sábado, 7 de marzo de 2015

La Posada del Silencio nº 64, curso VI


Conversando desde el silencio

Fray José Fernández Moratiel, OP

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Silencio para abandonar la ceguera

«Llegaron a Betsaida y le llevaron a un ciego pidiéndole que lo tocase. Cogiéndolo de la mano, lo sacó de la aldea, le escupió en los ojos, le aplicó las manos y le preguntó: «¿Ves algo?». Empezó a distinguir y dijo: «Veo la gente; me parecen árboles que andan». Le aplicó las manos otra vez; el hombre vio del todo. Jesús lo mandó a casa diciéndole: «¡Ni entrar siquiera en la aldea!» (Mc 8,22-26)

En este encuentro se ve cómo Jesús saca al ciego de su entorno y de sus circunstancias. Hay que alejarse siempre si se quiere ver la montaña. Para ver el cuadro, hay que salirse de él. Del trabajo que nos estrecha hay que salirse también. El ciego es ciego de otros ojos. Jesús apunta a la ceguera interna. Alude a otro modo de ver. Este hombre del evangelio está cegado. Todos los días pasan desengaños sobre nosotros que nos producen la misma ceguera. El polvo del camino siempre nos impide ver. El primer gesto de Jesús es sacarle del sitio en donde está.
No se puede leer un libro si nos metemos en él. No podemos ver la vida si no tomamos distancias. Por eso Jesús, como buen pedagogo, nos enseña siempre desde la sencillez. Y coge al ciego y le dice: «¡Vámonos al campo! Te llevo fuera de la ciudad, de la aldea». Dentro de ella estamos todos ciegos con nuestra febril movilidad diaria. Por eso el silencio es una ayuda para nosotros y para nuestra curación. Salir del sitio es buena cosa.
Jesús también lo toca. Ayuda a tomar contacto con lo que hay. Enseña a tocar lo que hay aquí y ahora. Lo toca y reduce el contacto con el pasado, con la aldea. Este camino de salir de lo que nos ciega está a nuestro alcance. Tomar contacto con la naturaleza es una buena manera de sosegar y ordenar la razón. Se puede salir de nuestra ceguera tomando contacto con el mar, el amanecer, el río, un árbol, la puesta de sol, el agua, la hierba... Eso es lo que hace Jesús con el ciego. Lo lleva a otro camino para ordenar el interior. Es hacer caso de lo que experimenta nuestra interioridad. Cuando hay silencio se pueden escuchar llamadas reales y ver las cosas y las personas tal cual.
Si hay una llamada en el corazón, no discutamos con ella. A veces, encontrar la visión nos lleva a despedirnos de la aldea para siempre. «No vuelvas a la aldea». Es una buena cosa. Cuidado con volver a las andadas que te nublan y te ciegan. Vivir es despedirse siempre de las cosas. No se puede volver a la luz y seguir en la aldea del ruido, del afán, del gentío... El silencio es pura despedida. Las manos, en el silencio, hay que agitarlas diciendo adiós a tantas cosas... No se puede encontrar la vida sin decir adiós a nuestra vida. Eterno adiós. La vida es pura mudanza. El río dice adiós. El agua se siente atraída por el océano que la llama. Uno se despide de todo o se le quiebra el sentido del vivir. Se dice que nadie se baña dos veces en el mismo río. No nos podemos bañar en la añoranza. Jesús nos toca, nos lleva aparte, al silencio, y allí nos ilumina para repetirnos: «No vuelvas a la aldea». Y es que la vida está repleta de separaciones. Vivir es eso. Nos vamos de nuestros amores y eso es maravilloso. Eso es vivir. Porque vivir sabiendo decir adiós es comprender la vida. Sin afán de encajonar la vida con nuestra razón, la vida sería festiva y no nos ahogaría. Los adioses vividos nos conducen a la plenitud. Son caminos que nos llevan a otros encuentros más plenos y necesarios para nuestro crecimiento. Despedirse no debe costar tanto porque es la puerta abierta a otros mundos que nos esperan. El miedo es una huella de tu pie en el pasado. Para estar a salvo tienes que estar en tu sitio justo y vivir sólo el presente. El adiós al pasado con todo lo que conlleva es necesario para recuperarse. El agua no se detiene en ningún recodo. En ninguna ribera hermosa se asienta. Le espera otra Ribera. Ella sabe que si se para se contamina. El hombre que no sale de su aldea y no se mueve no podrá ser como el agua pura. No se deben pensar demasiado los pasos para darlos. Si piensas los pasos, estás perdido. Es como la danza. No se puede pensar. Es cuestión sólo de mover el cuerpo dejándose llevar por el ritmo. Así es nuestra vida: un movimiento continuo porque la soledad más triste y la peor es la de aferrarse al pasado y vivir siempre en «El mismo lugar».
Por otra parte, en el relato de Marcos vemos otro dato que ya antes hemos apuntado y que volvemos ahora a ocuparnos de él. Cuando Jesús toca al ciego toma en cuenta el cuerpo de este hombre. Lo toca. El sabe que el cuerpo es el cauce de nuestra emoción y que lleva en él todo impreso. La vida se escribe también en nuestro cuerpo y en él se aloja nuestra propia historia. Es necesario que el cuerpo esté bien. Atender al sueño, a la comida, al descanso..., es imprescindible para tu salud. El cuerpo avisa claramente cuando lo avasallamos con nuestra violencia. Y con su dolor nos dice: «No huelgues tanto, no comas tanto, no fumes...».
Es importante cuidar el vehículo de nuestro corazón: el cuerpo. Por eso en el silencio se oye su aviso y toma contacto con nosotros poniendo su voz en nuestro interior. El cuerpo nos instruye. «¿Este modo de estar no es bueno? Cambia». El mejor médico es uno mismo. No busques recetas exteriores para tu salud. Cambia tu vida en lo que hay de perjudicial y mejorarás. Es necesario recobrar la vista para descubrir lo que hay a nuestro alrededor, y luego hay que escuchar a Jesús que nos dice: «Vete a tu casa». La casa es un símbolo, una evocación del mundo interior. Te manda, como al ciego, a tu ser profundo. Le sugiere, como a ti, un mundo interior que tienes que habitar a partir de ahora. La casa está en orden a esa función. A esa necesidad.
Calderón dice que el mundo es como un teatro. Es tremendo vivir haciendo teatro. Para ir al teatro, la gente tiene que salir de su casa. Es negar la realidad propia para sustituirla por otra. Eso es representar, hacer teatro. El actor presenta a otro, no a sí mismo. Él presta su propia persona para que otro ocupe su lugar.
En el silencio no se puede hacer teatro. Estamos en casa cuando hacemos silencio. El que está es uno mismo. En el teatro hay apuntadores como en la vida. La gente te apunta lo que tienes que decir, hacer, comprar, ser. No se pueden admitir apuntadores en mi vida. En mi vida, el único apuntador es Dios que inspira mi camino. Jesús dice: «Vete a tu casa». No le dice: «Vente conmigo». No quiere apuntar ni él. Es puro respeto.
Y es que el amor no acapara. En el Cantar de los cantares se escribe: «Vete a ti». No dice: «Ven a mí». Es un amor sagrado y divino que es capaz de no encerrar. Es bueno volver a uno pero el camino para ir al corazón no es fácil descubrirlo porque hemos dado muchas veces vueltas y hemos recorrido caminos de razón, de apoyo, de libros, de conocimientos, de emociones. Nos perdemos incluso en los caminos de nuestros sentidos que ni siquiera esos hemos encontrado. ¿Olfato, vista...? ¿Quién conoce nuestra mirada? ¿Cómo se pueden, por ejemplo, fusionar dos cuerpos sin que se fusionen los corazones? Es necesario descubrir ante todo el mundo fascinante de los sentidos para luego poder disfrutarlos. Por eso, el silencio recupera todo el arte de escuchar, de dar, de sentir Todo tiene antes que entrar en silencio. El problema está cuando creemos que nuestros caminos son mejores por cortos. El camino del silencio no lo es. Es largo, pero es el único que puede ir directo al corazón. No es, aparentemente, atractivo. Pero... te lleva a casa.
Recordad: cuidado con volver a la aldea, a lo de antes. Nos van a reclamar muchos senderos. Igual que los de la montaña. Pero uno solo es el verdadero para subir a la cima.



