La posada del silencio
El texto de hoy
Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor
Sólo se levanta lo que es libre, lo que es ágil, lo que está suelto. En el silencio uno se va volviendo libre porque ¡se va separando de tantas cosas. Y entonces Dios se convierte en toda nuestra alegría.Se puede decir: descendemos a la cripta de la Presencia de lo divino y a la vez ascendemos. De cualquier manera el silencio nos abre al Señor y deja nuestro corazón en total libertad.
Las cosas nos dan también placer pasajero pero no nos dan alegría. Los límites del placer son cansar y fatigar. Las personas también nos dan contento pero no dura eternamente, sólo Dios es la alegría. No detenerse en ningún placer, no hacer la tienda en ninguna persona, en ninguna relación, estamos en camino de lo eterno, en el silencio siempre hay que seguir.
“Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor”. En el silencio Dios se puede convertir en la alegría de tu corazón si vas soltándote de las cosas.
Lo evidente no es llamativo. Nuestro corazón está hecho para vivir lo evidente, lo que busca lo llamativo es nuestra exterioridad. El cauce del silencio es el cauce de Dios porque no es llamativo sino humilde. Lo evidente es siempre humilde y sencillo.
19:30 Academia de Santo Tomás. Dinamismo terrestre. José María Ugidos Meana, profesor de la Facultad de Geología de la Universidad de Salamanca.
27 de febrero
Información ampliada:
Academia de Santo TomásFecha: Día 27 de febrero, jueves, a las 19:30 horas.
Lugar: Convento de San Esteban (PP. Dominicos), en una de las aulas de clase.
Tema: Dinamismo terrestre.
Ponente: José María Ugidos Meana, profesor de la Facultad de Geología de la Universidad de Salamanca.
NUEVA CAMINATA DE LA ESCUELA DE TEOLOGÍA.
Sólo la mañana y si el tiempo no lo impide.
Ruta:
Ir hasta Cabrerizos por un camino siguiendo la estación de trenes (tomar un café en el pueblo) y luego bajar hasta las urbanizaciones siguiendo el río hasta la Aldehuela y de allí de nuevo al convento. Son unos 10 -11 km. muy parecida a la última que realizamos.
Día: SÁBADO (Si el tiempo no lo impide)
Hora de Salida: 9:30 de Sotomayor
IGLESIA DE CABRERIZOS
Almarza entrevista completa
ENTREVISTA A JUAN MANUEL ALMARZA, REVISTA VIDA NUEVA,
regente de estudios de las Provincias de España, Aragón y
Bética, y director de las Conversaciones de San Esteban.
1.
Acaba
de finalizar la edición de este año de las Conversaciones de San Esteban, “Los
pasos del hombre, las huellas de Dios”, ¿qué balance puede hacer?
-
Son ya 42 años de “Conversaciones” con una enorme variedad de temas y
conferenciantes. La primera nota del balance es que siguen vivas, siguen
interesando, siguen aportando cosas y la gente lo reconoce con su apoyo y su
presencia. La segunda nota es que los dominicos de Salamanca nos sentimos
orgullosos de la continuidad de este proyecto que encierra infinidad de matices
e intereses. También nos sentimos orgullosos de las gentes que año tras año las
siguen y nos animan.
2.
¿Qué
intenta aportar, año tras año, las Conversaciones de San Esteban a la ciudad de
Salamanca?
-
Los dominicos somos predicadores y el ámbito de la predicación, no es sólo el
recinto de una iglesia. El ámbito para escuchar la buena nueva es tan amplio
como la vida. Donde está la vida están nuestras preocupaciones, nuestros
miedos, nuestras intuiciones y sobre todo nuestras esperanzas. Es el mundo de
la palabra, de lo que se puede decir… Todo lo que es humano adquiere vida en la
palabra… Somos frailes de la palabra…
3.
Y
después de 42 ediciones… ¿Qué han aportado las Conversaciones a los propios
dominicos?
-
Pues cientos de amigos que han contribuido a abrir nuestra mente y también
nuestro corazón. Para quien tiene interés, un conferenciante no es alguien
anónimo. Como suele decirse en Salamanca: “O das una conferencia o te la dan”.
No, no es eso. Es alguien que te ayuda a ver las cosas de otra manera, a
descubrir otro mundo, a iniciar un camino... Cuando uno vive enfrascado en un
mundo de ideas o de libros, como vivimos nosotros, lo más importante es sentir
palpitar un corazón… Se consigue cuando se inicia una conversación. Nada ayuda
tanto a superar la intolerancia o el desinterés como descubrir que las ideas
están entretejidas con sentimientos, con experiencias, con opciones. Es
apasionante. Los dominicos no sólo tenemos una gran biblioteca, tenemos más
amigos que libros. Esa es nuestra riqueza. Y la amistad regala libertad…, poder
disentir, poder dialogar…
4.
Las
Conversaciones de San Esteban se han convertido en un foro de diálogo cultural.
Pero en general, ¿por qué suele ser tan frío el diálogo Fe-Cultura? ¿Qué orilla
de las dos está más gélida?
-
No dialogan ni la fe ni la cultura. Dialogamos las personas: Unas con
experiencia de fe y otras sin ella, unos desde una experiencia hermosa y
enriquecedora y otros desde una experiencia amarga; unos lo hacemos desde el ámbito de las
humanidades y otros desde el de las ciencias, pero todos necesitamos oír y
escuchar porque todo ello configura el sentido de nuestra vida y da consistencia
a nuestro respeto y a nuestra libertad. ¿Qué orilla está más gélida? Aquella en
la que hay más ignorancia y más intransigencia. Estos dones del cofre de
Pandora están repartidos con bastante equidad. Deseamos que nunca lleguen a
nuestra casa.
5.
¿Es
atrevido calificar a las Conversaciones de San Esteban como un Atrio de los
Gentiles que comenzó allá por el año 1972?
En
cierto modo lo es, al menos actualmente. Con frecuencia se han abordado temas
de teología fundamental, temas relacionados con la vulnerabilidad humana, la
solidaridad y el reconocimiento, con la ciencia. Ahora somos muy conscientes de
que hemos de predicar en el ámbito de la laicidad y también del encuentro
interreligioso. Por eso hemos de buscar
temas que nos interesen a todos. El tema de este año en torno al mundo
literario y la sensibilidad religiosa que llevaba por título “Los pasos del
hombre, las huellas de Dios” ha sido seguido por mucha gente con verdadero
interés
6.
Las
Conversaciones es también un diálogo con el mundo de la increencia. ¿Cómo cree
que ha de afrontarse este diálogo?
Ciertamente,
tenemos muy claro que la predicación en nuestro mundo de hoy sólo llega a
quienes no acuden a las iglesias mediante la creación de ámbitos de encuentro,
con una clima de diálogo abierto y sincero y no mediante el adoctrinamiento.
Por eso tiene tanta importancia para nosotros internet, la formación humana o
el voluntariado social. Son ámbitos neutros o de encuentro en los que podemos
encontrar gente magnífica que no es creyente y de la cual podemos aprender
muchas cosas los cristianos, y también ellos de nosotros. Ese es nuestro reto
con el mundo no creyente. En cambio, con los creyentes nuestro reto es
ayudarles a formarse, a profundizar en su fe y a crear actitudes que permitan
una convivencia respetuosa. La experiencia de fe es una gracia y un don, no una
imposición. Nuestra predicación consiste en ofrecerla y compartirla, no
imponerla ni exigirla. A nosotros nos corresponde “sembrar”…
7.
Una
idea, sólo una idea, o una luz que se le haya encendido a raíz de la edición de
este año.
La
huella más profunda que nos ha dejado Dios, nos dice el Catar de los Cantares
es la del amor, la de la ternura. Como decía el conferenciante de la última
lección de este ciclo -Víctor Morla- , “al hablar de ternura no me estoy
refiriendo al simple gesto de acariciarse o abrazarse (que también a esto) sino
principalmente a una ternura que se desborde por el tejido social y lo empape…
Estoy pensando en la actividad de Vicente Ferrer en la India. Recuerdo, todavía
conmovido, su encuentro con una niña paria. La acarició, la besó y le dijo:
‘Vales más que todo el dinero del mundo’. Un
momento mágico, sin duda, en que dos manifestaciones de ternura se
funden para gestar algo nuevo. A eso le llamo ternura interactiva.” Sí, la
sonrisa se una niña es una luz para nuestro mundo.
