El
secretario de la conferencia episcopal inaugura las conversaciones de San
Esteban
Gil Tamayo: “El papel de la
Iglesia no es de un actor político”
La
institución eclesial debe animar a laicos y familias a participar en la vida
pública, afirma el portavoz de los obispos
Gil Tamayo,
en la apertura de las Conversaciones de San Esteban | Fotos: Juan Antonio
Mateos
En la primera sesión de las conversaciones de San
Esteban, el Secretario de la Conferencia Episcopal
Española, don José María Gil Tamayo ha intervenido sobre la
presencia pública de la Iglesia española. La sala Capítulo Nuevo de San
Esteban estaba completamente llena, le acompañaba en la mesa al
ponente, el obispo de Salamanca don Carlos López Hernández y el
director de las conversaciones fra. Juan Manuel Almarza, que realizó la
presentación.
La intervención comenzó subrayando el papel
evangelizador de la Iglesia desde sus orígenes, que tiene también unas
consecuencias culturales como se aprecia en las torres de la ciudad de
Salamanca. Será el Concilio Vaticano II quien ha desarrollado ese papel de una
manera más plena con importantes consecuencias para nuestro país desde el punto
de vista eclesiástico, teológico, litúrgico, en el sentido comunitario y parroquial. Pero
será la labor de los últimos pontífices como Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto
XVI y Francisco, quienes han impulsado y recuperado el brío
evangelizador. Serán la exhortación apostólica Evagelii nuntiandi de
Pablo VI, la labor del papa viajero con la llegada a España en 1982 empezada la
democracia y el empeño de tener presenta a Dios y a la razón en un mundo
fuertemente secularizado, son unos hitos importantes en ese proceso
evangelizador, razón de ser de la Iglesia
Este proceso secularizador, así como la presencia
mediática de la prensa o del mundo digital, la crisis económica, la codicia y
la ausencia de valores, carencias profundas en nuestra convivencia, fuerte
desempleo que afecta a los grupos más jóvenes, están influyendo en la forma de
vida. Se cuestiona la fe de los creyentes, dando unos nuevos valores al
matrimonio, a la concepción, al sentido de la vida, a las relaciones
humanas, a la religiosidad de la persona, reduciéndola a lo más privado
de su existencia. La iglesia intenta estar presente en estos momentos duros de
la sociedad y con los grupos más desfavorecidos a través Cáritas, Manos Unidas,
en una sociedad más desigual.
Desde aquí, la Iglesia reclama una presencia en
el espacio público. Su labor en la Transición Española fue ejemplar, promocionando
la presencia y la participación en la vida pública de los católicos españoles.
Pero el papel que reclama la Iglesia no es político, desde la llegada de la
democracia se ha negado a crear un partido católico, sino que promocionan la
reconciliación y la convivencia, destacando la figura del cardenal Tarancón. Es
necesario activar la participación de los católicos en el ámbito público en
consonancia con su fe y aprender de la historia reciente, donde los católicos
eran poco activos en la vida pública.
El papel de la Iglesia no es de
actor político, sino participar en ciertos ámbitos. Uno de ellos es animar la
participación de los laicos católicos en consonancia con la doctrina social
de la iglesia. La presencia de los laicos católicos no tiene que quedar
reducida a los templos, a las cofradías y procesiones, sino hay espacios más
amplios como asociaciones sociales, culturales y universidades. Esta
presencia debe hacerse sin pesimismo y con la alegría del Evangelio. El laicado
deberá ser corresponsable con la misión, no fomentando el clericalismo, sino
estar presente en la cultura y la sociedad e intentar transformar el mundo.
Para eso es importante el asociacionismo de los laicos, tomando como base la
parroquia, pero ampliando su espacio y salir a las fronteras de la sociedad, la
cultura, la vida. La Iglesia tiene vocación de calle, salir a los
caminos y estar presentes en las periferias de nuestra sociedad.
Otro ámbito en el que la Iglesia quiere estar presente
es la familia, tiene derechos propios y originarios, subrayando la gramática de
la vida o de la ley natural. La familia ocupa el centro de la vida social,
defendiendo el valor de la vida, del matrimonio, así estar cerca de los más
necesitados. La familia juega un papel fundamental en la Iglesia, es un
sacramento, un signo del amor y la unidad, teniendo para ella palabras de
misericordia y consuelo.
El marco de la Constitución Española es aconfesional,
no desarrolla el laicismo. El hecho religioso es un elemento importante y
necesario para ser humano, no rompe la convivencia social. El hecho
cristiano es el de la concordia y la colaboración, como lo demuestra la labor
de Cáritas, la labor de numerosas Parroquias, como su presencia en barrios y
pueblos, la labor en la educación. La Iglesia quiera transmitir el mensaje del
Evangelio a los católicos y a todos los que quieran escuchar.
José María Gil Tamayo es Secretario de la Conferencia
Episcopal. Nacido el 5 de junio de 1957 en Zalamea de la Serena (Badajoz),
desde su ordenación sacerdotal en 1980, al clero de la Archidiócesis de
Mérida-Badajoz, en cuyo Seminario realizó los estudios sacerdotales,
licenciándose posteriormente en Estudios Eclesiásticos en la Facultad de
Teología de la Universidad de Navarra. Es periodista, fue durante 13 años
Director del Secretariado de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la
Conferencia Episcopal Española y ha coordinado la programación religiosa en
Televisión Española (TVE) y en Radio Nacional de España (RNE).
Juan Antonio Mateos Pérez
Área Socioreligiosa de SALAMANCArtv AL DÍA
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