ASOCIACIÓN DE ALUMNOS
DE LA ESCUELA DE TEOLOGÍA ‘SAN ESTEBAN’

Seminario del curso 2014-15

COMPASIÓN Y SOLIDARIDAD
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“Al igual que Jesús, embargado por la compasión, ofreció su palabra, curó a los enfermos, dio pan para comer, entregó su propia vida, así también la fantasía de la caridad no ha conocido límites y ha sido capaz de abrir innumerables sendas para llevar el aliento del Evangelio a las culturas y a los más diversos ámbitos de la sociedad mediante la intercesión, la predicación del Evangelio, la catequesis, la educación, el servicio a los pobres, a los enfermos…” (Papa Francisco).


Dirección: Profesor Fray Juan Huarte Osácar, OP

Días: 9, 16 y 23 de marzo de 2015 (lunes)

Horario: 19,00 a 20,30 horas

Lugar: aulas
 http://salamancartvaldia.es/upload/img/periodico/img_116878.jpg
Sesiones:
Sesión1ª (día 9): Compasión y misericordia
- ¿Dos conceptos relacionados pero diferenciados?
- ¿Cuáles serían, a tu modo de ver, los elementos necesarios y constitutivos de la compasión?
- ¿No es la compasión, como algunos piensan, un sentimiento alienante e indigno del hombre, un signo de debilidad?  “Los débiles y los fracasados deben perecer; esta es la primera proposición de nuestro amor a los hombres. Y hay que ayudarlos a perecer. ¿Qué es más perjudicial que cualquier vicio? La acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles: el cristianismo” (F. Nietzsche).
- ¿Qué responderías a esta nueva objeción? La compasión, al estar atada a nuestra esfera vital inmediata, hace una lectura parcial y discriminatoria de la realidad (Adam Smith).
- ¿Piensas que la misericordia es un tema olvidado en la actualidad?
Sesión 2ª (día 16): El mensaje de Jesús sobre la compasión del Padre
- ¿Qué texto bíblico elegirías (del Antiguo o del Nuevo Testamento) para hablar sobre la compasión?
- Comenta el mensaje de Jesús sobre la compasión divina en la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11-32). 
- ¿Acaso basta con la justicia? La misericordia remite a la pregunta por Dios.
- ¿Es posible compatibilizar la misericordia y la justicia de Dios?
- ¿Cómo rescatar en la experiencia del cristiano actual el rostro compasivo y misericordioso de Dios?
 
Sesión 3ª (día 23): El rostro solidario de la compasión
 
- ¿Quiénes son hoy los tirados al borde del camino? (Lc 10, 29-37).
- ¿Cómo educar y fomentar el sentimiento de compasión? ¿Basta con las obras de misericordia?
- ¿Cómo recuperar la compasión como principio de actuación en la práctica social, más allá de una concepción sentimental y moralizante?
- ¿Hasta qué punto y en qué medida inspira, motiva e incide la misericordia cristiana en la justicia social?
- ¿Puedes contar algún gesto de compasión solidaria que más te haya impactado?

Inscripción: Secretaría de la Escuela de Teología

Teléfono: 923 26 19 79, de 19,00 a 21,00 horas (lunes a jueves)
         +

Se ruega facilitar el correo electrónico para recibir de antemano los materiales pertinentes.

Gratuito y abierto a cuantas personas deseen participar.


Salamanca, a 1 de marzo de 2015


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Encuentro de Familia Dominicana en Barcelona

El segundo domingo de cuaresma más de 50 miembros de la Familia Dominicana de Barcelona se reunieron en la comunidad de Dominicas de la Presentación de la calle Bellafila, lugar de encuentro para grupos y residencia universitaria, para preparar juntos este camino hacia la Pascua.

Encuentro Familia Dominicana
La predicación, a cargo del dominico Alfonso Esponera, teólogo e historiador, quiso poner a los participantes en escucha para oír el grito de los profetas en esta Cuaresma, pues a veces nos olvidamos de los demás y de Dios al dejarnos llevar por la rutina. Siguiendo el mensaje del Papa Francisco, Esponera insistió en vigilar la globalización de la indiferencia, de nuestra indiferencia: yo, la Iglesia, la comunidad cristiana, indiferencia hacia Dios y los otros... pues hay que comunicar a los otros el mensaje, el rostro, de Dios. Debemos crear islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia. Y terminó afirmando que la Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo, desde la Palabra y los sacramentos. Después de la conferencia, el P. Juan José Gallego dio algunos avisos de familia y luego se celebró la Eucaristía concelebrada y muy participada. La jornada terminó con una merienda fraterna que permitió intercambios entre los laicos y las distintas congregaciones dominicas que participaron en este encuentro.

Llegaremos a tiempo

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País: Argentina.
Lugar: Buenos Aires (Barrio San José de Flores).
Año de ejecución: 2014.
Actividad: Atención Social.
Beneficiarios: Mujeres en situación de riesgo y vulnerabilidad.
Contraparte: Hermanas Dominicas de Sta. Catalina de Siena.
Financiadores: Acción Verapaz Centro (2.345 €).
Al centro donde trabajan estas hermanas en el barrio de San José de Flores se acercan todas las personas que se encuentran en situación de pobreza, riesgo y vulnerabilidad. La atención con comedores, bolsa de trabajo, médicos, etc., es muy amplia, pero les preocupa mucho la atención psicológica de muchas mujeres solas con cargas familiares necesitadas de apoyo, con las que trabajan su rehabilitación no sólo socio-económica, sino de un estilo de vida.
Para ellas han creado unos talleres en los que trabajan en círculos de reflexión, cine fórum, formación y capacitación social y biodanza. Para lograr el material necesario de éste último Acción Verapaz les ha proporcionado los medios para la compra de instrumentos musicales, equipos de sonido, etc. con el que han podido comenzar los talleres destinados a fortalecer las capacidades de estas mujeres.
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Te invitamos a leer como en una oración

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Fran Álvarez Charneco ha donado a Acción Verapaz Sevilla 50 ejemplares de su nuevo libro “La voz sentida. Oraciones para rezar con los ojos cerrados”. El precio del libro son 8 € que se destinarán al proyecto con el que trabaja Acción Verapaz este curso.
Ésta es la quinta publicación del autor, que “nos invita a cerrar los ojos para que se produzca el milagro del encuentro, del diálogo entre el hombre y el Padre, el abrazo profundo del alma más íntima sobre el pecho enamorado de Dios”.
Os invitamos a leer las primeras páginas.


Y...REGRESARON FELICES 
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Las hermanas Dominicas Contemplativas en España ,reunidas en Madrid donde les fue impartido un CURSO SOBRE LA OBEDIENCIA por un Padre Dominico residente en Argentina, han regresado enriquecidas con una visión de la obediencia de Cristo y como "consejo evangélico" para sus seguidores, con un abanico de posibilidades a través de ventanas abiertas que el Padre hacía en sus exposiciones para mejor entender al Cristo obediente al Padre que llega al culmen de su obediencia mediante su entrega total.
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NUEVA EXPOSICIÓN

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El próximo viernes, día 13 de marzo a las 9:00h pm, en el Centro Arrupe de Sevilla, se inaugura mi exposición "SANGRE Y AGUA".
Estará abierta hasta el día 27 de marzo y en ella mostraré algunos de mis cuadros e ilustraciones religiosas.
Son un conjunto de obras que, desde un lenguaje actual, giran en torno al Misterio de la entrega y la resurrección del Señor.
Toda la información necesaria (dirección, horario...) se encuentra en el cartel.
Me encantará contar con vuestra presencia y ¡espero que os guste mi trabajo!


