La posada del silencio
El texto de hoy
Sopló sobre ellos su aliento
La Presencia no hay que imaginarla, hay que recibirla, hay que acogerla.El modo de darse Dios es darnos su aliento, su Espíritu.
Quizá un día comprendamos que los demás viven si les damos nosotros nuestra mirada, si les damos nuestra atención.
Dios está empeñado y ocupado en hacernos vivir, en darnos la vida. Nos da su aliento.
Este ejercicio de silencio es para percibir esto.
El soplo de Dios llega hasta las entrañas.
El silencio es para llegar a lo más íntimo.
El soplo de Dios alcanza lo más lejano de nuestro corazón.
Dios no se queda en la superficie. Dios reposa en las entrañas del hombre. Hasta ahí llega su presencia. Hacemos silencio para reposar en lo profundo, en lo más hondo.
En la superficie se resbala, en la superficie no se puede descansar.
El silencio es para hacer pie firme en lo hondo y profundo de nuestro ser.
POESÍA ENVUELTA EN LUZ Y SONIDO. DOCE POEMAS A TERESA DE JESÚS LEÍDOS EN EL CLAUSTRO DEL CONVENTO DE SAN ESTEBAN Y BAJO “EL CIELO DE SALAMANCA”
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VERÓNICA AMAT
CRISTO CON TERESA
¿Fuiste su cazador o fuiste caza del ave confiada que a tu fuente
llegó y bebió transida el agua pura?
En tus manos comió pan de hogaza
y al vuelo renunció gozosamente
porque atada quedó a tu andadura,
razón a su divino desvarío.
La carne por sí sola no comprende,
no sabe esta locura compartida,
y tarda en aceptar el desafío
del vuelo de su alma que la asciende
para hacer del amor boda encendida.
ANTONIO BLÁZQUEZ GARCÍA
ARMAS DE MUJER
Si queréis que esté holgandoquiero por amor holgar;
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando;
decid dónde, cómo y cuándo,
decid dulce Amor, decid:
¿qué mandáis hacer de mí?
(Teresa de Jesús)
Toda forma de vida y de tener
sacrificio de lucha sin pereza,
alma abrigada en la pobreza
y pluma de látigo por ser mujer.
Por Dios y para Dios te arrebataste
el corazón que en vida le ofreciste,
y en su regazo por siempre te perdiste,
por tu muerte en ofrenda le cantaste.
Constructora de almas y conventos
la oración te enfuerta y, seductora,
conquistas al poder que te hace presa
y regalas a tu Dios firmes cimientos
para ser luz, senda y doctora:
mujer sin tiempo llamada Teresa.
(Continuará...)
Alencart, Ricardo de Luis, prior de San Esteban y Sánchez Terrones
ACCIÓN VERAPAZ CUMPLE XX AÑOS
Para la celebración se han programado diversas actividades:
- El día 23 de mayo tuvimos las reuniones de las Asambleas de la Federación y de A.V Centro en las que se invitó a una comida conmemorativa a los miembros de las Juntas Directivas, de las Comisiones de trabajo (Proyectos, Voluntariado y Derechos Humanos) y a representantes de las Asociaciones y Delegaciones. Fue un acto a la vez sencillo y cordial, en el que quienes participamos nos sentimos muy a gusto.
- Está en proceso de maquetación una Publicación conmemorativa que, a su vez, pueda servir de carta de presentación de Acción Verapaz. Se ha pensado en una publicación ágil y atractiva, con ilustraciones y fotos. Constará de tres partes: un texto que refleja nuestra visión de la Cooperación al Desarrollo, la Historia de los 20 años de Acción Verapaz y los Textos-Denuncia que a lo largo de estos 20 años Acción Verapaz ha difundido sobre asuntos de actualidad.
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Maritze Trigos, la monja libertaria
Por: elmagazin
María Luna Mendoza
Esta es la segunda entrega de la serie Defender y honrar la vida, de María Luna Mendoza. Rebeldía prematura
Nací hace 70 años en Ocaña, Norte de Santander, una tierra que tiene una larga tradición de luchas, de poetas y pintores; un pueblito que, pese a su pequeñez, cuenta con una Casa de la Cultura y un Conservatorio.
Mi padre, Carlos Trigos, es de origen campesino. Junto con más de una docena de hermanos creció en el campo, en las fincas donde mis abuelos cultivaban el café y la cebolla. Mi madre, Beatriz Torres, tenía un origen distinto: Hacía parte de una familia de intelectuales. Sus hermanos eran abogados y su padre escribía para el diario La Opinión de Cúcuta; tal vez de ahí venga mi vena de escritora.
Aunque pertenecían a universos totalmente distintos, mis padres lograron encontrarse y enamorarse. De su unión resultaron nueve hijos, pero mi mamá, siempre tan consentida, contaba como una niña más. Juntos decidieron criarnos en Ocaña. Allí mi papá construyó una casa que, por su tamaño, se convirtió en el sitio perfecto para las fiestas; por eso, como buena ocañera, nací y me crie bailando.
Mis hermanos y yo crecimos en medio de muchas comodidades, pero sobre todo, en medio de un ambiente de libertad, alegría y solidaridad muy grandes. Mi papá, siendo santandereano, jamás tuvo un gesto machista; por el contrario, valoró mucho las capacidades de sus hijas y no dudó en darnos alas para volar. Yo, por ejemplo, me tomé esa libertad muy en serio. Era apenas una niña cuando empecé a controvertir el orden y, de pantaloncitos cortos, me trepé a una bicicleta, algo que para la época era cuestión exclusiva de niños. Las vecinas le decían a mi mamá que me cuidara, no sea que me fuera a salir de sus manos… Ninguna de ellas imaginaba cuántas veces y en cuántos sentidos habría de subvertir el orden a lo largo de mi vida.
Con apenas tres años ingresé al colegio de las hermanas de La Presentación. Ahí aprendí a leer y a escribir, dos de las pasiones más grandes de mi vida. También lideré todos los grupos posibles; fui scout y formé un grupo de oración que, con los años, se convirtió en un colectivo juvenil. Mi inquietud por lo social fue precoz. Impulsada por las monjas y siendo tan solo una niña de primaria, solía visitar los sectores más pobres de Ocaña. Conocí desde muy temprano el rostro duro de la realidad y, desde muy temprano también, me sentí interpelada por toda esa pobreza con la que mis ojos se cruzaban en los barrios marginados del pueblo.
Opté por la vida religiosa, no por los conventos
A mitad del bachillerato me enviaron como interna a La Presentación de Bucaramanga, un colegio costoso que mi papá financió con sus ingresos de sastre-modisto. Fue ahí donde mi vocación por lo social se hizo más fuerte, más consciente, más aguda. Pero esa vocación no sería mi único descubrimiento: En el corazón de los barrios más míseros de Bucaramanga, descubrí que la vida religiosa era un buen camino para servir a los pobres; entonces, decidí hacerme monja.
En mi casa no lo podían creer, me decían que no iba a durar más de seis meses en el convento. ¿Cómo una jovencita a la que le gustaba el baile, que había vivido su infancia y su adolescencia en medio de tanta libertad, optaba por los hábitos? Todos se rehusaban a creerlo, pero yo estaba tan decidida que los fines de semana, cuando nos daban salida, prefería quedarme con las monjas en el internado.
La congregación de las Hermanas Dominicas de La Presentación es de origen francés. La historia de su fundadora, Marie Poussepin, era, quizá, una de mis mayores motivaciones. Su obra fundacional comenzó cuando recogió a las niñas huérfanas que había dejado la guerra de Flandes en el siglo XVII. Eso la condujo a renunciar a los claustros para conformar una cofradía religiosa activa, dinámica, que caminaría y actuaría de cara a los menos favorecidos y no de espaldas a ellos. Me parecía muy revolucionaria la idea de salir de los conventos para insertarse en la vida real, para tener contacto directo con los empobrecidos y luchar de su mano por la dignidad. ¡Estaba motivadísima, quería ser monja, pero no una monja de convento!
Era 1961 cuando decidí no regresar a mi casa; si regresaba era probable que no me dejaran volver a Bucaramanga. Me llevé una gran sorpresa cuando el 21 de noviembre de ese mismo año, día de la fiesta de las hermanas de La Presentación, mis padres llegaron al internado. No dijeron nada, no hubo un solo reproche. Con la mayor discreción me ayudaron a preparar el ajuar y me llevaron al convento La Turena. Estar ahí era un primer paso, un requisito. Debo admitir que me hacía falta la música, pero me las ingeniaba y siempre encontraba la solución. En el convento había un establo de vacas a las que les ponían música alegre para que dieran más leche. Yo me escapaba y me iba al establo junto con una compañera igual de loca a mí. Durábamos horas cantando y bailando merengue en medio de las vacas, sus mugidos y las cantinas de leche.
Bonjour, Paris!
Tal como mi familia lo había vaticinado, duré tan solo seis meses en La Turena. Salí de ahí, pero no precisamente porque haya decidido colgar los hábitos. En Francia pidieron que se intercambiaran religiosas latinoamericanas con europeas y yo quedé como candidata para continuar mi formación en ese país. Tenía apenas 17 años, estaba en los años efervescentes de la vida y no dudé en viajar. Para mi familia, por el contrario, era muy difícil que yo partiera tan rápido, tan lejos; sin embargo, nada me detuvo y me fui. Junto con trece compañeras más, tomé el barco Virginia de Churruca en Cartagena. En él iban más de cien mujeres y estudiantes cubanos a los que España les daría refugio para terminar sus estudios. Era 1962, plena Revolución Cubana. Yo no tenía muchas claridades políticas, pero admiraba el sentido de independencia de Cuba y me gustaba conversar con mis compañeros de viaje sobre la situación de su país.
Después de atravesar el atlántico, llegamos a Barcelona y tomamos un tren a París. La casa de formación quedaba en Turenne, una ciudad hermosa, llena de castillos, a escasos minutos de París. Nuestra casa había sido una fortaleza en el pasado, lo que le daba un toque de misterio a nuestra estancia. Todo era una novedad para mí. En ese momento, la educación religiosa estaba sufriendo grandes trasformaciones por influencia del Concilio Vaticano Segundo que animaba a la vida religiosa a salir de los conventos para insertarse en los procesos sociales que se gestaban con tanto furor. Teníamos un lujo de profesores de Historia, Filosofía y Literatura. Fue la época de las más intensas lecturas y dilemas filosóficos. Leí con mucha entusiasmo a Nietzsche, a Camus, a Jean Paul Sartre y a Simone de Beauvoir. Sus letras me revolucionaban por dentro, me permitieron cultivar como nunca mi pasión por la lectura y me ayudaron a reafirmar mi convicción profunda de servicio.
Viví en Francia durante diez años: de 1961 a 1971. Fueron años efervescentes. Viví la revolución estudiantil de París del 68, fui testigo de grandes cambios políticos, culturales, filosóficos; transformaciones que no dejaron de influir en la Iglesia. En el Instituto Católico de París, lugar donde estudié, me encontraba periódicamente con otros jóvenes latinoamericanos. Pasábamos horas enteras discutiendo sobre los movimientos revolucionarios que se gestaban en América Latina. Entonces, di mis primeros pinos en el campo de la Teología de la Liberación. Estando allá sucedió el asesinato de Camilo Torres. Los estudiantes de la Sorbona hicieron un entierro simbólico, una marcha a la que, por supuesto, asistí en primera fila.
El Diamante bumangués
Después de diez años en Francia, regresé a Bucaramanga. Llegué en un momento muy álgido de la historia del país. Anhelaba ser parte de esa historia, quería tomarla por las riendas, que no pasara sin que yo interviniera de alguna manera en ella.
Junto con una compañera que había vivido conmigo en Francia nos rehusamos a encerrarnos en el convento y pedimos que nos dejaran ir a vivir a un barrio popular. La respuesta por parte de las superioras fue un no rotundo. Aun no habíamos hecho los votos perpetuos y eso se convirtió en un impedimento. De todas maneras seguimos luchando hasta que al fin, después de todos los obstáculos posibles, nos dejaron ir a vivir a El Diamante, un barrio pobre de casitas pequeñas que el Instituto de Crédito Territorial había proveído.
Un año antes de nuestra llegada, habían abierto los INEM en Bucaramanga. Me postulé como docente y pasé. Eso también causó revuelo. Se suponía que una monja dominica debía enseñar en un colegio privado de niñas o en un internado y no en una institución oficial. Yo, sin embargo, quise romper con esa tradición, sumergirme en el pueblo, vivir como el pueblo y vibrar con el pueblo. Y por querer vivir así y no en el encerramiento, me negaron por primera vez los votos perpetuos.
Dos de las hermanas que vivían en El Diamante – una de ellas había llegado de Chile, huyendo de la dictadura militar- estudiaron Trabajo Social en la Universidad Industrial de Santander (UIS). Esto nos acercó al movimiento estudiantil, a las marchas, a los paros, a las revueltas; algo de lo que las madres superioras, en su terrible aislamiento, ni se percataban. Isabel Sarmiento, una de mis compañeras, hizo de nuestra casa del barrio el punto de encuentro con sus amigos de la UIS. Todos los días llegaban varios muchachos a estudiar y a hacer tareas por lo que la casa empezó a ser estigmatizada, señalada como centro de convergencia de los subversivos. Para el año 72, el Ejército ya nos había montado toda una operación de inteligencia. Después supimos que nos habían hecho seguimiento durante las marchas, que nos habían fotografiado y que nos tenían en la mira.
En el 73, expulsaron a diez estudiantes de la UIS por plantear novedades, por su irreverencia. Entre esos estudiantes cayeron un joven invidente y la hermana Isabel. Ante semejante escándalo, el obispo Rueda Hernández nos mandó a llamar. Las superioras estaban furiosas, nos dijeron que nos teníamos que retirar de la Congregación. El obispo se había enterado que visitábamos con frecuencia a Roberto Becerra, a Saúl Anaya y al Gordo Zabala, tres sacerdotes de Golconda que habían caído presos por revolucionarios, por pertenecer supuestamente al ELN. En consecuencia, nosotras también fuimos tildadas de guerrilleras… Era común por esa época ver al pensamiento crítico y disidente encarcelado.
Finalmente, y después de toda una inquisición, no nos echaron del todo, sino que nos pidieron tres años por fuera para que ‘pensáramos bien las cosas’. Yo no tenía nada que pensar. Llevaba catorce años en esto, no estaba dentro de mis planes retirarme de la Congregación. Quería vivir mi vida religiosa, pero sin abandonar mi compromiso con la sociedad, tal como lo había hecho, tres siglos atrás, Marie Poussepin.
Dos de las hermanas que vivíamos en El Diamante nos retiramos de la Congregación. De la polémica Isabel no se pudieron deshacer tan fácilmente porque ya había hecho sus votos perpetuos. Dejé de ser dominica temporalmente, pero mi opción por el pobre no tenía reversa y desde cualquier lugar, en cualquier situación, estaba resuelta a entregarle la vida a ello. No podía volver atrás: Lo que había vivido en mayo del 68, en El Diamante, en el INEM y en la UIS me había marcado tanto que resultaba imposible retroceder una página en mi historia.
La gaminería
En 1974, me trasladé a Bogotá. Isabel había llegado meses antes y estaba trabajando en el Programa de Bosconia, junto al padre Javier de Nicoló y cientos de gamines del Cartucho. Al conocer el proyecto, renuncié al INEM y me sumé a él. Esta obra, eminentemente asistencial, necesitaba un componente crítico, constructivo. Las rupturas que genera la vida callejera en un joven debían ser asistidas con un enfoque diferente y a mí me surgieron varias ideas al respecto. Le apostamos, entonces, a una estrategia de rehumanización, de reconstrucción de la dignidad de los muchachos.
Isabel y yo comprendimos que el paso de la calle al internado era una transición muy difícil para los muchachos y que no podía efectuarse de manera inmediata. Entonces implementamos un paso intermedio. Se trataba de una casa, ubicada detrás de la iglesia del Voto Nacional, a la que los muchachos llegaban en las noches para descansar. Para atender a los jóvenes de manera adecuada Isabel y yo decidimos vivir ahí. Empezamos un proceso de humanización con grupos de 24 jóvenes a los que atendíamos durante tres semanas. En la primera semana, los escuchábamos, los bañábamos y les dábamos de comer. En la segunda, les mostrábamos lo que les íbamos a ofrecer: escuela, talleres y vivienda. Finalmente, en los últimos días de la tercera semana, los llevábamos de campamento a Fusagasugá. Allá decidían si continuaban o no en el programa. De los 24, aproximadamente la mitad decidían cortar con la calle; los demás regresaban a ella.
Siempre supimos que para que el proyecto tuviera resultados debíamos crear lazos de confianza con los niños, es por eso que todas las mañanas poníamos en marcha la Operación Amistad. Íbamos a visitarlos a las calles, dialogábamos con ellos y nos hacíamos amigos. En las noches nos invitaban a conocer sus camadas, como le llaman a su grupo de amigos. Encendían una fogata, hacían una roda alrededor de ella y daban inicio a un ritual en el que se rotaban sus cachitos de marihuana como símbolo de amistad.
Eso me permitió adentrarme en la calle, conocer su cultura, integrarme a sus ‘galladas’ y a sus ‘camadas’; descubrir cómo funcionaban los liderazgos; comprender la lógica de su vocabulario; descifrar su filosofía de vida y descubrir las razones que los habían llevado hasta ahí. Era realmente conmovedor ver cómo, en medio de tan profundo abandono, el sentido de hermandad y solidaridad florecía: Cada noche un grupo de muchachitos se abrazaba hasta enroscarse para darse abrigo… ¡Y pensar que les llaman desechables!
Mientras trabajaba con los gamines, validaba la licenciatura de Filosofía en la Universidad Santo Tomás. Mi tesis, por su puesto, tuvo todo que ver con ellos y con la propuesta pedagógica que habíamos puesto en marcha. Esa propuesta se basaba en el Poema Pedagógico de Anton Semionovich Makarenko: Un modelo de educación alejado de las tradiciones, fundamentado en la libertad y en la comprensión. Los niños que recuperamos estudiaban así, en un ambiente de muchas libertades, en escuelas amplias, al aire libre, en salas espaciosas. La lógica de la vida callejera que traían consigo no podía ser brutalmente reducida a las cuatro paredes de un salón.
