La posada del silencio
El texto de hoy
A la sombra de tus alas escóndeme
A veces entrar en la noche es entrar en un espacio de dudas, de incertidumbres, de temores.La noche puede evocar la agitación, todos los miedos de la vida. Por eso: “a la sombra de tus alas escóndeme”.
En la presencia del Dios de nuestro corazón, del Dios de la Vida, no hay nada que temer. Dios no es un Dios de miedos, es un Dios de confianza.
Ni por nuestras flaquezas, ni por nuestras debilidades, no hay que temer por nada, “A la sombra de tus alas.”
El Dios de nuestra vida sabe disimular, sabe cubrir nuestras posibles deficiencias, nuestros temores, nuestras dudas. Dios disculpa nuestra limitación, nuestra posible mediocridad. Todo lo comprende, todo lo abraza, todo lo ama, “A la sombra de tus alas...”.
Confía en que esto es así y entrarás en la noche del descanso, en la noche del sosiego, en la calma. La noche en la que se va a regenerar toda la energía desgastada.
“A la sombra de tus alas escóndeme.”
MAÑANA ES:
San Martín de Porres
Perfil histórico
San Martín de Porres nace en Lima el 9 de diciembre
de 1579, hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de
Calatrava y de Ana Velázquez, negra libre panameña. Juan de Porres
marcha a Guayaquil, Ecuador, comisionado por el Virrey Don García
Hurtado de Mendoza. Allí reclama a sus dos hijos que salen para Ecuador.
Años más tarde, Don Juan Porres es nombrado Gobernador de Panamá por lo
que los niños, Martín y Juana, regresan con su madre a Lima; es el año
1590, Martín tiene once años. A los Doce Martín está de aprendiz de
peluquero, y asistente dentista. La fama de su santidad corre de boca en
boca por la ciudad de Lima.
Conoce
a Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de
virtudes. Le invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del
Rosario.
La legislación de entonces impedía ser religioso por
el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresa como Donado,
pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la
humildad, la obediencia y un amor sin medida.
San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: “Pasar desapercibido y ser el último”.
Su anhelo es seguir a Jesús de Nazaret. Se le confía la limpieza de la
casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es de todos
comprendido. Un día cortaba el pelo y hacía el cerquillo a un
estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda
en insultarle: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa
sonrisa.
San Martín lleva dos años en el convento, hace ya
seis que no ve a su padre, éste le visita y… después de dialogar con el
P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín sea
hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 San Martín de Porres se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: “Se
ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a
españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular
amor”. La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los pobres”.
San Martín de Porres es un amor desbordante y
universal. Su hermana Juana disfruta de buena posición social, por lo
que, en una finca de ésta, da cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio
acoge a perros, gatos y ratones.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa
en sorpresa. El Superior le prohibe realizar nada extraordinario sin su
consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le
grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir
permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados pos su
docilidad. Su vida termina en loor de multitudes el 3 de noviembre de
1639.
Semblanza Espiritual
Juan XXIII sentía verdadera devoción por San Martín
de Porres, una pequeña imagen de marfil preside la mesa de su despacho y
él mismo lo canoniza el 6 de mayo de 1962.
San Martín de Porres ve confirmado en su persona el Evangelio: “El que se humilla será ensalzado”.
Este hombre que sintonizaba con la oscuridad de su piel y que
disfrutaba en Dios al verse humillado y postergado, pasados los siglos
será un Santo que centre en su persona los dos continentes: Europa y
América, San Martín es querido por todos, invocado por ricos y pobres,
enfermos y menesterosos, por hombres de ciencia y por ignorantes. Su
imagen o su estampa va en los viajes, está en las casas y en los
hospitales, en los libros de rezo y en los de estudio. Todo porque fue
humilde, obediente, y, como dijera Juan XXIII, “Es Martín de la Caridad”.
A nadie extraña que sea Patrono de los Hermanos Cooperadores Dominicos,
del Gremio de los Peluqueros, de la Limpieza Pública, Farmacéuticos y
Enfermeros. Una Congregación sudafricana le tiene por abogado: Son las
Hermanas Dominicas de San Martín de Porres y muchos más. Todos ellos se
gozan de que “Fray Escoba” sea su patrono y su ejemplo.
IGLESIA DE SAN ESTEBAN
DOMINGO, 3 DE NOVIEMBRE DE 2013, 13,00 horas
EUCARISTÍA DOMINICAL, se celebrará el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal de Fr. Alberto Escallada Tijero, OP y el 25 aniversario de la ordenación sacerdotal de Fr. Ricardo de Luis Carballada, OP, actual Prior del Convento de San Esteban.
EUCARISTÍA POR LOS DIFUNTOS DE LA ESCUELA:
El próximo lunes, día 4 de noviembre, a las 19,00 horas, en
la capilla de Sotomayor
Exposición Iribertigui, el sermón de la belleza
Sala de exposiciones "SANTO DOMINGO DE LA CRUZ"
JUEVES 7 DE NOVIEMBRE
El Sermón de la Belleza, muestra homenaje al Dominico Miguel Iribertegui
El objetivo de la exposición es “recordar la figura y predicación de Miguel a través de su arte y su obra”, señala el P. Ricardo de Luis Carballada, prior de los Dominicos de Salamanca. El P. Miguel no quiso en vida hacer ninguna exposición pública de su obra. Ahora podremos contemplar la belleza de su legado.
La muestra ha sido expuesta en León y Valladolid y llega ahora a Salamanca donde se incorporaran piezas nuevas no exhibidas anteriormente, como dibujos y bocetos cedidos temporalmente para esta exposición por las instituciones y particulares que las custodian.
El navarro Iribertegui estudió y vivió muchos años en Salamanca donde se le recuerda con cariño por su carácter humilde y alegre. Un teólogo amante de la música, la poesía, la pintura y la escultura que ha dejado una vasta obra escrita junto a su producción artística. Por eso, coincidiendo con la exposición se va a celebrar un ciclo de conferencias los días 20 y 21 de noviembre, a las 20.00 horas en la Sala de la Palabra del Teatro Liceo, en las que se analizará el discurso estético y el musical del P. Iribertegui.
