Pedro Becerro Cereceda
A
raíz de terminar de leer el libro, “Victimas
del pecado” de José M. Castillo (Ed. Trota),
como comenté en el artículo primero que da nombra a esta
“trilogía”, si se quiere llamar así, se produjeron dos
sincronicidades, relacionadas con la lectura de este libro:
- Asistir a misa el día 9 de junio en la Purísima
- Terminar el curso en San Esteban con las cartas católicas: 1ª, 2ª y 3º de Juan
Hoy
en esta segunda parte voy a comentar, en relación con el libro la
importancia que tuvo el asistir a misa, en la Purísima, con el
sermón de Fructuoso Mangas.
Tengo
que reconocer humildemente, que me he metido en un buen embolado;
pero si me aclaro yo y alguien más se aclara con lo que digo.,
¡bendito sea Dios!
En
la página 78 podemos leer un apartado titulado “lo natural” y lo
“sobrenatural”, unidos definitivamente, del que tomo prestado el
título de este artículo. En dicho libro aparece una frase genial
de Santo
Tomás de Aquino:
“Dios
no se siente ofendido por nosotros, si no es porque actuamos contra
nuestro propio bien”
y muchas veces así actuamos, anteponiendo deberes religiosos a una
tarea de ayuda inaplazable al prójimo, pues pensamos que de otra
manera ofendemos a Dios. Recuérdese que a Jesús no le importaba el
sábado, si suprimía el sufrimiento de alguien.
En
el artículo anterior daba a entender, a raíz de haber terminado de
leer el citado libro, que no está tan separado lo natural de lo
sobrenatural, (por supuesto, no me refiero a lo “sobrenatural”,
trascendente, de los milagros de santos y místicos, quiero andar más
por casa) aunque a veces pensemos que son como el agua y el aceite.
No, es la cruz, que es una, aunque tiene dos brazos, el vertical, lo
sobrenatural y el horizontal, lo natural. Por eso, la espiritualidad
bien entendida, no debe hacernos levitar, sino “andar por casa,
socorriendo al huérfano y la viuda” (es una manera de expresarme,
aunque la expresión es de tiempos pasados). Hoy, como ayer, hay
mucho que socorrer. Esta mañana he tenido la suerte, de estar en
misa en Cabrera y el sacerdote, dijo más o menos lo mismo: La fe
sencilla del pueblo, que confía en lo “sobrenatural”, es lo más
importante que tiene la Iglesia. También me di cuenta de las
necesidades, que llevan a mucha gente a realizar el esfuerzo de una
noche caminando, con las inclemencias de una noche de lluvia como
esta: enfermedades, situaciones de paro, miedo a despidos... Conste
que yo no he ido en la marcha, he ido cómodamente en coche.
Pues
bien vayamos a la sincronicidad del día 9 de junio. He de decir que
muchas veces que estoy leyendo un libro, el sermón de Fructuoso
Mangas, coincide con lo que estoy leyendo o he leído hace poco. Ese
día las lecturas eran 1Re 17, 17-24; Salmo 29, Ga 1,11-19 y Lc 7:
11-17, en que se hace hincapié en la resurrección del hijo de una
viuda. En la primera lectura, por el profeta Elías y en el evangelio
Jesús resucita al hijo de la vida de Naim. Esto me lleva al libro
citado: Como dije en el anterior artículo, la principal genialidad
de Jesús fue su sensibilidad
ante el sufrimiento.
En la Purísima ese día no se leyeron estas lecturas; pero Fructuoso
Mangas, resaltó lo mismo. No recuerdo exactamente cuales fueron las
lecturas, (mi desorden ha perdido el guión de la misa), si recuerdo
sin embargo que en la primera lectura, un profeta decía el famoso
axioma: “misericordia quiero y no sacrificios” y en el Evangelio
Jesús invita a un publicano (“mala gente”) a que lo siga. Jesús
ve en el corazón de este hombre “pecador”, un ansia de redención
y por eso se compadece de él, independientemente de lo externo.
Jesús actúa con misericordia.
Así
nos lo hizo ver genialmente Fructuoso, en el sermón e incluso
insistió en ello a lo largo de toda la misa, llegando a repetir por
tres veces, en el momento, antes de terminar la plegaria eucarística
“Señor,
danos entrañas de misericordia”.
Y
en eso andamos, pidiéndole al Señor, por Jesucristo nuestro Señor
que nos la conceda; pues no andamos sobrados de ella y además hace
mucha falta en este mundo doliente.
Termino
aquí. Si sigo, tal vez lo estropee.
Pedro
Becerro Cereceda
No hay comentarios:
Publicar un comentario