Los tormentos de La Paz
El Cartucho era un mundo distinto al de El Diamante y aunque concentramos toda nuestra atención en los gamines, también logramos vincularnos al movimiento social; después de todo lo que vivimos en Bucaramanga, no podíamos ser ajenas a tanta efervescencia. Isabel entró a la Universidad Nacional para terminar la carrera que había empezado en la UIS. Por esa vía continuamos vinculadas a la militancia, a las protestas y a todo el entusiasmo popular de los setentas. Tiempo después conocimos a Blanca, otra monja de La Presentación que también había renunciado al convento para irse a vivir a los barrios marginados de Bogotá. Ella es única en su especie, rara, diferente, como Isabel y como yo; es socióloga y artista de la Nacional; en ese entonces, vivía cerca al barrio 20 de julio y, en lugar de hábito, usaba yines rotos. Nadie sospechaba que era dominica.
Después de tres años y medio de vivir entre gamines y de haber recuperado a decenas de niños de la calle, decidimos trasladarnos, junto con nuestra nueva compañera, al barrio La Paz, en el Cerro de Monserrate, lugar del que precisamente habían salido muchos de los jóvenes a los que atendimos en programa Bosconia. La Paz era terrible. Cuando llegamos comprendimos por qué los muchachos de ese barrio no perseveraban en el proceso que les ofrecíamos. Era un mundo de delincuencia: Sus habitantes vivían de los atracos que hacían diariamente en el Paseo Bolívar. Las mujeres tenían puestos de fritanga, pero los hombres vivían básicamente del robo. Irnos a vivir a La Paz fue una verdadera locura, pero valió la pena. Los mismos muchachos que habíamos atendido en el Cartucho ahora nos protegían; la gente se quedaba perpleja al ver que, en lugar de hacernos daño, se acercaban para abrazarnos y besarnos.
A esa locura se sumó una cuarta hermana. Se trataba de Adela Ramírez, una nortesantandereana que tenía una gran sensibilidad por el arte porque provenía de una familia de pintores y escultores. Por ella y por Blanca nos enrolamos en el mundo del arte. Alternábamos el trabajo comunitario en La Paz, con el estudio, el teatro y las exposiciones. Años después, en Trujillo, uno de los lugares más maltratados y violentados de Colombia, podría constatar el poder que tiene el arte para sanar las heridas de la guerra.
En La Paz creamos un vínculo de amistad muy fuerte con los jesuitas del Cinep[1]. Junto a ellos, volvimos a fortalecernos en el ámbito del movimiento social y político. Los primeros de mayo salíamos a marchar sin falta; a veces teníamos que agarrarnos de gancho para atravesar calles terriblemente militarizadas. Por ese entonces, la represión era muy dura. En alguna ocasión se llevaron presos a dos de nuestros compañeros jesuitas y sufrimos mucho porque temíamos que los trasladarían a las caballerizas de Usaquén para torturarlos. De esa salieron vivos, pero uno de ellos no se salvaría de la guerra sucia. A Mario Calderón lo asesinaron vilmente junto con Elsa Alvarado, otra investigadora del Cinep, en el año 97. En esa época ellos estaban metidos de lleno en el páramo de Sumapaz trabajando con ecologistas y campesinos en varios proyectos ambientales. Defender los derechos de la gente con tanta convicción y fortaleza fue su condena.
También eran épocas de desalojos. Los habitantes de La Paz empezaron a ser brutalmente desalojados de sus casas bajo el pretexto de que se iba a construir el parque Simón Bolívar en el sector. San Martín y Pardo Rubio, los barrios que quedan detrás de la Javeriana, ya habían padecido la violencia de estos episodios y, curtidos en el tema, decidieron apoyar a los habitantes de La Paz para resistir la agresividad con la que la Policía y los hombres de casco amarillo del Distrito llegaban a destruir sus ranchos.
Recuerdo que, con el barrio en pleno, el abogado del Cinep que defendía a las familias del proceso de desalojo se sentaba con su máquina de escribir frente al abogado del Distrito -que permanecía de pie porque no le dábamos asiento-. Cuando él hablaba gritábamos las consignas lo más fuerte posible para no dejarlo pensar. En cambio, cuando hablaba el del Cinep, silencio total. Los niños más grandecitos se sentaban junto a los hombres de casco amarillo para escuchar lo que decían. Entonces nos traían los recados: “Tranquilos, ellos tienen miedo”, decían. Las señoras, por su parte, invitaban a los policías a tomar agua panela o tinto y, de esa manera, conseguían bajar su agresividad… Cuando de resistir a la injusticia se trata, el pueblo siempre tiene buenas ideas.
Monja chiviada, votos chiviados
Estando en La Paz, pedí reingresar a la Congregación. Para hacer los votos perpetuos las superioras me exigieron como requisito trabajar un año en el muy elegante Colegio de La Presentación de Sans Façon. Yo les dije que ese requisito era otra señal que Dios me enviaba para no ser dominica. Después de haber vivido con gamines y de trabajar tan arduamente en La Paz, resultaba imposible que yo me fuera a encerrar a un convento. Entonces entro en contradicción, les agradezco y me devuelvo al barrio. Cuál sería mi sorpresa cuando la madre superiora a nivel mundial me llamó para decirme que ella conocía mi compromiso y que me permitía elegir el lugar donde quería hacer el año restante de preparación.
Resultó una vacante en la escuela Normal de Gachetá, a tres horas de Bogotá. Acepté bajo la condición de que me permitieran ir mensualmente a La Paz, pues no quería perder ese pozo de espiritualidad, de compromiso y de movilización.
En Gachetá di clases a estudiantes de grados noveno, décimo y once. Mientras trabajaba como profesora hubo el paro más grande de educadores y yo, formando a jóvenes que iban a ser maestras, no dudé en sumarme a las protestas y en organizar las marchas en el pueblo. No me podía quedar inmóvil, inactiva; donde iba hablaba de derechos e incentivaba a la gente a reivindicarlos.
Después de un año en Gachetá volví a La Paz. La superiora local dijo que yo era muy terca y desobediente y me negaron una vez más los votos. Pasó otro año hasta que la superiora mundial me volvió a llamar y, convencida de que yo podía aportarle a la Iglesia algo diferente, me permitió hacer los votos. Dejaría entonces de ser ‘la monja chiviada’, apodo con el que me habían bautizado los gamines del Cartucho.
Vestida con un hábito prestado, hice mis votos en el convento de Sans Façon, pero, sin decirle nada a nadie, cambié su fórmula tradicional. Me rehusé a decir que hacía “mis votos de pobreza, obediencia y castidad según las constituciones de las hermanas dominicas para vivir y morir al servicio de la Iglesia en el ejercicio de la caridad”. En coherencia con la vida por la que había optado dije que hacía mis votos “para vivir y morir al servicio de los empobrecidos de nuestra sociedad a causa de la injusticia y para vivir en el amor”.
Creo en Cristo y en su radicalidad
Así como a algunos los alimenta una ideología o una política partidista, a otros nos alimenta la Teología de la Liberación. Los políticos suelen tener personajes de referencia. Algunos, por ejemplo, se aferran al legado de Gaitán, de Galán, de Luther King o de Gandhi. Nosotros, los cristianos comprometidos, también tenemos un referente y es Dios: un Dios liberador, revolucionario, que se compromete, que escucha, que se conmueve, que desciende de las alturas para caminar junto al pueblo, para animarlo a su liberación.
Uno de mis mejores estímulos ha sido, quizá, el Evangelio, que no es más que la memoria histórica de la dominación y la resistencia de los pueblos. Tal es el caso de la historia de Israel, un pueblo amenazado, excluido y dominado por los persas, los griegos y los asirios; de la entereza de Moisés; de la valentía de muchas mujeres que se unieron en una red liberadora para oponerse al Faraón que había ordenado ahogar a sus hijos en el río Nilo. El Nuevo Testamento me muestra a un Dios que se hace hombre, que se hace pobre, marginado, que rompe con la ley, que toca al leproso, que habla con la mujer samaritana. Me muestra a un Jesús comprometido ante la dominación romana; a un Jesús perseguido desde antes de nacer; a un José obligado a huir a Egipto. Todo aparece en clave de liberación y yo lo interpreto en relación con lo que está pasando en la actualidad. La Palabra me remite a aquellos que hoy son obligados a ir al exilio, a los que hacen oposición a un sistema injusto, a los más de seis millones de desplazados.
¿Cuántas veces no intentaron lanzar a Jesús desde un peñasco? ¿Cuántas veces no intentaron matarlo hasta que lo clavaron en la cruz? ¿Cuántas veces en este país no han intentado crucificar a los que se han opuesto a la barbarie y a la injusticia? Y aun así, con el peso de la cruz y de la ignominia a cuestas, seguimos implorando: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”.
El testimonio de Jesús me hizo su seguidora. Hacer una hermenéutica distinta de su palabra fue todo un reto espiritual. Desde que estaba estudiando en París supe que para Dios bienaventurados son los que luchan por la justicia; que la vida religiosa no es una vida para la acumulación de bienes ni para vivir en conventos elegantes; que como buenos seguidores de Cristo, estamos llamados a insistir y persistir en la búsqueda de la equidad; que aunque resulte difícil alcanzar el nivel de radicalidad y entrega de Jesús, debemos procurar un mínimo de coherencia. El Evangelio lo dice: “Os llevarán a las sinagogas, os maltratarán, no les harán honores ni reconocimientos”, pero si uno se prepara para eso, no se deja acobardar ni intimidar, ni siquiera cuando le ponen un revolver en el corazón, como los paramilitares lo hicieron conmigo en San José de Apartadó.
En medio de un ambiente tan hostil muchos seguimos creyendo que no hay amor más grande que dar la vida por el otro. Jesús dijo “nadie me quita la vida, yo la doy libremente” y eso es lo que nosotros, los cristianos comprometidos, tenemos que hacer. Una fe sin obras es una fe muerta y es sólo en las obras donde nuestro compromiso con la fe será evidente.
De invasiones, ranchitos y garrotes
En 1982, curtidas por la experiencia en el Cerro de Monserrate, tomamos la decisión de vivir una experiencia aún más radical y optamos por ir a vivir a Bosa.
Llegué junto con Blanca e Isabel a Juan Pablo I, barrio que anteriormente recibía el nombre de Las Poncheras de los Gavirias. Se llamaba así porque un señor de apellido Gaviria se había tomado las tierras y las había vendido a muy bajo costo entre la gente. El barrio contiguo, donde vivo actualmente, era un conjunto de lotes que el padre Carbonell había donado y que, poco a poco, fueron construidos con pequeñas casitas del Instituto de Crédito Territorial.
Vivíamos en el primer piso de una casa. Una alcoba la ocupaba un señor de edad con su hijo y en la otra nos instalamos las tres. Además del camarote y de los cajones de gaseosa donde guardábamos los libros, no teníamos nada. La luz la tomábamos de los postes y el agua por mangueritas ¡Éramos tan radicales!
Aunque los habitantes de estos barrios tan pobres eran perseguidos a punta de palo, garrote y militarización, siempre se negaron a salir de allí. Cuando llegué y me encontré con esa situación escribí un poema, se titula Morada de Violencia y Miseria e ilustra en detalle lo que sucedía:
Llegamos una noche a construir nuestra morada
Es la construcción de una morada de hombres
Porque el hombre es digno de tener morada
Una morada donde vivir, una morada donde crecer
Una morada que fuera testigo del amor, del sufrimiento, de la pobreza, del grito profundo de la vida.
Llegamos una noche a construir nuestras moradas en tierra frágil de Poncheras de Gaviria
Llega el adulto, llegan las palas, llegan las picas, el martillo y el serrucho
Llega la mujer valiente con su pecho erguido
Llega el niño con lágrimas que alumbran
Llega el joven, testigo de esta lucha, a vigilar nocturno la morada de violencia.
Llegamos una noche a construir nuestras moradas y se oyen latir mil corazones
Se oyen pasos de firmeza y de aventura
Se oyen voces de protesta y reclamo.
Llegamos una noche a construir nuestras moradas
Pero al mismo tiempo llega la Violencia, la amenaza de muerte
Llega la fuerza del dominio que destruye y aplasta
Llega la ley que apresa la libertad anhelada
Llega el mercenario que negocia y engaña
Llegan los golpes, llega el palo y el fusil
Llega la autoridad y el pito que ensordece
Llegan las rejas, llega el juicio oficial
Y todo se convierte en las Poncheras de Gaviria,
En la morada de violencia y miseria.
La historia de la morada me la contaron ayer
Pero la violencia y la miseria aún están presentes
Es la violencia del político que miente
Es la violencia del gamonal de turno
Es la violencia del rechazo de un niño en una escuela
Es la violencia de una madre que muere desangrada
Es la violencia del hombre alcoholizado
Es la violencia de un sueldo de hambre.
Llegamos una noche a construir nuestra morada
Violencia y miseria van de la mano
La violencia es miseria y la miseria es violencia
Y no queremos más moradas de violencia
Y no queremos más moradas de miseria.
El Taller Mujeriego y Los Hijos del Pueblo
La casa en la que vivimos actualmente, en el barrio Carbonell, solía ser una casa comunitaria que, durante mucho tiempo, sirvió como punto de encuentro de un grupo de mujeres con las que conseguimos construir una fuerte organización femenina. Vendíamos ropa, criábamos pollos, sembrábamos hortalizas en los lotes y Guillermo Álvarez, un médico alternativo, les enseñó a hacer cultivos hidropónicos de plantas medicinales para la fabricación de pomadas y purgantes. En torno a esas actividades las mujeres fueron construyendo fuertes vínculos de amistad y solidaridad que dieron lugar a un profundo sentido de unidad. Finalmente nació el Taller Mujeriego, un espacio donde las mujeres se reunían a tejer y a formarse políticamente. Era necesario que ellas tomaran conciencia de su realidad desde una perspectiva crítica, que conocieran cuáles eran sus derechos y que los reivindicaran. Nosotras estuvimos ahí para enseñarles, para contarles lo que sucedía en el país, para motivarlas a luchar por una mejor calidad de vida y estimularlas a que permanecieran organizadas. Fue realmente maravilloso ver como unas mujeres que vivieron durante mucho tiempo en una situación de rezago social, se convertían, poquito a poco, en sujetos políticos y de derechos.
Los frutos de esa formación no tardaron en germinar. Las mujeres del barrio comenzaron a movilizarse, a participar de las marchas del primero de mayo, a tomarse las autopistas aledañas a Bosa y a hacer plantones frente a las grandes empresas. Una de las protestas más duras fue la que hicieron en una empresa de cultivo de flores de Facatativá por sus derechos laborales.
Con los jóvenes también impulsamos un proceso de formación política en derechos humanos. El grupo juvenil que resultó de esa formación fue bautizado como ‘Los Hijos del Pueblo’ y estaba conformado por casi treinta muchachos que, pese a no haber terminado el bachillerato, tenían grandes ideas para ayudar a mejorar las condiciones de vida de sus vecinos.
Varios estudiantes de la Universidad Pedagógica, donde por entonces yo dictaba una cátedra, fueron a Bosa a hacer su práctica profesional y capacitaron a esos jóvenes para que se convirtieran en maestros de los niños más pequeños del barrio. Una vez capacitados, los jóvenes adecuaron sus casas como hogares infantiles y empezaron a recibir grupos de niños entre los dos y los cinco años de edad. Tiempo después, el Bienestar Familiar copiaría la idea y daría lugar a sus hogares comunitarios.
Así también se fue gestado el Hogar Infantil El Pueblo. Conseguimos algunos recursos y alquilamos una casa grande para que los grupos de niños no estuvieran dispersos por las casitas de los jóvenes. Las mujeres del Taller Mujeriego se encargaron de dotar el nuevo Hogar con juguetes e instrumentos de aprendizaje fabricados por ellas mismas; eran muy recursivas. Fue en El Pueblo donde las mujeres y los jóvenes se jugaron todo como organización. Todos habían adquirido una conciencia política muy grande y miraban su contexto con ojos críticos. Cuando el Estado aparecía sólo lo hacía para reprimir violentamente a la gente, por eso no hubo camino diferente al de la recursividad, la creatividad y la movilización social.
Cuando el M-19 llegó a Bosa
El barrio había superado los traumas de la represión de la primera toma de tierras, pero hacia finales de los 80 hubo nuevas invasiones. Junto con una cantidad de vendedores ambulantes de Abastos, el M-19 se tomó un terreno contiguo a Juan Pablo I que pertenecía a la familia Puyana. Luego llegó un grupo de recicladores a invadir otros lotes cercanos. Los vecinos de Juan Pablo I, ni cortos ni perezosos, decidimos apoyar la toma de los terrenos. Recuerdo que los del M-19 asaltaban los carros que transportaban leche y alimentos y repartían mercados entre los invasores. La miseria y la marginación eran muy grandes y como a la miseria no han sabido darle un tratamiento distinto al de la militarización, la violencia y el terror del Estado no tardó en llegar. La policía y los militares incendiaban los cambuches y acordonaban el terreno para que nadie pudiera pasar. Pero la gente resistía, no se doblegaba.
Todo eso convirtió a Bosa en un referente del movimiento cívico en Bogotá. La gran ola de violencia por la que atravesaba el país en los años ochenta también nos tocó y fue dramática, sin embargo, nos unió como comunidad. El genocidio contra la Unión Patriótica, los magnicidios de Luis Carlos Galán, José Antequera, Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo y de muchos otros animaron a la gente a la movilización. Hubo muchos intentos por desarticularlas, pero las organizaciones femeninas y juveniles se fortalecieron y dieron luz a nuevos procesos organizativos que empezaron a actuar no solo en el marco de la realidad de su barrio, sino también en el de la realidad de un país que se desangraba a causa de la guerra sucia.
Una Comisión por la Justicia y por la Paz
En el año de 1988, en medio de un contexto supremamente hostil, nació la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, una organización integrada por miembros de 24 congregaciones religiosas que, encabezada por el padre jesuita Javier Giraldo, le apostaría a la promoción y defensa de los derechos humanos.