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    Curso de Dominicanismo online para miembros del IDYM
    http://www.op.org/sites/www.op.org/files/styles/width_600_scale/public/public/articles/images/advertising_domuni_course_dominicanism.jpg
    Gracias a la colaboración de DOMUNI, la Universidad Online de los Dominicos, podemos ofrecer de forma gratuita a los miembros del IDYM, este curso sobre Dominicanismo para apoyar la formación personal y poder reflexionar junto a otros jóvenes en esta experiencia de estudio comunitario.
    El curso está dirigido a todos los miembros del IDYM que estén interesados en profundizar en la vida de Santo Domingo y de la Orden y su dedicación a la predicación. Esta es una gran oportunidad de acceder a una formación de calidad y de una forma innovadora.
    El curso se desarrollará por completo en la plataforma online de formación de Domuni y por lo tanto será necesario disponer de una conexión a internet o de acceso a la misma. A cada participante se le pide que lea o visualice los materiales de cada una de las etapas y que participe con sus reflexiones al respecto en el foro del idioma que elija: español, inglés o francés. Podrá acceder a los materiales de formación de todos los idiomas, pero sólo debe participar en el foro del idioma escogido para el curso. También se disponen de materiales adicionales de consulta y se pueden añadir los que propongan los propios alumnos.
    Queremos aprovechar este espacio, como un lugar de estudio y reflexión común, por ello es importante la participación activa de los que accedan al curso. Al ser gratuito, la participación activa será el compromiso que deben aceptar los miembros del IDYM que se quieran inscribir en este curso. También deberá ser capaz de leer y escribir adecuadamente en el idioma del curso que elija: español, inglés o francés.
    El curso se desarrollará en 3 etapas de tres semanas, más una inicial de presentación. Esta organización da tiempo suficiente al desarrollo de cada una de ellas con tranquilidad y sin dejar de atender las ocupaciones y responsabilidades habituales. Las etapas son las siguientes:
        6-12 Abril 2015 / Etapa inicial: introducción y presentación de los alumnos
        13 Abril - 3 Mayo 2015 / 1ª Etapa: ¿Quién es santo Domingo?
        4-24 Mayo 2015 / 2ª Etapa: La Predicación
        25 Mayo – 14 Junio 2015 / 3ª Etapa: Una Institución Evangelizada
    Inscripción
    El número de alumnos que se aceptan es limitado, 25 inscripciones por idioma (español, inglés y francés), así que es importante inscribirse lo antes posible para no quedarse sin plaza en esta oportunidad única. El proceso de inscripción se abrirá del 5 al 31 de Marzo y se respetará el orden de llegada.
    Las inscripciones se realizarán a través del formulario online que se habilitará desde el 5 de Marzo. Todos los miembros del IDYM que quieran inscribirse deberán indicárselo también a la coordinación nacional de su país con la que contrastaremos los datos para verificar la pertenencia al movimiento.
    Para más información pueden comunicarse con:
    Fr Michel Van Aerde op, michel.vanaerde@domuni.eu (Español, Inglés y Francés)
    Lyamar Díaz; IDYM Formación, formation.idym@gmail.com (Español e Inglés)
    Jose Alberto; Coordinador del IDYM, idym@curia.op.org (Español e Inglés)
    (26 de febrero de 2015)




    Otros eventos próximos:


    BASÍLICA NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA y PARROQUIA SANTO CRISTO DEL OLIVAR: VIAJE POR EL CAMINO DE SANTO DOMINGO en FRANCIA


    CAMINO DE SANTO DOMINGO. Del 2 al 8 de Mayo

    Con motivo de la celebración del Jubileo Dominicano

    Del 2 al 8 de Mayo.

    Organizado por la Parroquia Santo Cristo del Olivar y Basílica Nuestra Señora de Atocha

    Se visitará: Figueras, Carcassone, Mirepoix, Fanjeaux, Prouilhe, Toulouse, Nimes, Avignon. Gordes, Arlés, Camarga, Saint Maries de la Mer, Aigues-Mortes, Narbonne, Gerona.
    Información e inscripciones:
    María López
    Tfno: 91 528 52 26
    Móvil: 616 69 65 00
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    Visita a la Cueva de Santo Domingo de Guzmán. Segovia.

    Las fraternidades laicales dominicanas de la Provincia de España invitan a todo aquella persona que quiera unirse a la visita a la Cueva de Santo Domingo en Segovia, que se realizará el día 31 de Mayo.

    En la visita se unirán los peregrinos de la Predicaminata 2015 y todas aquellas personas que viajen a Segovia este día.
    El horario de dicha visita es el siguiente:
    - 12:00: Misa en la Cueva de Santo Domingo
    - 14:00: Comida de fraternidad.
    - 17:00: Rezo de Vísperas con la comunidad de dominicas contemplativas del monasterio de Santo Domingo el Real.
    En función de las plazas solicitadas se organizará transporte desde Madrid.

    Predicaminata

     Predicaminata: Qué es Predicaminata: Conoce el camino Predicaminata: Textos para la reflexión Predicaminata: Participa




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El pensamiento alemán contemporáneo. Hermenéutica y teoría crítica

Libro impreso Autor: J. M. ALMARZA MEÑICA
Colección: ALETHEIA


Precio: 9,00 €
Páginas: 224 págs.
Año: 1985
ISBN: 84-85045-68-8


Bienestar social y desarrollo de los Derechos sociales.

Libro impreso Autor: J. M. ALMARZA MEÑICA
Colección: ALETHEIA


Precio: 17,50 €
Páginas: 466 págs.
Año: 1991
ISBN: 84-87557-14-7

Toma de hábito y profesiones 2015


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“Lo más parecido que tiene el hombre a la eternidad en esta vida, es la regularidad”. Esta frase es lo que me viene a la mente a la hora de intentar el relato de lo vivido en nuestro convento estas últimas semanas. Los ritmos cambiantes pero siempre reiterados de nuestra comunidad de frailes que acoge al noviciado, año tras año, generación tras generación de jóvenes que pasa por aquí, marca fuertemente la vida.
En primer lugar, el sábado 21 de febrero, tuvimos la acostumbrada toma de hábito, rito de inicio de un ciclo de discernimiento e identificación con el carisma de Santo Domingo. Luego de compartir el retiro de preparación con los novicios, en las 1º vísperas de domingo, Ricardo Drivet Kellemberger de 32 años y oriundo del Partido de San Isidro, Buenos Aires, Mariano R. Rodríguez, de 23 años y nativo de Catamarca y Ciro Romero, con 35 años de edad y también con raíces en la provincia norteña, vistieron el hábito de los frailes dominicos en una ceremonia puertas adentro, dando comienzo de esta manera a un año de prueba para experimentar nuestra vida, al cabo del cual, si así lo desean y a la comunidad le parece, podrán ligarse a Dios, a la Iglesia y a la Orden de Predicadores por la profesión religiosa. En un rito sencillo y sobrio, luego de pedir postrados la misericordia de Dios y la de la comunidad, fueron revestidos de blanco y negro al son del Veni Creator  y ante la mirada expectante y tal vez nostálgica de los frailes de la comunidad y del consejo de Provincia.
Como contrapartida de este inicio y augurando un buen camino a sus connovicios por tan solo 15 horas, el domingo 22 de febrero, al día siguiente, en la misa de 11 am presidida por SER Mons. Antonio Marino, y ante una capilla repleta por la concurrencia, fray Ariel Padilla (de Gualeguaychú, Entre Ríos), fray Jonathan Maciel (de Posadas, Misiones) y fray Gonzalo Irungaray (de Don Torquato, Buenos Aires) hicieron su profesión simple en manos del prior provincial, fray Pablo Sicouly, prometiendo obediencia y cerrando así el ciclo del noviciado.
Saludos, fotos, festejo, abrazos, amigos y familia, felicitaciones, empanadas y de pronto la partida súbita de los neo profesos, es todo parte del folklore de cada año, dejando siempre al menos por unos días una sensación mezcla de alegría y tristeza, de vacío y orfandad, por la meta alcanzada y la mudanza que ello implica, ya que en esta vida, llegar es volver a partir.
Y de vuelta recomienza el ciclo, siempre igual, pero siempre distinto por la nueva riqueza de los recién llegados, que no exime de iniciarlos en los ritos esotéricos que conllevan las pequeñas cosas de la vida como la preparación del café, los días que pasa el basurero y cuándo se deja la ropa para lavar, hasta los más fundamentales elementos de nuestra vida: la oración, el estudio, la vida común y la predicación. Una sucesión de ritmos, una alternancia regular de candorosas nimiedades y recónditas realidades divinas que nos van haciendo pregustar la vida eterna.
Álbum de fotos: hacer clic aquí