Además, en el diciembre se presentará la publicación: Antología. El discurso poético de Miguel Iribertegui y se celebrará la mesa redonda: Noticia de Dios. El discurso estético-teológico de Miguel Iribertegui.
Academia de Santo Tomás: Las
matemáticas en el mundo antiguo. Egipto, Mesopotamia y Grecia.
Arturo Álvarez,
profesor de la Facultad de Matemáticas, de la
Universidad de Salamanca.
Universidad de Salamanca.
Fecha: Día 7 de noviembre, jueves, a las 19:30 horas.
Lugar: Convento de San Esteban (PP. Dominicos), en una de
las aulas de clase.
Tema: Las matemáticas
en el mundo antiguo. Egipto, Mesopotamia y Grecia.
EXPOSICIÓN EN EL MUSEO:
El museo de nuestro convento, en una de sus salas alberga una exposición temporal de "La imprenta del Convento de San Esteban de Salamanca".
En ella, se pueden apreciar una muestra de los libros impresos en San Esteban. Cuenta con paneles informativos explicando la historia y la evolución de esta imprenta, además de poder admirar los diferentes libros del siglo XVI impresos en esta casa, sus portadas, letras capitales, detalles decorativos de los libros con su información pertinente a cada uno de ellos.
¡No os la perdáis!
5 de NOVIEMBRE. CONVERSACIONES DE SAN ESTEBAN.
FELICÍSIMO MARTÍNEZ: "VERDAD, SENTIDO, FE: PRESUPUESTOS Y ACTITUDES DE APERTURA".
Felicísimo Martínez es un teólogo grande pero humilde, dominico, profesor catedrático del Instituto Superior de Pastoral de la Pontificia en Madrid, y con una extensa obra. Sus últimos libros versan sobre antropología teológica y sobre la misión de la Iglesia en tiempos de crisis. Es un hombre profundo, crítico, lúcido y ponderado, al que avala su recorrido.
Felicísimo Martínez nació el 9 Julio 1943 en Prioro, un pueblecito de León, en España. Este insigne dominico se licenció en Filosofía y se doctoró en Teología y gran parte de su actividad intelectual, pastoral y docente la ha desarrollado brillantemente en Venezuela: como Director del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Católica del Táchira, Miembro del CONICIT (Consejo Nacional de Investigación Científica y Tecnológica), Miembro del Consejo Fundacional de la Universidad de Santo Domingo de Guzmán en Caracas... Desde 1990 hasta 1993 se dedicó a la actividad evangelizadora y a la animación de los estudios y la formación permanente en la Orden Dominicana en Hong Kong. En su dilatada trayectoria no ha dejado de dictar cursos y conferencias sobre Movimientos Teológicos Contemporáneos, religiosidad popular, justicia y paz, espiritualidad, vida religiosa, nueva evangelización... en Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana, México, Colombia, San Salvador, Perú, Ecuador, Chile, Brasil, Estados Unidos, España, Italia, Hong Kong, Filipinas, Taiwan, Japón, Corea... Su colaboración en numerosas revistas también ha sido constante: Studium, Nuevo Mundo, UCABET, Ateísmo y Diálogo, CIDAL, Dominican Ashram (India), Teología Espiritual, Revista ITER, Testimonio, Koinonia...
Ha escrito varias obras de rigurosa reflexión y profundidad creyente. En la Editorial Verbo Divino acaba de publicar su último libro: Creer en Jesucristo, vivir en cristiano: cristología y seguimiento. Esta obra constituye una referencia imprescindible para todo aquél que busque una cristología vinculada a la vida. El autor nos ofrece una obra que pretende dar una visión íntegra y exhaustiva de la cristología actual.
Felicísimo Martínez Díez ha publicado múltiples libros, entre los que podemos destacar los siguientes: Religión, ¿para qué? (San Cristóbal 1981); Vestigios de Dios en el Mundo del Hombre (San Cristóbal 1987); ¿Acaso no son cristianos? (Caracas 1989); Liberación de la Vida Religiosa (Caracas 1989); Las mujeres en la Iglesia (Caracas 1990); Caminos de Liberación y de Vida (Bilbao 1989); Refundar la Vida Religiosa (Madrid 1994); El milagro de la esperanza (Caracas 1999); La frontera actual de la vida religiosa (Madrid 2000); El compromiso cristiano (Salamanca 2004); Vida Religiosa y calidad de vida (Vitoria 2005)...
CONVERSACIONES DE SAN ESTEBAN.
DEL 5 DE NOVIEMBRE AL 11 DE FEBRERO
Festividad de San Martín de Porres
Festividad de San Martín de Porres Patrón de la Bolsa de caridad de la Archicofradía del Rosario.Domingo, 03 de noviembre de 2013 a las 19:30 Rezo del Santo Rosario y exposición del Santísimo
a las 20:00h Santa Misa
Martín hermano de fe y caridad Unidos en comunidad y ya dentro del “Año de la Fe”, vivimos nuestra Fiesta Patronal en honor de San Martín de Porres. Recordamos que este año celebramos el 50 aniversario de la canonización del llamado "santo de la escoba" (el 6 de mayo), coincidiendo con el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Aquel que nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Martín fue creciendo con mucha humildad y a los doce años entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. En ese sencillo oficio conoce al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico buen teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario. Pero las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por su la raza, por lo que Martín ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por la fe, el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida. El sueño de Martín era "Pasar desapercibido y ser el último" pero Dios tenía otro plan para él. Su anhelo más profundo siempre fue seguir a Jesús. Siempre lo hemos tenido como un gran modelo de fe y caridad. El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres". Pronto la virtud del mulato dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Un día Martín enferma y él dice que de esa enfermedad moriría, cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639. El Papa Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por El Papa Juan XXIII en 1962.
Fecha Inicio:03/11/2013 12:52:58
Fecha Fin:03/11/2013 22:52:58
Lugar:IGLESIA DE SAN ESTEBAN
Gira Internacional de Maritze Trigos
Maritze Trigos es una dominica colombiana, de la Congregación
de Dominicas de La Presentación. Es una defensora infatigable de los
Derechos Humanos y reivindicadora de la Memoria de las víctimas de la
violencia en Trujillo (Colombia). En dos ocasiones ya estuvo en España y
Acción Verapaz organizó en ambas ocasiones giras informativas sobre el
tema de las violaciones de los Derechos Humanos. La noticia que ahora
recogemos y difundimos es la de su presencia en Bruselas, para hacer la
misma denuncia en la Comunidad Europea, y otros países de Europa. Por
eso esta nueva presencia en el viejo continente es una buena ocasión
para recordar la causa por la que esta mujer lucha con un vigor
admirable.