Los niveles extremos de violencia nos obligaron a articularnos, a pensar en nuevas ideas y proyectos para defender a las comunidades de tantos atropellos y arremetidas. Fueron años de masacres. El horror llegó a Segovia, en 1988; a La Rochela, a Simacota y a Trujillo, en 1989; a Puerto Bello y a Paime en 1990; a Portugal de Piedras y a Soacha, en 1993. Año tras año, la muerte y la sevicia llegaban a alguna parte para infundir terror… La vida religiosa no podía seguir tan apartada, tan poco comprometida con semejante realidad.
En esa época surgieron muchas iniciativas por la defensa de los derechos humanos. La Comisión Intercongregacional se articuló con otras organizaciones defensoras como el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, la Asociación Nacional de Ayuda Solidaria, la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, la Comisión Colombiana de Juristas y la Corporación Sembrar. Esta articulación resultaría clave para los procesos que adelantaríamos en diferentes regiones, especialmente en el Valle del Cauca.
Con la Comisión llegamos primero a Barrancabermeja que, para ese entonces, era azotada por el paramilitarismo. Estando allá íbamos al barrio María Eugenia, un lugar al que ni los buses se atrevían a ir. A ese barrio llegaban todos los desplazados de Carmen y San Vicente del Chucurí y de San Pablo-Bolívar para alojarse en las escuelitas. Nosotros les ofrecíamos asistencia humanitaria y por eso fuimos tildados de guerrilleros. Recuerdo que cuando nos asomábamos por las ventas de los salones, los militares ponían su fusil sobre el vidrio, apuntándonos en la cabeza… ¡Qué cobardes!
Luego fuimos al Ariari, en el Meta, donde el genocidio contra la Unión Patriótica arremetía con toda su furia. Después estuvimos en la cuenca de Cacarica, Chocó, donde la violencia paramilitar estaba exterminando a la población.
De Cacarica nos trasladamos a San José de Apartadó, mí mejor escuela en derechos humanos, pero sobre todo en el ámbito de la resistencia, la resistencia de la vida real, de la vida cotidiana. Los campesinos con los que trabajé ahí eran unos verracos, habían sido formados por la Unión Patriótica y eso les había permitido construir una conciencia política muy sólida; eran indoblegables. Es por eso que la Comunidad de Paz de San José de Apartadó no se repite en el país, ¡es única!
Allí, de cara a la sevicia de los paramilitares, de cara a la impunidad, de cara a unas Fuerzas Militares criminales, nos formamos como defensores de los derechos humanos, como guardianes de la vida. Esta comunidad, tan humilde, tan aguerrida, tan resistente, tan amenazada, nos dio más de lo que cualquier libro hubiera podido darnos. Esos campesinos han sido, sin duda alguna, mis mejores maestros. Todavía recuerdo a Aníbal Jiménez, el campesino que compuso el himno de la Comunidad de Paz y que mataron. También recuerdo a Luis Eduardo Guerra, ¡Qué simpatía! ¡Qué facilidad para expresarse! A él también lo mataron. Recuerdo a Rigoberto Guzmán y las lecciones que nos daba con su liderazgo. Los paramilitares reunieron a toda la comunidad solo para que presenciaran su fusilamiento. Todavía los recuerdo, todavía los recuerdo…
Años más tarde, me abrieron dos procesos por supuestamente injuriar y calumniar a los militares de la Brigada XVII de Apartadó. Debía presentarme en Paloquemao a enfrentar a un juez que me bombardeaba con preguntas para sacarme información sobre los líderes de la Comunidad de Paz. Yo me aprendí casi de memoria la Declaración de los Defensores de Derechos Humanos y siempre defendí mi derecho a la confidencialidad. Un día, agotada de tanta arbitrariedad e intransigencia, le llevé una carta al juez en la que le decía que yo no declaraba más porque no creía en la justicia colombiana y que repudiaba sus altos niveles de impunidad frente a crímenes tan atroces como los que se habían perpetrado en Apartadó. Finalmente, fallaron a mi favor y los procesos fueron archivados.
En medio de todas esas experiencias la Comisión Intercongregacional fue tomando fuerza. Ya no nos convocaba solo una opción por los empobrecidos, por los lugares más vulnerables de las grandes ciudades o por la asistencia humanitaria. Nos convocaba la defensa de la vida misma. Y seguimos preparándonos y seguimos articulándonos y las amenazas empezaron a llegar y muchos tuvieron que irse al exilio, pero seguimos. En la sede de la Conferencia de Religiosos de Colombia, en Bogotá, empezamos a construir la base de datos de luchas sociales que ahora está en el CINEP. A esa sede también llegaba Eduardo Umaña Mendoza a prepararnos; tan brillante, como siempre, nos daba unas conferencias claras y contundentes. Yo creo que todo el bagaje de la universidad se quedaba corto comparado con todas estas experiencias vividas.
Trujillo, un lustro continuo de masacres
Uno de los trabajos más arduos de la Comisión y de mi vida ha sido en Trujillo, Valle del Cauca. Un lugar al que me he entregado con entera convicción durante 18 años ininterrumpidos.
Que Trujillo haya sido un lugar tan martirizado por la violencia no es gratuito. Muchas variables han confluido para que ese municipio del noroccidente del Valle se haya convertido, desde 1989, en epicentro de una sistemática violación de los derechos humanos.
La parte rural de Trujillo se ubica en las estribaciones de la cordillera occidental. Esta zona colinda con Chocó, lo que la convierte en un corredor estratégico. Por otra parte, Trujillo tiene dos cañones: el de Petaquero y el de Garrapata, los cuales garantizan el acceso al mar pacífico. La zona cuenta, además, con una reserva hídrica y forestal muy importante que la ha convertido en blanco de la empresa Smurfit Cartón de Colombia.
Así mismo, el pueblo ha sido epicentro de las operaciones de dos organizaciones muy grandes del narcotráfico: Una encabezada por Diego Montoya, alias Don Diego, y otra encabezada por Henry Loaiza Ceballos, alias el Alacrán. A eso se suma que Trujillo ha sido un pueblo religioso y políticamente conservador, dominado por una casta política gamonalista conformada por los Holguín, los Espinosa y los Giraldo.
Todos esos factores convergieron e hicieron de Trujillo un pueblo en el que la masacre que no cesa, como bien lo denominó el Grupo de Memoria Histórica en uno de sus informes.
En ese contexto, aparece la figura de Tiberio Fernández, un párroco bastante particular al que admiro profundamente. Tiberio era un campesino oriundo de Salónica, el mismo corregimiento de donde provenía alias Don Diego. Su familia era pobre y solo le pudo proporcionar la primaria, pero los jesuitas, que lo habían conocido en una misión de navidad en la que se había destacado por su chispa y su intelecto, le proporcionaron el resto de los estudios. Terminó el bachillerato en Tuluá, luego se hizo sociólogo y finalmente fue enviado a Europa. Después de crecer intelectual y académicamente tomó la decisión de convertirse en sacerdote. Regresó a Trujillo en 1988 y asumió el rol de párroco. Allí implementó 24 cooperativas, una idea de economía alternativa que había traído de Europa. Abrió varias ebanisterías y almacenes comunitarios para las mujeres y organizó a los campesinos en torno a la siembra de café. El objetivo de esta propuesta era fortalecer la integración de la comunidad y, sin duda alguna, se consiguió. En 1989, se dieron las grandes marchas campesinas en diferentes regiones del país y Trujillo no fue la excepción. Tiberio organizó una marcha multitudinaria que puso en evidencia no solo la cohesión de la comunidad, sino también la gran empatía que había entre él y la gente.
Esa primera marcha, sin embargo, fue el punto de partida de un lustro de masacres. Es cierto que desde el año 87 ya se venía dando una serie de asesinatos, pero la movilización intensificó la violencia. Era sistemático: los homicidios, las desapariciones, la intimidación y las torturas no paraban. La revancha inmediata de la marcha campesina fue la tortura y desaparición de diez personas, entre las que se encontraba Esther Cayapú Trochez, una líder indígena de la etnia Embera. Poco tiempo después se llevaron a cinco jóvenes ebanistas. Orlando Naranjo, actual presidente de la Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo (Afavit), fue testigo de la tortura a la que esos muchachos fueron sometidos. En la estación de policía de Tuluá los amarraron, les dieron choques eléctricos y les metieron la cabeza en pocetas de agua.
Tiberio, por su parte, fue tildado de guerrillero, pero los señalamientos no consiguieron acobardarlo. El 14 de abril de 1990, fecha en la que ya habían desaparecido a casi 100 de sus amigos campesinos, Tiberio celebró el Sermón de las Siete Palabras del Sábado Santo. Durante ese ritual dijo con vehemencia: “Si mi sangre contribuye para que en Trujillo se logre la paz que tanto anhelamos, gustosamente la derramaré”. Solo tres días después su sangre se demarraría de la manera más atroz. El martes 17 de abril, un grupo de hombres interceptó el jeep en el que se transportaba, lo condujeron a Villa Paola, la finca del Alacrán, allá le dispararon, le cortaron la cabeza, los pies y las manos y lo castraron. Los restos de su cuerpo fueron lanzados al río Cauca y solo fueron hallados seis días después del homicidio. Junto con él fueron asesinados Norbey Galeano, empleado de la parroquia; Ana Isabel Giraldo, su sobrina, y el arquitecto Omar Pulido.
Lanzar los cuerpos al río Cauca era una práctica común entre los victimarios. En una ocasión, la Defensa Civil, los bomberos y la Cruz Roja lograron llenar tres bolsas grandes de cabezas que luego se perdieron en un juzgado de Cali.
Tanta sevicia correspondía a una política de terrorismo de Estado auspiciada y promovida por los Estados Unidos. En Trujillo fueron puestos en marcha cuatro planes contrainsurgentes diseñados por la Tercera Brigada del Ejército con sede en Cali y en coordinación con la Policía Nacional. El Plan Relámpago consistía en allanar las casas de los campesinos; el Plan Democracia, en militarizar la zona; el Plan Pesca, en parar las chivas y los Willis que iban a las veredas para bajar a los pasajeros, pedirles la cédula y, con lista en mano, determinar a quién se llevaban y a quién no. Si los pasajeros pertenecían a alguna cooperativa se los llevaban a la finca Las Violetas, de Diego Montoya, o la finca La Paola, de Henry Loaiza, para torturarlos antes de asesinarlos. Si en el jeep no viajaba nadie que estuviera en la lista, los militares elegían a un campesino al azar, le disparaban y lo reportaban como guerrillero dado de baja. Finalmente, se puso el marcha el Plan Repliegue que consistía en maltratar y atemorizar a los campesinos en las veredas bajo el pretexto de que eran auxiliadores de la guerrilla. Como dice el dicho, se trataba de ‘quitar el agua al pez para que el pez muriera’. Todas las expresiones sociales fueron catalogadas como subversivas. Las cooperativas, las organizaciones de base, las manifestaciones legítimas de protesta ciudadana fueron leídas por el Estado como signos de apoyo a la guerrilla y eso las convirtió en blanco de una estrategia destructiva.
Los métodos utilizados para reprimir a los trujillenses se inspiraron en las más extremas manifestaciones de crueldad que la historia registra. Como si fuera poco, este círculo de violencia extrema estuvo rodeado por la más aberrante impunidad. En 1991, un año después del asesinato de Tiberio, la justicia de Cali absolvió a Diego Montoya, al mayor Alirio Urueña y a Henry Loaiza Ceballos, los principales victimarios del pueblo. Más de quince años pasarían para que la justicia actuara y fueran condenados.
La primera condena al Estado
Consternado por la persistencia de la masacre y por la impunidad que la rodeaba, el padre Javier Giraldo decidió ir a Trujillo en el año de 1994. Su propósito era documentar lo sucedido y llevar el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Entonces, se reunió con las familias de las víctimas. Después de cinco años de silencio total, ellos decidieron relatar sus historias de dolor. Javier sistematizó todos los testimonios y logró documentar, en una primera instancia, 62 casos, cifra que se incrementaría hasta completar 235 casos que luego fueron recogidos en un libro al que Javier llamó Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida, un título muy sugestivo que habla del profundo sentimiento de esperanza y de la gran capacidad de resistencia de los trujillenses.
La Masacre de Trujillo fue uno de los primeros casos presentados ante la CIDH. La Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz actuó como demandante. El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos y la Comisión Colombiana de Juristas actuaron, por su parte, como codemandantes. La CIDH sesionó entre septiembre y diciembre de 1994 y el primero de enero de 1995 se hizo público el fallo: El Estado colombiano había sido condenado por primera vez en su historia.
En su saludo de año nuevo, el expresidente Ernesto Samper reconoció y aceptó la culpabilidad del Estado, pidió perdón a las víctimas y dijo que esperaba que la crueldad con la que Trujillo había sido masacrado no se repitiera nunca más en ningún lugar del mundo.
“Una gota de esperanza en un mar de impunidad”
El fallo de la CIDH solo fue el comienzo de un largo camino de lucha por los derechos de las víctimas. Desde enero del 95, la Comisión Intercongregacional se organizó en torno a Trujillo. Colombia entera tenía que conocer lo que había sucedido y por eso convocamos a una gran peregrinación. A esa peregrinación, que se celebró en abril para conmemorar los cinco años de la muerte de Tiberio, llegaron, sin exagerar, más de tres mil personas de casi todos los departamentos. El lema que escogimos fue “Una gota de esperanza en un mar de impunidad”. Los trujillenses todavía estaban temerosos, pero por primera vez en mucho tiempo, sintieron que no estaban solos.
Después de la primera peregrinación nos dimos a la tarea de organizar a las víctimas. El trabajo fue tan arduo que para septiembre de ese mismo año ya se había consolidado, con todo y personería jurídica, el primer grupo de la Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo (Afavit). Fuimos muy pocos los que acompañamos ese proceso organizativo. Los hechos habían sido tan crudos que la gente sentía mucho miedo de ir a trabajar a esa zona; sin embargo, siempre hubo manos dispuestas a colaborar. En 1997, por ejemplo, llegaron Stella Guerra y Carlos Ulloa, una pareja de artistas que, a través de la pintura, la música y el teatro, ayudaron a la comunidad a elaborar su duelo y a recopilar sus memorias. Eran un par de locos… En realidad tenían que estar muy locos para haberle apostado a Trujillo, un pueblo que tenía tantas heridas abiertas. La sensibilidad y la capacidad de escucha de Stella y Carlos les permitieron seguir documentando los casos de las víctimas. La cifra que había registrado Javier Giraldo ascendió a 342… ¡342 seres humanos habían sido torturados, desaparecidos y asesinados por un mismo proyecto criminal en tan solo cinco años! Y el pueblo, agredido, desolado, triste, temeroso, seguía caminando.
Los artistas lograron convocar a la gente en torno a diferentes proyectos artísticos como la construcción del Parque Monumento de las víctimas, pero fueron amenazados por los paramilitares y tuvieron que marcharse. Con su salida, Afavit se dispersó.
Colombia Nunca Más
El año 98 fue muy duro porque se empezó a gestar el proyecto Colombia Nunca Más y varios miembros de la Comisión Intercongregacional -que era una de las 17 organizaciones de derechos humanos que participaba en el proceso- fuimos amenazados. Javier Giraldo tuvo que salir al exilio y, aunque remplazarlo era difícil, asumí la presidencia de la Comisión. Eso me obligó a moverme por varias regiones, pero especialmente por Cacarica, San José de Apartadó y Trujillo, donde los procesos ya habían arraigado. En el Proyecto Nunca Más también participé activamente; muchos activistas de los derechos humanos aunamos esfuerzos y logramos posicionar en Colombia una plataforma en torno a los derechos de verdad, justicia y reparación integral de las víctimas.
El proyecto reconstruyó las memorias de las víctimas de crímenes de Estado a partir de tres fuentes: la documental, la jurídica y la testimonial. Yo participé en la recolección de testimonios y eso me permitió acercarme aún más a la realidad de la Colombia profunda. Para 2002 habíamos recogido más de 39.000 casos muy bien documentados de víctimas de desaparición forzada, masacres colectivas, homicidios individuales, asesinatos extrajudiciales y atentados. Con esa experiencia confirmé mi vocación como defensora de los derechos humanos y me llené de fortaleza para lo que se venía en Trujillo.
Sanar las heridas para renacer a la vida
Apenas me pensioné como educadora, en el año 2000, tomé la decisión de irme a vivir a Trujillo. El caminar con la comunidad fue lento. Para fortalecer la organización había primero que sanar heridas, escucharlos con atención, darles seguridad, explicarles las causas de los acontecimientos, el contexto nacional en el que habían tenido lugar; muchos no entendían por qué les había sucedido lo que les sucedió, ni siquiera conocían los cuatro planes de represión con los que habían exterminado a muchos de sus seres queridos.
El Estado, por mandato de la CIDH, nos había dado el lote para el Parque Monumento a las víctimas, pero eso no era suficiente. Con la Comisión Intercongregacional comenzamos a gestionar recursos con agencias europeas para poder construirlo. Una vez aprobados los recursos, lo primero que construimos fueron los osarios. El hecho de exhumar los restos de las víctimas para trasladarlos a ese lugar especial de la memoria motivó mucho a sus familias y esto los unió, de nuevo, en torno a Afavit.
Con un grupo de mujeres hicimos las 30 primeras exhumaciones. Esa fue la experiencia más fuerte de mi vida… Sacar con mis propias manos huesos y huesos y cráneos con las señales de la tortura fue tan impactante como la fortaleza con que las madres asumieron ese reto. En la medida en que íbamos sacando los restos hacíamos un ritual. Las jornadas empezaban a las 9 de la mañana y solían extenderse hasta las 5 de la tarde. A esa hora cada familia salía con su bolsita de huesos. Esa y las siguientes exhumaciones inspiraron un poema al que titulé Semilla:
Las picas, las palas golpean la tierra,
Excavan profundo, exploran el suelo,
Hay manos que buscan los cuerpos perdidos,
Como agricultores buscan las raíces,
Raíces de vida, cuerpos mutilados.
Trini, Cecilia, Ludibia y María de Cano
Esperan perplejas, raíces de sus vientres,
Es semilla-hijo, es semilla-esposo,
Es muerte-semilla, es semilla-amor,
¡Oh tierra! Que guardas dolores y llantos.
Son los huesos secos, testigos de torturas,
¡Son huesos humanos que hablan de dolor!