El A-Dios de un monasterio

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Tras 260 años de presencia generosa y fructífera en Santiago de Chile, el Monasterio de las Dominicas de Santa Rosa cerró recientemente y sus monjas fueron acogidas en monasterios de Atacama, Zaragoza, Mendoza y Córdoba. He aquí el testimonio del nacimiento del monasterio, la lucha por la supervivencia y un desenlace providencial.
……
Queridos hermanos, en el año de la Vida Consagrada, en la que el mensaje del Santo Padre nos invita a la alegría y a la consecuencia de vida, nuestro monasterio Dominicas de Santa Rosa, de Santiago de Chile, ha cerrado su existencia en la forma y en el lugar en que había vivido 260 años al servicio de sus hermanos para decir “Sí” y “A-Dios”, a quien debemos glorificar por tanto bien hecho y tanto bien recibido. La forma en que se gestó la partida de la comunidad de monjas, tuvo muchos elementos dispuestos por la Providencia. Caminamos en el discernimiento de ello, al menos dos años, buscando y esperando los signos que el Señor nos daría para encontrar su voluntad.
Esta misteriosa, pero siempre amorosa voluntad ya estaba clara para nosotras los primeros días del año 2014, por lo cual celebramos las Bodas de Diamante de nuestras tres hermanas mayores el día 2 de febrero, con toda la alegría, el gozo y la entrega que esta fiesta implicaba para la comunidad y para la Iglesia.En medio de esa gratitud al Señor y a los hermanos y la alegría por tantas muestras de cariño recibidas, llevábamos en nuestros corazones “el secreto del Rey”.
No lo hicimos público, pero este día en que celebramos con inmenso regocijo la renovación del “Fiat” de estas tres hermanas octogenarias, llevábamos en el corazón el otro “Fiat”, el de toda una comunidad que aceptaba el desafío de “obedecer hasta la muerte”, y de morir sabiendo en “Quien hemos puesto nuestra confianza” (2im.12).No quisiéramos dar una impresión equívoca. No fue un proceso simple, no fue sencillo, indoloro o exento de contradicciones. Vivimos juntas el sufrimiento, la soledad, la indecisión, pero también el crecimiento en la fraternidad, la ayuda mutua en la aflicción y la solicitud para con quien se sentía flaquear en el propósito. Hicimos la experiencia impresionante, análoga a los primeros cristianos, y análoga a la de tantos hermanos nuestros en tierras de persecución, de aceptar morir en comunidad y sostenernos mutuamente en ese designio de Dios.
Pinceladas de una historia
Nuestro monasterio de Santa Rosa de Lima de Santiago de Chile, cuyo edificio y templo permanecerá para asistir espiritualmente a la feligresía que tan asiduamente nos acompañaba en la liturgia diaria y que ahora ha quedado en manos del Arzobispado de Santiago, mientras no haya un retorno de la vida dominicana contemplativa en la arquidiócesis, nació en 1680 como un Beaterio dedicado a “Nuestra Señora de la Pastoriza”, un grupo de mujeres piadosas, mayormente de la alta sociedad de la época, reunidas en oración, y que vivían en una calle principal de la Capital santiaguina, calle Rosas, que recibe su nombre hasta el día de hoy porque ésta era la forma en que se nombraba a las pías mujeres, y se conocía el lugar de su residencia como “la calle de las Rosas”. El beaterio dio lugar a un auténtico monasterio en 1754, cuando llegaron del monasterio homónimo de Lima, cinco dominicas cuya misión era dar forma de esta comunidad de beatas, en una auténtica comunidad de monjas de la Orden de Predicadores, según su propio carisma y Constitución. Es lo que atestigua el libro: “Fuentes para el estudio de la literatura de Chile”, hablando de los conventos de la época:
“El de Santa Rosa de Lima, dedicado a Nuestra Señora de Pastoriza, tiene su ubicaciòn algo distante de la plaza mayor, en una manzana donde ha edificado cómodas habitaciones i buena iglesia. Antes fué beaterio fundado por el reverendísimo obispo, ilustrísimo señor don frai Bernardo de Carrasco, relijioso de Santo Domingo en 1686, i erijido en monasterio el de 1755, i fueron sus fundadoras cinco relijiosas que pasaron desde Lima.”
(Cap IV. Descripción de la Provincia en Santiago)
A lo largo de los siguientes años, las monjas se consolidaron en su monasterio. La presencia de ellas en la ciudad de Santiago se fue haciendo progresivamente notoria y valorada como un centro de espiritualidad y cultura. En su momento, tuvieron trato espiritual con altos personeros de la Naciente Patria Chilena y ejercieron, desde su oración y vida monástica al estilo de Santo Domingo de Guzmán, una no menor influencia en la sociedad de su época:
“Además, y a pesar de su origen humilde, alcanzó gran influencia en el mundo político del naciente Chile republicano, especialmente dentro de los ministros de gobierno durante la Independencia, quienes la consultaban con regularidad” (Kordic Riquelme, 2008, p. 34 .«Chile colonial. Filología e Historia: Las cartas de Sor Dolores Peña y Lillo )
Se conoce a lo largo de estos años, numerosas “monjas rosas” (que pese a la discreción con que las superioras trataron estos asuntos), tuvieron experiencias místicas, estudiadas y reconocidas por la Santa Iglesia. Muchas de ellas fallecidas en olor de santidad y algunas incluso con procesos de canonización ya incoados, como atestiguan nuestras crónicas, entre otras, la misma Dolores Peña y Lillo y sor Mercedes de la Purificación.De la misma manera, y como muchas de las jóvenes religiosas que solicitaban su ingreso al monasterio provenían de la aristocracia criolla, se fue reuniendo en base a donaciones y dotes, al interior de la comunidad, artículos de gran valor artístico y litúrgico, según la sensibilidad de la época.
Lo cual contribuyó, de alguna manera a aumentar el prestigio que las monjas rosas ya tenían en su entorno. Hasta el punto que en 1868 abrieron una escuela gratuita para niñas pobres, misma que en 1905 pasó a depender de la Sociedad de Señoras.A comienzos del siglo XX, en 1935, producto de un fraude, nuestra comunidad de dominicas perdió su monasterio y muchos de sus bienes. Obligadas por la trágica situación de la que fueron víctimas, y reuniendo lo poco que lograron salvar compraron una nueva casa en calle Manuel Montt, con la esperanza de poder adaptarla, en la medida de lo posible, hasta hacer de ella un monasterio.No llevaban en este lugar 18 años y el Ministerio de Obras Públicas del Estado les informa que serían expropiadas porque una nueva avenida se construiría justo en medio de su propiedad, es la actual diagonal Paraguay.En estas dolorosas circunstancias, sin medios económicos, y aún con la reciente salida de su primer monasterio como una herida sangrante en el corazón, debieron reunir fuerzas para afrontar este nuevo golpe. Era el año 1953.El Nuncio apostólico, Mons. Mario Zanin, asistió a “las monjas rosas” en tan grande conflicto y consiguió para ellas, la posibilidad de entrar en la clausura de las Monjas Clarisas que vivían en calle Lillo, en barrio Recoleta.La convivencia como dignas hijas de San Francisco y Santo Domingo duró seis años y se vivieron en exquisita caridad. Hay bellísimos detalles de cómo se dividían los días en que cada comunidad usaría el lavadero, o cómo cada una de las Órdenes religiosas preparaba con solemnidad la celebración de la otra para homenajear a su fundador.
Trazos de lo acontecido
La realidad que vivió la comunidad desde el fraude del año 1935 fue de una constante lucha por la supervivencia, y en la fragilidad en que quedaron las hermanas comenzaron a privilegiar la solución de necesidades inmediatas y a adoptar criterios prácticos, incluso para la admisión de las vocaciones, considerando como signos de ella la capacidad de trabajo o la gran necesidad que existía de “mano de obra” para avanzar en la etapa de re- construcción material y comunitaria en que se encontraba el monasterio.
