Juan Antonio Mateos Pérez
Seguimos
con Pablo en Macedonia imaginando sus caminos, no seguimos el orden
de su camino misional, sino de nuestro viaje imaginado por sus
caminos, como peregrinos del siglo XXI. Él es el principal objetivo,
pero como todo viajero que busca, se abre al arte, a la historia, al
pensamiento, a la cultura. Llega a Tesalónica a comienzos del año
50, después de abandonar Filipos, no sin problemas y zozobras,
siguiendo la vía Ignatia y pasando por Anfípolis y Apolonia.
Recordamos que llega a esta ciudad, en su segundo viaje, acompañado
de su equipo misional: Silas, Timoteo y probablemente Lucas (el
evangelista).
Tesalónica
había sido fundada al comienzo de la época helenista, en el año
316 a.C, era un importante centro comercial, ya que estaba en la
confluencia de una red importante de rutas terrestres y marítimas.
Originalmente la ciudad se llamaba Terme, fue fundada por uno de los
generales de Alejandro Magno, Casandro renombrándola con el nombre
de su esposa “Tesalónica”. El nombre de "Victoria sobre los
Tesalios" conmemora la conquista y la pacificación de la región
de Tesalia, alcanzada definitivamente en 352 a.C.
Sometida
a los romanos desde 168 a.C, veintidós años más tarde fue escogida
como sede de la administración para toda Macedonia, y después de la
batalla de Filipos (42 a.C.) obtuvo de Augusto los derechos de
«ciudad libre». Los habitantes eran griegos, pero mezclados con
colonos romanos y también contaba con una importante comunidad
judía. En tiempos de Pablo, Tesalónica era una ciudad comercial muy
poblada, bien ubicada dentro del sistema de las rutas romanas, un
puerto de mar y sobre todo era capital de la provincia romana de
Macedonia, sede de un procónsul.
La
actividad de Pablo en Tesalónica nos la describe Hech 17,1-10. Pablo
al principio predicó los sábados en la sinagoga; luego, como
consecuencia de la oposición judía, en una casa privada. Debido a
su predicación, se convirtieron algunos judíos, pero también, un
importante grupo de griegos que se acercaban a la sinagoga “temerosos
de Dios”. Esta situación, provoca en la comunidad judía una
fuerte oposición a Pablo, con lo que él y su equipo, tienen que
abandonar la ciudad, dirigiéndose a Atenas, después de una corta
misión en Berea.
Permaneció
en la comunidad algunos meses, creando una comunidad estable y de
gran fuerza misionera, como nos informa la primera carta a los
Tesalonicenses (1 Tes 1,2-9; 2,13). Derrochará un gran esfuerzo,
ganándose el pan con sus propias manos para no ser una carga, pero
los medios tenía para su supervivencia eran escasísimos, con lo que
acudieron en su ayuda la comunidad de Filipos (Flp 4,16). Enviará a
Timoteo desde Atenas, al igual que Silas para visitar estas
comunidades de Macedonía, y luego se encontrarán con él en
Corintio. Traen muy buenas noticias de la comunidad de Tesalónica y
también vienen con la ayuda de Filipos. Posiblemente en el verano
del año 50, les escribe la primera carta a los Tesalonicenses, para
darles ánimos y solucionar algunos problemas en su fe. No es la
primera carta que escribió el Apóstol, sino que será el primer
escrito cristiano del Nuevo Testamento.
Unos
años antes de la llegada de Pablo, Cicerón estuvo exiliado en
Tesalónica durante seis meses. Allí escribirá sus cartas de
Tesalónica, llenas de desesperación, reflexionando sobre los
motivos de su caída, pero captando los cambios de fuerzas que se
estaban produciendo en Roma entre Pompeyo y Julio César.
El
tetrarca del Imperio, Galerio, trasladará su residencia a Tesalónica
en el año 300 d. C., con la que la dotó de un complejo palacio, un
arco de triunfo, de un hipódromo y un mausoleo. A finales del siglo
IV, fortificó la ciudad y la utilizó de base para las operaciones
contra los godos. También, desde esta ciudad Teodosio proclama el
edicto por el que se hace oficial el símbolo de Nicea (28 de febrero
de 380) y convierte al catolicismo en la religión oficial del
Imperio.