Juan
Manuel Almarza
VIAJE
DE LA ESCUELA DE TEOLOGÍA A LOS LUGARES DOMINICANOS DEL SUR DE FRANCIA (21 -27
abril 2014)
Recordamos
a todos los interesados que urge apuntarse cuanto antes.
La Agencia encargada de
organizar el viaje quiere saber antes del día 20 el número de participantes
para reservar las plazas de los hoteles, pues están bastante solicitados en
esas fechas.
Para cualquier
información, dirigirse a la Secretaria de la Facultad de San Esteban (tlfno: 923
26 19 79) o al P. Juan Huarte (tlfno: 923 27 30 85).
Tras las Huellas de los Predicadores
Durante los días 5, 6 y 7 de febrero, un grupo de alumnos del IES Puerta de Arenas, de la localidad de Campillo de Arenas (Jaén), realizó una visita a los lugares dominicanos de las ciudades de Segovia, Salamanca y Ávila.
Con objeto de hacerlo viable durante el curso escolar, el viaje se programó como un viaje escolar bajo el currículum académico para tratar las unidades de “La Historia y el Nuevo Mundo (América)” de los departamentos de Religión, Historia y Arte.
Bajo el lema de “Tras las Huellas de los Predicadores”, los jóvenes alumnos visitaron la Cueva de Santo Domingo y la comunidad de monjas Dominicas del Monasterio de Santo Domingo el Real, en Segovia. En Salamanca, las dos catedrales, la Torre Ieronimus, la Universidad, la Casa de las Conchas, la Clerecía junto con la Universidad Pontificia, el convento de frailes dominicos de San Esteban y la monasterio de las monjas dominicas de Las Dueñas. Finalmente en Ávila, los padres Carmelitas de la Casa Natalicia de Santa Teresa, las madres Carmelitas del Monasterio de San José y el Real Monasterio de Santo Tomás de los frailes dominicos.
A parte de nuestro hermano Juan Jesús (profesor de Religión y Derecho), asistieron al viaje D. Andrés Ruiz (profesor de Historia del Arte) y D. José Antonio Calvo (Profesor de Biología).
Ver el álbum de fotos
1 DE MARZO
SOLEMNE SABATINA
Solemne SabatinaDía 1 de Marzo Primer sábado de mes
19:30 horas Rezo del Santo Rosario con exposición del Stmo
20:00 Eucaristía, que como cada primer sábado de mes tendremos la sabatina en honor a nuestra titular la Virgen del Rosario.
Fecha Inicio:01/03/2014 19:30:00
Fecha Fin:01/03/2014 21:30:00
Lugar:IGLESIA DE SAN ESTEBAN
Alerta roja por riesgo de solidaridad
El sábado 22 de febrero en el colegio S. Domingo (FESD) de A Coruña, tuvo lugar la semifinal del XII Festival Intercentros, a favor de la Asociación Down Coruña, cuyo lema para esta edición es, "Distintos, pero iguales".
26 de febrero de 2014Como todos los años la primera semana de febrero solemos tener la fase interna de la actividad Intercentros, que nos encamina hacia la gala final en el Coliseum (este año será el viernes 4 de abril), donde reunimos a más de veinte instituciones de la ciudad (es el festival de colegios más grande de la Comunidad Autónoma), en torno a un proyecto de solidaridad común; el de este curso hace referencia a la integración social de niños y jóvenes con Síndrome de Down. El mal tiempo de este mes de febrero -"la alerta roja" - nos impidió celebrar la semifinal en la fecha inicialmente fijada con casi un año de anticipación. Sin embargo, ni las malas condiciones climáticas pudieron con el impulso musical y solidario por llevar a cabo nuestro compromiso de ayudar y de aprender de la realidad de Down, haciendo de la música expresión de la amistad.
La gala tiene ya -después de años haciéndola- su propia dinámica. La primera parte es una fiesta infantil con gente especializada en animación. La segunda es la oportunidad para que grupos del colegio de actividades extra escolares actúen y la tercera es el inicio de la gala, con la participación de niños y jóvenes a partir de 4º de primaria; de aquí salen dos grupos en canción que representan al colegio en el concurso del Coliseum. También, cada año el grupo de padres, profesores, monitores y exalumnos preparan una actuación especial que genera expectación y cosecha aplausos y reconocimientos. Intercentros y su gala se convierten así en una bella y noble ocasión para reunir a toda la comunidad educativa en torno a un proyecto común; las familias pasan una tarde entera disfrutando y compartiendo dentro de un gran ambiente colegial. Esa tarde nos acompañaron jóvenes de Down Coruña, los cuales disfrutaron de la fiesta, llevaron su propia actuación e hicieron una con Intercentros. Todo esto es un ejemplo más de que es posible vencer barreras cuando tenemos deseos de salir al encuentro, de ponernos en camino. La producción muy profesional de la gala que tiene una fuerte y diseñada presencia en las redes sociales: Facebook, Twitter, Youtube, Flickr y Google+, las actuaciones bien trabajadas y el gran clima de amistad, son el mejor signo de que tenemos que seguir apostando por actividades que convoquen a jóvenes y niños, que unan a las familias y ayuden a quien lo necesita. Os invitamos a que veáis las fotos, las imágenes son el mejor resumen de todo lo vivido.
Vayan nuestros agradecimientos a los voluntarios de la Asociación Intercentros que organizan la actividad para toda la ciudad, a la Dirección del colegio, al AMPA FESD, al Club A. A. Dominicos, a las familias que asistieron, a las instituciones y empresas colaboradoras y a la Comunidad Dominicana que sigue haciendo una apuesta clara y decidida por el trabajo en favor de la juventud y la solidaridad. Y, por supuesto, un agradecimiento especial a Down Coruña por permitirnos acercarnos a la realidad de la integración social y a nuestros niños y jóvenes que con su trabajo e ilusión hacen que la actividad Intercentros siga cada año creciendo, dando los mejores frutos de amistad.
Con o sin alertas climáticas, el siguiente paso será el Coliseum, la gala final. Estamos seguros que llenaremos el recinto de música, amistad y solidaridad, donde haremos realidad nuestro lema educativo, "Distintos, pero iguales".
Pastoral Juvenil
Dominicos A Coruña
Presentación de “Rutas para el Camino” en Ávila
El jueves 27 de febrero, a las 18h30, en el Colegio Santísimo Rosario en Ávila (Plaza Mosén Rubí, 9) se presentará el libro homenaje a Bernardo Cuesta “Rutas para el camino”.Todo por Haití en Valladolid
Charla y Cena por Haití en Valladolid
La Delegación de Valladolid de Acción Verapaz, junto con el Comité
Óscar Romero y la Familia Dominicana, organizará una charla donde un
voluntario contará su experiencia en Haití durante el verano del pasado
año. Además, para terminar la velada, se ofrecerá una cena solidaria
cuya recaudación irá destinada a la excavación de dos pozos en una
comunidad de Saint Jean du Sud, una localidad costera en el sur de Haití
muy apartada donde la gente no tiene acceso a agua limpia y a menudo
cae enferma.Confiamos en poder recaudar el total necesario a final del curso, gracias a todas las actividades que se seguirán realizando.
¡Te animamos a participar!
Nace el boletín de la Comisión Interprovincial para la celebración del Jubileo 2016.
El Interdefinitorio, reunido en Ávila durante los días 10 y 11 de septiembre de 2013, nombró a dicha Comisión para encargarse de la preparación de este aniversario.
La Comisión está formada por fray Xabier Gómez Garcia OP, como presidente, fray Carlos Bernal Llorente OP, como miembro de la Provincia de Aragón, fray Mario Jabares Cubillas OP y fray Francisco José Rodríguez Fassio.En su primera reunión, celebrada el 11 de enero de 2014 en el convento de Atocha (Madrid) la comisión decidió publicar regularmente un sencillo boletín para mantener a los frailes informados de sus actividades y de sus perspectivas para el Jubileo.