¡Es crueldad salvaje, manos asesinas!
Solo la caricia, llena de ternura,
Trasciende la muerte, recupera la vida.
Es la fe en un Dios que habla de infinito,
¡Es Memoria, es Resurrección!
Son restos mortales que hablan de una historia,
Semilla-hijo, semilla-madre, semilla-esposo,
Son raíces humanas que piden justicia hoy.
Debo señalar que el rol que han jugado las mujeres en Trujillo ha sido indispensable. Cuando llegué allá me percaté de que, tal como sucedía en otros escenarios, las mujeres también habían sido oprimidas, maltratadas, violentadas y rezagadas. Por eso los procesos organizativos que impulsamos estuvieron acompañados de una perspectiva feminista. Siempre le he apostado a la reivindicación de los derechos de las mujeres y la experiencia de Trujillo no sería la excepción. El potencial emancipador de las trujillenses es muy grande; ellas han sido el motor, la vida y los cimientos de Afavit. Su fortaleza no era lo suficientemente reconocida, pero trabajamos en ello y fuimos transformando los discursos y las actitudes machistas. Ahora ellas son reconocidas con el hermoso título de Matriarcas.
Todo lo que rodeó el proceso de exhumación y traslado de los restos fue hermoso. Hacíamos talleres de memoria en los que las familias escribían a mano la biografía de cada víctima y dibujaban los bocetos de las esculturas que adornarían los osarios. La idea fue del arquitecto Santiago Camargo y la escultora Adriana Lalinde, quienes ayudaron a las familias a esculpir con barro las imágenes de sus seres queridos. Muchas madres amasaron el barro con sus propias lágrimas hasta lograr esculturas de tamaño natural. No se les escapaba un detalle: Moldeaban las naricitas, las manitos, el cabello, la ropita de sus hijos con tanta delicadeza… Todo eso hizo parte de su duelo. El Parque Monumento, donde se encuentran 235 osarios con sus respectivas esculturas fue diseñado por las mismas familias. Santiago tomaba nota de sus ideas, de sus deseos de hacer del Parque un monumento a la vida y a la esperanza.
Fue una época de mucho crecimiento. Al ver a la comunidad tan entusiasmada, comenzamos a hacer talleres en derechos humanos. Era muy importante que conocieran cuáles eran sus derechos como víctimas. Entre 1995 y 2002, Trujillo se esforzó por sanar sus heridas, por reconstruir el tejido social que la crueldad había destrozado. Poco a poco se fueron convirtiendo en sujetos políticos, en sujetos de derechos; ya no querían guardar silencio, participaron como Afavit del primer encuentro de víctimas del proyecto Colombia Nunca Más y se articularon con organizaciones de otros departamentos.
Un emblema nacional de la memoria
En junio de 2002, Afavit convocó a una nueva peregrinación a la que asistieron aproximadamente mil quinientas personas para inaugurar el Parque Monumento. Este Parque es un símbolo de memoria, de reparación, de dignidad, donde de los muertos brotan flores y jardines. El Parque es un espacio de justicia, una lucha contra la impunidad; no es un lugar de muertos, es lugar de vivos que gritan ¡libertad! Las víctimas aparecen vivas en las esculturas, nos miran, nos hablan, nos interpelan.
En el momento de la inauguración la comunidad se sintió importante, se sintió rodeada. Para mí fue una experiencia de afecto y de fortaleza inigualable. Ahí es que uno se da cuenta que no son solo los discursos los que nos impulsan a ser defensores de los derechos humanos. Es la vida misma, el sentido humanitario, la sensibilidad que uno vive a flor de piel; es el abrazo, es el beso, son las lágrimas de todos esos hombres y mujeres las que me han llenado de motivos para defenderlos, para vibrar y sentir con ellos.
Con el tiempo el Parque Monumento se ha ido llenado de símbolos y lugares de la memoria. En la parte alta de la colina, donde fueron construidos los osarios, fueron trasladados los restos de Tiberio. Era más que justo que aquel hombre que dio la vida por Trujillo tuviera un espacio entre las víctimas. Como homenaje a su párroco, las familias escribieron un libro de la historia de vida de Tiberio. Lo más lindo fue que se negaron a usar computadores, ellos querían escribir esa historia con su puño y letra y así lo hicieron.
En el Parque, también se erige el Muro Internacional del Amor, construido por el artista kurdo Hosyhar Saade. Este muro, símbolo de la resistencia, está conformado por siete nichos que guardan objetos personales de las víctimas y recuerdos de la solidaridad que muchos países hermanos han tenido con Trujillo. Los nichos representan el vientre de una mujer porque portan la vida y aluden a la plenitud.
Así mismo, construimos el Sendero Nacional de la Memoria. Este Sendero tiene 12 estaciones pedagógicas con imágenes, reseñas históricas e interpretaciones éticas que la comunidad ha hecho de 12 masacres cometidas en otras zonas del país. Esta es la muestra de que los trujillenses han trascendido la frontera de su territorio para solidarizarse y luchar junto a otros pueblos que también fueron víctimas de la crueldad.
Con ayuda de otras organizaciones internacionales y nacionales de derechos humanos también pudimos construir el Mausoleo de Tiberio, la Galería de Memoria Palabras de Dignidad y el Salón Infantil Hermanos Mayorga Vargas. Como si fuera poco, la naturaleza nos regaló la Ermita del Abrazo, un lugar donde dos árboles entrelazan sus ramas en un abrazo fraterno de consuelo, de apoyo y de amistad.
Todas estas cosas a uno le hacen caer en cuenta de que la defensa de la vida requiere de mucha creatividad y en eso nos dan una gran lección las mismas comunidades con sus ideas, con sus proyectos, con sus infinitos deseos de construir un país diferente. Afavit floreció alrededor de todas estas propuestas y ha permanecido erguida a pesar de que las amenazas y las intimidaciones no cesan. En 2004, por ejemplo, cogieron a tiros el Muro Internacional del Amor; en marzo de 2014, atentaron contra la profesora de los niños; últimamente, han aparecido grafitis amenazantes: “Muerte a Afavit, a Maritze y a Orlando, perros hijueputas”, y, por supuesto, no faltan las llamadas intimidantes en las que nos advierten que el plazo se nos está acabando.
¡Por nada me devuelvo!
Las atrocidades, los atropellos y los incumplimientos del Estado hicieron de Trujillo un pueblo rebelde, consciente de que su dignidad y sus derechos no son transables. Tantos años han pasado desde la masacre y muchos casos todavía se encuentran en total impunidad. Sin embargo, el habernos articulado con otras organizaciones defensoras de los derechos humanos ha sido muy positivo. Hay que reconocer, por ejemplo, la labor del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo. Su convicción y su persistencia facilitaron la condena del Alacrán en 2009 y la del Mayor Alirio Urueña en 2013. Pero frente a unas leyes de justicia que son la mayor injusticia en Colombia, muchos casos aún están impunes.
Por esa razón, la memoria ha sido la lucha más grande de Afavit. Trujillo se ha convertido en un caso emblemático de memoria. Para que el viento no se lleve sus historias, para que el olvido no sea la norma, para esclarecer, para sanar, para no repetir y para hacer un llamado a la justicia, la comunidad ha recogido su historia con su puño y letra, y para asegurar la continuidad del proceso hemos fortalecido la organización de los jóvenes y de los niños en torno a la formación en derechos humanos.
Es maravilloso ver como en el transcurso de estos años la comunidad ha crecido en dignidad, como ha recuperado su palabra, como ha cultivado su pensamiento y su consciencia crítica. Esa ha sido, en últimas, la finalidad superior de mi labor como defensora de los derechos humanos: fomentar el crecimiento humano, enseñar y empoderar a las comunidades de sus derechos, impulsarlas a defender, a no dejar ultrajar su dignidad como personas.
Todo lo que he vivido me ha marcado en lo más profundo. He sido testigo ocular de las inequidades, del hambre, de la sevicia, de las injusticias, de la exclusión con la que ha sido tratado gran parte del pueblo colombiano. Pero también he sido testigo de su resistencia, de su capacidad para sobreponerse, para sanar sus heridas. Todas las experiencias, desde El Diamante, en Bucaramanga, hasta Trujillo, en el Valle de Cauca, no solo han sido la mejor fuente de espiritualidad, sino la fuente de mi radicalidad: Mi opción por el empobrecido, por la mujer, por las víctimas de la guerra, por los derechos humanos no tiene vuelta atrás.
Yo nunca he militado en ningún partido político, he sido siempre muy autónoma. No creo en la maquinaria del Estado; creo en el movimiento social y popular porque a lo largo de mi vida he podido constatar la necesidad de organizarnos, de unirnos en torno a un proyecto distinto de nación para que el país no siga estando en manos de unos pocos, para que no sean siempre los mismos los que gobiernan, para que no todo se mueva en función de los intereses económicos y políticos de unos cuantos, intereses que niegan a muchos su derecho al territorio, a vivir una vida en paz y en dignidad.
El Estado cree que dar limosnas es sinónimo de garantizar los derechos humanos. Muchas víctimas, han sido engañadas con ese discurso y están convencidas de que su reparación se limita a una indemnización. Pero comunidades como las de Trujillo, organizaciones como Afavit, saben que sus derechos no son una limosna y que su lucha no termina con una indemnización. Al verlos tan convencidos de ello, al escucharlos decir que sus derechos no prescriben y que sus sueños no son negociables; al escucharlos decir que el pilar de su organización es la lucha por un país diferente, socialmente justo, incluyente, democrático, en paz, ahí es donde confirmo que esta opción de vida ha valido la pena, que es importante soñar y no desfallecer. En cada taller, en cada peregrinación, en cada encuentro, en cada audiencia, en cada reunión, me percato de la madurez política de los hombres y mujeres de Afavit y pienso que aportar a su formación como sujetos políticos y de derechos ha sido lo mejor que he podido hacer.
Con la gente de El Diamante, con los jóvenes de la calle, con los habitantes de La Paz, con las mujeres y los muchachos de Bosa, con las comunidades del Magdalena Medio, del Ariari, de Cacarica, de Apartadó y de Trujillo hemos construido una historia desde abajo. Esto no es historicismo, es historia vivida, sufrida, escrita por el pueblo.
Y como dice el himno que compuse para el proyecto Colombia Nunca Más: “¡Por nada me devuelvo! A donde voy se pasa por desiertos, fronteras y desvelos, pero yo ¡Por nada me devuelvo! La libertad nos llama y este andar no tiene regreso, yo ¡por nada me devuelvo!”.
[1] Centro de Investigación y Educación Popular /Programa por la Paz
Programa oficial del Jubileo Dominicano en España
ESCUELA
DE TEOLOGÍA de San Esteban:
VIAJE A ORENSE y RIBERA SACRA
Sábado 6 Junio. SALAMANCA - BENAVENTE - LA GUDIÑA - ORENSE.
Salida a las 08.00 hrs. con dirección a Zamora y Benavente. Breve parada y visita a esta ciudad: Plaza Virgen de la Vega, iglesias de Santa María y San Juan del Mercado, Hospital de la Piedad, Plaza Mayor, Castillo de la Mota (Torre del Caracol),.
Continuación hasta Orense. Almuerzo en ruta (no incluido).
Llegada y acomodación en hotel. Por la tarde visita a la ciudad: Burgas, Plaza Mayor, catedral, Casa Consistorial,.
Tiempo libre. Cena y alojamiento.
Domingo 7 Junio. ORENSE - RIBERA SACRA - SALAMANCA.
Desayuno y salida hacia San Pedro de Rocas. Visita al Eremitorio, cuna de la Ribera Sacra. Continuación y visita hasta el Monasterio de Santo Estevo, hoy parador de Turismo. Seguimos la ruta por el Mirador de Cabezoas desde donde podremos apreciar, a vista de pájaro, el Cañón del Sil. Hacia las 13,00 hrs. embarcación de Santo Estevo donde iniciaremos el mini crucero por los cañones del Sil y disfrutaremos de los lugares más relevantes de su historia, formación, flora y fauna. En San Fiz, regreso al embarcadero.
Ribeira Sacra, Cañón del SilVIAJE A ORENSE y RIBERA SACRA
Sábado 6 Junio. SALAMANCA - BENAVENTE - LA GUDIÑA - ORENSE.
Salida a las 08.00 hrs. con dirección a Zamora y Benavente. Breve parada y visita a esta ciudad: Plaza Virgen de la Vega, iglesias de Santa María y San Juan del Mercado, Hospital de la Piedad, Plaza Mayor, Castillo de la Mota (Torre del Caracol),.
Continuación hasta Orense. Almuerzo en ruta (no incluido).
Llegada y acomodación en hotel. Por la tarde visita a la ciudad: Burgas, Plaza Mayor, catedral, Casa Consistorial,.
Tiempo libre. Cena y alojamiento.
Domingo 7 Junio. ORENSE - RIBERA SACRA - SALAMANCA.
Desayuno y salida hacia San Pedro de Rocas. Visita al Eremitorio, cuna de la Ribera Sacra. Continuación y visita hasta el Monasterio de Santo Estevo, hoy parador de Turismo. Seguimos la ruta por el Mirador de Cabezoas desde donde podremos apreciar, a vista de pájaro, el Cañón del Sil. Hacia las 13,00 hrs. embarcación de Santo Estevo donde iniciaremos el mini crucero por los cañones del Sil y disfrutaremos de los lugares más relevantes de su historia, formación, flora y fauna. En San Fiz, regreso al embarcadero.
Hacia las 14.30 hrs., nos dirigiremos al restaurante de Rasa para el almuerzo. Regreso a Orense y continuación de viaje hasta nuestra ciudad de origen. Breve parada en ruta. Llegada y fin del viaje.
TARIFAS
PRECIO POR PERSONA EN HABITACIÓN DOBLE............... 170 ?
Suplemento habitación individual....................
El precio incluye:
Viaje en autocar y guía acompañante.
Estancia en régimen de media pensión en el GH San Martín ****
Catamarán y almuerzo día 7.
El precio no incluye:
Extras en los hoteles, entradas a museos ni otras visitas.
Club de lectura de la Escuela de Teología de San Esteban
RUTA LITERARIA POR LA CIUDAD
Actividad de fin de
curso del Foro de Lectura dirigido por Mamen Rivas.
El lunes, 8 de junio,
a las 17,30 horas (cinco y media de la tarde). Por favor, se ruega:
puntualidad.
Salida-inicio desde
el Convento de San Esteban (puerta)
Actividad abierta a
todos los que deseen participar... os esperamos.
Cordialmente,
Encuentro de Familia Dominicana
7ª Jornada Lúdica
ENCUENTRO PARA VIVIR EN FAMILIA DOMINICANA.
El Secretariado de Familia Dominicana Valencia-Torrent os invita al encuentro que tendremos el pro´ximo 6 de junio en torno a la “Acogida y el encuentro”. En e´l participara´n, en una mesa redonda, Alejandro Garci´a, joven del grupo Espiga de Sagunto, recie´n asociado al MJD; Thimbo Samb, joven senegale´s que vive en Valencia y que esta´ vinculado a diversas ONG; y Cherifa Ben Hasisine, que ha sido profesora y trabaja en la Ca´tedra de las Tres Religiones que la Orden tiene en Valencia.
Creemos que este Jubileo de la OP es un momento importante para la Familia Dominicana de cara a acercarnos a las realidades que nos rodean (inmigracio´n, religiones, fundamentalismos, acogida, encuentro con el otro) y por eso hemos “convertido” nuestro encuentro lu´dico anual en un espacio que incluya tambie´n la reflexio´n y la profundizacio´n en nuestra realidad.
PROGRAMACIO´N DEL DI´A.
Di´a del Encuentro: 6 JUNIO 2015
Lugar: Convento PP Dominicos del Vedat de Torrent
Di´a del Encuentro: 6 JUNIO 2015
Lugar: Convento PP Dominicos del Vedat de Torrent
HORARIO:
10:45h Llegada al Vedat
11:00h Oracio´n de Bienvenida
11:30h MESA REDONDA, hasta las 13:30
14:00 COMIDA, en la pinada del convento. Cada uno trae su comida y bebida y ALGO para compartir.
17:00 o´ 17:30h EUCARISTI´A
FIN DEL ENCUENTRO.
10:45h Llegada al Vedat
11:00h Oracio´n de Bienvenida
11:30h MESA REDONDA, hasta las 13:30
14:00 COMIDA, en la pinada del convento. Cada uno trae su comida y bebida y ALGO para compartir.
17:00 o´ 17:30h EUCARISTI´A
FIN DEL ENCUENTRO.
ARCHICOFRADÍA
DEL ROSARIO
San Esteban celebrará el 13 de
junio la bendición de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención
Es obra del
imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga
El imaginero
Navarro Arteaga
SALAMANCArtv al DÍA
La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención, de
la Archicofradía del Rosario de Salamanca, será bendecida el día 13 de junio a
las 17 horas en la Iglesia de San Esteban.
La gubia del prestigioso imaginero sevillano José
Antonio Navarro Arteaga ha hecho posible "que podamos contemplar la imagen
de nuestro titular" y al terminar la ceremonia la imagen quedará expuesta
en el solemne besapiés.
La talla formará parte del conjunto escultórico de la
Sagrada Cena. Dicho grupo escultórico "se irá realizando poco a poco,
teniendo en cuenta la disposición económica de la hermandad".
SOLENME BENDICIÓN.
13 de junio a las 17 h en el Convento de San Esteban
La Archicofradía del Rosario de Salamanca, tiene la enorme alegría de anunciar la Solemne Bendición, de la Imagen de Ntro. Padre Jesús de la Redención en la Institución de la Eucaristía. Para la ciudad de Salamanca.La gubia del prestigioso Imaginero Sevillano, José Antonio Navarro Arteaga a hecho posible que podamos contemplar la imagen de nuestro titular.
Dicha celebración tendrá lugar DM el próximo día 13 de junio de 2015 a las 17:00 horas en el Convento de San Esteban.
Al terminar la ceremonia la Sagrada Imagen quedara expuesta en solemne besapie.
La talla del Ntro. Padre Jesús de la Redención formará parte del conjunto escultórico de la Sagrada Cena. Dicho grupo escultórico se ira realizando poco a poco, teniendo en cuenta la disposición económica de la hermandad.