Este es el mensaje que nos envía:
“Un saludo fraterno. Compartimos algo de esta gira e incidencia en el Parlamento europeo. Nos han escuchado atentamente, se han impactado por los casos horribles, hemos logrado cercanía. Ya veremos… Muy difícil, la incidencia, priman intereses económicos, relaciones diplomáticas…
Calendario:
Todo el cariño”
Este es el mensaje que nos envía:
“Un saludo fraterno. Compartimos algo de esta gira e incidencia en el Parlamento europeo. Nos han escuchado atentamente, se han impactado por los casos horribles, hemos logrado cercanía. Ya veremos… Muy difícil, la incidencia, priman intereses económicos, relaciones diplomáticas…
Calendario:
Miércoles 23: DDHH Unión Europea; Organizaciones sociales; Comisión europea con Partidos socialistas
Jueves 24: Comisión Económica y
Desarrollo de Parlamento Europeo para América Latina; Amnistía
Internacional; Comisión de Seguridad para Defensores DDHH.
Viernes 25: En Parlamento europeo, en la Comisión DDHH: irán de visita a Bogota.
Sábado 26: En Brujas. Hemos estado
felices yo y mis compañeras, unidas; nos han escuchado, se ha hecho
sensibilidad....Hemos planteado problemas gruesos: paramilitarismo, TLC,
Tierra, Ley de víctimas, Impunidad, ataque a Defensores DD. HH.,
sindicalistas....
Domingo 27: Salimos para Suecia hoy domingo; luego a Holanda.
De las compañeras y de mi parte, un fuerte abrazo, sigan orando; El Espíritu Santo buen aliado.....Todo el cariño”
Maritze Trigos
Encuentro DDHH 2013
XIV Encuentro en el Área de los Derechos Humanos
EL DERECHO A LOS SERVICIOS SOCIALES
Sábado, 30 de Noviembre de 2013
Centro de Día San Martín de Porres
C/ Costanilla de los Desamparados, 17
28014 Madrid
Metro Antón Martín
Centro de Día San Martín de Porres
C/ Costanilla de los Desamparados, 17
28014 Madrid
Metro Antón Martín
Bernardo Cuesta fue una de esas personas en las que palabras y hechos, pensamiento y acción, estuvieron indisolublemente unidos. No sólo fue un guía intelectual, sino también un maestro de vida, alguien que abrió caminos, señaló a través de su pensamiento y su acción, rutas por las que vale la pena seguir caminando.
20 de septiembre de 2013
Éste es el hilo conductor de la publicación: descubrir las sendas de pensamiento y de acción que él siguió de manera lúcida y coherente. Mostrar que su modo de entender la Iglesia -que siempre consideró su hogar-, el mundo en el que vivió, la Orden a la que amó y mostrar también que su modo de implicarse en ellas y de responder a los problemas y desafíos que dentro de ellas se plantean, siguen siendo válidos y marcan rutas a seguir.
A partir de estos objetivos está estructurado el libro, que tiene tres partes: La primera parte, Semblanza, recoge la excelente síntesis biográfica que Juan Huarte, amigo y compañero, publicó en la revista Ciencia Tomista. Es muy completa y resume perfectamente la trayectoria vital de Bernardo.
La segunda parte, Pensamiento de Bernardo, es la más amplia y recoge algunos textos de Bernardo que expresan su visión de la vida y de algunos problemas que le preocuparon mucho y a los que dedicó estudio y reflexión. Tiene cinco capítulos o apartados: Rutas para entender, vivir y ser Iglesia; Rutas de análisis y propuestas al mundo de hoy; Rutas para ser cristiano en un mundo globalizado y enfermo; Rutas hacia la paz y en favor de la vida; Rutas que recogen y hacen vida la tradición dominicana.
La tercera parte, Testimonios, muestran que las sendas que el abrió y siguió dejaron huellas en quienes le conocieron y animan a continuar por ellas o en la misma dirección. Estas voces o testimonios de quienes vivieron con él en la Comunidad de Babilafuente, de las gentes de los pueblos donde ejerció durante más de treinta años su actividad pastoral, de sus compañeros de fatigas en Acción Verapaz, de otros profesores… son el mejor respaldo de su trayectoria vital.
- Más información y materiales en la web de Acción Verapaz
- Adquirir en libro en la Editorial San Esteban
Descripción del libro:
DEL HAY AL DOYAutor:Colección: ALETHEIA
Esta
obra de Carlos Díaz representa una profundización en la filosofía
personalista a partir del diálogo con tres grandes autores de la
filosofía judía: Levinas, Buber y Rosenzweig.
La conclusión a la que se llega es que la vida humana se muestra como un
don, que precisamente se realiza en la propia donación del que recibe.
El sentido de la vida humana es dar el don recibido.
|
Misas por deceso del P. Orlando Húber
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Conmemoración de todos los fieles difuntos
Síntesis teológica de la celebración
El sentido pascual de la muerte de los fieles es muy evidente y su luz
se debe reflejar en los formularios y en la piedad de los fieles ante la
celebración de la conmemoración de los difuntos.
La fe de los cristianos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y en su
acción creadora, salvadora y santificadora, culmina en la proclamación
de la resurrección de los muertos al final de los tiempos para la vida
eterna. Por ello los justos, después de su muerte vivirán para siempre
con Cristo resucitado, cuando él los resucitará en el último día.
Efectivamente, como afirma San Pablo, si el Espíritu de aquel que ha
resucitado a Cristo de los muertos habita en nosotros, así aquel que ha
resucitado a Cristo de entre los muertos, dará la vida también a
nuestros cuerpos mortales por medio del Espíritu que habita en nosotros.
Cristo es el principio y causa de nuestra futura resurrección (cf. Rm
8, 11; ICo 15, 20-22; 2Co 5, 15).