Con
la caída del imperio romano de Occidente quedará bajo la
administración de Bizancio, aunque acosada la ciudad por los
eslavos. En ella nacieron Cirilo y Metodio, apóstoles de los
eslavos, enviados por el emperador Miguel III. Serán lo co-patronos
de Europa junto con san Benito.
Fueron
conquistados por los árabes, normandos y los cruzados, siendo
vendida a Venecia al recuperarla otra vez los Bizantinos. Pero
finalmente caería en manos de los otomanos en el año 1430. Será
después de 1492, una ciudad mayoritariamente judía, con la
instalación masiva de sefardíes procedentes de la expulsión de los
Reyes Católicos.
Tras
la Primera Guerra Balcánica de 1912, pasó a formar parte de Grecia.
La ciudad casi fue destruida en un incendio en 1917, probablemente
de forma fortuita. Tras este incendio la mitad de la población judía
abandonó la ciudad (muchos fueron a París y a Israel), aunque los
que se quedaron serán deportados por los nazis en la Segunda Guerra
Mundial. Tesalónica se convirtio en la ciudad mas importante para la
cultura y la economía sefardí, incluso más que Estambul, Esmirna
o Belgrado, sobre todo en el siglo XIX y el periodo de entreguerras.
El poeta Samuel Usque escribió hermosamente a mediados del XVI:
"Tesalónica
produce plantas excelentes y árboles frutales como no hay en el
mundo entero. Sus frutos son deliciosos, pues los ríos riegan esta
tierra. Los judíos de Europa, perseguidos y desterrados, han venido
a buscar cobijo aquí, y esta ciudad los ha recibido con amor y
cordialidad..."
En
febrero de 1943 vivían en Tesalónica cincuenta mil personas de
religión judía, prácticamente de origen sefardí. Los nazis
enviaron 19 trenes desde Tesalónica a Auschwitz-Birkenau cargados
con un total de 48.533 judíos. Un 77% de ellos, 37.386, fueron
gaseados nada más llegar a Birkenau, y casi todos los demaás
murieron durante los meses siguientes en los campos de trabajo de
Auschwitz. Los nazis asesinaron al 98,5% de la población sefardí de
la ciudad, en 1945 pudo decirse que 450 años de cultura
judeoespañola en Tesalónica habían desaparecido para siempre.
En
1922, la ciudad recibió a numerosos exiliados griegos provenientes
de la ciudad de Esmirna, los cuales aportaron a la ciudad sus
características culturales. La ciudad fue reconstruida en el período
de entreguerras.
La
Tesalónica actual, es la segunda ciudad del país, tiene también el
segundo puerto en importancia, con un millón de habitantes y una
universidad de renombre. Es un importante centro industrial, que
posee refinerías de petróleo, industrias petroquímicas, industrias
agroalimentarias, destilerías, industrias textiles, manufacturas de
tabaco, fabricación de maquinaria y astilleros. Con un clima
típicamente mediterráneo, con veranos cálidos e inviernos fríos.
Como
lugares de interés destacan: La Torre
Blanca,
erigida durante el reinado de Solimán el magnífico, se ha
convertido en un importante símbolo de la ciudad; El arco
de Galenio, fue
construido en el año 305 d.C. para conmemorar la definitiva victoria
del emperador Galerio sobre los persas, triunfo que ha quedado
narrado a través de los relieves que recubren los pilares
principales;
El Heptapyrgion, fortaleza
bizantina y otomana situada en el extremo noreste de la acrópolis de
Salónica, declarada patrimonio por la Unesco. En cuanto a iglesias
cristianas podemos destacar la de San
Jorge, Santa Sofía y San Demetrio.
La basílica san Demetio, fue construida inicialmente en el siglo V
d.C. y conmemora a San Demetrio como el santo de la ciudad. Siendo la
basílica más grande en Grecia, fue destruida por el fuego en 1917 y
desde ese entonces se ha reconstruido. La basílica es famosa por sus
seis paneles de mosaicos, datados entre la última reconstrucción de
la iglesia y el comienzo de las políticas iconoclastas en 730. Los
mosaicos nos muestran a San Demetrio con los patrocinadores de la
restauración o junto a niños, siendo uno de los pocos ejemplos de
este arte supervivientes de la Edad Oscura que siguió a la muerte de
Justiniano.
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