sábado, 25 de enero de 2014

La Posada del Silencio nº 71, curso V

La posada del silencio

El texto de hoy

La posada del silencio

Los que se dejan llevar por el espíritu de Dios, esos son hijos de Dios

En las horas de silencio hay dos cosas, se advierte una demanda de silencio, una solicitud interior y hasta un atractivo; pero también se puede sentir una sublevación, una insubordinación. Es la insolidaridad del mundo de las emociones, de nuestra mente porque es fuera donde hay bloqueos.

En cambio, dentro no hay límites, sino sólo plenitud porque es el recinto donde está Dios.

No te sientas desconcertado con esta insubordinación, familiarizarnos día a día con ella. No prestar oído a esas resistencias.

Que el cuerpo se vuelva dócil ala llamada interior.

Lo interior es el reino de la tolerancia, de la docilidad. El hombre carnal se opone al interior, el hombre carnal es nuestra superficie.




CONVERSACIONES DE SAN ESTEBAN.
DEL 5 DE NOVIEMBRE AL 11 DE FEBRERO



Mariano Casas Hernández pregonero de la Asociación de Capataces, Costaleros y Hermanos del Paso de Dios del Rosario
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El teólogo, historiador de arte y coordinador del V Centenario de la Catedral Nueva de Salamanca, Mariano Casas Hernández, será el pregonero de la segunda edición del Pregón de la Asociación de Capataces, Costaleros y Hermanos del Paso de Dios del Rosario. El acto se celebrará el 2 de febrero, a las 18.30 horas, en la iglesia de san Esteban (Dominicos) tras un concierto y la entrega a la archicofradía del Rosario de las partituras "Un Rosario en tus manos", del compositor D. Javier García Rodríguez.
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1 y 2 de Febrero Solemne Besamanos de Ntra Sra del Rosario y festividad de la Candelas
Ntra. Sra. del Rosario, permanecerá expuesta en la iglesia de San Esteban, en Solemne besamanos los día 1 y 2 de Febrero media hora antes y después de cada misa.


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1 de febrero,
Como cada primer sábado de mes, a las 20:00 h. en la Iglesía de San Esteban, celebraremos, Sabatina en Honor de Nuestra Señora del Rosario, con Adoración y Exposición del Santísimo Sacramento del Altar.

Domingo 2 de Febrero,
Festividad de las Candelas.
19:30h Rezo Santo Rosario, 20:00h Santa Misa


Bernardo Cuesta fue una de esas personas en lasque palabras y hechos, pensamiento y acción, estuvieron indisolublementeunidos. No sólo fue un guía intelectual, sino también un maestro devida, alguien que abrió caminos, señaló a través de su pensamiento y suacción, rutas por las que vale la pena seguir caminando.


20 de septiembre de 2013

Portada_libro Éste es el hilo conductor de la publicación:descubrir las sendas de pensamiento y de acción que él siguió de maneralúcida y coherente. Mostrar que su modo de entender la Iglesia -quesiempre consideró su hogar-, el mundo en el que vivió, la Orden a la queamó y mostrar también que su modo de implicarse en ellas y de respondera los problemas y desafíos que dentro de ellas se plantean, siguensiendo válidos y marcan rutas a seguir.
A partir de estos objetivos está estructurado el libro, que tiene tres partes: La primera parte, Semblanza,recoge la excelente síntesis biográfica que Juan Huarte, amigo ycompañero, publicó en la revista Ciencia Tomista. Es muy completa yresume perfectamente la trayectoria vital de Bernardo.
La segunda parte, Pensamiento de Bernardo, es la más amplia yrecoge algunos textos de Bernardo que expresan su visión de la vida y dealgunos problemas que le preocuparon mucho y a los que dedicó estudio yreflexión. Tiene cinco capítulos o apartados: Rutas para entender,vivir y ser Iglesia; Rutas de análisis y propuestas al mundo de hoy;Rutas para ser cristiano en un mundo globalizado y enfermo; Rutas haciala paz y en favor de la vida; Rutas que recogen y hacen vida latradición dominicana.
La tercera parte, Testimonios, muestran que las sendas que elabrió y siguió dejaron huellas en quienes le conocieron y animan acontinuar por ellas o en la misma dirección. Estas voces o testimoniosde quienes vivieron con él en la Comunidad de Babilafuente, de lasgentes de los pueblos donde ejerció durante más de treinta años suactividad pastoral, de sus compañeros de fatigas en Acción Verapaz, deotros profesores… son el mejor respaldo de su trayectoria vital.
- Más información y materiales en la web de Acción Verapaz