Dios, que de hecho puede crear de la nada, puede también dar la
resurrección, la vida del cuerpo, pues es él mismo el que cía la vida a
los muertos y llama a la existencia lo que todavía no existe (Rm 4, 17;
Flp 3, 8-11).
La Iglesia, ya desde sus mismos orígenes, vive con la convicción de su
comunión con los difuntos y por ello ha mantenido con gran piedad la
memoria de los difuntos, ofreciendo por ellos sus sufragios. Esto se
afirma ya en el Antiguo Testamento: Es una idea piadosa y sana rezar por
los difuntos para que sean liberados del pecado» (2M 12, 45).
Nuestra oración por ellos se actúa especialmente por el ofrecimiento del
sacrificio de la Eucaristía (CM', n. 1371). También son sufragios las
limosnas, las obras de penitencia y las indulgencias, que tienen su
eficacia a partir del ministerio de la Iglesia, cuando aplica en casos
concretos los méritos o satisfacción de Cristo y de los santos (CIC, nn.
1471, 1476).
De esta forma la Iglesia puede no sólo ayudar a los difuntos,
desgravándoles de la pena temporal debida por los pecados para que
puedan llegar a la visión beatífica de Dios, sino también hacerlos
eficaces intercesores por los que aún viven (CIC, nn. 958, 1032, 1414,
2300).
De hecho, la comunión de los que aún «peregrinan» en la tierra
(«parroquianos») con los fieles que han muerto en la paz de Cristo, no
sólo no se rompe, sino que, conforme a la fe perenne de la Iglesia, se
consolida en la comunicación de bienes espirituales.
La fe ante la muerte no incluye solamente el hecho de que se puede
ayudar a los difuntos que están todavía purificándose antes de poder
entrar en la visión beatífica, sino que debe recordar fuertemente la
venida final de Cristo glorioso y nuestra resurrección corporal.
En ese «momento» se llevará a cabo la restauración de todas las cosas,
como afirman San Pedro y San Pablo (lIch 3, 19-21; Rm 11, 15) y la
resurrección de los cuerpos, y se hará el juicio a los vivos y a los
muertos, revelando el secreto de las conciencias y dando, conforme a las
obras hechas, la gloria o la condena. Será entonces cuando se forma
definitivamente el Cristo total (Ef 4, 13).
El centro de nuestra fe es la resurrección de Cristo y, por lo tanto,
nuestra resurrección personal (1Co 15, 12-14.20). La historia de esta
afirmación central de la fe cristiana ha tenido una revelación
progresiva. Consta claramente en la afirmación del segundo libro de los
Macabeos (7, 9-14), que se fundamenta en el hecho de ser Dios creador
del hombre todo entero, cuerpo y alma y, asimismo, por su alianza con
Abrahán y su descendencia, como Dios de vivos y no de muertos (Mc 12,
24.27). Cristo en su buena noticia insiste numerosas veces en que él es
la resurrección y la vida (Jn 11, 25).
Es Jesús el que resucitará en el último día a los que han creído en él y
habrán participado de su Cuerpo y de su Sangre. Aunque, después de la
muerte, el cuerpo se deshaga en el polvo, el alma va al encuentro con
Dios.
Dios en su omnipotencia, por la misma fuerza que actuó en la
resurrección de Cristo, restituirá nuestro cuerpo definitivamente a una
vida incorruptible, uniendo a él de nuevo el alma que lo «espera». Todos
los hombres resucitarán, los que hicieron el bien para una resurrección
de vida y los que hicieron el mal para una resurrección de condena (Jn
5, 29).
El cuerpo en la resurrección será tal como es el de Cristo resucitado,
un cuerpo «glorioso»» como el que contemplaron físicamente los apóstoles
de Cristo resucitado (Lc 24, 39; ICo 15, 35-37.42.53).
Para resucitar con Cristo es necesario morir con Cristo, es necesario
salir del cuerpo, como en exilio, y habitar junto al Señor (2Co 5, 8;
Flp 1, 23). Después llegará el día de la resurrección de los muertos.
Es necesario caer en la cuenta de que en el más allá no existe el tiempo
tal como se «contabiliza» ,o se experimenta en la tierra, en nuestro
mundo de ahora. Por tanto, por muchos miles de millones de años
«nuestros» que esperemos la resurrección corporal, eso no cuenta
mínimamente en la felicidad mayor o menor de los bienaventurados en el
cielo, ni de los que se purifican en el purgatorio (Santo Tomás, Comm.
IV Sent. D. 5, q. 3, a.2. r. 4).
Todo este sentido positivo debe iluminar la conmemoración de los fieles
difuntos, y nuestra fe, esperanza y caridad sobre el destino definitivo
personal y el de todos los difuntos.
El momento mismo de la muerte de los fieles debe estar lleno de la fe
viva de la Iglesia. La Iglesia entrega en las manos de Dios al que va a
morir. Los cuerpos de los muertos se tratan con respeto y caridad, por
la fe en la seguridad de la resurrección, ya que es el cuerpo de los que
son hijos de Dios y templos del Espíritu Santo (CIC; n. 2300).
Igualmente la Iglesia como comunidad saluda y «despide», dice: «Salud» a
un miembro suyo antes de su sepultura y lo coloca en el sepulcro o lo
entierra (Rin-humareu) en espera de la resurrección. El nombre
castellano de «cementerio» («coemeterium», en latín), proviene del verbo
griego «koimao», «dormir» y significa materialmente «dormitorio», o
lugar donde se duerme en espera de la resurrección.
Los fieles nunca más se separarán en el futuro, porque vivirán en Cristo
y como ahora están unidos a Cristo y caminan a su encuentro, así
estarán definitivamente todos unidos en Cristo. La muerte es nuestro
encuentro con el Dios viviente. Los que han muerto en Cristo viven para
siempre (CJC, nn. 1609, 2299-2300).
Antolín González Fuente, O.P.
Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),
Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.
2 de Noviembre: DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS
Fr. Francisco García
(El duende del Perchel)
Dies irae, dies illa,
Solvet saeclum in favilla
Teste David cum Sibylla.
Quantus tremor est futurus,
Quando iudex est venturus,
Cuncta stricte discussurus!