Lograron comprar un sitio que les vendieron sus hermanos de la Orden, en lo que entonces no era más que un terreno extenso, grande y bello, actualmente casi una manzana en la comuna de Las Condes. Pagaron la propiedad con el trabajo de sus manos (pastelería principalmente), y un prolongado tiempo de mendicancia en las calles.
También crearon un sistema de boletos para rifas, algunos de ellos aún se conservan en los archivos como muestra de todo ese tiempo arduo de trabajo y construcción. Este prolongado período de indigencia contribuyó a que la etapa siguiente tuviese matices de decadencia en la observancia y en la fraternidad. Elementos determinantes en la falta de perseverancia de las vocaciones iniciales y en la deserción que acontecería en los siguientes cincuenta años.
Desde su nuevo monasterio, tan dificultosamente construido, la comunidad de monjas rosas se encontraba constantemente solicitando ayuda de personal a las diferentes comunidades de España o de Argentina: las hermanas mayores se hacían aún más mayores y no se lograba estabilizar la economía doméstica ni el nivel de deserción de las religiosas más jóvenes. La situación se agudizó con el paso del tiempo y las ayudas fraternas de personal se hacían más difíciles, también para las nacientes comunidades monásticas de Chile.
A contar de los últimos años, con los diferentes aportes que hicieron las sucesivas prioras, la comunidad, fue recuperando paulatinamente el nivel de observancia en la vida regular, la actualización de la liturgia, el ejercicio del silencio y el hábito del estudio. Se reforzaron los encuentros comunitarios, las charlas de formación permanente y se optimizaron los espacios físicos en el entorno y el interior de la casa, mejorando con ello, también la calidad de la vida fraterna. Y se comenzó a trabajar decididamente para fomentar un clima afectuoso, profundo, sereno y caritativo “ad intra” y un espíritu de comunidad cristiana “ad extra” con los numerosos laicos que asistían a la Eucaristía diaria haciendo posible ciertos encuentros de oración y de compartir fraterno, opciones que implicaron gran esfuerzo, además para promover las vocaciones.El clima moral y espiritual de la comunidad se transformó, por una especial permisión de la Providencia, un clima de Renacimiento en la vivencia del carisma. Si por una parte algunos elementos externos no variaron (la comunidad, económicamente, seguía viviendo de la caridad de otro monasterio hermano; seguíamos solicitando ayuda permanente de personal y algunas hermanas requerían constante asistencia médica especializada), por otra parte, se había logrado por fin, crear y cuidar en conjunto un clima apropiado a la vocación recibida. Y se vivía este paso de gracia con conciencia y con auténtico gozo.
Así las cosas, y conscientes de las directrices que nos daban los Maestros de la Orden en los últimos años, más los esfuerzos infructuosos de reforzar las posibilidades de la comunidad, Madre Federal nos invitó a un diálogo y al discernimiento conjunto a las tres comunidades monásticas de Chile, para buscar una solución a la realidad que nos acontecía. Dicho diálogo, abierto y fraterno, se logró realizar en octubre de 2013, además con la participación de las cinco comunidades de Argentina. Allí se preparó la tierra para que brotara, más tarde en plenitud, lo que el Señor estaba haciendo con cada una de “las rosas”.
Nuestro “Fiat”
La solidaridad que nuestra comunidad recibió en aquél encuentro fue un consuelo y una confirmación de que sólo en la comunión del diálogo y la docilidad al Espíritu hay Verdad.Pese a los intentos generosos de algunas comunidades, la posibilidad de reforzar con más hermanas nuestra comunidad de Santiago no prosperó y así los primeros días del año 2014, lo que se veía venir, lo decidimos juntas: por fidelidad al carisma y a la propia vocación, habríamos de cerrar nuestro monasterio que había cumplido 260 años de vida contemplativa dominicana en Chile.El proceso posterior a esta decisión se vio afectado, en su desarrollo natural, por el gran sufrimiento que evidentemente afectaba a la comunidad, de modo particular a las hermanas mayores y a las más frágiles de salud. “La gracia supone la naturaleza”, nos dice Santo Tomás. Y estas valientes hermanas que estaban dispuestas a dejar la casa que ellas mismas habían construido con tanto esfuerzo, tenían un corazón dispuesto y pronto, como Abraham, pero una edad y un desgaste que no les permitiría soportar demasiado tiempo el proceso que se vendría a continuación.Salimos de casa, como quisimos vivir en ella, en silencio, confiadas en la Providencia, amando a los hermanos que dejábamos y a las que nos recibirían.
La mirada en la meta
En una de nuestras muchas reflexiones comunitarias, salió una imagen gráfica que ahora les compartimos. Alguien nos había contado que hacía unas semanas había acontecido en el país una competencia de natación femenina. Decían que el grupo de nadadoras inició la posta sin demasiado éxito en la carrera, sin embargo, la última atleta en lanzarse a la piscina, dio un vuelco en la competencia. La joven Kristel Kobrich entregó lo mejor de sí, hizo un tiempo récord y superó los límites esperados, sin embargo, las postas anteriores habían marcado ya un retraso demasiado grande y por excelente que fue su desempeño su equipo no logró recuperar el tiempo perdido.
De alguna manera nuestra comunidad vivía aquello. Y podíamos conversarlo a la luz de la fraternidad con toda llaneza. Nuestra última etapa fue un tiempo de Gracia y Misericordia inmerecida. Superamos los límites de nuestras propias imperfecciones, las antiguas rencillas, las murmuraciones, las faltas de perdón, ciertas tibiezas y hábitos personales o comunitarios que pueden apagar la Voz del Espíritu. Juntas hicimos de ese último tiempo, un tiempo récord, el mejor tiempo, el tiempo de Dios. No pudimos recuperar lo que ya estaba escrito en la historia, sin embargo, y por pura Gracia, habíamos corrido “hacia la meta, con los ojos puestos en el premio de Dios en Cristo Jesús”(Fil.3,16).
Estábamos, pues, preparadas para confirmar el seguimiento que Jesús nos señalaba. Y cada una de nosotras, fue recibida maravillosamente en su nueva comunidad, dos hermanas en Inmaculada de Atacama, otras dos en Santo Domingo de Zaragoza, una en Nuestra Señora del Rosario de Mendoza y cinco en Santa Catalina de Siena, de Córdoba. Sin embargo, y sin duda alguna, las estrellas han sido las hermanas mayores, cada una descrita como un regalo para sus nuevos monasterios. Sólo “Las Rosas” podremos saber el duro entrenamiento que esto implicó al Espíritu, pero era la manera que el Jardinero escogió para que pudiéramos florecer dónde y como Él tenía dispuesto.
En la navidad recién pasada, el Señor recibió en la anhelada meta a nuestra Sor Margarita, la mayor de “Las Rosas”. Partió al cielo desde la comunidad Santa Catalina de Siena, de Córdoba, rodeada del amor de sus hermanas, donde no hay distinción entre las antiguas y las nuevas.
Y como si la Providencia no nos hubiera ya dado grandes sorpresas, a pocos días de su llegada, esta misma generosa comunidad preparó las Bodas de Plata Sor María Soledad Cordero en el mismo monasterio donde la Pascua de Sor Margarita había marcado para todas nosotras el afianzamiento en nuestras nuevas casas.
Además, se prepara ahora la próxima Acción de Gracias, esta vez por las de sor Martina Saavedra, intención que encomendamos a la oración de todos nuestros hermanos, otra “Rosa” que ahora es “Catalina”. Porque en Cristo todos somos uno y en Él sólo cabe la alegría de sabernos llamadas y conducidas a un destino glorioso. Nuestra comunidad de Monjas Rosas de Santiago, que ya no existe como tal, ha deseado testimoniar esto con su vida, con su muerte y con los frutos que el Señor hará germinar de la semilla que se dejó caer en tierra, para ser germinada a su debido tiempo . Unidas siempre en Él:
Sus hermanas en Cristo Jesús y Santo Domingo