A continuación os ofrecemos su primer número.
Huellas Valencia
¿Por que hablar de Huellas?
A vueltas con el sentido, con los sentidos plurales, que arrancamos a nuestras vidas. O que nos son ofrecidos. Y HUELLAS.
Seguimos huellas que quizá no nos lleven a ninguna parte. Rastreamos
huellas, incluso de quien quiso borrar sus huellas. Probablemente te
aprieta el sentido de lo que haces o vives.
¿Por qué hablar de huellas, huellas de sentido? Porque no somos sus dueños, porque no podemos apresarlos, porque escapan y porque, persiguiéndolos, al fin, nos son regalados.
Si sientes las cosas así, te invitamos a formar parte de HUELLAS, lugar de encuentro y de diálogo, espacio de expresión para aquellos que no creen y para aquellos que se hacen preguntas acerca de la propia fe, para todos aquellos que andan explorando sentidos para la vida humana, donde se esté a la escucha de las voces que resuenan.
Los
dominicos pretendemos favorecer este espacio de encuentro, mediante una
serie de actividades abiertas a todos aquellos que quieran reflexionar juntos en torno a cuestiones de sentido: el bien y la belleza, la verdad y el sufrimiento, la ciencia y el arte…
Dos modos: espacio físico y espacio virtual. Se organizan conversaciones entre
dos participantes de distinta sensibilidad, acompañados por un
moderador, que expresan su visión, tratando de incorporar a los
asistentes a la red del diálogo. Estas conversaciones van acompañadas de
otros modos de expresión más plásticos: cine, conciertos, exposiciones…
El espacio virtual prolonga la conversación mediante diálogos interactivos en las redes sociales, y donde cualquier interesado participa en el encuentro y en la propuesta de ideas.
Los sonidos de la Sevilla barroca
Desde Sevilla queremos ofreceros otra oportunidad de disfrutar con la cultura y colaborar con un proyecto solidario.
En esta ocasión habrá una actuación que correrá a cargo del Coro Maese Rodrigo y Grupo Instrumental pertenecientes a la Universidad de Sevilla, dirigidos por Alberto Álvarez Calero, e interpretarán su trabajo “Los sonidos de la Sevilla barroca, Proyecto de recuperación de la música de Fr. Francisco de Santiago y Fr. Gerónimo González”.
La entrada será gratuita, con una aportación voluntaria para aquellos que tengan a bien colaborar con el proyecto que este año lleva la Delegación de Acción Verapaz en Sevilla, la Reforma de la sala de usos múltiples y la dotación de sillas para la misma en un colegio en Obout (Camerún).
El acto tendrá lugar el próximo día 7 de marzo a las 20h30 en el Convento de Santo Tomás de Sevilla (Padres Dominicos), c/ San Vicente, 62.
En esta ocasión habrá una actuación que correrá a cargo del Coro Maese Rodrigo y Grupo Instrumental pertenecientes a la Universidad de Sevilla, dirigidos por Alberto Álvarez Calero, e interpretarán su trabajo “Los sonidos de la Sevilla barroca, Proyecto de recuperación de la música de Fr. Francisco de Santiago y Fr. Gerónimo González”.
La entrada será gratuita, con una aportación voluntaria para aquellos que tengan a bien colaborar con el proyecto que este año lleva la Delegación de Acción Verapaz en Sevilla, la Reforma de la sala de usos múltiples y la dotación de sillas para la misma en un colegio en Obout (Camerún).
El acto tendrá lugar el próximo día 7 de marzo a las 20h30 en el Convento de Santo Tomás de Sevilla (Padres Dominicos), c/ San Vicente, 62.
Monasterio de Santo Tomas
- Ejercicios Espirituales para laicos, sacerdores y consagradas/os.
Enmarcado en un espacio idílico para ejercicios espirituales y respaldado por un equipo de religiosos con amplia experiencia en este misterio."Fijos los ojos en Jesús, el que viene, inicia y consuma nuestra fe", "de la Cuaresma a la Pascua: el Misterio Pascual", "El espíritu de las Bienaventuranzas y la vida cristiana"...
SOR LUCÍA CARAM EN LA PORTADA DEL SEMANAL
http://komberg.es/
Espiritualidad y liberaciónAutor: Jesús ESPEJA PARDOColección: PARADOSIS |
El Dios que nos lleva junto a los pobres. La teología de Gustavo GutiérrezAutor: Juan Pablo GARCÍA MAESTROColección: GLOSAS
Gustavo
Gutiérrez, teólogo peruano es desde 1999 miembro de la Orden de
Predicadores. Es considerado uno de los fundadores de la teología de la
liberación. Esta corriente teológica quiere pensar responsablemente las
consecuencias sociales de la fe cristiana en la sociedad
lationamericana. A pesar de la proximidad cultural en la bibliografía
teológica española apenas hay estudios dedicados a analizar su obra.
Esta obra de Juan Pablo García Maestro viene a aliviar esta carencia. En
una primera parte presenta la biografía y evolución de la teología de
Gustavo Gutiérrez. Posteriormente se analizan las influencias recibidas y
se presenta el núcleo de su pensamiento teológico.
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AL "TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN", GUSTAVO GUTIÉRREZ
"Con un papa latinoamericano la Teología de la Liberación no podía quedarse mucho tiempo en la sombra, donde ha estado relegada desde hace años", aseguraba en un artículo en el periódico Ugo Sartorio, comentarista vaticano que hacía una reseña del libro.
Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco se reunió el pasado miércoles en la Ciudad del Vaticano con el sacerdote dominico peruano Gustavo Gutiérrez, uno de los creadores de la Teología de la Liberación, movimiento surgido en Latinoamérica tras el Concilio Vaticano II (1962-1965).
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, confirmó hoy que la entrevista tuvo lugar antes de la audiencia general del pasado miércoles en la Casa Santa Marta, la residencia vaticana en la que se hospeda el papa argentino desde el inicio del cónclave en el que fue elegido pontífice en marzo pasado.
Lombardi, sin embargo, no ofreció detalles de la conversación durante el encuentro privado, con el que el papa argentino aprovechó para saludar al sacerdote peruano, quien se encontraba por la península Itálica.
Gutiérrez había viajado a Italia para presentar la reedición de su libro "De parte de los pobres, teología de la liberación, teología de la Iglesia", escrito en colaboración con el actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo alemán Gerhard Ludwig Müller.
Ya a principios de este mes el diario vaticano, "L'Osservatore Romano", daba espacio a la publicación de la reedición de este libro, lo que se interpretó como una muestra del regreso de la Teología de la Liberación al seno de la Iglesia Católica.
"Con un papa latinoamericano la Teología de la Liberación no podía quedarse mucho tiempo en la sombra, donde ha estado relegada desde hace años", aseguraba en un artículo en el periódico Ugo Sartorio, comentarista vaticano que hacía una reseña del libro.
El analista vaticano explicaba que la Teología de la Liberación había quedado "fuera de juego por un doble prejuicio: uno, que todavía no ha metabolizado la fase conflictiva de mediados de los años 80 (...) y otro, el rechazo de una teología considerada demasiado de izquierdas y por tanto, tendenciosa".
La Teología de la Liberación surgió en Latinoamérica a mediados de los años 60 del pasado siglo y el Vaticano vio el peligro de que los intentos de los teólogos de profundizar en la liberación de los pobres se vieran inspirados por ideas marxistas ajenas al mensaje cristiano, por lo que quedó relegada.
Gutiérrez, de 85 años y uno de los creadores de la Teología de la Liberación, ha criticado duramente el marco político que ha hecho que en Latinoamérica se perpetúe la pobreza de un modo extendido y recibió en 2003 el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su preocupación por los más desfavorecidos.
Fuente: EFE
Vaticano acoge fundador de Teología de Liberación
CIUDAD
DEL VATICANO (AP) — El fundador de la Teología de la Liberación, la
corriente católica de inspiración latinoamericana que defiende a los
pobres, recibió el martes un recibimiento de héroe en el Vaticano en
momentos en que el otrora criticado movimiento continúa su
rehabilitación bajo el papa Francisco.