Tuba mirum spargens sonum
Per sepulchra regionum
Coget omnes ante thronurn.
Mors stupebit et natura,
Cum resurget creatura
Iudicanti responsura.
Liber scriptus proferetur,
In quo totum continetur,
Unde mundus iudicetur.
Iudex ergo cum censebit,
Quidquid latet apparebit:
Nil inultum remanebit.
Quid sum miser tunc dicturus,
Quem patronum rogaturus,
Cum vix iustus sit securus?
Rex tremendae maiestatis,
Qui salvandos salvas gratis,
Salva me, fons pietatis.
Recordare, Jesu pie,
Quod sum causa tuae viae,
Ne me perdas illa die.
Quaerens me sedisti lassus,
Redemisti crucem passus,
Tantus labor non sit cassus.
Iuste iudex ultionis,
Donum fac remissionis
Ante diem rationis.
Ingemisco tamquam reus,
Culpa rubet vultus meus,
Supplicanti parce, Deus.
Qui Mariam absolvisti
Et latronem exaudisti,
Mihi quoque spem dedisti.
Preces meae non sunt dignae,
Sed tu, bonus, fac benigne,
Ne perenni cremer igne.
Inter oves locum praesta
Et ab haedis me sequestra
Statuens in parte dextra.
Confutatis maledictis,
Flammis acribus addictis,
Voca me cum benedictis.
Oro supplex et acclinis,
Cor contritum quasi cinis,
Gere curam mei finis.
Lacrimosa dies illa,
Qua resurget ex favilla,
Iudicandus homo reus;
huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu Domine,
Dona eis requiem
Aquel día, día de ira, reducirá este mundo a cenizas, como profetizaron David y la Sibila.
¡Cuánto terror sobrevendrá cuando venga el Juez a pormenorizar todas las cosas con estricto rigor!
La trompeta, esparciendo un maravilloso sonido por todos los sepulcros del mundo,
reunirá a todos ante el trono.
La muerte y la naturaleza quedarán estupefactas cuando resuciten las criaturas para responder a su Juez.
Saldrá a la luz el libro escrito que todo lo contiene, por el que el mundo será juzgado.
Cuando al Juez le parezca oportuno, todo lo oculto saldrá a la luz; nada quedará impune.
¿Qué podré yo, desdichado, decir entoces? ¿A qué protector invocaré, cuando apenas los justos están seguros?
Rey de tremenda majestad, que salvas gratis a quienes van a ser salvados, sálvame, fuente de piedad.
Recuerda, piadoso Jesús, que soy la causa de tu camino, no me pierdas aquel día.
Buscándome, te sentaste cansado; me redimiste padeciendo muerte de cruz; no sea vano tanto esfuerzo.
Juez que castigas justamente, hazme el regalo del perdón antes del día del juicio.
Gimo como un reo, se enrojece mi rostro por el pecado, perdona, Dios, a quien te implora.
Tú, que absolviste a María y escuchaste al ladrón, también a mí me diste esperanza.
Mis ruegos de nada valen, pero tú que eres bueno haz misericordioso que no me queme en el fuego eterno.
Dame un lugar entre las ovejas y separándome de los cabritos colócame a tu diestra.
Rechazados ya los condenados, y entregados a las duras llamas, llámame con los bienaventurados.
Suplicante y humilde te ruego, con el corazón casi hecho ceniza: toma a tu cuidado mi destino.
Día de lágrimas será aquel en que resurja del polvo
el hombre culpable para ser juzgado. ¡Perdónale pues, oh Dios,
Piadoso Señor Jesús ¡Dales el descanso!
Por nuestros hermanos difuntos, desde Santo Domingo de Granada. que descansen en paz.
Fr. Pachi, OP
ESPIRITUALMENTE Nº 1
Acerca del Amor: El
Verdadero Amor siempre duele.
Olga Vicente Campo.
Antigua Alumna de la Escuela de Teología
Cualquier tipo de Amor entre seres
humanos no está exento de sufrimiento. Nuestra propia imperfección, nos lleva a
causar heridas, incluso sin pretenderlo, en los corazones de las personas amadas,
y en los nuestros, y por la misma razón, las personas amadas hieren, a su pesar,
nuestros corazones, y los suyos.
Los tipos de heridas son múltiples, como
múltiples son nuestras limitaciones humanas: querer llenar el recipiente de la
afectividad por la falta o escasez de la misma en la infancia, no sentirse
nunca colmado, quizás por la misma razón o por una sobreabundancia afectiva,
querer recibir afecto en la misma o superior medida, solamente querer recibir
afecto, afectos que no se encuentran en la misma línea por ser de diferente
tipo, no sentirse bien consigo mismo cuando las demás personas no están a
nuestro lado, el anhelo de felicidad completa al que todo ser humano tiende …
Nuestra relación con Dios, en cambio,
puede ser diferente. Sabemos que su Amor es infinito y personal hacia cada uno
de nosotros, sin embargo, dudamos en mayor o menor medida de su Amor cada vez
que la adversidad golpea nuestra vida. Nuestro Amor hacia Él, es inconstante,
no siempre le amamos con la misma profundidad, e incluso a veces dudamos y nos
podemos llegar a preguntar si realmente le queremos, podemos negarle con el
pensamiento y quererle con el corazón, y en el peor de los casos, llegar a
ahogar su Amor dentro de nuestro corazón.
El principal Mandamiento del Cristiano
es: “Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo”, es
decir, Amar a Dios y a las personas, y a nuestro propio ser. Nuestro Amor a
Dios debe estar medido por darle el máximo de nuestras posibilidades, Dios no
nos pedirá lo que realmente no podamos ofrecerle. De igual modo, nuestro amor
hacia los demás, debe estar medido por regalar el grado más alto y la mayor
calidad de nuestro Amor. El Amor a sí mismo, debe ser también un Amor de
cuidado y respeto absoluto hacia todos los aspectos que componen nuestra
persona.
Ciertamente, Amar es compartir algo del
sufrimiento de Jesús en la Cruz, es compartir el dolor del mismo Dios que se
hizo humano y murió por nuestra salvación. Pero, también es verdad que,
renunciar a Amar es renunciar a la alegría de vivir. Dar es mucho más
importante que recibir, dar es vivir, ¿cuánta alegría de “ser y estar” cabe en
un “te quiero mucho”, un abrazo, un beso, una caricia, una mirada de ternura,
un sincero detalle …?
