Juan Antonio Mateos Pérez
¡Buenas tardes Clara!
Hacía ya tiempo que deseaba escribirte esta carta. No sé, siempre atareado
entre miles de cosas, clases, escritos y, perdóname. Nunca encontramos hueco para lo esencial, la
reciprocidad en la amistad, la preocupación por el otro, por ti. Hacía tiempo que quería escribirte unas
palabras, pero a veces me quedo en el silente vacío de la expresividad, no me
salen las palabras. Te sale antes hablar de cualquier tema de actualidad o de
estudio, que exige menos entrega del corazón. Eso no quiere decir el olvido de
la amistad o la preocupación, son tantos años, que nos queda algo de nosotros
mismos en ese tiempo que hemos ido entretejiendo de nuestras experiencias compartidas,
las celebraciones en la Parroquia, las reuniones de grupo de Biblia, las
Catequesis, nuestras preocupaciones por las personas que van pasando cerca, o
la cotidianidad vecinal en la compra del pan en César. La amistad no está exenta del amor, como nos recordaba
nuestro querido Pablo, así como de la oración y el contacto frecuente. No sé,
pero esta semana Clara, me he acordado de una forma muy cercana de ti, casi con
ansiedad, y en mis oraciones de la mañana, ahí estabas muy presente.
Muchos no la conocéis,
permitirme que os la presente. Clara una hermana en la fe, una amiga de muchos
años en la parroquia de la Purísima. Una institución, no sé, puede que lleve
más tiempo que los sacerdotes. Ha participado en todo, ha sido catequista en
todos los niveles, ha sido fundadora de los grupos de adultos y Biblia y monitora en este grupo, lectora, grupos de
oración, futbito, excursiones, etc. Pero recuerda con mucho cariño su primer
grupo de Catequesis de confirmación, la semana pasada comentaba que había
recibido la visita de “Javi moto”, con el que sigue en contacto y escribiéndose
a menudo después de tantos años. Siempre pendiente de cualquier actividad
cultural, sobre todo organizada por la Diócesis o cualquier institución religiosa.
Siempre leyendo y escuchando para madurar en su fe, aunque tiene sus
preferencias en Dolores Aleixandre y José Antonio Pagola. Ya ha leído con
avidez, en esta Pascua, uno de los libros del nuevo papa Francisco, con mucha
ilusión y con la sorpresa de la novedad. Pero sobre todo, es una fiel seguidora
de Jesús, una gran cristiana, en el que ha encontrado sentido y salvación.
Desde Él, abierta a la suave brisa del
misterio de Dios.
Este año lo está pasando
mal, la enfermedad y la fragilidad física no avisa, nos llega como de
improviso. Nos comentaba está semana que está mejor y algo recuperada y
esperando la llamada de la neuróloga. Pero desde la fragilidad de la enfermedad,
sigue creciendo y ascendiendo en su fe, en Jesús y en Dios, gracias a su
experiencia del Espíritu, se engrandece en el encuentro de Cristo. En los
momentos de noche y de exilio, sabemos que el Espíritu no deja de soplar. La
actitud de Clara, siempre abierta a la Palabra, siempre alabando lo que escucha
y experimenta, siempre siendo luz para otros, me recuerda que el Padre no deja
a los hombres a su propia suerte. Es un Dios que a pesar de su trascendencia
sigue comunicándose con nosotros, Dios es Dios y no podemos limitar su
libertad. Sé lo que están pensando algunos, sobre este tema, lo mejor es el
silencio. Pero la historia de nuestra fe nos dice que, Dios siempre acompaña su
pueblo, no abandona a su criatura y lo hace siempre a través del Espíritu.
Jesús nos recordaba, pedid y se os dará,
nos recordaba Lucas y Éste nos llega en sus dones más fecundos, el amor y la
fe. No extingamos el Espíritu, escuchemos su susurro y su clamor…
Esté fin de semana tuvimos
reunión de Matrimonios y como sabes estamos trabajando el Credo, tocaba el Espíritu y al final de la reunión te
recordamos, Marisol, Eva, Raquel, Fructuoso, te tuvimos presente. También en
estos días de fiesta y alegría, de recuerdo de los 50 años, nos hemos acordado
mucho de ti, tenías un hueco en nuestros corazones. Te deseamos que te repongas,
te QUEREMOS. Un BESO FUERTE DE TODOS.
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