El teólogo peruano Gustavo Gutiérrez habla durante la presentación del libro "Por el lado de los pobres: Teología de la Liberación" del cardenal Gerhard Ludwig Mueller (en el fondo) y en el que escribió dos capítulos, en Ciudad del Vaticano el 25 de febrero de 2014. Gutiérrez es considerado el padre de la Teología de la Liberación por su libro de 1971 "Teología de la Liberación: Perspectivas. (Foto AP/Domenico Stinellis)
El reverendo Gustavo Gutiérrez Merino, de Perú, fue el orador sorpresa el martes en el lanzamiento de un libro, en el que participaron el cardenal Gerhard Mueller, jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entidad encargada de velar por que los sacerdotes no se alejen de las enseñanzas centrales de la Iglesia; el cardenal Oscar Rodríguez, uno de los principales asesores del papa, y el portavoz del Vaticano.
El excardenal Joseph Ratzinger dedicó buena parte de su vida eclesiástica en la Congregación batallando contra la Teología de la Liberación y disciplinando a sus más famosos defensores, alegando que habían malinterpretado la preferencia de Jesús por los pobres y la habían convertido en un llamado marxista a la rebelión armada.
Esa interpretación fue poderosamente atractiva en las décadas de 1960 y 1970 para muchos latinoamericanos que crecieron como católicos, enseñada por maestros influidos por el marxismo e indignados por la desigualdad y la sangrienta represión a su alrededor.
Gutiérrez y los que los respaldaban insisten en que la verdadera Teología de la Liberación se acopla perfectamente con las enseñanzas sociales de la Iglesia sobre los pobres, que el papa Francisco toma como suya.
Francisco escribió en el prefacio del libro de Mueller, "Del lado de los pobres: Teología de la Liberación", en el que Gutiérrez escribió dos capítulos.
Gutiérrez, de 85 años, recibió un fuerte aplauso cuando el portavoz del Vaticano señaló su presencia el martes, otro cuando se acercó al podio para hablar sobre la parábola del Buen Samaritano.
El excardenal Jorge Mario Bergoglio ha tenido una relación complicada con la Teología de la Liberación y ha chocado con miembros de inclinación izquierdista de su orden jesuita, quienes adoptaron su politizado llamado a enfrentar la violenta dictadura militar argentina en la década de 1970.
Sin embargo, Francisco acoge totalmente el llamado jesuita a tener una "opción preferencial por los pobres".
El diario vaticano L'Osservatore Romano ha estado en una especie de campaña de rehabilitación y ha dicho que con el primer papa latinoamericano, la Teología de la Liberación no puede "permanecer en las sombras a la que ha sido relegada durante algunos años, al menos en Europa".
El evangelio social de Raúl Vera
Bernardo Barranco V.
Uno no puede quedar indiferente ante personajes que en los dos últimos años han estado en la terna final del premio Nobel de la Paz. Nos referimos a Raúl Vera, quien es el rostro de una Iglesia comprometida con la justicia social y con los derechos humanos. Una persona que goza de un amplio reconocimiento y respeto social entre los más diversos sectores del país. Paradójicamente, su prestigio secular es inversamente proporcional de aquel que al interior del episcopado le otorgan. Esto lo he podido comprobar a lo largo de las presentaciones que hemos venido haciendo del libro que hicimos: El evangelio social del obispo Raúl Vera, conversaciones con Bernardo Barranco, de editorial Grijalbo, que acaba de ser distribuido en las principales librerías del país. Pude constar el respeto con el que Raúl Vera es tratado por muy diferentes periodistas y líderes de opinión como Carmen Aristegui, Leo Zuckermann, Ricardo Rocha, Javier Aranda. Vitoreado por programas radiofónicos irreverentes como El Weso y Charros contra Gánsters. Y mención aparte merece Martha Debayle, quien al final de la entrevista ya estaba destapando a Vera como próximo candidato a la Presidencia, contraviniendo claramente el artículo 130 constitucional. Por otra parte, las palabras fuertes de Vera reflejan la indignación de la época; su actitud como religioso es un espejo del sentir y la voluntad de un gran número de mexicanos que ven en el fraile dominico una actitud valiente, cívica y espiritual. La capacidad de convocatoria de Raúl Vera es indiscutible: no sólo el auditorio Bernardo Quintana de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, este pasado sábado 22 de febrero, estaba abarrotado, sino que un grupo numeroso de personas, lamentablemente, tuvo que quedar fuera de la presentación del libro, ante la cerrazón y descortesía de las autoridades que organizan la feria.
Me he venido preguntado, ¿por qué estos personajes religiosos
despiertan notable empatía? La respuesta que me doy está en el propio
papa Francisco. Guardando proporciones, ambas figuras representan
renovación, frescura y compromiso social por los más pobres. Como Nancy
Gibbs, de la revista Time, fundamentó al nombrar al Papa el hombre del año:
Aunque no se considera un obispo rebelde, es innegable que ha
recibido censuras por sus decisiones y posicionamientos por el respeto a
la diversidad sexual. Desde Roma, la curia le ha requerido diversas
explicaciones; especialmente se muestra nerviosa por su pastoral de
homosexuales o por su tolerancia con curas heterodoxos. La derecha
católica ha venido hostigado su labor desde los tiempos de Chiapas,
denostando su trayectoria. Raúl Vera cuenta en el libro sus batallas
universitarias contra el MURO, tío abuelo del Yunque y de la actual
derecha católica mexicana. El conservadurismo intransigente le pinta
mantas en su contra, lo calumnia en Roma, lo acecha y hasta amenaza.
Vera puede ser generoso incluso con aquellos actores religiosos que lo
embisten. Sin embargo, para mi sorpresa, es bastante ortodoxo en lo
doctrinal, tiene respuestas más audaces a las realidades seculares que a
las religiosas. Pese a ello, fue muy contundente durante nuestras
conversaciones, denunciado el clericalismo como un cáncer en la Iglesia.
El obispo de Saltillo cuestiona una Iglesia que se siente por encima de
la sociedad, aun antes de haber escuchado la crítica a la Iglesia
autorreferencial que hizo Francisco. La fórmula de monseñor Vera es
sencilla: es una persona honesta y congruente. Vive el evangelio con
todas sus exigencias y sabe transmitir con fervor su fe. En su sencilla
casa no tiene piscinas ni gimnasios, no aparece en las revistas de
sociales; aunque dialoga con todos, no es afecto a asistir a los
banquetes junto a los acaudalados, no juega golf ni usa Mercedes como
vehículo, tampoco tiene órdenes de aprehensión por millonarios fraudes.
Es simplemente un pastor coherente con el evangelio que predica.
Una anotación final. Las conversaciones con Raúl Vera contenidas en el libro se dan en un momento de transición entre dos papas. Al inicio de nuestro diálogo, la voz de Vera era acallada y relegada por la mayor parte de los obispos mexicanos, pues desentonaba y, por tanto, era confinado. Ahora, con el papa Francisco, con todas sus propuestas de renovación, don Raúl está reposicionado y se convierte en referente obligado de un episcopado apático e indolente a seguir el sendero de cambios que propone el actual pontífice.