Amar es Vivir y Vivir es Amar, a pesar
del dolor.
© Campo.
Solemnidad de todos los
Santos y Santas de Dios
(Por: Fr.
Manuel Batalla OP) Nueva
Predicación, nueva Evangelización, significa, evidentemente, que hay novedad,
algo distinto de lo que había. Y la Iglesia –entiéndaseme bien- necesita
novedad, ser distinta. No se trata de novedad-ruptura con la Tradición recibida,
sino novedad-vuelta a los Orígenes, desnudando la Verdad, que está oculta
muchas veces debajo de tantas “verdades” que la han ido encubriendo, cuando no
suplantando.
Hemos de
reconocer que las capas que se le han adherido a la Tradición, no son la verdad,
sino añadidos que, muchas veces, ocultan la Verdad, y además nos ciegan, nos
fanatizan, nos dividen, nos enfrentan y nos alejan de la Verdad, que es Amor.
Se trata de volver a la frescura del Evangelio, tan sencillo, tan profundo y
tan humano, penetrando en él hasta llegar al encuentro con la persona de Jesús
de Nazaret, el verdadero Evangelio de Dios, que en un mismo Espíritu nos
encamina hacia el Padre, plenitud de la vida y del misterio de Dios. La
santidad es, precisamente, ese encaminarnos con Cristo en un mismo Espíritu nos
encamina hacia el Padre, plenitud de la vida y del misterio de Dios.
En la solemnidad de Todos los Santos, escuchamos de nuevo ese llamado universal a la santidad. Todos estamos llamados a la santidad, que no es un premio ni un galardón, ni una aureola, ni un podio, ni una imagen puesta en alguna hornacina… La santidad es la respuesta al llamado del Amor, el caminar perseverante sin dejar nunca de escuchar en el corazón el llamado permanente de Dios, que nos impulsa a hacer el bien a los demás, no por algún interés, sino por amor, con compasión, con misericordia, con ternura… Los cristianos hacemos ese camino, creyendo firmemente que nos va impulsando y acompañando el Señor, y lo hacemos con confianza y humildad, porque con todo y esa Presencia divina en nosotros, caminamos sin dejar de reconocer nuestras debilidades, cansancios e incluso caídas… La “aureola”, si llega, viene después, pero ya no es asunto nuestro. Además, ¿qué les importará a los hermanos y hermanas que gozan de la plenitud del amor en Dios y están inscritos en el Libro de la vida, si están o no canonizados?...
Ahora bien, ¿cómo ser santos en esta Iglesia, que usted mismo ha dicho que está tan mal?, ¿en estas sociedades donde impera el consumismo, el hedonismo y la ambición del dinero y del poder?, ¿en sociedades donde pareciera existir una gran sensibilidad hacia todos los seres de la naturaleza, menos hacia la persona humana considerada en su integralidad? ¿Por qué se hace tanto alboroto si se mata una ballena o un toro, un pájaro o un venado, y se dice tan poco ante el “asesinato” diario de seres humanos inocentes: muertos en medio de la desesperación que sufren por el desempleo, por las migraciones forzadas, por las guerras que son todas ellas injustas, por los atentados terroristas, por la pobreza extrema, por la desnutrición y por el hambre?... Sin mencionar ahora el aborto o la eutanasia, u otras realidades humanas que son tratadas como si la persona fuese un objeto más.
Pero, el Señor continúa llamando a la santidad. Y es bueno descubrir aquellos santos y santas que, aunque no hagan milagros, nos pueden inspirar para el seguimiento de Jesús. Aunque sea difícil el camino, nos resultará más fácil si somos amigos de los santos… La travesía de la existencia se hace más llevadera cuando se acierta a contar con los amigos y amigas de Dios… En este camino, es bueno fijarnos en quienes han sido y son testigos fieles del seguimiento de Jesús, muchas veces acogiéndose al dulce amparo de María, la Virgen Madre. Que Ella -Madre de la Iglesia y Reina de todos los Santos- interceda, nos acompañe y nos ampare siempre.
En busca de la felicidad
Pues sí. Ni más ni
menos, en ese camino estamos todos los humanos. Buscando la felicidad.
Si un camino, si un sentido, si un por qué tiene esto de la vida, es
ése: ser felices… Otra cosa es qué entendamos por ser felices… y ahí
vienen las confusiones… de las que nadie estamos a salvo.
En tiempos de crisis
–qué tiempos no han sido de crisis, más o menos, para más o menos gente:
hay naciones y pueblos enteros que siempre han vivido en crisis, y
también gentes y pueblos que nunca han sufrido crisis… aunque fuesen
pobres-, como digo, en tiempos de crisis parece que se agudiza más la
conciencia de lo que necesitamos, de lo que no tenemos, de lo que nos
gustaría… y por desgracia –me lo recuerda el programa Salvados
de Jordi Évole del pasado domingo- eso lo confundimos con la felicidad,
y hasta con la felicidad perdida… una que quizás nunca tuvimos, o que
al mirar atrás parece que tuvimos… Pero no se engañen. Eso de que
cualquier tiempo pasado fue mejor, me van a perdonar, es una solemne
tontería.
La vida es un camino
hacia adelante. Lo del mirar atrás ha de ser para aprender, para crecer
más, no para añorar –como algunos personajes bíblicos, la mujer de Lot,
por ejemplo, que se convirtió en sal por mirar con melancolía a
Sodoma…-. Lo que quedó atrás te ha traído hasta aquí, y te ha ayudado a
ser quien eres, pero nunca regresará. Podrá enseñarte cómo abordar lo
que viene, o al menos debería… pero los tiempos cambian, el mundo
cambia, las personas cambian… eso que es una obviedad, no siempre somos
capaces de entenderlo en su hondura: la felicidad está delante, no
detrás. Y menos mal.