La Compasión Dominicana. Fraternidad Dulce Nombre de Jaén

¿Qué es la compasión? ¿Qué compasión quiere Dios que tengamos? ¿Qué es la compasión Dominicana, en qué consiste y cuáles son sus características? ¿Cuáles son los lugares preferentes de compasión? Sobre estas preguntas estuvimos reflexionando los hermanos y hermanas de las Fraternidades de Jaén y Torredonjimeno el 23 de febrero en la iglesia conventual de la Purísima Concepción de las MM. Dominicas de Jaén. Nuestra jornada vespertina comenzó con la adoración del Santísimo Sacramento, expuesto en todo momento hasta el momento de la celebración de la eucaristía, que la presidió D. José María Romero, sacerdote diocesano de Jaén. Él fue nuestro director del encuentro; hacia Él iban nuestras miradas y reflexiones y de Él venían las respuestas.

Todo comenzó cuando los días previos al inicio de la Cuaresma nos comenzamos a preguntar[1]: ¿qué tenemos que hacer en Cuaresma? ¿cómo vivir la Cuaresma? El salmo 50 nos dio la llave que abrió la puerta de nuestras preguntas: MISERICORDIA. Pedimos la misericordia de Dios porque nos hemos dado cuenta que hemos pecado y deseamos tener un corazón puro. Queremos que Dios se compadezca de nosotros; que padezca el mismo dolor que nosotros estamos teniendo; que tenga COMPASIÓN. A partir de ese momento, ya sabíamos el camino y nos comenzamos a preguntar los interrogantes del principio.
La palabra «compasión» suena a «lástima». Sin embargo, no es ese su significado. La compasión es «padecer-con»; es «misericordia»: poner mi corazón en el otro colocando en él mi tesoro («donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón», Lc 12, 34). Jesús es la prueba de ese amor (Rom 5, 6-11); Él es la compasión hecha persona que se hace pan partido y repartido para todos (Jn 6, 31-40) y que nos indica que nosotros -como hijos de un mismo Padre y discípulos suyos- podemos y debemos actuar así para ser felices (Jn 13, 17).
La compasión es una historia de pasión. Es un don gratuito, pero no barato porque tiene un precio: el costo del dolor. Un dolor ajeno, mas asumido voluntariamente. Tenemos que aprender a ir asumiendo ese costo: una virtud que se aprende de Cristo y se educa con los hermanos.
Si la compasión es «padecer-con», para ponerse en la piel del otro tenemos que ser sensibles: 1) ser capaces de salir de nosotros mismos; 2) percibir las necesidades de los demás; y 3) poner la justicia en acción comprometiéndonos con la causa ajena como propia.
Dios habla a través del profeta Ezequiel diciéndonos que nos dará un corazón nuevo y nos infundirá un espíritu nuevo, nos arrancará el corazón de piedra y nos dará un corazón de carne (Ez 11, 19). Dios está tratando de darnos SU corazón. El mismo corazón que tuvo y mostró Jesús. El mismo corazón que dio a Sta. Catalina de Siena cuando ésta entregó el suyo sin reservas a Dios y su Reino. Un corazón que desgarra al viejo e inunda todo el cuerpo con sangre de entrega, de misericordia, de compasión.
Dios quiere te tengamos una compasión que luche contra la apatía (indiferencia) y la antipatía (desprecio); quiere, por tanto, que tengamos una compasión que favorezca la simpatía. Dios quiere que veamos al mundo como verdadera obra Suya, como un lugar de liberación y salvación. Dios quiere que nada que suene a humano nos resulte ajeno. Ser compasivo significa simpatizar con los demás, sintonizar con sus pasiones, escuchar, entender, dialogar, discernir y actuar.
Sto. Domingo de Guzmán fue una persona con una riquísima y amplísima experiencia de Dios. Todos sus biógrafos resaltan en él cualidades como la sencillez, la mansedumbre, la justicia, la amabilidad… pero sobre todo su compasión y su alegría; a imitación de Cristo, el tener entrañas de misericordia no le hizo nunca perder la alegría El dolor de la humanidad fue lo que movió la compasión de Domingo a proclamar el Evangelio de Jesucristo para que a todos alcanzase la salvación. Él estuvo dispuesto a padecer y a gozar con los demás. Como varón evangélico hizo ver y comprender que el mundo no era ni es un enemigo de la Iglesia, sino un compañero de camino que está herido. Dio el paso de la condena al diálogo. Como podemos comprobar, Nuestro Padre Domingo, en su experiencia de Dios a través de la oración y el contacto con la humanidad, descubrió cuál es la autenticidad de Dios: amor (1 Jn 4, 8). De ahí sus frecuentes súplicas pidiendo a Dios que se dignara concederle una verdadera y eficaz caridad para cuidar con interés y velar por la salvación de la humanidad. El comprendió y nos enseña que ser cristiano, ser amigo y seguidor de Jesús de Nazaret, es participar de sus opciones, su manera de ser, de sentir y de actuar. Es decir, «saber el Evangelio» tiene que acabar en «hacer el Evangelio», el «Evangelio de la Misericordia».
Antes de saber qué lugares son los preferentes de compasión, tenemos que ver cómo nos posicionamos nosotros en el mundo: ¿espectadores distantes o contemplativos apóstoles?
La reflexión y la predicación deben conjugar la Palabra de Dios y la historia humana. Pero, ¡atención!, podemos correr el riesgo de que nuestra compasión se quede en mera espectadora y convertirnos en «consumidores de noticias» que no saben diferencias la realidad de la ficción, que nos acostumbremos al drama o, también que nos conformemos con las medias verdades de los medios de comunicación. Frente a esto, para adentrarse de lleno en la compasión dominicana, tenemos que situarnos en el lugar de la «pasión»; es decir, preguntarnos: ¿Estaba yo allí cuando crucificaron a mi Señor? ¿Estoy yo allí cuando crucifican a mis hermanos? La respuesta a estas preguntas es el gran desafío a la hora de buscar los lugares de misión y de inserción. La encarnación del Evangelio de la Misericordia se verá facilitada si contemplamos al mundo en vivo y en directo.
Lo que sentimos, pensamos y reaccionamos depende de cómo vivimos, dónde vivimos, con quién vivimos. Así, desde el corazón de Dios los lugares preferentes de compasión son: 1) los pobres y sus secuelas; 2) la injusticia; 3) las víctimas de la pobreza, injusticia, discriminación, guerra, terrorismo…; y, 4) las víctimas del absurdo y el sinsentido (las víctimas de la cultura del descarte, Papa Francisco).
Como hemos visto y sabemos, Jesús clamó al Padre suplicándole misericordia para todos los que estuvieron en contra de Él y su mensaje, porque no sabían lo que hacían (Lc 23, 34). No conocían a Jesús; no conocían la Verdad. Domingo de Guzmán se deshacía en lágrimas cuando veía alguna injusticia tanto hacia Dios como a cualquier ser humano: «¿Qué será de los pobres pecadores? ¡Concédeme, Señor, una verdadera y eficaz caridad para cuidar con interés y velar por la salvación de la humanidad!» A Dios se le conmueven las entrañas, porque tiene entrañas de misericordia. A Jesús se le conmueve el corazón, se compadece y reacciona. Domingo de Guzmán también se compadece y reacciona. Y yo:
Ø  ¿Cómo se conmueven mis entrañas por la humanidad que sufre?
Ø  ¿Soy misericordia de Dios para el mundo que se debate en la búsqueda del sentido y de la verdad?
Ø  ¿Me hago oración para reclamar misericordia?
Ø  ¿En qué y cómo manifiesto la compasión hoy, aquí y ahora?



[1] A continuación presentamos un extracto de la reflexión del retiro.



Familia y Vida consagrada
por José Amando Robles
Adorar en Espíritu y en Verdad

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En la Iglesia católica este año puede considerarse el año de ambas cosas. De la vida consagrada, porque así ha sido declarado por el papa, y de la familia porque a ella ha querido el papa dedicar dos sínodos episcopales sucesivos, el que se celebró el año pasado y el que se celebrará este año. Una manera de ponernos como Iglesia a profundizar en la fe en ambas realidades, así como señal inequívoca de su valor e importancia, en la Iglesia y en la sociedad actual. En ambas se trata de dos instituciones quiciales, sobre las que en cierto modo tiene que girar la renovación y el cambio que necesitamos, en la sociedad y en la Iglesia. ¿Lo habrá pensado así programáticamente el papa? Al respecto en la carta a los miembros de la vida consagrada el papa solo dice bendecir al Señor por la “feliz coincidencia“ de ambos eventos, dado el apoyo mutuo que ambas realidades pueden darse. En todo caso, sin renovación en profundidad de la familia y de la vida consagrada, es poco pensable que se pueda dar la renovación que necesitamos en la sociedad y en la Iglesia. Históricamente las grandes renovaciones en la vida de la Iglesia han tenido su comienzo y expresión en la aparición de nuevas formas de vida consagrada, así como en la renovación en profundidad de formas de vida consagrada anteriores. Y hoy, en la cultura actual, mucho más pluralista y laica, la renovación deseada no se dará si no se da también en la pareja y en la familia cristiana.
Familia y vida consagrada parecen ser muy diferentes, casi opuestas, como son diferentes y hasta opuestos el amor de pareja y la vida celibataria, la vida espiritual dando forma a lo humano inmanente y partiendo de él, y la vida espiritual apoyándose en la trascendencia humana intuitivamente percibida, y a partir de ella. Pero ambas son eso, vida espiritual, camino, llamada, sed de trascendencia, intuición permanente, creación. Ese es su ser profundo y a él tienen ambas que ser fieles, cada una según su modalidad, si es que quieren ser el ser pleno al que ambas están llamadas. Pareja y familia, vida conyugal, paternidad-maternidad no se dan en plenitud sin soledad, sin experiencia profunda de sí mismo, del propio ser, que, no sin contradicciones y conflictos interiores, en la medida en que se superan, se convierte en fe en el otro, fe conyugal, fe en los hijos, maduración, desposesión de sí mismo, comunión y trascendencia, en una palabra, espiritualidad. Espiritualidad que se convierte en llamada de todos hacia todos y sigue llamando más allá de la muerte de los miembros que nos van dejando. Como todo lo más valioso en la vida, se trata de reconocer esta dimensión, que ya está ahí, y ser fiel a ella, para ser. Se trata de ser cada quien lo que es, siendo pareja, siendo familia, creciendo, individual y colectivamente, en ese ser, que es todo el Ser. Es la pareja y la familia como camino de realización humana plena y total. Así vio, espiritualmente, pareja, paternidad y familia Marcel Légaut, espiritual católico francés del siglo pasado, casado y padre de seis hijos.

