EL
CANTO GREGORIANO
Marisol Hernández Martín
El papa Gregorio I (540- 604) trabajó con sus ayudantes en un repertorio de música litúrgica que se llamó “romano antiguo” y se recogió la práctica musical de los primeros cristianos. Es preciso recordar que su forma primitiva, se tomó de las formas cantadas en la sinagoga. Es evidente que la forma melódica exacta del repertorio se ha alterado, y que ya no lo podemos considerar como un heredero directo del repertorio de la sinagoga. Innumerables influencias modificaron su aspecto musical. Sin embargo, cuando se escucha atentamente el canto judío, se descubren en él los términos generales del discurso melódico cristiano: la palabra elevada hasta su mayor grado posible de solemnidad gracias a la tensión de la voz, el diálogo de los clérigos y su ritmo libre, la vocalización. Cabe preguntarse cómo ha llegado a considerar que este dialecto musical sea exclusivamente de origen latino; cuáles son sus relaciones con las músicas judaica y latina; cómo a lo largo de los siglos, ha ido acumulando adiciones que desfiguran su forma original.
Durante los siglos VII, VIII y IX, se fue constituyendo y seleccionando un repertorio que, en honor a su primer recopilador, se llama “canto gregoriano”
En el siglo XI se establecen las reglas de su escritura musical (notación) y durante los siglos XII y XIII se enriquece con aportaciones; a partir de esa época, al contacto de la música extralitúrgica y profana, cada vez más progresiva, se inicia un largo declive que, tras un breve esplendor a comienzos del siglo XX, termina por desaparecer prácticamente en nuestros días de la liturgia.
El canto gregoriano es monódico, o sea, de una sola línea melódica en la que no interviene la armonía ni el contrapunto. Es colectivo, anónimo y vocal. El ritmo es libre, no sometido a la rigidez métrica del compás; la música fluye potenciando el sentido del texto.
El canto puede ser silábico si canta una nota en cada silaba texto, o floreado si canta en algunas sílabas varias notas distintas, a veces muy numerosas: este estilo se llama melismático.
La expansión de los benedictinos del Cluny fue imponiendo el canto romano antiguo a todas las regiones, incluso a las que habían desarrollado un interesante canto litúrgico propio, como el AMBROSIANO en Milán y el MOZÁRABE en ESPAÑA.
Se considera que el gregoriano alcanzó su apogeo en el transcurso del siglo VIII; consideremos de nuevo la posibilidad de una influencia oriental en este coronamiento, ya que varios papas de los siglos VII y VIII fueron griegos. El gregoriano fue llevado a la Galia a partir del año 753. El papa Esteban II, amenazado por los lombardos, fue conducido ante Pipino por Chrodegand de Metz. El asombro experimentado por Chrodegand viendo las ceremonias romanas, pero el empleo del templo en este año trágico deja entrever, por el contrario, que el papa se vio contrariado, en la Galia, ante un ritual diferente al suyo. A partir de esta época los chantres fueron enviados de la Galia a Roma, y Roma suministró, a su vez, libros a la Galia con el fin de promover una reforma. La música no siempre estaba escrita y la tradición “se perdía”; la formación de un chantre duraba casi diez años, y el repertorio, tan rápidamente transmitido, se alteraba.
ESCALAS GRIEGAS
Los filósofos griegos se dedicaron, después de Pitágoras, a analizar los intervalos de las escalas. A si los dos tetracordios, colocados seguidos, con distinta posición de los semitonos, tenemos las escalas o modos griegos, conocidos como: DORICO, LIDIO, FRÍGIO, EÓLICO, MIXOLIDIO, HIPOLIDIO.
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