Uno no puede quedar indiferente ante personajes que en los dos últimos años han estado en la terna final del premio Nobel de la Paz. Nos referimos a Raúl Vera, quien es el rostro de una Iglesia comprometida con la justicia social y con los derechos humanos. Una persona que goza de un amplio reconocimiento y respeto social entre los más diversos sectores del país. Paradójicamente, su prestigio secular es inversamente proporcional de aquel que al interior del episcopado le otorgan. Esto lo he podido comprobar a lo largo de las presentaciones que hemos venido haciendo del libro que hicimos: El evangelio social del obispo Raúl Vera, conversaciones con Bernardo Barranco, de editorial Grijalbo, que acaba de ser distribuido en las principales librerías del país. Pude constar el respeto con el que Raúl Vera es tratado por muy diferentes periodistas y líderes de opinión como Carmen Aristegui, Leo Zuckermann, Ricardo Rocha, Javier Aranda. Vitoreado por programas radiofónicos irreverentes como El Weso y Charros contra Gánsters. Y mención aparte merece Martha Debayle, quien al final de la entrevista ya estaba destapando a Vera como próximo candidato a la Presidencia, contraviniendo claramente el artículo 130 constitucional. Por otra parte, las palabras fuertes de Vera reflejan la indignación de la época; su actitud como religioso es un espejo del sentir y la voluntad de un gran número de mexicanos que ven en el fraile dominico una actitud valiente, cívica y espiritual. La capacidad de convocatoria de Raúl Vera es indiscutible: no sólo el auditorio Bernardo Quintana de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, este pasado sábado 22 de febrero, estaba abarrotado, sino que un grupo numeroso de personas, lamentablemente, tuvo que quedar fuera de la presentación del libro, ante la cerrazón y descortesía de las autoridades que organizan la feria.
En menos de un año, Francisco ha hecho algo notable: no cambió las palabras, pero cambió el tono y temperamento que pesan en una Iglesia construida sobre la sustancia de los símbolos. Monseñor Vera es heredero y depositario de legendaria generación latinoamericana de obispos, curas, clero religioso y monjas que siguieron el impulso renovador del Concilio Vaticano II. Es discípulo de un progresismo católico que tuvo alcances significativos en movimientos sociales en América Latina. Por ello, su desempeño contrasta con la limitada presencia y pequeñez de la mayor parte de los actuales prelados mexicanos. Este libro muestra que Raúl Vera no es un accidente que nace en Chiapas ni es fruto de repentina conversión. En Vera no se opera un milagro de conversión; más bien se muestra un largo proceso de maduración en el que inciden no sólo las circunstancias personales sino la mística de la orden de los predicadores, los dominicos, como se les conoce comúnmente. La herencia de Bartolomé de las Casas, fray Antonio de Montesinos y fray Francisco de Vitoria, entre tantos otros. También las semillas de lucha de este activista religioso son palpables aun antes de haber optado por el sacerdocio. Vera es hijo directo de una doble revolución que se opera simbólicamente en los años sesenta: la rebeldía universitaria del 68, movimiento del que Vera participa activamente, y el aggiornamento eclesial que se consagra en el concilio y que posteriormente cobra forma en la teología latinoamericana de la liberación. Pero don Raúl va más allá, no se contenta con la crítica y el planteamiento de la transformación de las estructuras injustas. Se solidariza con las causas concretas y reivindica la dignidad de las mujeres, los indígenas, los mineros, los migrantes, los homosexuales, entre otros.
Una anotación final. Las conversaciones con Raúl Vera contenidas en el libro se dan en un momento de transición entre dos papas. Al inicio de nuestro diálogo, la voz de Vera era acallada y relegada por la mayor parte de los obispos mexicanos, pues desentonaba y, por tanto, era confinado. Ahora, con el papa Francisco, con todas sus propuestas de renovación, don Raúl está reposicionado y se convierte en referente obligado de un episcopado apático e indolente a seguir el sendero de cambios que propone el actual pontífice.
Fr Javier Pose continúa como socio del Maestro para
América Latina y el Caribe
El Maestro
de la Orden, Fray Bruno Cadoré, nombró por un nuevo periodo a Fray Javier María
Pose como socio para América Latina y Caribe. Tras finalizar su periodo de
socio de seis años, Fray Javier fue nombrado por un periodo de tres años.
Fray Javier
es hijo de la Provincia Argentina de San Agustín. Nació en la ciudad de Mendoza
en 1965 e ingresó a la Orden en 1983. Fue ordenado sacerdote en 1990. Tras su
ordenación sacerdotal, estudió Teología en la Universidad de Friburgo (Suiza).
Fue prior
del Convento del Santísimo Rosario en la ciudad de Tucumán y provincial de la
Provincia Argentina durante dos periodos. Al terminar su servicio como
provincial fue llamado a desempeñar el encargo de Socio del Maestro para
América Latina y el Caribe. Al mismo tiempo es el presidente de CIDALC
(Conferencia Interprovincial de Dominicos de América Latina y el Caribe), la
entidad que reúne a todas las provincias y entidades dominicanas de la región.
(26 de
febrero de 2014)
Con la sencilla ceremonia de vestición del hábito comenzaron su noviciado fray Ariel, fray Jonathan y fray Gonzálo.
Urgencias 1 |
Chus Villarroel |
A
los cinco días de recibir el alta de una grave operación de cáncer me
tuvieron que ingresar de nuevo con una insuficiencia renal bastante
aguda y con 3,7 de creatinina. Me habían operado en la clínica madrileña
de La Paz y allí reingresé por urgencias. Sucedió el viernes 25 de
octubre de 2013 por la tarde. Después de largos trámites y esperas me
sentaron en un sillón donde tuve que aguardar bastantes horas hasta que,
por fin, debido a los resultados de un análisis de sangre, me dieron
una cama, a altas horas de la noche. El box donde me ingresaron, uno de
varios, era una sala cuadrada con siete camas o camillas en los
distintos espacios abiertos en las paredes laterales sólo separadas por
cortinajes. Delante de cada cama, en la misma fila, ponían con
frecuencia otra camilla y de hecho estas supletorias también tenían
número. En mi fila, mi cama era el número 20 y delate tenía, a veces, la
19. Después el pasillo central y a la otra parte la 18 y pegada a la
pared contraria, la l7. Cuando no había supletorias, el pasillo era más
ancho.
Las cortinas estaban casi siempre plegadas
de modo que podías ver toda la sala con una simple mirada, con lo cual
el espectáculo estaba servido. El que deambule tranquilamente por Madrid
y nunca haya estado enfermo no tiene ni idea del detritus humano que
genera la enfermedad en las grandes urbes. El espectáculo, en algunos
momentos es dantesco. Tuve tiempo de disfrutarlo porque esperando una
cama en planta tuve que estar cuatro días con sus cuatro noches en
urgencias y, desde ahí, sin conseguir habitación, salir a la calle,
aunque bastante mejorado. El Hospital entero de la Paz estaba bloqueado y
daba la impresión de que no había altas y no se moría nadie. A lo mejor
es que las camas que iban quedando libres no me tocaron a mí.
Inimaginables los ruidos, los gritos y los
ayes de las personas enfermas allí alojadas, unas veinticinco de media.
Gentes de toda ralea, en especial ancianos, la mayoría, mujeres, muchas
veces con graves deficiencias mentales, que se hacían sus necesidades a
tu lado. Cada poco entraba la policía con alguien o el Samur o la Cruz
Roja o particulares de diversas especies. Estos iban siendo colocados en
sillones y a esperar horas y noches mientras estudiaban su caso. Todo
era público, todo a carreras, todo a gritos, de día y de noche. Raros
eran los momentos de sosiego. La cama de una moribunda, encajada a la
fuerza, estuvo tocando a la mía una noche entera, mientras yo oía sus
estertores. Me volvía para el otro lado pero la bolsa de ileostomía me
lo impedía. Gentes que querían escapar, otros que clamaban por volver a
casa. Poder dormir un rato parecía imposible.
La familia de la moribunda pidió la unción
de los enfermos. El cura que se la dio tampoco tenía complejos en la
voz. Lo hizo suficientemente fuerte para que la sala enmudeciera por
unos momentos. Me conocía pero no me saludó, cosa que agradecí. En mi
alma sólo había cabida para retazos de angustia. Una enfermera me dio un
orfidal para que me lo pusiera debajo de la lengua. Así lo hice, y pude
dormir algo durante dos o tres horas aunque, dormido y todo, percibía
la estridencia de los ruidos continuos. El despertar fue encontrarme en
un país de fantasía, en una habitación llena de cortinajes blancos
movidos por una suave brisa, con música y coreografía del Lago de los
Cisnes. Pronto, sin embargo, me di cuenta de la realidad y de mi penosa
situación. Lo que me despertó fue un altavoz que decía: “Celador, al
salón de sillones”. ¿Qué será el salón de sillones? Nunca había
experimentado en mi vida nada semejante. No obstante, me desperté y
comenzó el día con cierta sensación de descanso.