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La vida consagrada no es otra cosa. Es la misma búsqueda, por camino diferente. Es la misma búsqueda de ser, la misma búsqueda de plenitud. Es una vida espiritual y de espiritualidad. Si le falta esto, si carece de esta radicalidad y profundidad, es una institución humana más de servicio, una ONG, como le gusta decir al papa Francisco a propósito de la Iglesia cuando no es portadora de su especificidad. La vida de todo cristiano es una vida consagrada, consagrada a ser plenos y totales. La llamada ‘vida consagrada’, también. En todas sus formas, que no son las que la definen. No es el trabajo, dedicación o carisma, como solemos decir, lo que las define, sino el ser caminos y expresiones de espiritualidad. La vida consagrada o es camino y escuela de plenitud de ser, de espiritualidad, o no es vida consagrada, se convierte en un sucedáneo y es un sucedáneo, con todas las consecuencias: algo formalmente parecido a lo que debería ser, con el mismo o parecido lenguaje y referentes, pero muy distante de lo que debiera ser. La vida consagrada no es una vida de dedicación y de trabajo, ante todo y sobre todo es una forma, camino y búsqueda de ser.
¿No es esta la mayor carencia que estamos sufriendo hoy, la carencia de la verdadera espiritualidad, la carencia de ser, en la sociedad y en la Iglesia, en la vida consagrada y en la familia? El problema es que en sociedades anteriores, culturalmente más religiosas, familia cristiana y vida consagrada pudieron funcionar así. Pero están llegando tiempos, al menos eso es lo que parece, en los que este modelo secular y hasta milenario ya no funciona, en que se precisa una renovación  espiritual, y ya no meramente religiosa, en profundidad, y en el caso de la religión cristiana a comenzar por la familia y la vida consagrada. Ambas tienen que encontrarse con su ser cristiano, el ser pleno y total que están llamadas a ser. Sobre esta conversión, una nueva época de renovación y de cambio vendrá para la Iglesia y para la sociedad. ¿Será por eso que de hecho en el comienzo del pontificado del papa Francisco ambos llamados coinciden? De hecho la renovación radical y profunda en ambas realidades tiene que ser un programa de Iglesia, y tratándose de lo que se trata, radical y profundo, verdaderamente evangélico, con sabor a Reino. ¡Lo necesitamos!

Una Cuaresma de esperanza

Martes 3 de marzo de 2015
Editorial - Marzo 2015 - Nº 396


Tema del año 2014-2015:
“Esperar contra toda esperanza”


Cuaresma no rima con esperanza excepto este año en el que todos los Equipos del mundo entero se prepararán a celebrar las fiestas de Pascua con la esperanza de gustar la victoria del amor de Dios sobre las fuerzas del mal. Recordemos que la Cruz de Jesús no nos ha traído la muerte sino la vida y su resurrección es el gran signo de su victoria. Esta abre de par en par las puertas del Reino y nosotros caminamos juntos como pueblo de Dios hacia este reino de amor, de paz y alegría. Nuestra oración de intercesión por la salvación del mundo redoblará su intensidad gracias al dinamismo de nuestra esperanza. No olvidamos rezar por las víctimas de desgracias y por los cristianos perseguidos en todas partes del mundo. No olvidemos terminar nuestra oración por la conversión de los verdugos. El precio de la paz está al final del ciclo infernal de las venganzas .
También comparto con vosotros un nuevo motivo de esperanza a mi regreso de Gabón, en África Ecuatorial. He podido ver el magnífico esfuerzo de los Equipos del Rosario que, desde la capital Libreville, han salido en misión por todo el país. Se ha programado una última misión en 2015 para ir a la diócesis de Oyème, la única que no tiene Equipos del Rosario, mientras que sí los hay en las otras cinco diócesis. María nos pide visitar la población del campo y las periferias, ella que nos recibe aquí en casa.
Que todos los Equipos del mundo no olviden al pobre y aislado, al despreciado de las grandes capitales Pues todos nosotros somos misioneros, empezando por los más próximos. Los Equipos de Gabón que saludo desde aquí nos estimulan a todos en nombre de la esperanza que habita en nosotros. ¡Feliz cuaresma de esperanza!

P. Gilles Danroc, dominico
Capellán internacional

¿TENÍA RAZÓN VOLTAIRE?

https://lh5.googleusercontent.com/nYfkHeiZ19yzuvg-zoUNA2pjdI0SjNvcyZC_guaqoRyVho4Tz3Q21F0xj7yM8gt95sMoVKaTsQnbvcnD2k-LeHvbG5O9qVMPEnBa8-hmUa7Wgn-1frR2TJb8tg
Fr. Salustiano Mateos
Nuestros conventos están poblados de personas cuajadas de años, con historias muy enjundiosas, cargadas de entrega y servicio a la cause del evangelio que no es otra que haber vivido para ayudar, acompañar y apoyar a los hombres y mujeres desde el carisma que nos define. Pero los años se van desgastando y no es raro que, con frecuencia, nos toque asistir a despedidas de hermanos que han concluido su paso por esta tierra. No es frecuente ver a ningún fraile derramar lágrimas por quien nos ha dejado. Y es en esos momentos donde uno recuerda aquella frase, verdadera o falsamente atribuida a Voltaire, no lo sé, cuando afirmaba de los religiosos que “llegan sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse”. Ignoro cuántas comunidades de religiosos conoció Voltaire para acabar concluyendo algo tan drástico para convertirnos en seres fríos y deshumanizados.
La primera parte es verdad; tan verdad como lo es para la mayoría de las relaciones humanas. La vida, Dios, nos va llevando por vericuetos desconocidos donde vamos topándonos con personas que acaban convirtiéndose en hombres y mujeres significativos para uno. Llegamos a la vida religiosa sin conocernos. ¿Es malo? Llegamos porque creemos sentir la misma vocación, la misma llamada, y ese factor es el que nos une y nos cohesiona. El segundo elemento de la frase, vivir sin amarse, habrá que dilucidar qué es amarse. Para dejar claro el principio, hemos de recurrir a lo que nos invita la regla de San Agustín que, en sus primeras líneas, nos recuerda que “ante todo hemos de amar a Dios y después al prójimo porque estos son los mandamientos que principalmente se nos han dado”. Es decir, hay que amar ya que es lo fundamental. Lo del amor, sin embargo, es complejo, lo sabemos todos. Queremos verlo hecho realidad y para ello esperamos gestos, actitudes, comportamientos que reflejen esa actitud interior que hace que nuestro trato tenga la consideración, el respeto, la cercanía y el cariño hacia aquellos con quienes convivimos. Pero todos sabemos de lo ambigüedad que puebla ese territorio del mundo gestual. ¿Se aman los religiosos? Tengo por cierto que sí. Nos importa la vida de los demás, nos duelen los sufrimientos del otro, nos acompañamos y apoyamos en las dificultades, estamos ahí para lo que haga falta… Lo hacemos marginando gestos artificiales o expresiones untuosas que transmiten algo poco natural y que, quizá, en otros contextos tengan su sentido. Pero el amor, convertido en preocupación por el otro, es real.
¿Morimos sin llorarnos? Ciertamente son pocas las veces que he visto llorar en el funeral de un hermano; alguna vez lo he visto, sí, pero no es frecuente. ¿No sentimos dolor porque no expresamos ese sentimiento con lágrimas? Falso. Más de uno reprime el llanto, seguro. Por dentro hay lágrimas, pero soy consciente de que, con lágrimas o sin ellas, el dolor nos acompaña. Ese alguien que nos ha dejado ha sido hermano, con todos los matices que se quiera, y su ausencia deja un hueco hondo. Cuesta pasar junto a su habitación y no poder dialogar con él lo que era habitual. Cuesta rezar o cantar y sentir que su espacio está vacío. Es duro no haber podido compartir con él aquello que merecía la pena y, como ocurre en toda vida, se nos fue con la esperanza de que habría momentos mejores para hacerlo. Evidentemente no es el sentimiento que nace de la sangre; tiene otro carácter, profundo y auténtico como aquel, pero manifestado de forma discreta. Tanto nos importa quien se ha marchado que en nuestras plegarias están presentes cuantos nos han abandonado a lo largo del camino. Para algunos eso no es amor. Para otros, que medimos la realidad desde coordenadas más amplias, es una forma de expresar amor a quien quisimos y seguimos queriendo, pese a que las lágrimas no sean la manifestación expresa de ese dolor. La fe enmarca la realidad con un carácter trascendental y quien se fue sabemos que sigue vivo. Es desde esa certeza desde la que uno sigue caminando contando, en ese camino, con el recuerdo y la ayuda de quienes aquí abajo fueron, no solo compañeros, sino hermanos de verdad.
Fr. Salus
3 de marzo de 2015

