(Dominicas Trujillo)- Orando con nosotras y entre nosotras.
La visita del P. Ángel era esperada por este puñado de monjas
Dominicas desde hace mucho tiempo. D. Julio Millán Medina, Sacerdote y
colaborador suyo en su gran obra de "Mensajeros de la Paz", ha hecho
posible este encuentro.
La primera toma de contacto fue precisamente en el coro para
participar en el canto oracional de Vísperas donde en el comentario que
posteriormente nos hizo el Padre Ángel después de la proclamación de la
lectura breve, había experimentado una gran emoción por estar
participando en una celebración cantada de la Liturgia. Esa tarde el
Himno hacía la larga narrativa de la obra creadora de Dios, donde el
coro repetía una y otra vez: "Y vio el Señor que las cosas eran buenas",
y es que esto encajaba perfectamente en el P. Ángel que tiene una mirada, unos ojos interiores desde donde todo lo ve y lo descubre como bueno; esto se palpa en él a través del diálogo, por eso es tan positivo.
Desde ahí se explica cómo un hombre en contacto con la humanidad sufriente, entre campos de refugiados, la realidad de las guerras
etc, pueda ser capaz de ver todo lo bueno que Dios ha dejado caer sobre
cada ser humano. Cómo conjuga y unifica la realidad doliente con la
belleza oracional de alabanza al Creador; su mismo rostro y su sonrisa,
te hablan de Dios y de su pasión por el hombre.
Él mismo es un hombre que se emociona y se estremece, que jamás utiliza el singular,
que siempre habla en plural, aunque solo él haya ido en un momento
determinado a un lugar concreto del planeta, siempre puntualiza:
"nosotros hemos estado", nosotros queremos hacer...
En la recreación de la noche las preguntas de las hermanas se
sucedían unas a otras, aquello parecía más una rueda de prensa que una
recreación monástica. El P. Ángel, por su parte, respondía a todas
nuestras preguntas con la rapidez que le caracteriza. Tiene una agilidad
mental que corre para darte su respuesta. Todas nuestras preguntas
recaían sobre "Mensajeros de la Paz". Nunca habíamos tenido la
oportunidad de tener una información tan de primera mano, aunque
nuestra comunidad siempre ha estado muy vinculada a Mensajeros a través
de D. Julio Millán.
Era enriquecedor constatar la doble realidad de la vanguardia y la retaguardia en la Iglesia:
El Padre Ángel deposita en la fuerza intercesora de las orantes todo
el quehacer de su tarea humanitaria. Nos decía que le gusta acercarse a
estos lugares de oración para cargar las pilas de su energía
espiritual y contactar en la fe con quienes tienen como tarea
prioritaria en la Iglesia contemplar el ROSTRO de Dios. Nosotras
manifestábamos que la contemplativa necesita el contacto con quienes
palpan de cerca como el P. Ángel las heridas de la humanidad para vivir
con un corazón herido.
Nuestra Comunidad agradece al Señor este paso breve pero rico en
vivencias del P. Ángel. Su bondad y su encanto hacen el diálogo tan
grato como cordial. Aquí tiene, P. Ángel, una clausura. Y en ella unas contemplativas que ensanchan los espacios de la misma para hacer de ella una explanada internacional donde poder acoger toda esa humanidad a la que dan calor y acogidausted y "MENSAJEROS DE LA PAZ".
Aquí caben todos los rostros que pueblan la faz de la tierra porque la clausura es el claustro de la humanidad desde donde se propician todos los encuentros amorosos con DIOS.
Un olvido comunitario que no nos perdonamos fue que teníamos
preparado el libro de visitas del Monasterio para que en él firmara y
estampara sus sentimientos el P. Ángel como constancia de su visita. En
la recreación de la noche nos dimos cuenta que el libro estaba en el
sitio donde esperaba ser abierto para la pluma del P. Ángel. Esto le
compromete a volver a las Dominicas extremeñas para volver a vivir
nuevas vivencias y firmar... ¡Le esperamos de nuevo Padre!
Fuente: Religión digital
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