Desde aquí nos gustaría invitar a todos los cofrades y a toda Salamanca a compartir este día tan especial. Recibid un Saludo en Madre de Dios del Rosario.
Oh Dios, tú habitas en una luz inaccesible y nos has amado tanto que, siendo invisible, te nos has hecho visible en Cristo; mira con bondad a estos hijos tuyos, que han dado forma a esta imagen de tu Hijo, y haz que al venerarla, se vayan transformando en la realidad que esta imagen representa.
Fecha Inicio:13/06/2015 21:16:20
Fecha Fin:13/06/2015 21:16:20
Lugar:CONVENTO DE SAN ESTEBAN
CORPUS DOMINICANO
La Real y Pontificia Archicofradía Sacramental de María Santísima Madre de Dios del Rosario y San Pío V de Salamanca celebrará, el próximo Domingo 149 de junio de su tradicional Corpus Dominicano.La celebración tendrá lugar en la Iglesia de San Esteban, comenzando a las 19:30h con el rezo del Santo Rosario seguido de la Santa Misa y posterior Procesión Sacramental por el Claustro de los Reyes.
Fecha Inicio:14/06/2015 19:30:22
Fecha Fin:14/06/2015 22:30:22
Lugar:IGLESIA DE SAN ESTEBAN
Del 6 de julio de 2015 al 12 de julio de 2015
Curso de Comunicación y Predicación. Convento San Pedro Mártir (Avenida de Burgos 204, Madrid). Materias y profesores:
"TÉCNICAS Y ESTÉTICA DE LA COMUNICACIÓN"
César CID GIL y Santiago LÓPEZ NAVIA
"LA TRANSMISIÓN DEL MENSAJE RELIGIOSO EN EL MUNDO ACTUAL"
Manuel María BRU ALONSO
"NATURALEZA Y RASGOS DEL MENSAJE RELIGIOSO CRISTIANO"
Francisco José RODRÍGUEZ FASSIO, OP
"HERMENÉUTICA Y USO DE LA BIBLIA EN LA PREDICACIÓN"
Miguel de BURGOS NÚÑEZ, OP
"LA BIBLIA EN LA CATEQUESIS"
Gloria CAÑADA MILLÁN, OP y Miguel Ángel MEDINA ESCUDERO, OP
"HOMILÉTICA: TEORÍA Y PRAXIS"
José RAMOS DOMINGO
"ANIMACIÓN LITÚRGICA"
Juan Antonio ESPINOSA BOTE
LUGAR:
Convento San Pedro Mártir.
Avenida de Burgos 204, 28050 Madrid
Inscripciones:
Más información: Descargar tríptico informativo
Horario: 9:00-14:00 h y 16:30-20:00 h.
Contacto e inscripciones:
Marcos Ruiz: ruizarbeloa@gmail.com
Fijo: 91 3044109
La Ediorial san Esteban en la Feria del Libro de Madrid
Se encuentra en la caseta nº 340
02/06/2015
La
Editorial san Esteban se encuentra presente en la feria de Madrid. Una
selección de sus obras se puede encontrar en la caseta 340 (caseta del
Gremio de Editores de Castilla y León). La feria es una ocasión de
acercar nuestras producciones al público y dialogar con ellos sobres sus
búsquedas e intereses. La Feria del libro de Madrid celebra este años
su 74 edición y se ha convertido en uno de los grandes acontecimientos
culturales del país
Emilio Lledó: Premio Princesa de Asturias
La Editorial san Esteban cuenta con una obra sobre su pensamiento
20/05/2015
El
pensador y filósofo Emilio Lledó ha sido galardonado con el premio
Princesa de Asturias en su sección de humanidades. A sus 87 años de edad
es uno de los pensadores españoles con más eco internacional. Sus
estudios se han centrado sobre todo en la cuestión del lenguaje. En la
Editorial san Esteban se ha publicado el estudio "Emilio Lledó: una
filosofía de la memoria", obra del profesor Joaquín Esteban Ortega. La
Editorial san Esteban se alegra por este nuevo reconocimiento y felicita
a D. Emilio Lledó.
Se puede consultar la obra pinchando en el enlace siguiente;
Emilio Lledó: una filosofía de la. memoria.Autor: Joaquín ESTEBAN ORTEGAColección: ALETHEIA
|
Lógica de la creencia. Una filosofía (tomista) de la religión.Autor:Colección: ALETHEIA
Esta
obra presenta la filosofía de la religión de corte analítico de manera
sistemática y completa. Es también y, quizá ante todo, tomista, en la
medida en que pone a Tomás de Aquino en diálogo con estas aportaciones
anglosajonas. Muchos lectores se quedarán sorprendidos de cuánto y cuán
bien utilizan los filósofos analíticos de la religión al Aquinate. Hay
en este libro muchas cosas que dan que pensar.
|
Fray Bruno Çadoré: “Lo más importante es acercar a Dios a los oyentes, ésa es la misión evangelizadora¨
Al inaugurar la nueva cabina de RSR
Radio Santa Rosa vivió unos momentos de alegría, tuvimos la grata presencia del P. Maestro General de la Orden de Santo Domingo de Guzmán, inauguró la nueva sala de los estudios de la Emisora, acompañado de Fray Orlando y Fray Javier.En sus palabras dijo que: “La comunicación es un servicio, una manera extraordinaria de servir, la radio es importante porque junta a los miembros de una casa, en los coches, en la calle, en sí en toda la vida, es un medio muy fácil, de cercanía, como decimos lo más importante es acercar a Dios a los oyentes, esa es la misión evangelizadora, decir que Dios está cerca, se podría pensar que está lejos; pero sí, Dios está con ellos y la radio no olvida a nadie.”
Así mismo, el Maestro de la Orden refiriéndose a los radioyentes exhortó: “El mensaje enviado, Palabra de Dios que se escucha en la Emisora, debe ser motivo también para que cada uno de los oyentes seamos evangelizadores.”
Fray Bruno Cardoré, después de develar la placa recordatoria junto con el P. Javier Abanto Silva, director de nuestra emisora, pasó a ver algunas muestras de equipos con los que Radio Santa Rosa inició sus actividades hace 56 años, firmó el libro de visitas, dio una mirada a las fotografías que muestran las principales actividades de la Radio y finalmente compartió un brindis con el personal de la Emisora.
RSR-LPB.
Fray Bruno Cadoré, Maestro General de la Orden de Predicadores, visita esta mañana a la comunidad del Convento del Santísimo Rosario. En esta visita le acompañan Fray Orlando Rueda y Fray Javier Pose. Después de una reunión fraterna cada fraile tiene un momento de diálogo con el representante de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos
Aidan Flannan Hynes OP: Ser Socio es “ser amigo del
Maestro y ser amigo de los Provinciales y Vicarios”
Entrevista a
quien fuera Presidente de Cidalc de 1989 a 1995 |
Cuerpo:
Luego de sus
primeros 10 años de sacerdocio, que agradece haberlos pasado en su país, partió
en busca del sueño que lo motivó a ingresar a la Orden. Su primer destino fue
un inhóspito lugar de Argentina, donde la tierra y la religiosidad destilaban
esterilidad pero donde reconoce haber sido muy feliz. Pocos años después, en
avión, en autobús y hasta en canoa, visitó más de 26 países en los que se
dedicó a cumplir una misión especial que sintetiza en “ser amigo del Maestro y
ser amigo de los Provinciales y Vicarios”.
Le tocó ser
Provincial en su país de origen, Irlanda, en los años del Vaticano II y tuvo
como desafío principal poner a la Provincia a tono con los cambios que se
suscitaban en la Iglesia y que derivaron en la salida de la Orden de varios de
sus frailes, a quienes supo escuchar y acompañar.
Aidan
Flannan Hynes, a sus 85 años de edad, instalado en Montevideo, Uruguay, dedicó
casi dos horas a Cidalc para hacer memoria de su vida y de sus diferentes
servicios en la Orden donde, desafiando sus propios pronósticos, fue superior
en varias comunidades, Provincial por dos períodos de la Provincia de Irlanda y
durante 6 años Socio de dos Maestros de la Orden: Damián Byrne, compañero de
sus primeras andanzas como misionero, y Timothy Radcliffe.
– Empecemos
por su niñez…
– Nací hace
85 en Dublín, Irlanda, en una familia de 5 hermanos. Mi hermana mayor fue
religiosa, y falleció hace pocos años, luego llegué yo, los terceros fueron
mellizos (mi hermano fue fraile dominico también y murió joven, en el 83, mientras
que su melliza es viuda y vive en Irlanda del Norte), el menor de la familia
vive en Australia.
Mi papá
tenía un pub y murió cuando éramos aún niños. Primero fui educado en un colegio
de jesuitas ahora muy famoso, St. Francis Xavier, porque mi tío era maestro
allí y los tres últimos años los hice en un centro de los dominicos.
– ¿Qué lo
motivó a ingresar a la Orden?
– Cuando
tenía 18 años, me cautivaba lo que me hablaban de la misión de los dominicos en
Trinidad y Tobago, del Caribe, de la música del lugar… Mi madre volvió a
casarse y su esposo fue muy bueno, nos educó a todos. Cuando les dije que
quería ser dominico me apoyaron totalmente.
Sin embargo,
me costaron mucho los estudios, de filosofía no entendía nada (en verdad los
primeros profesores tampoco ayudaban mucho) y cuando llegamos a la teología, a
la parte especulativa, me costó comprender para qué me iba a servir.
Durante los
7 años que duraba la formación no teníamos contacto con otros, no salíamos, no
teníamos vacaciones para estar con la familia, los familiares nos visitaban de
vez en cuando. Por eso, al ordenarme sacerdote (cuando quedaba un año para
terminar los estudios) sentí un cambio muy grande, suponía saber comportarse
como sacerdote en lo pastoral, aprender a relacionarse con la mujer
naturalmente, ya que antes no teníamos contacto. Gracias a Dios mi familia me
ayudó mucho.
Fui ordenado
sacerdote en Irlanda y mis primeros 10 años de sacerdocio los viví en mi
tierra. Agradezco a Dios haber tenido 10 años de sacerdote en mi país, en mi
cultura, eso es muy importante.
-¿ Cómo nace
la inquietud de salir de los límites de Irlanda?
– Por el año
1965, Juan XXIII estaba pidiendo ayuda para América Latina y en ese momento
teníamos casas en la India (recién fundada), Teherán, Irán, Roma y Lisboa.
Había un Obispo dominico en el noroeste Catamarca (Argentina), Pedro Torres Farías, que pidió ayuda en Roma y había escuchado que los irlandeses hablaban bien de América. El necesitaba sacerdotes y nos mandaron a 4 dominicos de Irlanda. Yo tenía 35 años , alguno era más joven, y en ese grupo vino Damián Byrne, quien terminó siendo Maestro de la Orden.
Había un Obispo dominico en el noroeste Catamarca (Argentina), Pedro Torres Farías, que pidió ayuda en Roma y había escuchado que los irlandeses hablaban bien de América. El necesitaba sacerdotes y nos mandaron a 4 dominicos de Irlanda. Yo tenía 35 años , alguno era más joven, y en ese grupo vino Damián Byrne, quien terminó siendo Maestro de la Orden.
– ¿Con qué
realidad se encontraron?
– Llegamos a
la Rioja Santiago, un lugar muy inhóspito, donde no había pasto, era medio
desértico, con agua salada, fue muy difícil desde el punto de vista físico. Nos
dieron una Parroquia y la gente no tenía ninguna religiosidad, no eran
catamarqueños sino obreros que llegaban allí. No había carreteras y luz
eléctrica sólo dos horas en la mañana y dos en la tarde. Pero pese a todo eso,
pasamos muy bien, éramos felices y nadie se enfermó. Seguimos en este lugar,
que fue mejorando, por 20 años, aunque no todos los del grupo. Yo estuve 4 años
y Damián se fue a Paraná, Entre Ríos, invitado por el Arzobispo de Entre Ríos
que lo condujo a ir a trabajar a un barrio muy pobre, como superior a esa
misión.
-¿Cómo llega
a ser provincial estando en América Latina ?
– Yo estuve
nada más que 4 años en Catamarca y fui elegido como superior de las dos casas
de frailes y eso me daba derecho a ir al Capítulo Provincial de Irlanda y …no
volví más porque me eligieron provincial.
Fui dos
veces provincial, por 8 años, desde el 69 al 77 y en ese tiempo no perdí mi
contacto con Argentina, mientras visitaba la India , Inglaterra, Italia y
participé en el Capítulo General.
– ¿Cuáles
eran los desafíos en ese tiempo para la Orden y los frailes?
– Luego del
Vaticano II, el desafío más importante fue poner a la Provincia y sus
Constituciones a tono con el Vaticano II.
Lo hicimos con mucho entusiasmo pese a que había ciertas resistencias a los cambios. Había tres grupos entre los frailes: el grupo de abuelos, quienes aceptaron los cambios sin problemas, igual que los jóvenes, pero el grupo de 50 y 60 años fueron los que pusieron más resistencia.
Lo hicimos con mucho entusiasmo pese a que había ciertas resistencias a los cambios. Había tres grupos entre los frailes: el grupo de abuelos, quienes aceptaron los cambios sin problemas, igual que los jóvenes, pero el grupo de 50 y 60 años fueron los que pusieron más resistencia.
Yo tomé como
algo de misión personal acompañar a los que querían salir de la Orden en ese
tiempo, escucharlos, acompañarlos. Creía que había que tratar con cariño y
respeto a esos frailes que dejaron, se trató de ayudarlos y acompañarlos. Y fue
tan así, que en el funeral de mi mamá me acompañaron 6 de esos sacerdotes.
Igual fue un tiempo lindo en la Iglesia, de fervor, entusiasmo, de cambio, de
más sinceridad, de más vida comunitaria. En esa época la Provincia contaba con
400 frailes y en Trinidad y Tobago teníamos 63. Damián Byrne fue a Trinidad y
desde allí fue elegido provincial de México.
– ¿Y después
de los 8 años como Provincial?
– En los 8
años de Provincial visité varias veces Argentina. Luego tuve un año sabático,
me fui a Estados Unidos a la universidad de Yale, y viví en una comunidad de
dominicos en el mismo campus. Me hice muy amigo de un psicólogo protestante y
su esposa, unas personas muy interesantes.
Yo estaba
totalmente agotado, así que fue muy bueno estar en un convento sin
responsabilidades, tranquilo, en otro mundo, en un lugar hermoso, en una
comunidad muy buena. Fue una experiencia , además, la de interactuar con otra
gente no católica.
Después, en
el 78, de ahí volví a Argentina, a Catamarca, donde fui Vicario, un tiempo muy
lindo. Y luego fui a Paraná por 11 años, a un barrio muy pobre, en un costado
de la ciudad.
– ¿ Y cómo
llega a ser el Socio del Maestro ?
– Once años
más tarde, en el 89, fui a la Asamblea de Cidalc en Lima y se presentaron tres
nombres para ser socio del Maestro, que era Damián, mi compañero de misión. Fui
nombrado Socio en el mes de abril y entonces me fui a Santa Sabina.
– ¿Cuál fue
la impronta de su servicio como Socio del Maestro?
– En esa
época visité 26 países y mi programa fue hacer dos viajes, uno de 4 meses y
otro de 3 meses, luego volver a Santa Sabina para el Consejo ampliado (en mayo
y noviembre) y después viajar de nuevo. Cuando viajaba, llegaba y visitaba los
lugares por un buen tiempo. Lo interesante de las visitas es que, según las
Constituciones, como socios no tenemos ninguna potestad, se trata de visitar,
saludar, conocer, escuchar, compartir, pero no se dan instrucciones. Un amigo
definió que ser socio es ser amigo del Maestro y ser amigo de los Provinciales
y Vicarios.
Si un
provincial quiere hablar, uno con la experiencia puede acompañar. Acá ya los
frailes me conocían .
En
Centroamérica trataba de estar presente en todos los lugares. Los frailes de
España tienen su misión en la Amazonia y fui dos veces en avioneta y en canoa a
cada puesto de misión. Ahí había frailes que estaban solos, y ellos merecían
una visita como un convento grande. Ellos se comunicaban con Lima por radio,
una vez al día, una hora. Si se necesitaba algo, Lima lo mandaba a Cusco, de
ahí a Puerto Maldonado y de ahí por río a la misión. Había un fraile en Lima
que recepcionaba todos los pedidos.
Fui socio
durante 3 años con Damián y luego fue elegido Timothy Radcliffe. Asistí a ese
Capitulo como oyente porque los socios no tienen poder de voto. El día de la
elección fuimos a la ciudad de México y pasamos el día de tour para no tener
nada que ver con la elección. Tras ser elegido, Timothy me pidió que me quedara
3 años más. El Maestro nuevo siempre necesita a tres o cuatro del grupo con
experiencia.
Debo admitir
que el primer día me asusté muchísimo con la comunidad de Santa Sabina, con ese
edificio, con esos frailes de 16 nacionalidades distintas que nos comunicábamos
como podíamos, pero después me encontré con una comunidad muy, pero muy buena.
Cuando volvía cansado del viaje todos preguntaban cómo nos había ido,
interesados. Cuando terminé mis 6 años de socio, luego de ayudar un poco en la
secretaría, volví a Irlanda.
– ¿Con qué Irlanda se encontró?
– Yo en ese
momento no notaba mucha diferencia con la Irlanda que había dejado.
Pero ahora la Irlanda que yo conocí ya no existe, principalmente en la cuestión religiosa. Los cambios que demandaron muchos años en Francia y Alemania, en Irlanda llegó en apenas pocos años. No solamente un abandono total de la fe sino una actitud bastante violenta en contra de la Iglesia
Pero ahora la Irlanda que yo conocí ya no existe, principalmente en la cuestión religiosa. Los cambios que demandaron muchos años en Francia y Alemania, en Irlanda llegó en apenas pocos años. No solamente un abandono total de la fe sino una actitud bastante violenta en contra de la Iglesia
– ¿ El
problema de la pedofilia tuvo que ver con este cambio de actitud?