Las frases de Pérez
Reverte en la dicha entrevista de Salvados, eran de una fuerza brutal y
clarividente. El problema de todo esto es que estamos deseando que pase
la crisis para volver al mismo ritmo de vida que teníamos antes… y eso
es terrible… nos convertiremos también nosotros en estatuas de sal… Y es
que es como si aún no hubiésemos abierto los ojos a dónde está la
verdadera felicidad. Una religiosa que también salía en el programa
atisbaba más… no es en tener donde se encuentra la felicidad, sino en el
amar…
Y así es. La felicidad
no está en tener. Cuando uno pone su corazón, sus deseos, sus anhelos en
las cosas… se convierte en un esclavo. De acuerdo que
como decía mi padre hay que comer, y vestir, y tener un techo… y si me
apuran hasta darse algún capricho de los que alegra el corazón… pero no
está la felicidad ahí. No está la felicidad en el consumir, disfrutar y
sentir no tienen por qué ir de la mano de tener, como la publicidad –esa
auténtica dinamita contemporánea… que puede servir para ayudar o para
destruir…- nos repite a cada rato… no, no es en el tener y el consumir
donde encontraremos la felicidad por muchas cosas que nos falten, sino
en el amar.
Y ya no hablo solo de
Dios –pese a que esta es una columna creyente obviamente-, aunque sin
duda la fe y la religión y el Dios de Jesús en el que yo creo van
precisamente en ese sentido, en el camino de la vida como camino de
sentido y de amor, y en que como siempre digo con Dios la vida es mejor
pues no orienta en esa auténtica manera de vivir bien. Pero, vivimos en
un mundo plural, hay muchos caminos para ello… el problema es que pocos
se atreven a andar uno u otros… Leo estos días un fascinante libro “Nacidos para correr”
de Christopher McDougall, que me habla de lo mismo… a cuenta del
atletismo y la afición por correr, se reflexiona sobre lo mismo… dónde
perdimos el rumbo para dejar de ser y buscar lo que éramos y lo que
queríamos ser, cuándo dejamos de buscar ser felices para pensar en tener
felicidad…
El sentido común, ese
tan poco usado -como decía Chesterton, el escritor inglés- nos recuerda
que la felicidad está en ser, no en tener… pero por mucho que nos lo
digan y nos lo repitamos nosotros mismos, parece que aún no lo hemos
terminado de asumir…
El riesgo de volverse filósofo
Fr. Juan José de León Lastra
2 de noviembre de 2013
El columnista ha dicho: “para vivir la conciencia de la muerte conviene desdramatizarla o corremos el riesgo de volvernos filósofos”. Afirmación que está cargada de filosofía. Como de poeta y de loco también de filósofo todos tenemos un poco. El poeta tiene algo de loco y mucho de filósofo. Como el filósofo necesita una dosis de locura, de ver a contrapelo, y de poeta: ver más allá de la pura evidencia la hondura de lo sentido. Es una locura hoy dedicarse a la poesía o la filosofía y querer vivir de ello. No deja de ser triste pensar que es un riesgo volverse filósofo. Suena como si dijéramos que es un riesgo volverse ser humano. Es triste decir que somos sólo aquello que nos da de comer: albañil, profesor, médico, sacerdote, jubilado… En la sociedad del pensamiento débil y fragmentado y del valor absoluto de lo económicamente productivo, se entiende que ser filósofo es un riesgo, el riesgo de perder el tiempo en naderías estériles. Pero incluso en esa sociedad es inevitable filosofar buscar las razones de las cosas, las razones hondas como decían los clásicos, las últimas causas –o las primeras, según el punto de partida de la búsqueda-. Y la muerte es un ejemplo. En ninguna cultura se ha entendido simplemente como un accidente fisiológico, un dejar de funcionar lo que funcionaba. Las preguntas sobre la razón de ella están presentes en toda cultura. Y qué puede haber después de ella ha sido la gran pregunta de toda religión. Más aún es pregunta que desencadena el sentimiento de lo religioso. Entender la vida desde la muerte ha sido inquietud de los filósofos del existencialismo de tiempos recientes. Más que desdramatizarla, hemos de saber convivir con el drama, y evitar que sea una tragedia. Para eso necesitamos filosofía y más allá de la filosofía, pero presente en su raíz, fe.
Condiciones para creer
Nihil Obstat
Blog de: Martín Gelabert Ballester, OPdomingo, 03 de noviembre de 2013 |
Cuando
a un niño le preguntan: “¿tú que quieres ser de mayor?”, muchas
respuestas suenan así: “yo, médico, como mi papá”; o: “yo, profesora,
como mi mamá”. Los niños y los jóvenes necesitan referentes con los que
identificarse, personas que les sirvan de modelos, espejos en los que
mirarse. Los padres y, por extensión, las personas más cercanas a ellos,
son el primer modelo. En muchas ocasiones, el niño termina pareciéndose
al modelo que en su infancia le sedujo. Y cuando el niño se decanta por
orientar su vida de forma distinta a la de sus progenitores, no deja
de valorar el trabajo que sus padres hicieron. Más aún, el talante, el
espíritu con el que sus padres desarrollaron su tarea, logra impregnar
la propia y distinta tarea del niño cuando se hace mayor.
Con la fe ocurre algo parecido. Necesita
un clima adecuado para nacer, creer y desarrollarse. Cierto, a veces
ocurre que de padres muy cristianos “salen” hijos no creyentes. Y a la
inversa: hay buenos creyentes que son hijos de padres no cristianos.
Pero lo normal es que los creyentes más convencidos hayan crecido en un
ambiente cristiano. Y cuando el ambiente cristiano, por las razones que
sean, no ha dado como resultado unos hijos creyentes, éstos, al menos,
se muestran respetuosos con la fe de sus padres.
El colegio católico o los maestros
católicos pueden ejercer una labor importante de cara a la transmisión
de la fe, pero el papel de la familia sigue siendo fundamental y
necesario. Cuando el ambiente familiar es sólo cristiano de nombre,
cuando la familia reduce su presencia en la Iglesia a una serie de
acontecimientos sociales (primeras comuniones, matrimonios o funerales),
el niño y el joven son bien conscientes de que la fe que dicen tener
sus padres no ha transformado sus vidas y, por tanto, de que para ellos
la fe no tiene valor.