Las huellas de lo oscuro

Libro impreso Autor: Francisco Javier MARTINEZ CONTRERAS
Colección: ALETHEIA
Esta obra ofrece un tratamiento ordenado de los núcleos fundamentales del pensamiento de Enrst Bloch, orientados de y hacia la estética. La variada y diversa obra de Bloch comienza, en efecto, desde consideraciones estéticas y culmina y se desarrolla en el ámbito de la filosofía del arte, especialmente de la música. Futuro, utopía y esperanza son las líneas de fuerza que sostienen el entramado de esta exposición. Temas y problemas de importante actualidad en el panorama intelectual y político aparentemente cerrado sobre su pasado y su presente, que es necesario recuperar.


Precio: 17,00 €
Páginas: 276
Año: 2004
En una comida fraterna
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En una comida fraterna los provinciales de México Fray Jorge Rafael., O.P. y Eslovaquia fray Reginaldo Adrián., O.P., compartieron además de los alimentos una plática sobre la vivencia de nuestro carisma en las dos provincias y cómo afrontar los nuevos retos que tenemos como Orden en la Iglesia. Bienvenidos hermanos y buena estancia en México.

Con Acento

Una reflexión sobre un tema de la España hoy

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La otra tarde asistí a una conferencia de un conocido profesor universitario católico, que publica con bastante asiduidad en un periódico de tirada nacional. Se titulaba "España hoy, una reflexión". Y entre las diversas cosas que señaló, tomó el aborto como uno de los temas más significativos de la situación actual española, desgranando sobre los que lo defendían fuertes epítetos, pero quedándose solo en eso.
Pienso que efectivamente como católicos no podemos aceptar el aborto, si bien creo que también hay otros temas de España hoy que nos deben preocupar. Pero en la exhortación apostólica del Papa hay una indicación al respecto que pienso que estamos olvidando los ciudadanos, la Iglesia, el Gobierno y la sociedad en general. Y eso es muy grave. El Papa Francisco escribe: "Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión [del aborto]. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?" (Evangelii gaudium nº 214).
Así pues, no sólo es cuestión de rechazar el aborto y las medidas que lo faciliten, sino además hay que tomar medidas de comprensión y acompañamiento a todos aquellos que no quieren optar por él y que protejan a sus inocentes consecuencias. Y es que no sólo es cuestión de rechazos y condenas, que evidentemente deben hacerse, sino además de tomar las necesarias medidas de prevención y acompañamiento de políticas familiares para evitarlo.
Fr. Alfonso Esponera O.P.