Si, pero no
fue la única razón. En ese tiempo Damián era el secretario de la Conferencia de
Religiosos y tenía un fraile que estaba en un centro de ayuda psicológica quien
le comentó que un psicólogo había detectado varios casos y Damián nos advirtió
que una “bomba” iba a explotar. Todos negaban la situación y Damián visitó
Obispo por Obispo para hablar del tema y en eso murió. Costó mucho a la Iglesia
responder al desafío de la pedofilia y a la crítica que aparecía continuamente
en los medios de comunicación.
Los cambios
se deben primero a la prosperidad, al boom económico, todo el mundo se volcó al
consumismo y el consumismo los consumió y se olvidaron de Dios. Luego hubo una
fuerte recesión que tampoco ayudó. Mi Irlanda ya no está.
– ¿En qué
circunstancias volvió a América ?
Hablé con el
Provincial y volví a la Argentina con el mismo grupito pero como fui tres veces
superior y tres veces Provincial, consideré que merecían un descanso de mi.
Conocí el grupo de Aragón durante mis visitas en Buenos Aires siendo provincial
de Irlanda. Entonces hablé con el Provincial y le pedí si podía prestarme al Vicariato
de Aragón y así fue que llegué a Uruguay en el año 96. Estuve 7 años en la
Parroquia Santísima Trinidad de Camino Maldonado con Santiago (Fernández), que
fue una experiencia muy, muy linda, donde hicimos un trabajo lindísimo con las
comunidades eclesiales de base y el estudio de la Biblia. Después se formó una
comunidad en Paraguay y me pidieron ser el abuelo de la comunidad de formación.
Allí estuve 8 años y volví en 2011 a Maldonado primero y luego a Santísima
Trinidad (Montevideo) para acompañar a Martín (Hunter) y a Fernando (Solá).
– ¿Qué
tienen de diferente Paraguay y Uruguay?
Paraguay es
el país más piadoso y reconocido como el más corrupto! de América Latina y me
sentí muy bien con los jóvenes, yo era superior de la comunidad en Asunción.
Pero allí también también están cambiando la sociedad y la cultura con el
consumismo, los problemas familiares, el acceso y uso desmedido de internet..
¿Cómo pueden comprometerse a la vida religiosa si en sus familias viven que
nada dura o es para siempre? Y, en el marco de estos cambios, se detuvieron las
vocaciones.
En Uruguay estoy bien. Cuando uno ingresa a una comunidad donde se siente acogido, donde lloramos y nos alegramos juntos es muy bueno .
Yo he hecho mi vida aquí y no sé en qué podría contribuir en Irlanda a mi edad. Acá me conocen todos, puedo ayudar. Aunque, me gustaría volver a Maldonado con Santiago, pero somos pocos y eso lo impide. En pocos meses tuvimos muchas pérdidas. De 25 frailes, en pocos años, pasamos a ser 18.
Luego que que sufrimos la pérdida de Jorge Franco y Gabriel Nápole el Provincial, Fr. Martín Gelabert, no pudo venir a nuestra Asamblea y vino a acompañarnos su Socio que vive en Argentina, muy conocido por sus clases, Fr. Emilio Barcelón, y nos predicó un retiro que nos ayudó mucho porque estábamos muy deprimidos.
En Uruguay estoy bien. Cuando uno ingresa a una comunidad donde se siente acogido, donde lloramos y nos alegramos juntos es muy bueno .
Yo he hecho mi vida aquí y no sé en qué podría contribuir en Irlanda a mi edad. Acá me conocen todos, puedo ayudar. Aunque, me gustaría volver a Maldonado con Santiago, pero somos pocos y eso lo impide. En pocos meses tuvimos muchas pérdidas. De 25 frailes, en pocos años, pasamos a ser 18.
Luego que que sufrimos la pérdida de Jorge Franco y Gabriel Nápole el Provincial, Fr. Martín Gelabert, no pudo venir a nuestra Asamblea y vino a acompañarnos su Socio que vive en Argentina, muy conocido por sus clases, Fr. Emilio Barcelón, y nos predicó un retiro que nos ayudó mucho porque estábamos muy deprimidos.
– ¿Considera
importante el rol de CIDALC?
– Totalmente
importante. Ha sido un modelo para África y Asia Pacífico. En su momento, el
socio de Africa me pregunto como hacíamos, consultó los estatutos, lo mismo el
socio de Asia Pacífico. Es muy importante el rol de Cidalc para mantenernos
unidos. Y además , esa unión no se da solamente a nivel de superiores sino de
todas las zonas a través de las actividades desarrolladas por los promotores,
que van uniendo. Es importante que cada provincia salga de su mundo y conozca
lo que está pasando en otra Provincia de la Orden. Los frailes abren un poco su
casa y no se quedan encerrados en su pequeño mundo.
Entrevista
de Adriana Porteiro
Argentina: encuentro de prioras y formadoras dominicas
- Creado en Miércoles, 03 Junio 2015 11:14
Del
17 al 21 de mayo en el Monasterio San Alberto Magno en Corrientes,
Argentina, se realizó el encuentro de prioras y formadoras de las monjas
dominicas.
Las prioras de San Justo, Córdoba,
Mendoza, Concepción, Catamarca, y de Chile (Linares y Copiapo) fueron
parte del mismo. Fray Carlos Azpiroz las acompañó con algunas charlas.
Nuevo Prior Viceprovincial en
la Viceprovincia Santa Catalina de Siena del Ecuador
Como parte de los trabajos del Capítulo Viceprovincial
de la Viceprovincia de Santa Catalina de Siena del Ecuador que dio inicio el 1
de junio de 2015, en el día de hoy, fray Bruno Cadoré, OP, Maestro de la Orden,
ha confirmado la elección de fray Armando Alfonso Villalta Salazar OP , como
nuevo Prior Viceprovincial.
Fray Armando nació en Cariamanga, Loja, el 19 de
noviembre de 1981. Hizo su primera profesión como religioso de la Orden de
Predicadores el 2 de febrero de 2001, siendo ordenado presbítero el 12 de
febrero de 2007. Es licenciado en Sagrada Teología. Desde el año 2009, se
desempeñaba como superior de la Casa San Alberto Magno de Ambato y era maestro
postulantes.
Alabamos a Dios-Comunión por este nuevo capítulo en la
vida y misión de los frailes en el Ecuador y pedimos a nuestro Padre Domingo
que ilumine y siga animando a fray Armando en esta importante misión que los
hermanos de la Viceprovincia le confían. En CIDALC le damos la bienvenida y
ofrecemos nuestra amistad y apoyo.
Hacer hoy el camino de Emaús
Por: Equipo Obra Vocacional.
«Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había sucedido. Mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. Él les dijo: "¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?". Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: "¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?". Él les dijo: "¿Qué cosas?". Ellos le dijeron: "Lo de Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, cómo nuestros Sumos Sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que seria él el que iba a liberar a Israel; pero con todas esas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó...". Él les dijo: "¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?" Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado". Y entró a quedarse con ellos. Cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se le abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado... Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once ya los que estaban con ellos, que decían: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!". Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en el partir el pan» (Lc 24,13-35).
Para explicar el misterio de la pascua del Señor, el evangelio no expone una teoría amplia y densa. Ofrece, en cambio, narraciones pascuales llenas de vida. Quizás la más bella y sugerente es la que presenta san Lucas: el encuentro de dos discípulos con el Resucitado en el camino de Emaús. Sólo el tercer evangelista nos ha dejado esta narración. Es la historia de un reconocimiento, una larga catequesis de gran finura psicológica, a través de la cual Jesús conduce a los discípulos a la fe en la resurrección. Lo decisivo en este camino de fe que hacen juntos, Maestro y discípulos, es la comprensión de la Escritura, que tiene por intérprete a Jesús mismo, la mesa compartida en la fracción del pan, y el retorno a la comunidad de la que, desilusionados, se alejaron. El pan y la palabra llevan desde entonces a todos los creyentes al encuentro con Jesús.
La experiencia de los discípulos de Emaús que en la tarde de pascua se alejan de Jerusalén y encuentran a Jesús como compañero de viaje y huésped de su casa, puede estimularnos a ponernos también nosotros en camino con la ilusión de encontrarlo y reconocerlo, con la esperanza de que pueda devolvernos la fe, el deseo de comunión y el entusiasmo misionero. Como los de Emaús, podemos encontrar al Señor en el camino de la vida. Y, como el Señor resucitado en el camino de Emaús, podemos salir nosotros al encuentro de los hombres y mujeres de nuestro mundo, plasmando sus actitudes: poniéndonos a su lado, escuchando y compartiendo sus inquietudes, ofreciéndoles el evangelio, repitiendo el gesto de Jesús de partir el pan. ¡Ojalá nuestra presencia y nuestra palabra suscite también el ardor de la fe que los transforme en testigos y anunciadores!
El encuentro con Jesús de los dos discípulos de Emaús nos plantea, pues, un doble reto: ir hacia Dios y hacia los hombres a los que Él nos envía, encontrarnos con ellos y encontrarnos con Dios. Se trata de un desafío radical a nuestra vida y a nuestra misión, que de ningún modo podemos separar, sino que hemos de vivir profundamente unido. En realidad, el reto está en: vivir en el encuentro con quienes son destinatarios de nuestra misión, el encuentro y la experiencia de Dios. Porque es en el camino de los hombres, donde nos espera Dios. En él nos ofrece, junto a la gracia del encuentro, la experiencia gozosa del servicio y la entrega a los hermanos.
El camino de Emaús comienza saliendo al paso. También hoy el punto de partida de la evangelización está en ir y acercarse a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, a los jóvenes, a los destinatarios de la misión, allí donde se encuentren, en las calles y en las plazas, en los lugares de trabajo, de ocio; en acogerlos como son, escuchar sus anhelos y dificultades. Toda acción pastoral parte de la situación concreta y se dirige a las necesidades y exigencias de la Persona. Y desde la situación en que viven, hay que acompañarles, recorriendo juntos, el camino.
En el camino, como hizo Jesús, desde la cercanía y la empatía, se realiza el anuncio evangélico. No es algo yuxtapuesto a la vivencia humana cotidiana; es el descubrimiento del sentido y de la verdad de la vida. Es un auténtico camino hacia la fe que guía a la manifestación y reconocimiento de Cristo como verdadero hombre y como Hijo de Dios, como el Señor resucitado presente en la historia y en la vida de los hombres; reconocimiento que lleva a la adhesión, al seguimiento y al compromiso por el Reino.
Si creemos que Dios nos espera en el camino de la vida, nuestro acompañamiento y trabajo apostólico es para nosotros, encuentro y experiencia del Señor resucitado. Saliendo al encuentro de aquellos a los que el Señor nos envía, nos encontramos con Él. Sin la cercanía a los hombres de nuestro tiempo, difícilmente podemos acercarnos a Dios. Sumergidos en su vida, en sus preocupaciones, trabajando con entusiasmo y esperanza por llevarlos al amor de Cristo, vivimos también nosotros la experiencia del amor de Dios. La misión apostólica es, pues, el camino del encuentro con Dios. Fuera de este camino, nos perdemos y no llegamos a la meta.
Emaús es Jesús que sale al paso del hombre; y es el hombre que busca el paso y el rostro de Dios. Es recuerdo de la cruz y revelación de la gloria. Es compartir el pan y la palabra. Es encuentro con el Señor resucitado cuando el día va de caída. Es volver a la comunidad para, desde ella, lanzarse a los caminos del mundo a rehacer y repetir los gestos y las palabras del Maestro cuando salió al paso a aquellos discípulos que se alejaban y se puso a recorrer con ellos el camino a Emaús.
Éxito en el Congreso Nacional de la Familia Dominicana
El día de hoy, de acuerdo a la programación realizada, se llevó a cabo el Congreso Nacional de la Familia Dominicana, el cual contó con la participación de alrededor de 90 asistentes, entre hermanas, laicos, jóvenes y frailes. El orden del día fue el siguiente:- 9:10 am: Oración y saludo
- 9:20 am: Intervención fr. Jorge Ferdinando RODRÍGUEZ, O.P., Promotor Provincial de Justicia y Paz
- 9:30 am: Socialización del Panorama de la Familia Dominicana hoy a cargo de fr. Juan Francisco CORREA HIGUERA, O.P., Promotor Provincial para las Hermanas de vida apostólica, laicos, MJD y DVI
- 9:40 am: Proyección del trabajo para el próximo cuatrienio. Retos y estrategias para nuestra familia.
- 11:00 am: Break
- 11:30 am: Estructura y elección del Secretariado Nacional de la Familia Dominicana en Colombia.
- 1:00 pm: Almuerzo
- 2:30 pm: Trabajo por parte del secretariado.
https://goo.gl/photos/
Un Pentecostés de fraternidad en el mundo
Martes 2 de junio de 2015
Editorial - Junio 2015 - Nº 399
Tema del año 2014-2015:
“Esperar contra toda esperanza”
Este Pentecostés 2015 es un gran momento para los Equipos del Rosario de todo el mundo.
Primeramente, como es natural, gracias sean dadas al
Espíritu Santo que nos orienta hacia el Reino y nos da la fuerza para
avanzar.
Pero también porque este año 2015 celebramos el 8º centenario del nacimiento de la Orden de Predicadores, llamados también Dominicos y Dominicas fundados en Toulouse por Santo Domingo.
También en Toulouse Madame Couvreur y el P. Joseph Eyquem fundaron en Toulouse los Equipos del Rosario poco antes del Concilio Vaticano II.
Pentecostés pues de fraternidad porque el Espíritu Santo anima desde el interior a la Iglesia, “Pueblo de Dios Padre, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo”.
Si, “el Verbo se hizo carne” y Dios se ha hecho nuestro hermano en Jesús, hijo de María.
Y el Espíritu Santo nos conduce a la verdad total construyendo con nosotros una Iglesia fraterna en la que todos los seres humanos nuestros hermanos pueden ser acogidos en el nombre de Dios, que ama a cada uno de sus hijos.
Cada Equipo del Rosario es una pequeña Iglesia fraterna en la que se escucha reunidos la Palabra de Dios, en la que se reza y se comparten los acontecimientos de la vida para dar testimonio de la alegría del Evangelio allí donde vivimos.
Con María, demos gracias al Señor de la Vida por llamarnos a vivir en esta Iglesia fraterna, según el Espíritu de Pentecostés.
Pero también porque este año 2015 celebramos el 8º centenario del nacimiento de la Orden de Predicadores, llamados también Dominicos y Dominicas fundados en Toulouse por Santo Domingo.
También en Toulouse Madame Couvreur y el P. Joseph Eyquem fundaron en Toulouse los Equipos del Rosario poco antes del Concilio Vaticano II.
Pentecostés pues de fraternidad porque el Espíritu Santo anima desde el interior a la Iglesia, “Pueblo de Dios Padre, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo”.
Si, “el Verbo se hizo carne” y Dios se ha hecho nuestro hermano en Jesús, hijo de María.
Y el Espíritu Santo nos conduce a la verdad total construyendo con nosotros una Iglesia fraterna en la que todos los seres humanos nuestros hermanos pueden ser acogidos en el nombre de Dios, que ama a cada uno de sus hijos.
Cada Equipo del Rosario es una pequeña Iglesia fraterna en la que se escucha reunidos la Palabra de Dios, en la que se reza y se comparten los acontecimientos de la vida para dar testimonio de la alegría del Evangelio allí donde vivimos.
Con María, demos gracias al Señor de la Vida por llamarnos a vivir en esta Iglesia fraterna, según el Espíritu de Pentecostés.
Gilles Danroc OP,
Capellán Internacional
este servidor de la iglesia promueve la asamblea constituyente como una intención de refundar la nación
Raúl Vera, un obispo que defiende a homosexuales, migrantes y desaparecidos
En
México es común ver al obispo Vera apoyar causas ciudadanas, como la
marcha que organizaron los familiares de los desaparecidos políticos.
Foto: Cortesía de Jackie Campbell
Paula Mónaco Felipe. Corresponsal en Ciudad de México
Tiene 69 años y el cabello completamente cano. Inquieto y
extrovertido, pone su mano derecha en el bolsillo del pantalón mientras
con la izquierda gesticula, caminando por la sala. “¡Tenemos que ser
muchos de manera que no les alcancen las balas para todos!”, dice
apasionado ante una auditorio de unas 35 personas entre monjas, curas y
algunos laicos en el XIII Encuentro de Justicia y Paz de la familia
dominica.
Es una reunión a puertas cerradas en la capital de México y el obispo Raúl Vera llega para hablarles del “reino de Dios en la Tierra” como también de leyes, dignidad e injusticia en el “nuevo capitalismo liberal”. Con total naturalidad resalta la importancia del trabajo de base, de “ir a los parajes para formar a los cuadros”.
Los dominicos escuchan atentos, los mantiene cautivos intercalando reflexiones políticas con discusiones teológicas y chistes. “¿Sabes qué es la inflación? Pues que mientras unos soplan otros se inflan”, dice, y algunos no pueden contener la carcajada. Las novicias toman fotos y videos con pequeñas camaritas o con sus propios celulares. ‘Hoy no se margina, se elimina’, apunta una de ellas en su libreta; tiene veintitantos años, viste larga y discreta falda negra con abrigo de punto color gris oscuro.
El obispo conecta su computadora a un proyector y valiéndose de frases e ilustraciones comienza a explicar su propuesta. Viene a promover una Asamblea Nacional Constituyente “para que nosotros, todas y todos los ciudadanos mexicanos, nos convirtamos en constructores de la historia del país”. Les habla de referéndum, plebiscito, consulta popular y revocación de mandato. Eleva la voz y gesticula apasionado; explica su idea para refundar a la nación.
Después de varios meses de gestiones, su asistente Jackie Campbell consigue un espacio para EL TELÉGRAFO. La plática se extiende mientras lo acompañamos en sus actividades: hablamos al amanecer dentro de un carro que atraviesa la capital mexicana, en algún rincón de un convento y de nuevo a bordo del auto, de camino al aeropuerto. Así vive Raúl Vera, exprimiendo cada segundo del reloj.
-Usted defiende a migrantes, homosexuales, mineros, trabajadoras sexuales y familias de desaparecidos, ¿por qué ha elegido esas causas?
“Porque son las víctimas de este sistema. Y no las he elegido yo, me han puesto frente a ellas”
-Pero son temas que algunos eligen ver y otros no.
