domingo, 14 de julio de 2013

Monseñor Omar Sánchez Cubillos, OP

“Hay que pensar cómo sería la paz en una zona como esta”: Monseñor Omar Sánchez Cubillos

Prensa CEC

Para monseñor Sánchez, el Estado debe acercarse a conocer a fondo los problemas de Tibú.
Cuando a monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, O.P., le nombran Barranquilla, la voz le cambia. Guarda recuerdos y un afecto especial por La Arenosa. En su vida sacerdotal sirvió donde su comunidad (Padres Dominicos) se lo pidió. Por eso llegó a Barranquilla en 1996. Su misión estaba en el barrio San Luis, donde queda la casa de la comunidad y también funcionan la parroquia San Luis Beltrán y el colegio San Alberto Magno. Allá, al sur de Barranquilla, entregó algo más de cinco años de servicio a una comunidad que lo acogió de la mejor manera.
Monseñor Omar Sánchez Cubillos, O.P., fue ordenado obispo el 8 de agosto de 2011 y tomó posesión en la diócesis de Tibú el 1 de septiembre del mismo año. Desde que llegó a su lugar de misión ha encontrado un panorama muy complejo.
En diálogo con EL HERALDO dio sus conceptos sobre lo que se vive en la región del norte de Santander, lo que antecede y lo que podría venir.
¿Qué encuentra monseñor Sánchez al llegar a Tibú?
Una situación muy parecida a la que vi cuando fui por primera vez, unos 15 años atrás. No es una región que vea transformada ni con un desarrollo destacable. Es una zona que se ve con un atraso de unos 30 años, con relación a los centros urbanos y rurales de otros departamentos.
¿Esa visión está amarrada a la presencia de grupos violentos, a la falta de oportunidades de la región?
El Catatumbo ha sufrido múltiples impactos que han generado problemas muy marcados. La violencia contra los indígenas; la violencia en la época de la explotación petrolera y la instalación de los grupos armados. Todo esto dejó muchas víctimas y muertes.
La explotación de petróleo no representó desarrollo para la región, generó riqueza para el sector. Sin desconocer las acciones de Ecopetrol, muy puntuales, creo que eso debió haber tenido otro destino, desarrollos programados de gran alcance. Esta es una zona absolutamente quieta en términos de desarrollo. Por ejemplo, la infraestructura vial es deplorable, de absoluto subdesarrollo.
Para la Iglesia, ¿quiénes encabezan estas protestas, los campesinos como tal?
En realidad, la base es campesina. Es una organización campesina que tiene un discurso argumentativo muy elaborado. Pero en estas cosas uno no puede poner notas mayores, porque si uno dice que son campesinos puros o si dice que hay inflitrados, la discusión se polariza y acá no hay verdades absolutas. Acá se constata es que una movilización de estas se da por los campesinos. No se niega que la base más fuerte de ellos está en la erradicación.
Este tema los mortifica porque les quita una posibilidad real de acceso a la comida y a algún ingreso con una relativa placidez. La venta la tienen garantizada. Entonces, si le quitan la coca al campesino, se queda sin nada. La gente no se imagina lo que implica para el hombre del campo este tema.
Una política de Estado de restitución de cultivos en esa zona no funciona en una zona como esa…
No, porque la propuesta que tiene el Gobierno no se ajusta a esta realidad, porque no hay ningún cultivo que sustituya en ingresos a la coca. Aquí se trata de proyectos de más envergadura, de calidad de vida del campesino, de desarrollos reales más integrales.
¿El lugareño de Tibú siente presencia del Estado en la región?
No. Es que con lo que pasó con el tema paramilitar, la gente siente mucha desconfianza contra el Estado. Hay una credulidad mínima en su capacidad de compromiso con la región y en ese sentido es una desconfianza generalizada ante muchas promesas que siempre se han hecho ante el desarrollo nunca se han cumplido, entonces con esos antecedentes, nada de esto favorece los diálogos, porque se han construido tantas desconfianzas con el Estado que es muy difícil negociar con él.
¿Cómo está la región en temas de educación y salud?
Muy mal. Es muy triste ver las condiciones en que los niños estudian acá. Y en el tema de salud es muy triste. Hay un centro de salud donde solo permanece una enfermera.
¿Cómo percibe la gente de Tibú el tema de los diálogos de paz en La Habana?
Acá hicimos un foro por la paz para poner el tema en contexto del Catatumbo. Hay que ponerse a pensar cómo será esta zona con la paz, porque una cosa es la paz en Bogotá y otra acá.
¿Pero le creen al tema de la paz en Tibú?
Es que es un tema que lo ven muy enredado, porque han vivido tanto en medio de la guerra, que creen que es imposible llegar a la paz. Esa es la percepción que tengo. Esto no es alzando banderas que la paz ya la tenemos en la puerta, no. Son muy moderados y están a la expectativa porque dejar de lleno la guerra no es fácil.
Por Álvaro Calderón de Castro

Fuente: El Heraldo.co

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