CUANDO SE AGOSTAN LOS BROTES VERDES


Fr. Salus Mateos Gómara
Ray Bradbury, el famoso novelista británico, visitó hace años el Santuario de la Peña de Francia. Un personaje tan relevante merecía ser atendido de forma especial, se nos pidió, mientras el resto de componentes del British Council veía los lugares comunes sin mayor interés o relevancia. Visitando una austera celda de aquel histórico convento, Bradbury hizo la pregunta tópica que de él nunca hubiera esperado: Y de vocaciones ¿qué? Pues…ahí andamos, le respondí.
Ahí andamos y ahí seguimos. Poco a poco, van acercándose quienes han percibido un atisbo de “llamada”. Son los brotes verdes de nuestra realidad dominicana. Brotes verdes con estilos variados y a veces pintorescos, pero que han creído detectar algo atractivo entre nosotros y, a través de ello, han percibido la llamada de Dios. Así es el camino, la vocación, la llamada, la respuesta, el compromiso, la seguridad de la incertidumbre humana… y todos esos ingredientes que conforman una decisión frágil y quebradiza que llamamos vocación. Compleja realidad que se construye tan sutilmente que, cuando casi se ha culminado la vida y las cosas siguen siendo como eran, uno se pregunta cómo llegó hasta donde llegó y cómo se mantuvo la ilusión, tras atravesar días de colores tan contrapuestos.
La sorpresa es que los “brotes verdes” no siempre maduran. A veces, inesperadamente, se agostan por el camino y lo que fue una esperanza acaba en desilusión. Y surgen las irrenunciables preguntas: ¿Por qué se agostan? ¿Por qué lo que se vio con tanta oscura claridad, de repente se queda colgado en el aire sin poder asirse a nada? ¿Por qué las ilusiones se desvanecieron cuando parecía que todo era firme y seguro?
Y así brotan las cuestiones una tras otra, sin posibilidad de encauzar la respuesta: ¿pudo el agua excesiva anegar la savia e invalidarla? ¿Faltó algún nutriente en esa alimentación o sobraron vitaminas? ¿Confiamos demasiado en el desarrollo natural del proceso? Más allá del misterio de cada cual, ¿dónde encontrar la clave explicativa de todo?
Y cuesta encontrar la explicación porque lo mismo que surgió la “llamada”, envuelta en el misterio de las circunstancias personales, así se llevó, también, el misterio la respuesta que se esperaba y no llegó. Es irrenunciable que el brote tenga su propia vida y que el interior de esa dinámica vital se vaya desarrollando de acuerdo con lo que cada uno va poniendo en el surco de su sangre. El brote verde solo es eso, un brote. En él se ponen esperanzas a las que todos tenemos derecho cuando abrimos las puertas de nuestro convento. Tras la acogida, sólo nos queda seguir ahí, acompañando, haciendo acto de presencia, testimoniando, pero desde la seguridad de que todo eso solo es eso, oferta desinteresada. Ésta sólo sirve para quien quiere aceptarla. Si es verdad que unos y otros podemos apoyarnos en esa transitoriedad que es la vida, es uno mismo quien decide y opta por lo que acaba amando. El riesgo de todos, también del brote verde, es querer crecer en solitario, olvidando, quizá, que todo puede quebrarse con el viento que, no raramente, arremete contra las seguridades en que creíamos vivir.
Fr. Salus Mateos Gómara
Valladolid, 20 de enero de 2014

SOBERBIA
Isaura Díaz Figueiredo.
En Psicología casi aceptamos la soberbia una enfermedad de nuestro tiempo, si me remito a pecados capitales, es sin duda alguna el que mayor carga destructiva posee.
El menosprecio al otro, el poco aprecio a uno mismo, es una respuesta a lo que una sociedad consumista demanda.
Ahora defino lo que la RAE  aporta: altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. También como la satisfacción y envanecimiento por contemplar las propias prendas con menosprecio de los demás.
Savater en otros términos viene a decir lo mismo:”la soberbia no es solo el mayor pecado según las Escrituras Sagradas, sino la raíz misma del pecado: por lo tanto de ella misma, viene la mayor debilidad. No se trata del orgullo de lo que tú eres, sino del menosprecio de lo que es el otro, no reconocer a los semejantes”
 
Hace muchos, muchísimos años, cuando las ardillas saltaban alegremente desde un castaño del norte de España a un olivo del sur  en Jaén. Había un árbol gigantesco, de un verde bellísimo y una gran frondosidad, a cuya sombra se cobijaban los habitantes en los calurosos anocheceres de verano, a la vez que era residencia de multitud de pajarillos.
En un lugar apartado de la Meseta, vivía en santidad y soledad un religioso que por llevar su “predica lejos” emprende camino un amanecer. Largas caminatas daba diariamente el monje, llevando “su verdad” de pueblo en pueblo, entre caminata y caminos llega al norte de España, cansado, fatigado por el largo peregrinar, ve un bello árbol, no duda un segundo en sentarse bajo su  fresca sombra. Ya algo recuperado le dirige unas palabras al roble como haría San Francisco.
-Es evidente-le dice- que debes gozar de la protección de algún poderoso dios, puesto que ni vientos, ni tormentas, han hecho mella en ti, la hermosa melena que adorna el tronco no se ha desbaratado, ni el grueso  tronco  desmejorado por el paso de los siglos, ningún pliegue en la corteza que hablen de vejez. Posiblemente el dios Helios te protege