“Yo empecé a cambiar mi vida desde que era estudiante. Los dominicos me enseñaron a entender que la pobreza era efecto de una estructura mal hecha, entonces no me quise incorporar a esa estructura y dije ‘no voy a trabajar para ella, no voy a trabajar para la industria”.
Corrían los años 60, el movimiento estudiantil hacía ebullición en México y Raúl Vera, entonces alumno de ingeniería, se sumaba a los reclamos. “Cuando vino el movimiento del 68 los estudiantes cuestionamos fuertemente cómo se estaba organizando el país”, comenta mientras relata que se había titulado de Ingeniero Químico y ejercía la docencia cuando decidió optar por el sacerdocio. No fue desencanto de la política, por el contrario: “Me dije ‘somos muy pocos los que llegamos a la universidad. Raúl, ¿qué haces aquí? Vete a predicar el evangelio a un espectro más amplio’”.
Ingresó a la Orden de Predicadores, más conocida como dominicos, donde descubrió “un cristianismo más extenso” y “el evangelio aplicado” que “llama a trabajar en la construcción de la historia”. Entonces se topó con la Teología Latinoamericana (o Teología de la Liberación), “hicimos la revolución dentro del convento: organizamos una vida comunitaria más intensa, menos formal, íbamos una vez por semana a celebrar misas fuera. Hicimos la revolución…por eso yo acabé estudiando en Bolonia (Italia). Nos tuvieron que dispersar, a unos nos mandaron a Bolonia, a otros a Auckland y así”.
La institución separó a los jóvenes religiosos, los envió a otros países para desactivar el germen de cambio. Así Raúl Vera se formó en Italia dentro de una escuela teológica clásica en y a su regreso fue designado obispo en el año 1987. Estuvo en el estado de Guerrero donde “me aventaba homilías medio candentes y el secretario me decía ‘no hable así padre que ya nunca lo van a sacar de aquí’”.
En 1995 lo nombraron coadjutor con el objetivo de que controlara al entonces obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, criticado por su cercanía con pueblos indígenas durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En las selvas del sureste se internó por completo en el mundo indígena y así el teólogo boloñés se transformó en jtatik (papá en lengua tzotzil, la forma de mayor cariño y respeto por allá).
“Estar 4 años en Chiapas me cambió profundamente la vida”, resume y a cada rato vuelve a mencionar su experiencia. “Fue el factor personal de don Samuel (Ruiz, 1924-2011); el factor de los pueblos originarios, una cultura llena de humanismo; y el factor de una iglesia que traducía el evangelio a la vida”.
Más que controlar a Samuel Ruiz se hizo su cercano colaborador y uno de sus principales trabajos allí fue unir zonas pastorales, organizar a los creyentes. Hablar, escuchar y caminar en tiempos peligrosos porque “los indígenas se rebelaron y el gobierno les respondió con una guerra de baja intensidad, haciendo paramilitares a los jóvenes”. A su memoria llegan recuerdos de cuando atravesaba zonas de paramilitares para ir a platicar con creyentes en la parroquia de Tila, un municipio de la selva habitado por personas de etnia cho’l. Sus interlocutores estaban siendo perseguidos y entonces vio que podía morir.
“El día que yo decidí caminar junto al pueblo dije: a este pueblo lo están matando, los paramilitares andaban asesinando catequistas y la guerra contra el Ejército Zapatista iba también dirigida a la Iglesia. La Iglesia éramos enemigos del gobierno porque decíamos que las cosas no se iban a arreglar con represión, sino con justicia. Me dije empiezo a caminar expuesto como ellos o no soy digno de ser su obispo”. (I)
“Nos dolió ver a las familias con el dolor que tenían y decidimos acompañarlas”, sintetiza mientras relata el primer caso que conoció, la desaparición de 12 personas en Piedras Negras, Coahuila. No solo ha peleado por ellos, impulsó el surgimiento de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de Coahuila (Fuundec), una de las primeras y más activas organizaciones de familiares de desaparecidos de los últimos años, que se ha extendido hasta conformar ahora la red de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de México (FUNDEM).
A Diana Iris García, integrante de Fuundec y madre del estudiante Daniel Cantú Iris, desaparecido desde 2007, no le alcanzan las palabras para hablar del obispo Vera: “Él se dio a la tarea de reunirnos a las familias para pensar qué hacer. Es solidario; nos alienta, nos defiende, nos acompaña; en su homilía nos incluye y hasta pide a los sacerdotes que nos incluyan. Es un ser humano excelente que sale de la figura clásica de un obispo porque siempre está defendiendo las causas sociales y echándole a los empresarios. Es molesto para cierta clase privilegiada”. (I)
Compartimos la nota y audio de la entrevista de Radio Vaticano al padre Gustavo Gutiérrez sobre la importancia de la beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero.
"El reconocido teólogo y sacerdote peruano, Gustavo Gutiérrez confía en entrevista a Radio Vaticano en español la importancia de la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, calificado por muchos como el “mártir de América”.
Además, el padre Gustavo Gutiérrez recuerda a monseñor Romero –a quien conoció personalmente y participó en su funeral– tras haber sido asesinado por un francotirador el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la Misa en la capilla del hospital ‘La Divina Providencia’ en San Salvador.
“En América Latina y personas de Iglesia en particular estamos naturalmente muy contentos por la beatificación. La esperábamos desde hace mucho tiempo y pronto seguramente la canonización”.
“Yo creo que es un testigo excepcional de muchas de las cosas que pasaron en América Latina, de las dificultades que encontraban los que anunciaban el Evangelio, como él, y creo también que su vida y la beatificación - y canonización posterior - va aclarar muchas cosas de lo que llamamos en América Latina el “martirio latinoamericano” porque son muchas las personas asesinadas por su compromiso con los más pobres”.
Acerca del concepto del ‘martirio de los vivos’ que el Papa Francisco ha mencionado en diversas ocasiones, el padre Gustavo Gutiérrez explica que “el martirio no es la única manera de dar un testimonio del mensaje, personas que dan su vida” y precisa una cuestión abordada en el documento de la V Conferencia general del CELAM en Aparecida (Brasil).
“A mí me impresiona mucho algo dicho por Aparecida que es sobre el martirio, recordando el martirio de tantos, como he dicho, que han ofrecido - dice Aparecida - su vida por Dios, por la Iglesia y por su pueblo”.
“Y ese añadido de ‘su pueblo’ me parece muy importante, claro lo de Dios y la Iglesia es fundamental, pero el añadido del pueblo, yo creo que dice mucho. Es en gran manera una especie de extensión de las motivaciones del martirio, y así fue”.
“Yo conocí bien en realidad a monseñor Romero, estuve en su funeral también y él, como cualquier ser humano, como Jesús también, tenía miedo que lo matarán y lo decía, pero también estaba convencido de que no podía abandonar a su pueblo”.
Para Radio Vaticano, MTC"
Es una reunión a puertas cerradas en la capital de México y el obispo Raúl Vera llega para hablarles del “reino de Dios en la Tierra” como también de leyes, dignidad e injusticia en el “nuevo capitalismo liberal”. Con total naturalidad resalta la importancia del trabajo de base, de “ir a los parajes para formar a los cuadros”.
Los dominicos escuchan atentos, los mantiene cautivos intercalando reflexiones políticas con discusiones teológicas y chistes. “¿Sabes qué es la inflación? Pues que mientras unos soplan otros se inflan”, dice, y algunos no pueden contener la carcajada. Las novicias toman fotos y videos con pequeñas camaritas o con sus propios celulares. ‘Hoy no se margina, se elimina’, apunta una de ellas en su libreta; tiene veintitantos años, viste larga y discreta falda negra con abrigo de punto color gris oscuro.
El obispo conecta su computadora a un proyector y valiéndose de frases e ilustraciones comienza a explicar su propuesta. Viene a promover una Asamblea Nacional Constituyente “para que nosotros, todas y todos los ciudadanos mexicanos, nos convirtamos en constructores de la historia del país”. Les habla de referéndum, plebiscito, consulta popular y revocación de mandato. Eleva la voz y gesticula apasionado; explica su idea para refundar a la nación.
De teólogo a jtatik
Raúl Vera es obispo de la diócesis de Saltillo, en el norteño estado de Coahuila, desde el año 1999, y antes lo fue de Ciudad Altamirano, en Guerrero. No es fácil hablar con él porque su agenda siempre está en rojo, parece no tener minutos libres entre viajes por México y el mundo. Igual cabildea por derechos humanos en Europa, asiste a reuniones de movimientos sociales en el Vaticano, cumple compromisos de la cúpula eclesial y corre a dar misa entre mineros en pleno desierto.Después de varios meses de gestiones, su asistente Jackie Campbell consigue un espacio para EL TELÉGRAFO. La plática se extiende mientras lo acompañamos en sus actividades: hablamos al amanecer dentro de un carro que atraviesa la capital mexicana, en algún rincón de un convento y de nuevo a bordo del auto, de camino al aeropuerto. Así vive Raúl Vera, exprimiendo cada segundo del reloj.
-Usted defiende a migrantes, homosexuales, mineros, trabajadoras sexuales y familias de desaparecidos, ¿por qué ha elegido esas causas?
“Porque son las víctimas de este sistema. Y no las he elegido yo, me han puesto frente a ellas”
-Pero son temas que algunos eligen ver y otros no.
“Yo empecé a cambiar mi vida desde que era estudiante. Los dominicos me enseñaron a entender que la pobreza era efecto de una estructura mal hecha, entonces no me quise incorporar a esa estructura y dije ‘no voy a trabajar para ella, no voy a trabajar para la industria”.
Corrían los años 60, el movimiento estudiantil hacía ebullición en México y Raúl Vera, entonces alumno de ingeniería, se sumaba a los reclamos. “Cuando vino el movimiento del 68 los estudiantes cuestionamos fuertemente cómo se estaba organizando el país”, comenta mientras relata que se había titulado de Ingeniero Químico y ejercía la docencia cuando decidió optar por el sacerdocio. No fue desencanto de la política, por el contrario: “Me dije ‘somos muy pocos los que llegamos a la universidad. Raúl, ¿qué haces aquí? Vete a predicar el evangelio a un espectro más amplio’”.
Ingresó a la Orden de Predicadores, más conocida como dominicos, donde descubrió “un cristianismo más extenso” y “el evangelio aplicado” que “llama a trabajar en la construcción de la historia”. Entonces se topó con la Teología Latinoamericana (o Teología de la Liberación), “hicimos la revolución dentro del convento: organizamos una vida comunitaria más intensa, menos formal, íbamos una vez por semana a celebrar misas fuera. Hicimos la revolución…por eso yo acabé estudiando en Bolonia (Italia). Nos tuvieron que dispersar, a unos nos mandaron a Bolonia, a otros a Auckland y así”.
La institución separó a los jóvenes religiosos, los envió a otros países para desactivar el germen de cambio. Así Raúl Vera se formó en Italia dentro de una escuela teológica clásica en y a su regreso fue designado obispo en el año 1987. Estuvo en el estado de Guerrero donde “me aventaba homilías medio candentes y el secretario me decía ‘no hable así padre que ya nunca lo van a sacar de aquí’”.
En 1995 lo nombraron coadjutor con el objetivo de que controlara al entonces obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, criticado por su cercanía con pueblos indígenas durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En las selvas del sureste se internó por completo en el mundo indígena y así el teólogo boloñés se transformó en jtatik (papá en lengua tzotzil, la forma de mayor cariño y respeto por allá).
“Estar 4 años en Chiapas me cambió profundamente la vida”, resume y a cada rato vuelve a mencionar su experiencia. “Fue el factor personal de don Samuel (Ruiz, 1924-2011); el factor de los pueblos originarios, una cultura llena de humanismo; y el factor de una iglesia que traducía el evangelio a la vida”.
Más que controlar a Samuel Ruiz se hizo su cercano colaborador y uno de sus principales trabajos allí fue unir zonas pastorales, organizar a los creyentes. Hablar, escuchar y caminar en tiempos peligrosos porque “los indígenas se rebelaron y el gobierno les respondió con una guerra de baja intensidad, haciendo paramilitares a los jóvenes”. A su memoria llegan recuerdos de cuando atravesaba zonas de paramilitares para ir a platicar con creyentes en la parroquia de Tila, un municipio de la selva habitado por personas de etnia cho’l. Sus interlocutores estaban siendo perseguidos y entonces vio que podía morir.
“El día que yo decidí caminar junto al pueblo dije: a este pueblo lo están matando, los paramilitares andaban asesinando catequistas y la guerra contra el Ejército Zapatista iba también dirigida a la Iglesia. La Iglesia éramos enemigos del gobierno porque decíamos que las cosas no se iban a arreglar con represión, sino con justicia. Me dije empiezo a caminar expuesto como ellos o no soy digno de ser su obispo”. (I)
“Él se dio la tarea de reunirnos y nos defiende”
Cerca de 26.000 personas fueron desaparecidas en México entre 2006-2012 y otras 7.000 desde entonces a la fecha, según datos que manejan organizaciones no gubernamentales. El norte del país ha sido una de las zonas más golpeadas y la diócesis que encabeza Raúl Vera no ha sido indiferente.“Nos dolió ver a las familias con el dolor que tenían y decidimos acompañarlas”, sintetiza mientras relata el primer caso que conoció, la desaparición de 12 personas en Piedras Negras, Coahuila. No solo ha peleado por ellos, impulsó el surgimiento de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de Coahuila (Fuundec), una de las primeras y más activas organizaciones de familiares de desaparecidos de los últimos años, que se ha extendido hasta conformar ahora la red de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de México (FUNDEM).
A Diana Iris García, integrante de Fuundec y madre del estudiante Daniel Cantú Iris, desaparecido desde 2007, no le alcanzan las palabras para hablar del obispo Vera: “Él se dio a la tarea de reunirnos a las familias para pensar qué hacer. Es solidario; nos alienta, nos defiende, nos acompaña; en su homilía nos incluye y hasta pide a los sacerdotes que nos incluyan. Es un ser humano excelente que sale de la figura clásica de un obispo porque siempre está defendiendo las causas sociales y echándole a los empresarios. Es molesto para cierta clase privilegiada”. (I)
Compartimos la nota y audio de la entrevista de Radio Vaticano al padre Gustavo Gutiérrez sobre la importancia de la beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero.
Gustavo Gutiérrez: Mons. Óscar Romero “dio su vida por Dios, la Iglesia y su pueblo”
"El reconocido teólogo y sacerdote peruano, Gustavo Gutiérrez confía en entrevista a Radio Vaticano en español la importancia de la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, calificado por muchos como el “mártir de América”.
Además, el padre Gustavo Gutiérrez recuerda a monseñor Romero –a quien conoció personalmente y participó en su funeral– tras haber sido asesinado por un francotirador el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la Misa en la capilla del hospital ‘La Divina Providencia’ en San Salvador.
“En América Latina y personas de Iglesia en particular estamos naturalmente muy contentos por la beatificación. La esperábamos desde hace mucho tiempo y pronto seguramente la canonización”.
“Yo creo que es un testigo excepcional de muchas de las cosas que pasaron en América Latina, de las dificultades que encontraban los que anunciaban el Evangelio, como él, y creo también que su vida y la beatificación - y canonización posterior - va aclarar muchas cosas de lo que llamamos en América Latina el “martirio latinoamericano” porque son muchas las personas asesinadas por su compromiso con los más pobres”.
Acerca del concepto del ‘martirio de los vivos’ que el Papa Francisco ha mencionado en diversas ocasiones, el padre Gustavo Gutiérrez explica que “el martirio no es la única manera de dar un testimonio del mensaje, personas que dan su vida” y precisa una cuestión abordada en el documento de la V Conferencia general del CELAM en Aparecida (Brasil).
“A mí me impresiona mucho algo dicho por Aparecida que es sobre el martirio, recordando el martirio de tantos, como he dicho, que han ofrecido - dice Aparecida - su vida por Dios, por la Iglesia y por su pueblo”.
“Y ese añadido de ‘su pueblo’ me parece muy importante, claro lo de Dios y la Iglesia es fundamental, pero el añadido del pueblo, yo creo que dice mucho. Es en gran manera una especie de extensión de las motivaciones del martirio, y así fue”.
“Yo conocí bien en realidad a monseñor Romero, estuve en su funeral también y él, como cualquier ser humano, como Jesús también, tenía miedo que lo matarán y lo decía, pero también estaba convencido de que no podía abandonar a su pueblo”.
Para Radio Vaticano, MTC"
SUPERACION PERSONAL
Cuando te sientas triste/porque ciertos recuerdos te agobian/evoca
mejor esa mirada y gesto dulce/ que un día alguien te regaló/Cuando te sientas
triste/porque la soledad está a tu lado/recuerda que siempre habrá un
hombro/que te consuele y te haga sonreír/cuando te sientas triste/ porque
piensas que no te aman/recuerda que esa alma triste se transmutará en
luz/cuando te sientas triste/y piensas que en tú vida no hay futuro/mira
silencioso dentro de ti/encontraras tu verdadera razón de ser/ cuando te sientas
triste/porque te hicieron daño/piensa en tu conciencia sana/ que solo supo y
sabe amar/cuando te sientas triste ¡Revélate/y se capaz de convertir infierno
en paraíso/ser capaz de crear lo descontento en fuente de inspiración/cuando te
sientas triste/piensa en el gran reto de la vida/eleva tu mirada al cielo/y
veras como te sientes triunfador/cuando te sientas triste/aprovecha el
desconsuelo/ya que allí está la simiente de tus alegrías.
Poemas para el desarrollo y superación personal
(Mardam)
Puede ser un ejercicio de ayuda y
superación en un momento difícil de la
vida. La Psicología tiene un papel muy importante definirla todos sabemos
cuál es: “disciplina para tratar procesos mentales en personas y animales, a
nivel de sensaciones, emociones y comportamientos. Proviene del griego PISCO-actividad mental, o del alma, y LOGIA estudio de las dimensiones: cognitiva,
conductual y afectiva
¿Esto es todo? ¿ es el ser humano
solo esto?. No, resulta que dentro de la Psicología encontramos otras ramas
para servir de apoyo en determinados momentos.
