valores, principalmente económicos, desde la filosofía y la ética y las alternativas desde una economía solidaria.
Cristina es una excelente compañera, de trabajo llena de iniciativas, que se caracteriza por afrontar con decisión e ilusión todos los retos de lo nuevo. Así, todos los promotores de algún área han ido solicitando su colaboración y ella la ha ido dado con creces. Así comenzó la presentación Fr Juan Manuel Almarza, director de las Conversaciones de San Esteban.
Como profesora de filosofía moderna, su punto de partida, sus referentes, más que propiamente filosóficos, vitales, han sido David García Baca y María Zambrano, donde adquiere relevancia el tema de la piedad, una forma de participación creadora. Una obra de este período que abría el camino hacia la dimensión práctica es el pequeño libro “Practicum de filosofía” en el que tuvimos la oportunidad de colaborar juntos  en un proyecto que  intentaba aproximar  la filosofía al ámbito de las actividades prácticas.
Como profesora del departamento de ética, los temas en torno a los que giran su docencia e investigación son: la responsabilidad ética y social de los centros universitarios, la responsabilidad en el tercer sector o de los servicios sociales, la banca ética como herramienta de acción política, los rostros silenciados de la responsabilidad, la responsabilidad ciudadana, la responsabilidad en el ámbito de las organizaciones. Otro ámbito de su docencia e investigación viene determinado por su colaboración con el Instituto de Ocio y tiempo libre, que en Deusto tiene una gran proyección social.  Así ha impartido clases y ha investigado sobre ocio y ética, modelos de intervención en ocio, etc. Otro aspecto no menos importante, es que la dimensión solidaria es un compromiso personal y familiar: desde hace muchos años viene colaborando con el pueblo saharaui y acogiendo a algún niño en su familia durante los veranos…
La profesora Cristina de la Cruz, partió en su intervención, de la necesidad de poner en sospecha la idea de que vivimos en una crisis de valores. A esta idea dedicará la primera parte de su exposición. En nuestro mundo en crisis, los valores ocupan un lugar central, pero desde la incertidumbre y el relativismo subrayando que se ha perdido la brújula. Pero a esta constatación, le sigue el silencio o la resignación ante la realidad vivida. Una impotencia envuelve al individuo ante fenómenos como la corrupción, la mercantilización de la sociedad o la intolerancia. Normalmente en la sociedad  se tiene una idea vaga de los valores y desde esta una conciencia de pérdida del norte ético. Pero esta apelación a la crisis de valores, esconde una visión conservadora de los valores. Los valores son parte de un sistema amplio y que se encargan de delimitar lo bueno o malo en una esfera de nuestra vida. No todos los valores valen lo mismo, no todo vale, ya que unos promueven la solidaridad y otros la crueldad o la injusticia. Parece que los que están más en crisis, son lo más humano de la persona. Pero hay valores que son imprescindibles, como la solidaridad.

La filosofía nos enseña diferentes prácticas de la solidaridad, para ello la profesora Cristina de la Cruz so valió de un ejemplo: El tren de la muerte utilizado por los inmigrantes hacia Estados Unidos. Subrayó los secuestros y desapariciones, violaciones de mujeres y niñas, asesinatos, que se producen. En medio de la tragedia, mujeres mejicanas tiran bolsas de comida hacia estos trenes de mercancías. Pero también los emigrantes, cruzando la frontera, son recibidos por patrullas de civiles que controlan el paso con cámaras desde el ordenador de su casa. Al otro lado de río grande lo consideran un valor, protegen a sus ciudadanos de la inmigración con la idea “no hay para todos”. Pero el proteger a los ciudadanos es la misma idea de las mujeres que tiran comida, proteger a los ciudadanos, cualquiera de los que viajan puede ser un hijo o un familiar. Como vemos se puede aceptar un sentido u otro de la solidaridad, sobre todo el que más nos conviene. Esta solidaridad se forma en narraciones que vamos construyendo en nuestra sociedad. El nicho cultural no nos ayuda a comprender otras lógicas de razón y alternativas sociales que buscan transformaciones de esa sociedad. Muchos de los valores como ¿qué hace un banco con mi dinero?, nos los hemos empezado a plantear desde la crisis económica.
La segunda parte de la intervención, la profesora se centró en cómo construir un mundo mejor desde una economía solidaria, que ponga a la persona en el centro. Desde el inicio del capitalismo surgieron asociaciones y grupos que han querido ser una alternativa a la economía clásica. Destaca desde el siglo XIX la economía social que ha querido ser otra forma de hacer economía. En estas experiencias ponen en el centro a la persona, las decisiones se toman de forma democrática, una autonomía frente a los agentes externos, así como del destino de los excedentes. En este desarrollo histórico está la economía solidaria, con otros parámetros económicos, donde la relación entre producción y consumo, están basados en la justicia, la distribución y la ayuda mutua.

Esta economía está adquiriendo una gran relevancia en América del Sur como en Brasil y empieza a tener un crecimiento en nuestra sociedad desde la crisis del año 2007. Ésta puso en evidencia que el libre mercado especulativo está fuera de todo control. Desde aquí se quiere subrayar una economía solidaria, que reivindica la economía no sólo como medio, sino también como fin. Rescata la finalidad de la economía como función social, ésta deberá contribuir a mejorar la vida de las personas y de su medio social. La economía solidaria es una práctica transformadora, que convierte la práctica económica en acción política. La economía solidaria nos ayuda a ver críticamente la sociedad, promueve iniciativas democráticas y éticas de emancipación, acciones solidarias que recuperan la función que tenían que tener las personas, la comunidad y el medio ambiente desde principios éticos y políticos.
Cristina de la Cruz es Directora del Doctorado en Estudios Internacionales e Interculturales. Doctora en Filosofía, en la actualidad es profesora de Ética en la Universidad de Deusto. Profesora e investigadora visitante en numerosas universidades de Europa y América Latina. Asesora a distintas iniciativas sociales en cuestiones relacionadas con la ética organizacional y participa en diversos Comités de Ética. Autora de numerosas publicaciones, entre ellas destacan: La dimensión ética de la responsabilidad social (Bilbao, 2005); Banca ética y Ciudadanía (Madrid, 2008); Igualdad, Exclusión y Ciudadanía (Bilbao, 2008); Responsabilidad social universitaria. Manual de primeros pasos (México, 2009); Crisis de la Democracia (Salamanca, 2010); Responsabilidad Social Universitaria (La Coruña, 2010), Victimas, todas iguales, todas diferentes (Bilbao, 2011), 15-M Bilbao Estudio de dinámicas sociales en torno a las movilizaciones del 15-M en Bilbao (2012), La responsabilidad social en las organizaciones del Tercer Sector (2012) y Procesos de adecuación ética (2012, en prensa).
Próxima sesión el día 2 de diciembre, que intervendrá Jesús Conill Sancho, Catedrático de Filosofía de la Universidad de Valencia: El nuevo mundo de la ciencia y la filosofía ¿Hay un lugar para el Humanismo en tiempo de las neurociencias y biotecnologías?

Juan Antonio Mateos Pérez











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