-¡Ni lo piense viejo monje!-contesta el árbol, sacudiendo su melena que aun resultaba, ante el  sensual movimiento, mucho más bella... No te engañe la edad, yo no necesito protección y mucho menos del dios viento que solo destroza por donde pasa.
-Entonces…-dijo el anciano-:
-Lo que sucede-lo que sucede monje, es que nadie, ni nada puede contra mí, por muy poderosa que sea su furia. Ya ves, cuando se desata furioso contra los otros árboles, al llegar junto a mí, se detiene, se siente impotente ante mi grandeza, enmudece y temeroso marcha, es mas desea en el fondo de su corazón que yo no tome represalias contra él.
Estas palabras llenas de soberbia y jactancia, causaron una gran decepción en el anciano religioso que indignado exclama:
-¿No te da vergüenza? ¿Cómo te atreves miserable vegetal a emplear tus palabras llenas de desprecio  contra uno de los dioses más poderosos, al que el universo teme?
No lo pensó más y se levantó decidido a dejar al roble con su perorata, no sin antes decir:
- sin reponer mis agotadas fuerzas, me voy de tu lado a buscar otras sombras y otro fresco más puro, no puedo seguir bajo  un árbol tan indigno y necio como eres tú.
Se poya en su cayado y murmurando contra el roble  o rezando por su conversión… se aleja
Pero no había desaparecido entre la densa vegetación, cuándo el cielo se oscurece y la tierra se puso a temblar, haciendo su presencia el dios Viento, los silbidos eran atronadores, y los brazos del árbol, cual palitos, se agitaban sin control.
El árbol al ver cómo era zarandeado hasta  estremecerse sus raíces...se acordó de las palabras pronunciadas contra Helios.
-¿Qué tal arbolito? Pregunta el viento aullando-¿así que no soy lo bastante fuerte para poder contigo?ja, ja, jaaa
Los demás arboles del bosque se inclinaron aterrorizados, el viento venia con muy malos aires
-Osea que siento miedo de ti miserable, tú sabes que si quiero ahora mismo puedo derribarte como si fueras un pequeño arbusto. Sí te he perdonado tus bravuconerías a lo largo de siglos, es porque en la noche de los tiempos, cuándo reinaba caos, la bellísima diosa Belisana descansó  a reponer quebrantada salud, por tanto trabajo en la creación del mundo-

-Perdón señor helios, nada sabía,- acierta a murmurar el roble-.
Y en memoria de aquel acontecimiento-sigue diciendo el dios- es por lo que te he dejado una larga, ¡muy larga vida! Hoy, tú me has insultado, ultrajado y mereces un castigo atroz. Pero no voy aplicarlo ahora, sino mañana.
-Perdóneme señor dios-suplica el árbol-no volveré a hacer cosas que puedan desagradarle
El viento estaba demasiado encolerizado y prosigue en tono amenazador
-Deseo castigarte a la luz del sol, para que todos vean como el Viento, trata a los ingratos y soberbios… ¡hasta mañana!
Y tras un largo silbido que abatió a todos los arboles del bosque, helando de tal forma el ambiente que los animales tuvieron que refugiarse en sus guaridas, Helios desapareció tal que había llegado.