La Psicología Positiva, no
es una moda, para personas que tienen un nivel crematístico saneado, ni es una
nueva corriente filosófica, espiritual, o un método de autoayuda, de los que
saltan cada día al mercado, y ofrecen milagros. Es sencillamente una rama
dentro del árbol que antes mencioné, con rigurosidad científica, que focaliza
su atención en un campo de investigación e interés distinto al adoptado tradicionalmente,
renovarse o morir, dice el refrán. La clave está en canalizar las emociones.
Solo basta recordar que opina la
gente sobre los psicólogos en España, cuando no somos los loqueros, somos
personas destinadas a curar enfermedades de la mente, y vistos con cierto
recelo al tener que acudir a la consulta, a veces por desgracia demasiado
tarde, fuera de España, se ve de forma muy diferente a ésta rama del saber y
solucionar conflictos. Durante años se estudiaba exclusivamente la patología y
debilidades del individuo, llegando en
muchos casos a confundir psicopatología,
con psicoterapia. Este fenómeno ha dado lugar a un marco teórico de
carácter patogénico, que ha sesgado ampliamente el estudio de la mente. Se
focalizó en lo negativo, llegando incluso a olvidar, lo negado en el ser humano
(Seligman y Csikszenmihalyi (2000) y (1999 Gilhan y Seligman) afirman y revolucionan una parte de la
primitiva función psicológica, creando fundamentos para potenciar la
ilusión, el optimismo, la creatividad, el humor.... Si al hombre lo focalizamos
en lo negativo por ejemplo la depresión, presencia de emociones negativas, sino
ausencia de emociones positivas, algo fundamental a la hora de hacer buena
praxis. Tradicionalmente se eliminaban, olvidando luchar contra la tristeza,
indefensión, enfermedades que afectan cada vez a edades más tempranas, y que
cuanto antes las diagnostiquemos, mejor va rendir su terapia y funcionamiento
cerebral. Sin embargo, en el sujeto deprimido, hemos de estimular emociones
positivas, tales como la alegría, esperanza, ilusión…
La Psicología Positiva supone una
nueva manera de salud mental. En palabras de Selignan padre de la Psicología
Positiva “el verdadero crecimiento
personal y superación de nuestras dificultades no vendría dado solo por minar
lo negativo, si no construir y adquirir lo positivo”. Este nuevo brote
dentro del hermoso y frondoso árbol que es la Psicología, nos invita a los
psicólogos, a trabajar no solo los aspectos patológicos, ya mencionados y que
por supuesto hemos de seguir trabajando, pero trabajemos la positividad, mejora
del rendimiento, las potencialidades, promoción del bienestar, alcance de
metas, estrategias de prevención, mejora de habilidades…
Nos movemos dentro del mundo
académico conservadurista, todo lo que está ahí desde siempre, hemos de abrir
la mente, y no seguir en el circulo, algunos hemos apostado por investigar
conceptos que antes eran pura anécdota, residuales dentro de la Psicología.
En el siglo XXI con momentos de crisis e
incertidumbres, a nivel laboral, familiar, social, los profesionales hemos de
estar preparados para afrontar situaciones, y dar soluciones, aquella persona
que esté preparada para afrontar estos retos, sabrá que se encuentran
conceptos, habilidades y herramientas para reaprender. El verdadero crecimiento personal y
superación de nuestras dificultades no vendrían solo de mirar lo negativo, si
no de construir y adquirir lo positivo (Martin Selignan)
Si la persona o animal tiene motivo para vivir, encontrará siempre el
“como” (Nietzsche) es completamente cierto, a veces no partimos de la base,
que es vivir una vida con sentido de esta forma alteramos los valores y
fundamentos.
La vida sin objetivo es primordialmente vacía,
que evoca a la continua frustración, quedándonos en un mar de expectativas que
no se cumplen, el proyecto de vida congruente no existe con las mismas
facilidades, creemos que no definiéndonos, lo podemos abarcar todo y el mundo
consumista nos alienta a ello, a que todo lo podemos tener, y gozar en el
instante de sentir el capricho de “algo” disfrutamos de libertad para elegir,
tristemente ocurre que al final estamos vacios.
Solamente con una meta
establecida podemos llegar a alguna parte, y por eso la mayoría de las personas
no llegan a ningún punto, vacilan de un polo a otro, no se encuentran, motivado
a que no se pararon a reflexionar sobre lo que verdaderamente desean y quieren.
Mi consejo es que defina las metas lo antes posible para encaminarte a donde
sus sueños le dirijan, no digo que el camino va ser fácil, ni que estará libre
de obstáculos y dificultades, como decepciones o fracasos…sin embargo, todo va
ser más llevadero, si usted sabe por
dónde camina, porque a su vida puso rumbo, no camina perdido, sin direccion,
confuso y tropezando en las misma piedras todo el tiempo, en definitiva se
queda atrapado en los intentos.
Una vida con sentido no se
escribe porque sí, sino porque es la única manera de vivir plenamente, de
sentirnos realizados a pesar de las vicisitudes que acontezcan, porque a pesar
de todo tenderemos una red en nuestra cabeza, que justifique lo que vivamos y
haga que merezca la pena nuestra lucha.
Cada día nos levantamos ¿sabemos por
qué? aclararlo es muy importante, en caso contrario nos daremos cuenta un día
que no encontramos motivo para vivir, y ahí viene el problema, la debacle existencial,
¿puede curarse? claro que puede curarse, pero el tiempo perdido no es
reembolsado.
Felicitemos a aquellos que saben
encontrar lo que quieren, porque antes supieron definir lo que querían
encontrar, en la vida no hay más misterio que esto que les digo, siempre que
elegimos sabemos que hemos de renunciar a otra situación o estado, pongamos
preferencias, pensemos y valoradas las oportunidades, cojamos lo que más nos interesa, que no suele ser lo
fácil precisamente. No seamos niños mimados, y caprichosos, si no nos
conformamos con aquello que disfrutamos viviremos en una eterna insatisfacción.
La vida nos puede sorprender en cualquier
momento, alterar los planes, estemos preparados para dar la cara, para salir
airosos de situaciones difíciles, fortaleciendo
y canalizando la alegría, comunicación, sociabilidad… los sueños. La
superación es un arcángel que ronda indiferente, que oímos sus alas cercanas y
que su roce sobre nosotros, no ha de resultar inútil, Hay que ayudarnos a
despojar la desgana, las penas que nos atan como bridas enjaezadas, dolientes a
la suerte,- que no es tal-, y que la superación suene a trino, en la jungla del
bosque oculto se encuentra le folio, desenrollemos pergaminos luminosos, aunque
estemos cansados y nos preguntemos ¿Dónde está Dios?...mientras viene, no se
duerma… desperécese y viva.
“Toma tu cruz y sígueme”
Editado por
Sor Gemma MoratóMuchos son los momentos donde se nos habla de la cruz y donde reflexionamos, precisamente, de ello. Y se hace porque el ser humano se siente identificado con el dolor y el sufrimiento que ello conlleva. En la época de Jesús, al hablar de cruz, no lo hacían como en la actualidad. Ellos entendían y relacionaban la cruz con una muerte “despreciable y tortuosa”.
Nosotros lo relacionamos con la muerte de Jesús y vemos ese símbolo como signo de redención, de perdón… de amor. Y ciertamente, así es, la cruz nos habla de todo eso, especialmente de un amor sin medida que ama hasta el extremo; pero también hacemos otra lectura que tal vez nos aleje un poquito de la realidad, y es que la cruz no es un “soportar” las pequeñas o grandes tribulaciones diarias, ni mucho menos es una exaltación del dolor como medio de agradar a Dios. La verdad que el cristiano no busca el sufrimiento, sino ¡el amor!, estamos hechos para amar no para vivir pendientes de provocar dolor y de darnos “golpes en el pecho”.
Lo importante en esta reflexión es que si somos capaces de acoger la cruz, ésta se transforma en signo de amor y de don total. Por ello si el dolor llega, si tenemos la experiencia del sufrimiento y hemos sabido acoger la cruz podremos vivirlo con más serenidad y paz interior.
Decía Juan Pablo II en su testamento que “la paz interior viene de la cruz, por eso el Señor de los Milagros es un Cristo. Y esa cruz significa entregar la vida por el hermano, la cruz significa que el amor es más fuerte que el odio y la venganza, que es mejor dar que recibir, que la entrega es más eficaz que la exigencia. La cruz significa que no hay fracaso sin esperanza, no hay sombras sin luz, ni tormenta sin puerto de salvación; la cruz significa que el amor no tiene fronteras, que Dios es más grande que nosotros y más grande incluso que nuestro fracaso”. Texto: Hna. Conchi García.
Axis mundi
El atril
Blog de: Fray Antonio Praena Segura, OP / Sobre el autorjueves, 04 de junio de 2015 |
Debe
de ser cosa del paso del tiempo, pero la verdad es que, llegados a
cierto punto -cuando se llega a cierto punto si se llega a cierto punto-
comenzamos a hallar cada vez más plenitud en las cosas que no sirven
para nada. Hay cosas que, aunque son muy útiles y hasta humanamente
rentables, tienen su valor precisamente en el hecho de no servir para
nada.
Es el
misterio de la contemplación y de la sabiduría. Es el misterio del
sentido. Por más utilidad que otorguemos, por ejemplo, a la confianza,
la esperanza, Dios, la belleza... su gloria consiste en ser; fuente de
felicidad, de goce -lo que los medievales llamaban frui- sin más por
qué.
Estas palabras cobran entera plenitud ante el libro que hoy presentamos: “Axis mundi”, de Pilar Verdú. Cada página suya es eje de un único eje que atraviesa el meollo de la existencia. Gozo y sentido de la vida configuran su fondo y su figura, su forma y su contenido, su masa y su luz.
Desde las iniciales invocaciones a la claridad y a la alegría (“Bórdanos, alegría,/ igual que a los mantones:/ un jardín de claveles/ sobre el fondo negrísimo”) hasta los textos metapoéticos del final (“Quiero escribir, pero me sale sangre”), los ejes de este mudo se yerguen con decisión y definición tanto por su ritmo seguro, ágil pero sin prisa, como por su depuración semántica y una imaginería sometida al rigor conceptual, a veces con tendencia al minimalismo. (“Si el lenguaje es la herida/ ¿será el silencio acaso cicatriz o gangrena?”).
Pero sin duda estamos ante un libro sapiencial, que decanta lo que vale la pena de lo que no lo vale desde una determinada altura de la vida y la literatura. No canta Pilar Verdú lo que se ha perdido sino lo que la vida nos regala, dando con ello un paso más allá de los recursos lastimeros que abundan en poesía. De lo que no vale la pena, mejor hacer elipsis: la vida es demasiado breve como para no aprender de lo que queda por vivir, y el destinatario de estos versos, un lector inteligente, lo suficientemente valioso como para inyentar captar su atención con sentimentalismos recurrentes (“Liberar el poema te libera”).
El carácter sapiencial del libro, que lo acerca a una muy peculiar forma de poesía del conocimiento, queda perfectamente empastado con versos cercanos al aforismo (“He aprendido algo de las jacarandás:/ a medir la belleza para que no resbale”).
Un goce pleno de libro, un soplo de aire tan sutil como rotundamente impregnado de verdad, de visión, de profundidad. Si la gloria significa peso, este es un libro en estado de gracia. Poemas que sirven para vivir, siendo, como son, literatura de alta exigencia, sin afectación ni ganga. Una constatación de hasta qué punto los ejes (axis) que nos sostienen en el mundo y nos elevan en la vida son fe, amor, esperanza. Cosas que no sirven para nada, es decir: poesía.
“(…)
cúbrete de valor,
que te hará falta
para reconocerte en cada elipsis.
Porque en cada omisión reside un átomo
de cuanto te conforma como hombre.”
cúbrete de valor,
que te hará falta
para reconocerte en cada elipsis.
Porque en cada omisión reside un átomo
de cuanto te conforma como hombre.”
"Tomad y comed: realizad la vida con amor" (6.6.15)
Editado por
Jesús EspejaAntes es la vida que la misa. Las procesiones llamativas por las calles deben ser profesiones públicas de la operativa en el amor que se hace compromiso por la justicia en situaciones de injusticia
1. Poco antes de morir Jesús celebró una comida con sus discípulos prometiéndoles, que seguiría con ellos siempre que se reunieran para compartir como lo estaban haciendo en aquella comida. Fieles a la promesa los primeros cristianos se reunían para compartir el pan y el vino como Jesús lo había hecho. A ese gesto llamaban “la fracción del pan” y en él encontraron el alimento que agrada y sostiene, la fuerza para mantenerse unidos y construir en este mundo la fraternidad entre todos, sin discriminaciones. Para celebrar esta presencia real de Jesucristo resucitado como vida para la comunidad cristiana y para el mundo se instauró en la Edad Media la fiesta del “Corpus Christi”
2. “Este es mi cuerpo y esta es mi sangre que se entregan”. Quiere decir: esta es mi persona, mi forma de vivir y mi forma de morir por amor a los demás; por defender la dignidad de todos poniéndome al lado de los pobres, enfermos, tirados a la vera del camino. Una vida que se entrega no para aplacar a una divinidad ofendida, sino como expresión de un amor verdadero que gratuitamente dice: “quiero que vivas y seas feliz”; una entrega “para la vida del mundo”. “Tomad y comed” quiere decir: realizad vuestra vida con este espíritu de amor verdadero tratando de dar vida, trabajando para que todos sean libres y felices.
3 La celebración eucarística es “un memorial”, recordar, hace pasar por el corazón, actualizar aquella comida de despedida en que Jesús simbolizó y entregó a sus discípulos la propia vida realizada en el amor. “Pasó haciendo el bien y combatiendo las fuerzas del mal”; amando hasta el extremo, en actitud de servicio y arriesgando la propia vida; Jesús celebró la cena eucarística “la noche en que iba a ser entregado”. Desde la Edad Media, al menos en nuestra sociedad española, se vienen haciendo en la fiesta del Corpus solemnes procesiones que originariamente son profesiones públicas de la fe. Para que no se queden sólo en manifestaciones vistosas, es necesario que los cristianos en nuestra forma de vivir seamos “memorial”, actualicemos de modo creíble la conducta histórica de Jesús y así seamos testigos de que el amor es más fuerte que la muerte.
LAICOS DOMINICOS
Viveiro
CORPUS CRISTI
10 de junio de 2015
D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)
El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el
cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos
a prepararte la cena de Pascua?» El envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a
la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en
la casa en que entre, decidle al dueño: 'El maestro pregunta: ¿Dónde está la
habitación en que voy a comer la
Pascua con mis discípulos?' Os enseñará una sala grande en el
piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» Los
discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había
dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la
bendición. lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo
una copa, pronuncio la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les
dijo: «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro
que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo
en el Reino de Dios.»
Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de
los Olivos.
COMENTARIO.- Solamente
en Cristo puede encontrar el hombre la
culminación del Dios del Antiguo Testamento. Desde Adán, Dios va apareciendo en
la historia del hombre con caras
diversas, con “disfraces” que le van haciendo aparecer familiar al hombre. Dios
se hace presente a Moisés y
establece una alianza con el pueblo
judío, una alianza de exclusividad: Dios protegerá a Israel; Israel no
tendrá otro Dios. La sangre, considerada
la vida en aquellos días, es el símbolo que sella la alianza.
Cuando llegan los tiempos a su
culminación, Dios da un paso definitivo
acercándose al hombre: Él se hace
hombre y establece un diálogo de igualdad con la humanidad; una
nueva alianza basada en el amor incondicional. Y esta nueva alianza va a sellarse con la sangre del
Cordero Inmaculado; con el sacrificio definitivo, único e irrepetible del Hijo
que no solo se entrega, sino que lleva esa entrega hasta hacerse alimento y bebida para la vida eterna.
Hoy celebramos
la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es una fiesta que siempre me trae
sentimientos encontrados. Por un lado el Señor sale del templo y recorre las
calles del pueblo; Cristo nos visita, extiende su mirada sacramental sobre
nuestros hijos, nuestras casas, nuestra
realidad. Y eso es hermoso y bello. Dios nos mira: ¡Bendito sea!
Por otro lado Cristo va tan escondido entre oros,
platas y piedras preciosas, que casi
no puedo verlo. En el Antiguo Testamento
el ornato, el oro, las piedras preciosas, son frecuentes ofrendas a Dios: El Arca de la Alianza está
recubierta de oro, el oro brilla por
cualquier rincón del templo donde se mire. Lo más noble en metales, lo más rico en joyas,
parecen la ofrenda adecuada a Dios.
Pero ¿es eso lo
que quiere mi Dios, el Dios de Jesús?¿Está contento Jesús mirando desde esas espectaculares
custodias donde lo colocan, al pueblo que está a sus pies?¿El hombre que eligió un pesebre como
cuna y un madero como lecho mortuorio, está conforme con estos homenajes?¿Y
nosotros; podremos encontrar entre tanta joya el pan
partido y compartido; podremos ver a Cristo?
Cristo no busca
el boato: Cristo nos dice una y otra vez que lo importante son los dos céntimos
de la viuda, no la gran limosna del ricachón.
Dos humildes moneditas de cobre ganan por goleada a una ofrenda cuantiosa de
oro. ¡Qué raro es nuestro Dios!
Hoy Cristo
nos mira desde su custodia y espera
de nosotros que acompañemos los cantos
en su honor con una ayuda generosa a los que lo necesitan. Hoy CARITAS está en
la calle. Abre tu mano generosa para que tenga pan quien tiene hambre, y un techo el que duerme en la calle.
Parte y comparte el pan con los hermanos, ahí está el Señor. No transformemos
la legítima adoración al Señor en un acto idolátrico que nos deje contentos,
pero nos mantenga lejos del espíritu que
Dios quiere en nosotros. No miremos tanto el brillo de la custodia que dejemos
de ver a Cristo, que caído en la acera, nos tiende la mano suplicante.
Corpus y caridad
no son cosas diferentes: necesariamente la Eucaristía lleva a la caridad y la
caridad a la Eucaristía. El amor de Cristo es tan grande que necesita partirse
y compartirse para seguir creciendo, para ser cada vez más grande hasta cobijar
bajo su manto a toda la humanidad, y alimentarla con el único pan que da la
vida.
D. Félix García Sevillano, OP.
VÍDEO DE HOY:
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