A la primera chica que me fue a poner el
termómetro, le pregunté por el Salón de Sillones. Me dijo: “Es una sala,
como ésta, en la que no hay camas sino sillones y la gente espera allí
sentada que se resuelva su caso”. Se me vino la poesía a los pies y me
di cuenta que tenía que asumir y que me era imposible la salida. Me
volví a mi interior para hacer acopio de toda mi fe pero tampoco de ese
horizonte me llegaban vientos de consolación. El Espíritu se había
quedado a la puerta de Urgencias. Cualquier pregunta o por qué, que me
saliera del alma, se ahogaba en un corto recorrido. Estaba en medio de
la humanidad doliente y dolorosa, la pobreza humana, recién brotada del
pecado original estaba allí sufriendo su castigo y lo que es más grave
sin culpa personal alguna.
Sea lo que sea, esa es nuestra condición y
más allá de ciertos límites no es bueno inquirir y menos sacar
conclusiones. A mí lo que me interesaba era mi fe, ¿Dónde estaba la fe de toda mi vida? ¿Me valía algo para superar aquel trance?
Durante un tiempo me vi desasistido y lo pasé mal. Toda la vida
viviendo de la fe y confiando en ella y no sentir su auxilio en momentos
tan lacerantes y trágicos como aquellos suscita en uno frustración y
asfixia; pero pronto comencé a poder orar lo cual significó mi
salvación. Todo seguía igual pero yo podía orar, podía interiorizarme,
podía verlo todo desde otro plano, podía salir de mí, de mi angustia y
de mi soledad. Era
una oración sencilla, contemplativa, interior en la que se me revelaba
que todo estaba en las manos de Dios. La fuerza interior que me habitaba
tenía rostro y presencia de Cristo y de María. Me sentía acompañado por
ellos. Cerraba los ojos y los sentía dentro y con ellos pasaba algunos
ratos. Esta experiencia llega cuando llega porque es gracia, pero
para que esta intimidad suceda dentro de ti tiene que haber precedido
en tu vida un largo ejercicio espiritual y una vida de oración e
interioridad suficientemente fuerte.
Desde ahí comencé a ver el lado bueno del
espectáculo que estaba viviendo y presenciando. En la mesa que presidía,
llamémosla así, siempre había un grupo de médicos jóvenes, ellos y
ellas, escribiendo y al tanto de todo. Unos eran profesionales y otros
aprendices. La Paz es una clínica universitaria. Después estaba el grupo
de enfermeras, ellos y ellas, y auxiliares, todos jovencísimos, y el
resto de personal que ayudaba en las diversas tareas y en la limpieza.
Estos ya de distintas edades. ¡Qué paciencia, Dios mío, qué aguante, que
dominio de sí! ¡Cuantísimas impertinencias, qué matraca les dábamos los
enfermos! Ni una palabra ni un gesto de displicencia; palabras suaves,
pacientes. Yo me decía esta gente tiene don; no todos los médicos y
enfermeras valen para esto. El ateclar con esa parsimonia a una viejita
alzéimica, o a dos y tres a la vez, requiere un temple de hierro y algo
más. Una enfermerita me contestó: “para eso me pagan”. Pero no, no es
verdad, no es sólo por eso.
De hecho yo empecé a sentirme orgulloso de
tal conducta humana. Cuando pude contárselo a alguien le dije que se me
había aumentado la fe en la raza española. El garbo y el salero en el
servicio me impresionaban. Algunas de las chicas, entre las que había
grandes bellezas, lo hacían como jugando, siempre dos o tres cosas a la
vez. Se relacionaban mucho entre ellas, se emulaban, o así me parecía a
mí, siempre a gritos, eso sí, pero con enorme eficacia. Su presencia al
lado de tu cama para servirte era fugaz como la de la abeja en la flor
pero lo comprendías siguiendo su juego con los ojos. A veces
desaparecían en plena noche. Yo les decía “¿Cómo te busco para cambiar
la bolsa cuando no estáis?” Me respondían: “Tú grita, que pronto
aparecemos”. Sí, pero a las cuatro de la mañana, mientras los demás
intentaban dormir, no le era fácil gritar a un hombre como yo que se ha
identificado a ciertas horas con el silencio profundo desde el
noviciado.
La dulzura de la oración se mantenía en medio del infierno del que parecía brotar.
Me hacía penetrar por los sentidos la pasión de Ntro. Señor Jesucristo
que escandalizaba a mi hombre viejo y burgués haciéndole morir a sí
mismo. No sé cuál de los cinco sentidos se llevaba la palma. Podría
citar al oído y al olfato. El oído sufría por el ruido, el barullo
continuo y lo horrísono de muchos gritos y movimientos de camas a
cualquier hora del día y de la noche. El olfato me hacía sufrir
grandemente. No me refiero al mal olor de los demás, que también, sino
al mío propio con mis orines y mi bolsa. “Señor,
le decía, cómo traspasan estas cosas mi encarnación. Tu nos salvaste en
tu cuerpo de carne (Col. 1, 22) pasando por todo ello. Si no lo acepto,
no soy tuyo en plenitud, permanezco en mí mismo”. Entonces poco a poco
iba recibiendo esa gracia.
En el sentido del gusto apenas sufrí nada.
En algún momento creí que me iba a dar asco de todo pero no fue así. Al
ir superando con el gotero la insuficiencia renal me iba entrando un
hambre que no conocía desde hacía mucho. La comida estaba compuesta por
manjares simplemente de urgencias pero que me sabían a gloria incluida
la lechuga cruda y sin aliñar. Lo terminaba todo. En el tacto,
finalmente, lo peor era yo mismo. Tocarme lleno de heridas y de puntos,
asquerosito por los cuatro costados. Me sentí muy pobre y el Señor iluminó esa pobreza mía con lo que comprendí muy bien la de los demás.
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Dios no es un factor
(respuesta al artículo de José
Saramago en El País).
Marina Korotchenko
En su artículo sobre la atrocidad de
los sufrimientos humanos el famoso escritor portugués José Saramago describe
los horribles testimonios de la guerra, las fotos donde vemos el hombre
martirizado y humillado. Los verdugos que torturan parecen perder todo lo humano
y convertirse en algo peor que los animales, ya que ninguna fiera salvaje no
está capaz matar a su víctima de este modo y aún sentir la atroz alegría por la
causa de sus sufrimientos. El horror y la vergüenza que sienta el escritor
humanista por el género humano son absolutamente justos y comprensibles. El
único que hace surgir ciertas preguntas es la pretensión de Saramago a atribuir
todas estas barbaridades al llamado “factor Dios”, en el nombre del cual (como
piensa él) se desatan todas las guerras y que es la principal causa de la
violencia. Obviamente, se recuerda a la “eterna” Inquisición que ya hace tiempo
se había convertido en el lugar común de los discursos de este tipo.
Sin embargo, en todos los casos
descritos por Saramago nadie lucha ni por Dios, ni contra Él. No se trata de cruzadas o de compañías albigenses, sino de
las guerras coloniales del siglo XX, cuyo único objetivo había sido el dominio
territorial. Los ingleses querían explotar a los indios, pero no convertirles
en el protestantismo anglicano, el mismo caso es de los portugueses en Angola.
La guerra eterna entre Israel y Palestina también está basada en el complexo de
no resueltos problemas territoriales. El Sector Gaza no es un factor religioso,
sino un territorio discutido.
En el caso de Hiroshima y Nagasaki
aparece la Segunda Guerra Mundial, una de las cuyas causas había sido
especialmente la ideología nazista subrayadamente anticristiana. Las
represiones contra los representantes de las diferentes ramas del cristianismo
por la parte de nacional-socialistas eran continuas. Solo podemos recordar los
nombres de Dietrich Bonjeffer, Edith Stein, madre Maria Escobtzeva que murieron
en los campos de concentración. Bastante demostrativas resultan ser las
palabras del himno de jóvenes nazi: Night
Christum folgen wir, sondern Horst Wessel. Fort mit dem Weihrauch und
Weihwasserkessel (no vamos detrás de
Cristo, sino detrás de Jorst Wessel, fuera el láudano y el agua bendita).