El silencio envolvió a la noche y las tinieblas al mundo, las plantas adormecían entre rendidas y temerosas. ¡Solo el viejo roble velaba en su angustia! Triste se decía:
¡Que agusto me desdeciría de todo lo que he hablado sobre el viento al anciano monje! .Ahora ¿quién sabe lo que me espera?, seré arrancado de cuajo, hecho pedazos y triturado;  posiblemente mi tronco y mis ramas sean esparcidas por todo el bosque, se marchitaran y solo les queda consumirse en la hoguera. ¡Ya nadie me recordará!
Pero ¡aun me queda una carta a jugar!-pensaba-me despojaré de todas las ramas, de todas mis hojas; y al alba el bello roble estaba completamente desnudo y el tronco mutilado, herido ante los desgarros que se autoinflingió.
El dios cumplió su palabra, aún estaba lleno de cólera y deseo de venganza. Entonces ocurrió ¡algo inesperado al ver el árbol sin hojas!…su cólera de desvaneció y comenzó a reír y reir, primero de forma floja, luego más fuerte y sonora ¡con tanta fuerza! que los cimientos de la tierra temblaron, al fin ya cuando recobra el aliento con ironía dice:
-¡En verdad que no te conozco árbol soberbio! El castigo que tú mismo te has impuesto fue más atroz el que yo pensaba darte, ahora resultas grotesco, animales y plantas se reirán de ti, los hombres no vendrán a descansar a tu sombra, ni dormirás escuchando sus bellas canciones o sus historias. Esta es la mejor y más acertada venganza contra un soberbio jajaaaaa
Y entre risas regreso al Olimpo,

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La lección del árbol es una leyenda hermosa del pueblo celta, nos habla de la manipulación, la seducción del soberbio, con el objetivo de ser solamente él, el protagonista de todo. Su propio EGO, su baja autoestima, lo lleva a ser arrogante, vanidoso, cínico, solo desea ser admirado, carece de empatía necesaria para crear vínculos sinceros con otros, que a su vez van a ser utilizados en el momento que él desee buscar seducir, se creen infalibles, están anestesiados para compartir el sufrimiento de los demás. Hasta llegan a sufrir algún trastorno paranoico, en el que se creen perseguidos, dando paso a culpar a otros de sus acciones. La soberbia camina siempre de la mano del narcisismo. Nadie ha de cuestionar sus carpichos, sus ideas, su prepotencia y arrogancia están unidas a una falsa apariencia de seguridad e invulnerabilidad. Ve a los otros en forma imperativa, desvalorizados
Detrás puedo decirles que solo esconde el miedo al compromiso, a verse tal cuales s y aceptarse. Solo el miedo habla detrás de cada acto de soberbia

Pongo mi historia a los pies de la cruz de Jesús

Editado por

  • Sor Gemma Morató Sor Gemma Morató


CruzUn Señor jubilado me contó que parte de su tiempo libre lo dedicaba a visitar enfermos en los hospitales. Entre los que visitaba se encontraba un joven, un bala perdida, que bien lo hubieran podido designar el hijo pródigo de la parábola del evangelio de San Lucas. Poco tiempo de vida le quedaba por delante. Con él trabó una gran amistad. Tenían largas conversaciones y luego compartían un tiempo de oración. Un día el visitante le preguntó a boca jarro si se culpabilizaba de sus errores. El joven le respondió: “Tengo plena conciencia de lo que he hecho y cada día digo a Cristo: ‘Tú has venido a llevar el pecado del mundo sobre tus espaldas’. Entonces yo pongo mi historia a los pies de la cruz de Jesús”.

La respuesta de aquel enfermo dejó atónito al visitante.
Me pregunto: ¿Qué pecado voy a poner hoy a los pies de la cruz de Jesús? Antes de la comunión el sacerdote mostrando el cuerpo de Cristo dice: He aquí el que quita el pecado del mundo y la asamblea responde: Señor yo no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme. La simple petición implorando su misericordia puede abrir un caudal infinito de gracias. ¿Me atrevo a pedirle con humildad que ponga su mirada misericordiosa sobre mí? Texto: Hna. María Nuria Gaza.

Contracultura

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El atril

Blog de: Fray Antonio Praena Segura, OP
miércoles, 22 de enero de 2014 

Bjork - Jesus Prayer

De vez en cuando doy una vuelta por los mundos de Youtube para ponerme al día de lo que hacen algunos de mis artistas favoritos.


Esta vez me he llevado la sorpresa de encontrar un trabajo de colaboración entre Björk y el compositor de música contemporánea John Tavener, gran parte de cuya obra tiene raíz e inspiración en la música y la tradición litúrgica de la iglesia ortodoxa.

Se trata de un “Señor Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí” y, la verdad, no esperaba encontrar una pieza de este carácter en la voz de la inclasificable Björk que tanto me gusta.