Haití, una buena noticia

Editado por

Sor Gemma Morató Sor Gemma Morató
Con gran alegría he recibido la noticia de que el día 2 de marzo se inauguraba en Haití el Centro de Pediatría “Marie Poussepin”. Nuestras hermanas Dominicas de la Presentación que vivieron en propia carne el terremoto del 12 de enero de 2010, ahora tienen el gozo de ver levantado el centro de pediatría que desde hace años suspiraban. Un centro para atender a tanta niñez desprotegida era su sueño, y el Señor ha movido muchos corazones para que este sueño se hiciera realidad.
Han sido cinco años de entrega sin igual a esta población que tanto aman y que por su entusiasmo hacen amar a los que vivimos lejos de este país. Cinco años que poco a poco han visto construir grupos de casas para los damnificados, reconstruir escuelas, atender cientos de pacientes en el dispensario que dirige una de nuestras hermanas, asistir muchos pacientes en el centro de recuperación para mutilados, secar tantas lágrimas de los pobres que perdieron lo poco que tenían y especialmente a sus seres queridos, ayudar a recobrar la esperanza perdida ante tanto desastre.
Este es el milagro de la caridad, de la compasión de todos aquellos que no pasaron de largo ante el dolor ajeno. GRACIAS A TODOS LOS QUE COLABORARON.Texto: Hna. María Nuria Gaza.

OFERTAS DE FELICIDAD EFÍMERA
"La hojita" En el N. 76 que corresponde al mes de Marzo de 2015
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh71AgjS0kjeRpTWGmAKDX2tA3Gxcpodnf-T6l-Lhjxpb_VBG6LU2aXZZ-WIbf3p4iCNzEr6CFBJsBOlfpWiHXEUy-AoQdrc9nfruHd5QkCy77IXVV1qVod600hbdJBt5uY0Y02-m6O2A4/s1600/Angel+P%25C3%25A9rez-padre+de+la+pe%25C3%25B1a-4.jpg
Fr. Ángel Pérez Casado
En las entrañas más profundas de nuestras vidas, llevamos un deseo permanente de búsqueda de la felicidad. Hay momentos en que parece que la hemos tocado con la punta de los dedos, o incluso que la hemos alcanzado. La experiencia humana nos dice, que la felicidad no se nos da de una vez para siempre, sino que las cotas más auténticas y duraderas de felicidad han supuesto un generoso y perseverante esfuerzo... Y aún así siempre nos quedará una ventana abierta para colmar nuestros ilimitados deseos de una manera definitiva.

Esta necesidad de felicidad, es bien conocida por los centros de poder y de comunicación de nuestra sociedad, que a través de sus potentes medios de propaganda hacen ofertas de felicidad, tan rápidas e intensas, como efímeras o engañosas. Gran parte del comercio y de los espectáculos de todo tipo: deportivos, musicales, juegos de azahar y de ocio..., degradan y utilizan hábilmente nuestros mejores deseos a favor de sus intereses económicos, que en algunas ocasiones generan violencia, o crean mitos vulgares de la canción o el deporte... En otras sin escrúpulo alguno, engañan descaradamente con el lucrativo negocio de la droga, la prostitución, la corrupción económica..., en la que caen atrapados los seres más indefensos de nuestra sociedad.

Ante todo hemos de ser conscientes, que la verdadera felicidad mientras peregrinamos por esta tierra se mueve dentro de unos límites o limitaciones que debemos aceptar. El esfuerzo y la lealtad por alcanzar la pequeña y sencilla felicidad de cada día, aparte de sosegar y darnos la paz de nuestro espíritu, es a la vez señal y estímulo que nos conduce al encuentro con el Dios de la Vida Eterna, de la Bondad Plena y del Amor Ilimitado. Somos seres creados y limitados destinados a encontrar la plenitud de nuestros mejores deseos con el Dios Creador, que nos ha hecho participes de su naturaleza divina.

En este tiempo previo a la Semana Santa, y en referencia a lo que acabamos de decir, sería bueno que tuviéramos presentes las palabras de Jesús: “Si alguno tiene sed que venga a mí y beba.” Y estas otras: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas sino que tendrá luz de vida.”

LAICOS DOMINICOS
Viveiro


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3º DOMINGO de CUARESMA “B”

8 de marzo de 2015



D. Félix García O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo)


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN   2, 13-25
En aquel tiempo se acercaba la pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre". Sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: "el celo de tu casa me devora". Entonces intervinieron  los judíos y le preguntaron: "¿Qué signos nos muestras para obrar así?” Jesús contestó: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré.” Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo ¿y tú lo vas a levantar en tres días?” Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, Y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

COMENTARIO:
 Nos encontramos  hoy con Moisés que baja del monte con la Ley del Señor. Una ley sencilla, sin complicaciones que se  puede traducir desde el principio como amar a Dios y al prójimo sobre todas las cosas algo sencillo, básico, que después los hombres  nos hemos  ocupado de comentar, aumentar, precisar, complicar y hacer que una ley,- que  no se aleja de la ley natural-, se vuelva enrevesada, compleja, casi incumplible. Tendrá que venir Cristo para volver a decirnos que  lo importante es el amor, no las normas. En palabras del propio San Juan: “ama y haz lo que quieras”, no  porque puedas dar rienda suelta a tus caprichos, sino porque el amor te  impedirá hacer el mal.

En el Evangelio de hoy encontramos a un Jesús un tanto insólito, violento, dispuesto a desalojar el templo, derribar el culto tradicional e iniciar la nueva forma de relacionarse con Dios. Parece que Jesús nos está  invitando a abandonar el templo y lo que supone de estructuras rígidas, de un lugar fijo donde mora Dios, para abrir la puerta al Dios Padre amoroso con el que el hombre se deberá relacionar en espíritu y en verdad.
El hombre no necesita magníficas construcciones donde encontrar a Dios. El templo puede ser  un ambiente acogedor, tranquilo, donde el hombre pueda encontrar el silencio que le permita descubrir al Dios que mora en su corazón y nunca será un espacio exclusivo donde tomar contacto con la divinidad. No es necesaria una construcción, basta con que el espíritu esté abierto y dispuesto a encontrarle y establecer un diálogo íntimo con Él.
Jesús ha enarbolado el látigo que despoja de adherencias la vida del espíritu. Podemos quedarnos en lo gráfico del relato y seguir pensando en lo malos que eran los  judíos –pérfidos judíos hasta hace poco en la liturgia del Viernes Santo- y dejar que el mensaje que contiene pase desapercibido, quede oculto, no nos interpele ni intranquilice.
O bien podemos aplicar la censura a todo aquello que los hombres hemos ido añadiendo a la Palabra, derribar las mesas cambistas del dinero que pretende comprar a Dios, arrojar fuera los rebaños de incongruencias con las que damos culto y nos quedamos tan a gusto, para empezar a ver el rostro verdadero de Jesús, alejado de rituales, abierto el corazón para derramar el amor de Dios a la humanidad. Esto es  lo que Él quiere, aunque es posible que la parafernalia que rodea algunos cultos oculte la Palabra y la faz de Dios a los hombres que nos contemplan y, tal vez, a nosotros mismos.
Nos quejamos por que los templos, nuestros templos, se quedan vacíos, pero es posible que debamos entonar un “mea culpa”, porque puede que seamos nosotros, los que nos decimos devotos cristianos, los que presentamos un Dios tan deforme, tan hecho a medida humana, tan cruel y vengativo o tan papanatas, que no resulta creíble ni para nosotros mismos, aunque nos quedemos muy tranquilos porque al cielo, lo que se dice al cielo, iremos los de siempre, y eso ya le tenemos comprado..
Hagamos que Dios more en nosotros y sirvamos de luz a los que nos rodean para que ellos también puedan despojarse de sus quincallas y  podamos todos llegar limpios y abiertos a la Pascua. Jesús nos lo pide en este domingo. 
D.  Félix García  Sevillano, OP.


VÍDEO DE HOY:

Entrevista a Joan Coscubiela: Las organizaciones de trabajadores en el nuevo escenario

Creado el 3 marzo 2015 por CiJ
Cristianisme i JustíciaCon motivo de su paso por el seminario social interno de Cristianisme i Justícia en el que este año abordamos el tema del trabajo desde diferentes perspectivas aprovechamos para hablar con Joan Coscubiela, sindicalista y político, sobre cómo organizar a los trabajadores y trabajadoras en el nuevo escenario socioeconómico.

Joan Coscubiela - Las organizaciones de trabajadores en el nuevo escenario


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