Cristo les parecía un dios impotente, más
les atraían los héroes épicos del Canto
de los Nibelungos, con su estética neo-wagneriana.
En la Unión Soviética en el nombre
del ateísmo científico el estamento sacerdotal había sido casi completamente
represaliado y eliminado. En el año 1939 en la libertad solo se quedaron cuatro
obispos. También, en este mismo año durante la entronización de Pio XII, el
embajador de Alemania nazi pronunció: “Bonita ceremonia, pero esta es la
última”. ¿Qué dios conducía las divisiones “Cabeza de la Muerte” hacía la
“Línea de Wotano”? Quizá Saramago contestaría que había sido algún “dios” en
general que es el malo y perjudica a todos bajo los diferentes nombres. Que son
iguales Cristo, Wotano y Zaratustra. Pero los comunistas soviéticos no tenían
ningún dios (como también sus análogos chinos con su sangrente Revolución
Cultural), fusilaban a los sacerdotes y a los religiosos para demostrar la
inexistencia del Dios, en el nombre del ateísmo, del vacío absoluto de la fe.
La teodicea es una antigua problema
teológica que cada a su manera trataban el apóstol Pablo, Agustín, Pascal,
Leibniz, etc. Pero no nos gustaría aquí
empezar a contar toda la dinámica de su historia y exponer las
opiniones, este material se puede encontrar en cualquier bueno diccionario teológico.
La más difícil y la más horrible pregunta había sido hecha en su tiempo por Dostoievski en su novela “Los hermanos
Karamazov” donde uno de los protagonistas dice que acepta la existencia de Dios
(o sea, salta por encima del barrer del ateísmo primitivo con su eterna palabrería
“existe-no existe-donde esta”), pero que él, como persona humana responsable,
no puede aceptar el mundo creado por este Dios. Los ejemplos que él propone
como las causas de su posición son mucho más espantosos que los de Saramago:
son descripciones de los horribles sufrimientos de los inocentes niños,
víctimas de la violencia y de la maldad humana (no teniendo gusto de Saramago
hacía las descripciones de este tipo, no las vamos a citar, el lector
interesado todo puede encontrar él mismo en la novela en la parte “Gran
Inquisidor”): “Yo no acepto ninguna armonía futura, si ella esté basada siquiera en una lagrimita de un niño inocente.
Y afirmo que ninguna persona moral la aceptaría”.
Vamos, el soldado en la guerra está
matando al enemigo y sabe que a él también van a tratar de la misma manera.
Horribles son los israelitas que rompen los huesos a un soldado palestino, pero
también podemos recordar este espeluznante video de You Tube donde el tropel
palestino, enloquecido por el odio, literalmente despedazaba a los dos cautivos
israelitas. Nadie va a discutir que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki
es un imperdonable crimen contra la humanidad, pero también lo eran los campos
de concentración japoneses para los cautivos americanos, con unas condiciones
más duras que incluso las “fabricas de la muerte” alemanas.
El soldado está en la guerra, el rebelde se levanta contra el
poder. ¿Pero que había hecho un niño de tres años violado y matado? ¿Qué había hecho la criatura de esta edad con una
diagnosis de cáncer terminal o de alguna malformación neurológica que le dejará
malvivir algunos meses contados? La
pregunta de Dostoievski es brutal, no podemos contestar, solo llorar. Pero
llorar con el Cristo. Wotano es un factor y Zeus es otro factor (o lo mismo, da
igual), pero el Cristo es una persona con su propio concreto horrible destino y
atroces sufrimientos (el análisis de la Sabana de Turín te deja congelado con
la mera descripción de lo que había suportado este hombre de treinta y pocos
años). Y la Virgen María es una mujer y madre que sabía lo que les espera desde
el nacimiento de su precioso hijo. Dostoievski no habla de sus hijos, él da los
ejemplos en general (“un niño en un tiempo”), pero María sabe que va a morir en
la Cruz este suyo niño que se mueve en su vientre cuando ella saluda a Isabel,
que hace los pajaritos de barro sentado en la umbral de la casa, que habla con
los rabinos en sinagoga, demostrando su inteligencia y llenándola con el
orgullo como a cualquiera madre.
Nosotros no esperamos a la desgracia, la recibimos y
quejamos. Pero la Virgen aceptó el sufrimiento más terrible en el nombre de
nosotros, igual que lo aceptó su hijo Jesús. Es que el maravilloso protagonista
de Dostoievski ya no debe aceptar absolutamente nada, ni poner ningunos “fundamentos”
o “bases”, puesto que esto ya hicieron una madre y un niño nacido en Belén.
Nuestra harmonía esta pagada con creces con las lágrimas de Jesús y María. Más
alto precio no existe.
Por eso Jesús siempre está con el enfermo, humillado, torturado,
porque así era Él. Dios no es un factor, es el Cristo de Nazaret, una persona
concreta con su evolución individual y con la capacidad de hablar siempre con
cada uno de sus hijos. Donde Saramago vea las victimas sin nombre, el Cristo
percibe las almas inmortales, los individuos
irrepetibles, incluso en su trágico destino, y les dice algo ahora en el
último momento, estando fuera del objetivo de fotógrafo-sádico.
Esta cualidad de Dios cristiano rápido percibieron los
alemanes-nazi, cuando se arrepintieron de haber permitido abrir a las iglesias
en los territorios ocupados de Rusia y de dar el aseso de los sacerdotes para
confesar y comulgar a los cautivos soldados. Los nazi querían actuar contra
Stalin, pensaban que la fe cristiana les va a servir como ideología
anticomunista. Sin embargo, muy rápido empezaron a ver que el pueblo que
escuchaba la liturgia y rezaba en la
iglesia estaba recuperando sus fuerzas espirituales, desmoralizadas por el
comunismo. Entre los soldados la confesión y la comunión levantaban el espíritu
y el deseo de luchar por su Patria. Los sacerdotes ortodoxos de Estonia
contaban: “No hacíamos ninguna propaganda, como pensaban los alemanes, solo la
misa y la lectura del Evangelio, pero la gente se cambiaba”. Por eso Stalin no
cerró las iglesias abiertas por los alemanes. Ex seminarista no había sido
creyente (de ningún modo), sino práctico: el ateísmo científico dio cinco
millones de cautivos desmoralizados en los primeros meses de guerra. Por eso
devolvieron de GULAG los jerarcas que aún estaban vivos y abrieron los
seminarios (todos habían sido cerrados en los años 20-30). Y los comunistas
callaban cuando veían en los cuellos de sus soldados los crucecitos hechos del
metal de las latas de conservas. La Cruz explicaba el sentido de la vida y la
necesidad de la aceptación de la inminente muerte, la estrella roja no aportaba
nada, era un mero símbolo estatal.
¿Pues resulta que el Cristo estaba con los rusos durante de
la Segunda Guerra Mundial? No, estaba con todos. Él que mata también es
víctima, atada por la soga de las terribles circunstancias. Hace algunos años
yo estuvo de viaje en la Malta y entré en una iglesia llena de flores. Incluso
para la devota Malta de la fiesta mariana había sido una cuantidad enorme:
carísimas rosas y lilas ocupaban casi todo el espacio de templo que estaba
libre de los objetos de culto. Me contaron que las manda cada año un alemán que
durante la Segunda Guerra Mundial había sido un piloto que bombardeó esta
iglesia llena de refugiados ciudadanos. Su bomba rompió la cúpula, pero no se
explotó, se quedó en el suelo. Como esto había ocurrido un día de la fiesta
mariana, la gente salvada lo consideró como un milagro. Pasados algunos años
después de la guerra en la iglesia llegó un turista alemán y, cuando le habían
contado este hecho, se rompió a llorar de felicidad, porque todo este tiempo
martirizaba y odiaba a sí mismo, recordando esta bomba y esta iglesia. Y ahora
él cada año en el día de la salvación ( de la suya también) mandaba las flores
a esta iglesia. Es que el Cristo estaba con los malteses refugiados, pero
también y con este piloto alemán. No abandonó a nadie, murió por todos.