La cuestión es que la sorpresa continúa, pues el video me lleva a una versión del “Agnus Dei” de otro de mis favoritos, pero de quien tampoco esperaba algo así, Rufus Wainwright.

Me pregunto qué ha llevado a esos artistas iconoclastas donde los haya a versionar temas no sólo de inspiración religiosa, sino con texto directamente litúrgico. Quizá precisamente sea eso, la voluntad de ir contracorriente, a la manera en que me comentaba una escritora cuyo libro presenté recientemente que alguna amiga la calificó de “transgresora” al enterarse de que su libro lo presentaba precisamente “un cura”.

Preferiría pensar que un artista que no juega a especular con lo que es o no es políticamente correcto, que no juega a calcular la repercusión mediática y mercantil de su trabajo, se deja llevar por aquello que verdaderamente le inspira. Y créanme: la etiqueta religiosa en el contexto artístico actual más bien cierra puertas. Creo que en al caso de estas dos piezas musicales se advierte una implicación de los intérpretes más allá del mero coqueteo con lo extraño, lo excéntrico, que en este caso sería lo litúrgico, desde –claro está- la perspectiva mercantil.

Cualquier artista que se acerca a la profundidad de determinadas manifestaciones verdaderamente empapadas de espiritualidad no puede quedar indiferente. Me parece, desde luego, que ello se nota en estas interpretaciones de la islandesa y de Rufus.

Agnus Dei - Rufus Wainwright


El infierno es uno mismo

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Nihil Obstat

Blog de: Martín Gelabert Ballester, OP
viernes, 24 de enero de 2014 
“El infierno son los otros”, dijo Sartre. Más acertado me parece T. S. Eliot cuando escribe: “¿Qué es el infierno? Es uno mismo, y es solitario”. Efectivamente, el ser humano ha sido creado a imagen de Dios, un Dios que es Amor, Comunión de tres personas. Esto significa que estamos estructurados para la comunión, y sólo cuando realizamos la comunión en el amor encontramos nuestro auténtico ser de persona. Donde no hay amor, la vida se convierte en un infierno, en algo insoportable. Vivir sin amor es vivir en contradicción con uno mismo. Por eso he comenzado diciendo que no me parece acertada la expresión de J.P. Sartre. Más que describir el infierno, lo que dice Sartre describe el cielo: el cielo son los otros. El cielo es vivir en comunión, en comunión con Dios y en comunión con los hermanos. Eso que decimos en el Credo, “creemos en la comunión de los santos”, es otra forma de describir el cielo.

En la Escritura hay distintas imágenes para describir lo que la teología llama infierno. Pero las imágenes del fuego no me parecen las mejores. Más adecuadas son esas que hablan de “llanto y crujir de dientes”. Esta imagen evoca la soledad, la imposibilidad de comunicación, el sonido inarticulado, el desencuentro. Además, ahí, en el no amor, en la soledad total, es donde está el verdadero dolor, el auténtico daño. Lo que ocurre es que como no entendemos de amores, nos cuesta comprender lo que puede ser el no amor. “¿No es suficiente infortunio el hecho de no amarte?”, se preguntaba San Agustín. Por tanto, la auténtica pena del infierno no hay que verla en los atroces castigos físicos que sugieren las imágenes del fuego. La gravedad del infierno está en la pérdida de Dios y, como consecuencia ineludible, en la pérdida de los hermanos. Si esto impresiona poco es porque en este mundo es imposible encontrar una comparación adecuada a este supremo mal.

Con lo anterior no estoy entrando en la cuestión de si el infierno está estrenado o no. Ni tampoco en la cuestión de si serán muchos o pocos o ninguno los que se condenarán. La esperanza cristiana nos mueve a pedir a Dios por la salvación de todos y cada uno de los seres humanos. Una salvación que nunca puede darse en solitario. Porque la salvación es vivir en el amor. Necesitamos a los demás para ser nosotros mismos. Si contrastamos la salvación con su contrario, entonces hay que decir: el infierno no son los demás, soy yo mismo separado de los demás, rehusando deliberadamente relacionarme, negando de este modo a Dios y quedándome yo solo con mi vacío.


VÍDEO DE HOY:

El lenguaje de las fuentes - Gustavo Martín Garzo

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