En suma, la fe, aunque sea un don de
Dios, no nace por generación espontánea. Necesita de unos presupuestos,
de un ambiente que provoque su nacimiento y facilite su crecimiento. En
el terreno de los valores, y la fe es un valor, el contagio es el mejor
transmisor. Cierto, el contagio no es suficiente, ni imprescindible.
Pero lo normal es que se convierta en necesario. También aquí valen las
palabras de San Pablo: ¿cómo creerán si nadie les predica? Para creer se
necesita ver creer a otros.
Homilía 31 domingo Tiempo ordinario. Ciclo C. 3 de octubre de 2013. LC 19, 1-10
Fr. Ricardo de Luis Carballada
TENEMOS VISITA
Hay personas que
por ver al cantante preferido o por asistir a un partido de fútbol hacen el
esfuerzo de pasar toda la noche delante del estadio parar lograr una entrada o
un lugar en las primeras filas.
Imaginaros que a
una de esas personas se le acerca el cantante favorito o el jugador preferido y
le dice que haces ahí, toma con este pase especial te sentarás en un lugar
preferente. Podemos imaginarnos la emoción y la alegría. Podemos imaginar la
admiración que causará en sus conocidos su buena suerte.
Algo parecido le
sucede al personaje del evangelio de hoy. Se nos habla de un tal Zaqueo, un
recaudador de impuesto, que quiere ver a Jesús y Jesús le dice que irá a su
casa. Lo que a Zaqueo le ocurrió nos pasa a cada uno de nosotros cuando nos
acercamos a Jesús. Vamos a realizar una visita y somos visitados.
Muchas personas no
entienden que alguien pueda pasar la noche al aire libre por ver un
espectáculo. Quizás no entiendan las motivaciones: el deseo de nuevas
emociones, la cercanía con una persona que sabe expresar su mundo y su
sentimiento... Lo mismo le ocurre a Zaqueo. Parece que no es normal que un
hombre de su posición, un rico recaudador de impuestos se subiera a un árbol
como un chiquillo. Podemos imaginarnos que quizás Zaqueo estaba inquieto por
dentro, que no estaba satisfecho con su vida, que quería ampliar sus
perspectivas y su horizonte vital. Por eso se subió a un árbol. Porque pensaba
que había cosas más importantes que acumular dinero.
La fe comienza en
el momento en el que Zaqueo se sube al árbol. Nuestra fe comienza cuando nos
movemos en la vida. La fe no consiste en que tengamos que ser automáticamente
mejores personas. La fe comienza cuando estamos inquietos y satisfechos con
nuestra vida y buscamos una nueva perspectiva.
Zaqueo nos enseña a
buscar una perspectiva amplía. A no conformarnos con una vida convencional, a
intentar mirar hacia lo alto y hacia lo grande. El tiempo de la universidad no
debería ser sólo un tiempo para adquirir una cualificación que os permita hacer
carrera y situaros. El tiempo de la universidad es un tiempo para adquirir
perspectiva para vuestra vida. Aprovechad este tiempo para adquirir criterio
propio, para saber distinguir el bien del mal, para saber que la honradez en la
vida nos llena de más satisfacción que el engaño aunque con el engaño logremos
ventajas parciales y momentáneas.
Porque Zaqueo
estaba inquieto, Jesús fue a visitarle. El resultado de esa visita fue un
cambio de vida. La perspectiva adquirida al subir al árbol le hace ver que hay
cosas más importantes que ganar dinero. Que la vida es mucho más amplia y rica
y ahí comienza la salvación.
San Martín de Porres, hermano cooperador
0
comentarios
Se
ejercitaba en la caridad día y noche, curando y sanando a los enfermos,
dando limosna a los españoles, indios y negros, que a todos los quería,
amaba y curaba con singular amor y caridad.
Martín de Porres nació en Lima el año
1579. Sus padres fueron el caballero español Juan de Porres y la mulata
liberta Ana Velázquez. Martín es una magnifica síntesis de la
sensibilidad y sencillez de la raza negra y de las dotes organizativas y
profunda fe religiosa de los españoles. Martín entre los santos es un
testimonio del pueblo negro, maravillosamente exaltado cuando más
humillado era en el nuevo Mundo. Era ayudante de barbero-cirujano cuando
pidió entrar en la Orden de santo Domingo y fue recibido como donado en
el convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima, donde más tarde fue
admitido a la profesión de los votos solemnes en 1603. Dotado de
admirable sencillez, inocencia y fe y destinado a humildes oficios, fue
ensalzado por Dios con dones y carismas celestiales como bilocación,
levitación y éxtasis, señal de su grandísima unión con Dios. Fue
ardoroso en la devoción al sacramento de la Eucaristía y la pasión del
Redentor.
Deseaba ser misionero en el Japón para
poder derramar su sangre por la fe y, mientras, vivió plenamente
entregado a obras de caridad y servicio médico con los frailes y con los
pobres, especialmente con los enfermos. El capítulo general del año
1938 lo proclamó celestial patrono de los hermanos cooperadores. Amaba
el ayuno, las penitencias durísimas y la oración, principalmente de
noche, a ejemplo de Señor y de santo Domingo, sacando de ella las luces
que iluminaban maravillosamente sus conocimientos de la doctrina
cristiana. Estuvo unido con fraterna amistad con san Juan Macías y santa
Rosa de Lima, que acudió frecuentemente a él en busca de ayuda, y con
Francisco Solano y santo Toribio de Mogrovejo. Todos los habitantes de
América y de toda a tierra ven en su caridad universal, que llegaba a la
máxima delicadeza incluso con los animales, una señal de presencia de
Dios en los humildes y caritativos.
Murió en Lima el 3 de noviembre de 1639 y
su cuerpo es venerado en la iglesia de Santo Domingo de esta ciudad.
Gregorio XVI lo declaró beato en 1837 y fue canonizado solemnísimamente
por Juan XXIII el 6 d mayo de 1962. Son numerosos los grupos de caridad y
justicia social y los diversos oficios que en todo el mundo lo tienen
como protector. Su culto y devoción son cada vez más universales y
fuente continua de gracias corporales y espirituales.
Fuente: Liturgia de las horas, propio de la Orden de Predicadores, 1988.
San Martin de Porres (Película Completa)
VÍDEO DE HOY:
No hay comentarios:
Publicar un comentario