José Saramago podría demostrar otra foto: bomba que cae en la
iglesia llena de gente, “imaginad lo que va a ocurrir después”, es que nunca lo
llegaría a saber ni el laureado de Nobel. Foto es un instante, pero no sabemos
toda la vida de los participantes. Vietnam había sido para USA un verdadero
“apocalipsis”, los que quemaban la gente con el napalm no volvieron a sus casas
felices y contentos, sino pasaban por la crisis existencial de la importante
gravedad (y toda el país con ellos). Longino que estaba cerca de la Cruz del
Cristo, como uno de los ejecutores, murió como el mártir cristiano.
Dios nos había creado libres y nos dio la posibilidad de la
elección y arrepentimiento. La libertad absoluta se supone también la
posibilidad de destruir a sí mismo (él que mata al otro destruye a su propia
humanidad), ya que cualquiera frontera ya es una jaula con límites. Dios quiere
dialogar con sus hijos y no mandar a los esclavos. Si no existiese la libertad,
no podríamos hablar sobre las nociones de culpa y pecado. Si todo está
predeterminado por “factor” y no hay ninguna elección libre, pues no hay
culpables, ni pecadores. Hay que anular las decisiones de todos los tribunales
y de Núremberg incluidas. ¿A quién quiere juzgar Saramago? ¡Al factor! En hora
buena, solo no sabemos cómo va a efectuarse este procedimiento en la realidad.
Los jóvenes komsomoles soviéticos en un carnavalesco juicio de los años 20
condenaron al propio Dios a la pena de la muerte. Saramago, en cierta
practicidad jurídica, tiene con ellos algo en común.
El Dios cristiano no juzga a los factores y a las
circunstancias (nunca habría alguien culpable: mató porque quería comer, violó
porque tenía mala genética, disparó porque le mandaron sus superiores, etc.),
sino a la persona concreta con su libre elección. Había quién no disparó, había
quién disparó y no lo podía olvidar toda la vida, había…, vamos, de todo. En la
balanza de arcángel Miguel, en las imágenes medievales, están las distintas
decisiones concretas. El justo juicio supone la existencia de la libre
elección. Los factores son múltiples (aquí nuestro oponente también simplifica):
circunstancias, odio, miedo, las otras pasiones humanas, pero por encima de
todo está la libertad de elegir. El propio Cristo elige a su destino, acepta a
su cáliz, lucha con el demonio en el desierto, negando el poder de este mundo.
Lo mismo hace cada persona, en la guerra más demostrativo, en la vida normal
quizá más discretamente, pero esto es así.
La persona humana con su alma inmortal es un misterio
profundo, lleno de la vida y del sentido. Nunca podemos saber todo sobre ella,
ni lo que piensa el enfermo mortal o el condenado a la muerte, ni que significa
para una madre la enfermedad de su niño. Incluso ellos mismos no nos podrían explicárselo,
porque lo eterno no puede ser expresado por las simples palabras. Lo saben
médicos y sacerdotes que tratan a los moribundos. Aquí está la realidad de la
Salvación y de la Redención. Aquí enfrente como esta pared o este árbol, pero
solo la podemos ver, no explicar.
Saramago quiere que le expliquen todo. Pues yo no
quiero que todo en mi vida sea explicable, así ella empobrecería. A Saramago le
da miedo la muerte (¿y a quien no?), él imagina el final de la vida como
“cabezas y troncos dispersos por el campo del tiro”. Pero el Cristo no tiene
miedo a la muerte ya vencida por Él y hacía Él va el alma inmortal del
ejecutado. La famosa rusa poetisa Anna Ajmatova, después de revivir el bloqueo
de Leningrado y las represiones de Stalin, escribió en su poema: “Mis
ciudadanos van a través del humo al cielo, muertos junto con vivos, ya que para
Dios no hay muertos”. Con esta cita de
la otra escritora vamos a acabar nuestra respuesta al eminente escritor
portugués. recuperación de la memoria
Hace seis años ya, cansado de recorrer paisajes ajenos, de naufragar en mares inhóspitos, volví a casa, al antiguo paisaje de mi infancia en esa zona áspera de las arribes del Duero. Como mi propia biografía, la casa se había ido quedando huérfana de abuelos y de hermanos, sus paredes de adobes y pizarras eslavadas por las lluvias y los días sin una mano que las rastañara. Nada más llegar me encerré en ella tal y como estaba, desvalida, porque quería encontrar en sus rescoldos los ecos de las palabras ausentes durante tantos años. Luego, poco a poco, he ido restaurando tejados, balconadas, habitaciones, donde guardar la vieja memoria de los míos. He jalbegado las fachadas, metido el agua caliente y traído cómodos sillones de mimbre que sustituyeran a los ásperos, rudimentarios tajuelos carcomidos de humedades.En el antiguo huertecito del abuelo, a continuación de las caballerizas en las que almacené aperos de labranza, he dejado un lugar de honor, entre rosales, para un viejo almendro, ya dolido y lleno de cicatrices, que recuerdo de entonces vigoroso. Le estoy viendo florecer con dificultad en estos años últimos. Tiene la arboladura picada de nostalgias y los vientos morados de febrero le acobardan. Raramente logra madurar una cosecha. Pero le mantengo porque es el único superviviente del naufragio. Y me acompaña. Nos sentimos. Palpo su rugosa corteza y penetro con las yemas de mis dedos por alguna hendidura hasta su corazón fatigado. En su pulpa tiene guardadas, como en un álbum, lejanas fotografías de papel desvaído. Hay una mía de niño de escuela junto a un mapamundi azulado y redondo, la cabeza rapada al uno por si los piojos, un babi de manga larga tiznado de tinta Watermans y los pies cortados por la cámara como para impedir la huida. Me reconozco por el brillo aventurero de los ojos y porque acierto a deletrear mi nombre, labrado a punta de navaja, en el frontal de la mesa sobre la que el muchacho simula escribir en un cuaderno a rayas.
Dudo un instante si pedírsela al viejo almendro amigo para incorporarla a mi propio álbum o dejarla en el baúl de su corazón fatigado. Quizás se sienta incómoda en la nueva casa restaurada debiendo convivir con los nuevos fantasmas venidos de tan lejos. Quizás no aprendiera en su tiempo a leer lo suficiente -salíamos demasiado pronto de la escuela- como para poder entenderse con las otras fotografías de mi álbum, muchas en lenguajes extraños. Así que, al fin, la dejo allí para que mi fulgor de niño vigorice la última savia del almendro y florezca en sus corolas uno de estos tibios mediodías de febrero. Ese día brindaremos él y yo sobre el brocal del pozo por la resurrección de la memoria.
Grabado en la palma de mis manos
Editado por
Sor Gemma Morató¿Y tú donde estás? La pregunta es antigua en el libro del Génesis, Dios la hace a Adán que intenta huir de la mirada de Dios. Tú no puedes estar lejos de la mirada de Dios. Él está siempre presente aun que tú estés o te creas lejos. Es lo que dice el profeta Isaías en su capítulo 49: “¿Puede una madre olvidarse de su pequeñín? ¿Puede dejar de amar al nacido de sus entrañas? Pues aún que ella se olvidara, yo no me olvidaré nunca de ti”. Tú estés lejos o cerca de él, él estará siempre cerca, tú te acercas entusiasmado hacia él o te alejas perdido de él, él queda siempre a tu lado. Tú te crees lejos de su presencia pero en realidad está junto a ti, fiel amante, disponible. Tú pasas de los frescos prados a la tierra árida y él, tu pastor, no te puede fallar, él prepara ante ti una mesa enfrente de tus enemigos, te unge la cabeza con perfume, como reza el salmo 22.
Tú puedes correr, intentar huir pero tu nombre está grabado en las palmas de su mano, nada ni nadie lo puede borrar. Es un tatuaje imborrable. Este es un pensamiento maravilloso que nos tiene que llenar de confianza, de serenidad, de paz. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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